Corrupción:
¿Habrá remedio
para ese mal?
Noticia
publicada
algunos días
atrás en la
prensa
brasileña:
Un médico de
guardia es
sospechoso de
presentar diez
certificados
médicos
consecutivos,
entre ellos tres
falsos, para
estar 462 días
de baja por
enfermedad en la
provincia de
Bahia. En el
mismo periodo,
el funcionario
público tendría
actuado
normalmente como
director médico
en un municipio
en el interior
de la provincia.
Las
informaciones
son de la
Secretaria de la
Administración (Saeb),
que investiga
indicios de
irregularidades
en el
alejamiento del
trabajo de 526
funcionarios de
la provincia.
(…) De los diez
certificados
médicos
presentados
durante un
periodo de poco
más de un año y
medio, tres
fueron
comprobados como
falsos, conforme
la Saeb, por
medio del
peritaje
grafológico y
técnico del
Departamento de
Policía Técnica
(DPT).
Fuente: G1 Globo
–
http://goo.gl/TcdPbB
Tomemos en
cuenta el número
de funcionarios
bajo sospecha,
sólo en una
provincia, en
Bahia: 526. No
se trata de
personas
aisladas de la
sociedad, sin
empleo ni renta.
Se trata de
funcionarios
públicos que, de
una manera
general, son
admitidos a
través de
concurso y saben
perfectamente
cuál es la
remuneración
ofrecida, antes
mismo de asumir
sus puestos de
trabajo.
Ya el ciudadano
citado
inicialmente en
el noticiario es
médico, una
persona con
formación
superior, lo que
comprueba más
una vez que,
como nadie
ciertamente
ignora,
instrucción es
una cosa,
educación es
otra muy
distinta.
Los escándalos
que a todo
momento son
noticia en la
Tele no tienen
los llamados
ladrones de
gallinas como
protagonistas.
Además de que
sean personas
que, en su
mayoría,
cursaron la
universidad,
muchos tienen
vida abastada y
nadie, en
conciencia,
consigue
entender por qué
revelan tanto
apetito por
dinero!
El tema
corrupción ya
fue tratado en
este espacio en
varias
ocasiones. La
más reciente fue
en la edición
415, con el
editorial
titulado “Patria
del Evangelio,
¿para dónde
caminas?”. He
aquí el enlace:
http://www.oconsolador.com.br/ano9/415/editorial.html
Nos acordamos de
un testimonio
hecho, años
atrás, por un
amigo nuestro
que acababa de
llegar de un
viaje a Suiza,
país que él no
tenía aún
visitado
anteriormente.
Cierta mañana él
salió del hotel
para comprar un
periódico.
Cuando llegó a
un quiosco, vio
revistas y
periódicos a la
disposición del
público, la
lista de precios
estaba pegada en
local visible y
una caja para
que los
clientes, al
retirar su
ejemplar, allí
depositasen la
cuantía
pertinente. No
había nadie
próximo del
local, ni el
dueño del
quiosco, ni
policía alguna.
De vuelta al
hotel, él supo
que era así que
ocurría en la
ciudad desde
hace muchos
años, porque
allí todos se
respetaban y,
obviamente, no
avanzaban sobre
los bienes
ajenos.
Es evidente que
el amigo se
acordó de que
tal práctica no
sería posible en
Brasil, porque
en nuestro país,
infelizmente, el
amigo del ajeno
llevaría no sólo
el periódico del
día, sino todos
los periódicos,
todas las
revistas y hasta
mismo el
quiosco.
Educación… he
aquí la palabra
mágica, la única
capaz de
asegurar que el
ejemplo de Suiza
se torne una
práctica común
no sólo en
Brasil, sino en
el mundo todo,
como nuestro
amigo Aylton
Paiva, de Lins (SP),
escribió y
publicó, en la
semana pasada,
en una conocida
red social:
“La solución
para la
corrupción y
otros actos
deshonestos no
será sólo, sin
embargo
necesaria, la
punición de los
corruptos e
infractores,
pero la
educación moral,
ética que debe
empezar en la
cuna, no sólo
con palabras,
también con los
ejemplos a
partir del
hogar. Los
valores éticos
necesitan ser
cultivados en la
escuela, desde
la fase
elementar hasta
la universidad.
En el ambiente
de trabajo. En
los tratos de
negocios. En las
acciones y actos
de ciudadanía.
Moral, ética,
honestidad,
verdad,
justicia,
solidaridad son
virtudes o
valores que
necesitan ser
cultivados y
ejercidos desde
la más tierna
edad.”
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