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Año 10 - N° 461 - 17 de Abril de 2016
JORGE LEITE DE OLIVEIRA 
 
jojorgeleite@gmail.com
 
Brasília, DF (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Jorge Leite de Oliveira

La felicidad total
no existe en la Tierra... aún

 


¿Qué es la felicidad?

Según el Diccionario Houaiss de la Lengua Portuguesa, es la “cualidad o estado de feliz; estado de uma consciencia plenamente satisfecha; satisfacción, contentamento, bienestar [...] f. eterna bienaventuranza, salvación eterna”.

De acuerdo con Yuval Noah Harari (2015), nunca estamos satisfechos con el progresso humano. El homo sapiens, nuestro actual género y especie humana, está en la Tierra hace 200.000 años, pero solamente en los últimos 70.000 años predominó sobre la última espécie del género Homo, la de neanderthal, que se extinguió hace 30.000 años después del surgimento de la actual humanidad. Aún restaba otra especie, la del Homo floresiensis, extinguida hace 13.000 años, cuando solamente restó el Homo sapiens.

En los últimos quinientos años, sin embargo, ahora citado por mí, también, como sapiens, que cambiaron completamente los hábitos de esos seres primates, así denominados por su parentesco com los chimpancés, con algo que los diferenció de esos primates hace seis millones de años.

Hace 70.000 años, el sapiens realizo la primera gran revolución, que lo diferenciaba de todos los demás primates: la revolución cognitiva. Pero hace 12.000 años, dejamos de ser “cazadores colectores”, creamos la agricultura, nuestra segunda gran revolución. Con la revolución agrícola, cambiamos los hábitos nómadas, creamos asentamientos permanentes y domesticamos plantas y animales.

Lo que el doctor autor supracitado ignora, voluntariamente o no, es la existencia de três principios universales: Dios, causa inicial de todo lo que existe, desde siempre, pues “la nada no existe”, el espíritu y la materia. Esa es la “trinidad universal” como consta em las preguntas 23ª) y 27 de El Libro de los Espíritus, de Kardec (2013), “trinidad” que Harari insiste en ignorar en su obra, por señal muy buena, si consideramos sus estudios apenas em lo que se refiere a la evolución biológica del ser humano.

“¿Pero somos más felices?”

De acuerdo con Harari (2015), los primeiros reinados surgieron hace cerca de 5.000 años, así como la escritura y el dinero, como forma de sustitución del trueque o intercambio. En seguida, surgieron los impérios, la moneda “universal”. Surge, aún, el Politeísmo, que es la creencia en vários dioses, y, em la India, hace cerca de 2.500 años, aparece el Budismo, la “verdad universal” para librarnos del “sufrimiento”. El Judaísmo da origen al Cristianismo y al Islamismo, como creencias em um sólo Dios.

En los últimos quinientos años, ocorre la “Revolución Científica”, con las conquistas de América y de otros continentes, y el capitalismo passa a influenciar a toda la humanidad. Hace poco más de 200 años, Inglaterra promueve la “Revolución Industrial” y, desde entonces, el Estado y el mercado sustituyen la família y la comunidade, según Harari (2015). Entre tanto, pregunta esse doctor en historia, especialista en historia mundial y professor de la Universadad hebraica de Jerusalém: 

 

¿Pero somos más felices? ¿La riqueza que la humanidad acumuló en los últimos cinco siglos se traduce em contentamento? ¿El descubrimiento de fuentes de energia inagotables abre delante de nosotros depósitos inagotables de felicidad? ¿Volvendo aún más em el tiempo, los cerca de 70 milenios desde la Revolución Cognitiva volvieron al mundo un lugar mejor para vivir? El falecido Neil Armstrong, cuya pisada continua intacta en la Luna sin viento, ¿fue más feliz que los cazadores-colectores anónimos que hace 30 mil años dejaron sus marcas de mano en una pared en la caverna de Chauvet?

Objetivo de la encarnación

La creación de los seres vivos y, en especial, del hombre, deriva de la necesidad de la evolución universal, cuyas leyes obligan todo lo que existe a evolucionar, en un encadenamiento del átomo al ángel, según la respuesta de un espíritu a Kardec (2013, q. 540). Los espíritus superiores esclarecen a Kardec (2013, q. 85 y 86) que el mundo normal primitivo es el mundo espírita, eterno preexistente y sobreviviente a todo. El mundo corporal es secundário y puede hasta incluso dejar de existir, o nunca haber existido, sin que eso alterasse la existencia del mundo espírita.

El objetivo de la encarnación del espíritu es alcanzar la perfección (op. Ct., q. 132), pero lo que es eterno, en nosotros, es el alma, o espíritu encarnado. El cuerpo tiene vida efímera.

El espíritu Emmanuel nos disse que cada existencia es como “un libro” que estamos escribiendo, y cada día es como “una página” de esse libro. “Cada hora es una afirmación de” nuestra “personalidade, a través de las personas y de las situaciones que” nos “buscan” (XAVIER, 2008, p. 16).

Em cuanto no alcanzamos la perfección, no tendremos la completa felicidad, em el cuerpo físico, aunque reunamos las cinco condiciones más codiciadas por toda persona: juventude, beleza, salud, dinero y poder.

Entre tanto, cuando practicamos la Ley de Dios, estaremos disfrutando de la “felicidad tan grande lo comporte [nuestra] existencia grosera”, afirmaron los espíritus superiores (KARDEC, 2013, q. 921).

¿Qué es preciso para ser felices?

E cuanto a la felicidad em el mundo espiritual, nos enseñan los espíritus que ella consiste en los Buenos espíritus. 

 

[...] conoceran todas las cosas, en no sentir ódio, ni celos, ni envidia, ni ambición, ni cualquiera de las pasiones que ocasionan la desgracia de los hombres. El amor que los une les es fuente de suprema felicidad. No experimentan las necessidades ni los sufrimiento, ni las angustias de la vida material. Son felices por el bien que hacen. Com todo, la felicidad de los Espíritus es proporcional a la elevación de cada uno. Solamente los puros Espíritus gozan, es exacto, de la felicidad suprema, pero no todos los otros son infelices. Entre los malos y los perfectos hay uma infinidade de grados em que los goces son relativos al estado moral. Los que ya están bastante adelantados comprenden la ventura de los que los precedieron y aspira a alcanzarla, pero esta aspiración les constituye uma causa de emulación, no de celos. Saben que de ellos depende el conseguirla y para conseguirla trabajan, com todo com la calma de la consciência tranquila y dichosos se consideran por no tener que sufrir lo que sufren los malos (Kardec, 2013, q. 967). 

Con base en lo expuesto, concluimos que, de momento, aún no existe felicidad completa en la Tierra, pero podemos ser felices, tanto como es posible, cuando nos liberemos del orgullo y del egoísmo, las dos llagas de la humanidad, conforme respuesta de los espíritus superiores a Allan Kardec (op. cit., q. 785).

Concluyo, pues, estos modestos informes con el siguiente poema, dictado por el espíritu Cruz y Sousa a Chico Xavier (Xavier, 2002, p. 251):

Felices los que tienen a Dios
 

Entre ese mundo de podredumbre

Y la vida de alma libre, de alma pura,

Aún se encuentra la imensidad oscura

De las fronteras de ceniza y olvido.

 

Sólo el pensador que sufre y anda a la búsqueda

De la verdad y de la luz en el sentimiento

Puede guardar ese deslumbramiento

De la Fe — fuente de mística ventura.

 

¡Feliz el que tiene a Dios en esa batalla

De la miseria terrena, que despedaza

Todo el anhelo de amor o de bonança! ...

 

Venturoso el que va por entre los dolores

Atravesando el océano de amargores,

En el bergantín sagrado de la Esperanza.

 

Referencias: 

HARARI, Yuval Noah. Sapiens: uma breve história da humanidade. 8. ed.

Porto Alegre, RS: L&PM, 2015. 

KARDEC, Allan. O livro dos espíritos. Tradução de Guillon Ribeiro. 93. ed. histórica. Brasília: FEB, 2013. 

XAVIER, Francisco Cândido. Palavras de Emmanuel. 10. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2008. 

______. Parnaso de além-túmulo: poesias mediúnicas. Ed. comemorativa. 16. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2002.



 


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