¿Qué es
la
felicidad?
Según el
Diccionario
Houaiss
de la
Lengua
Portuguesa,
es la
“cualidad
o estado
de
feliz;
estado
de uma
consciencia
plenamente
satisfecha;
satisfacción,
contentamento,
bienestar
[...] f.
eterna
bienaventuranza,
salvación
eterna”.
De
acuerdo
con
Yuval
Noah
Harari
(2015),
nunca
estamos
satisfechos
con el
progresso
humano.
El
homo
sapiens,
nuestro
actual
género y
especie
humana,
está en
la
Tierra
hace
200.000
años,
pero
solamente
en los
últimos
70.000
años
predominó
sobre la
última
espécie
del
género
Homo,
la de
neanderthal,
que se
extinguió
hace
30.000
años
después
del
surgimento
de la
actual
humanidad.
Aún
restaba
otra
especie,
la del
Homo
floresiensis,
extinguida
hace
13.000
años,
cuando
solamente
restó el
Homo
sapiens.
En los
últimos
quinientos
años,
sin
embargo,
ahora
citado
por mí,
también,
como
sapiens,
que
cambiaron
completamente
los
hábitos
de esos
seres
primates,
así
denominados
por su
parentesco
com los
chimpancés,
con algo
que los
diferenció
de esos
primates
hace
seis
millones
de años.
Hace
70.000
años, el
sapiens
realizo
la
primera
gran
revolución,
que lo
diferenciaba
de todos
los
demás
primates:
la
revolución
cognitiva.
Pero
hace
12.000
años,
dejamos
de ser
“cazadores
colectores”,
creamos
la
agricultura,
nuestra
segunda
gran
revolución.
Con la
revolución
agrícola,
cambiamos
los
hábitos
nómadas,
creamos
asentamientos
permanentes
y
domesticamos
plantas
y
animales.
Lo que
el
doctor
autor
supracitado
ignora,
voluntariamente
o no, es
la
existencia
de três
principios
universales:
Dios,
causa
inicial
de todo
lo que
existe,
desde
siempre,
pues “la
nada no
existe”,
el
espíritu
y la
materia.
Esa es
la
“trinidad
universal”
como
consta
em las
preguntas
23ª) y
27 de
El Libro
de los
Espíritus,
de
Kardec
(2013),
“trinidad”
que
Harari
insiste
en
ignorar
en su
obra,
por
señal
muy
buena,
si
consideramos
sus
estudios
apenas
em lo
que se
refiere
a la
evolución
biológica
del ser
humano.
“¿Pero
somos
más
felices?”
De
acuerdo
con
Harari
(2015),
los
primeiros
reinados
surgieron
hace
cerca de
5.000
años,
así como
la
escritura
y el
dinero,
como
forma de
sustitución
del
trueque
o
intercambio.
En
seguida,
surgieron
los
impérios,
la
moneda
“universal”.
Surge,
aún, el
Politeísmo,
que es
la
creencia
en
vários
dioses,
y, em la
India,
hace
cerca de
2.500
años,
aparece
el
Budismo,
la
“verdad
universal”
para
librarnos
del “sufrimiento”.
El
Judaísmo
da
origen
al
Cristianismo
y al
Islamismo,
como
creencias
em um
sólo
Dios.
En los
últimos
quinientos
años,
ocorre
la
“Revolución
Científica”,
con las
conquistas
de
América
y de
otros
continentes,
y el
capitalismo
passa a
influenciar
a toda
la
humanidad.
Hace
poco más
de 200
años,
Inglaterra
promueve
la
“Revolución
Industrial”
y, desde
entonces,
el
Estado y
el
mercado
sustituyen
la
família
y la
comunidade,
según
Harari
(2015).
Entre
tanto,
pregunta
esse
doctor
en
historia,
especialista
en
historia
mundial
y
professor
de la
Universadad
hebraica
de
Jerusalém:
¿Pero
somos
más
felices?
¿La
riqueza
que la
humanidad
acumuló
en los
últimos
cinco
siglos
se
traduce
em
contentamento?
¿El
descubrimiento
de
fuentes
de
energia
inagotables
abre
delante
de
nosotros
depósitos
inagotables
de
felicidad?
¿Volvendo
aún más
em el
tiempo,
los
cerca de
70
milenios
desde la
Revolución
Cognitiva
volvieron
al mundo
un lugar
mejor
para
vivir?
El
falecido
Neil
Armstrong,
cuya
pisada
continua
intacta
en la
Luna sin
viento,
¿fue más
feliz
que los
cazadores-colectores
anónimos
que hace
30 mil
años
dejaron
sus
marcas
de mano
en una
pared en
la
caverna
de
Chauvet?
Objetivo
de la
encarnación
La
creación
de los
seres
vivos y,
en
especial,
del
hombre,
deriva
de la
necesidad
de la
evolución
universal,
cuyas
leyes
obligan
todo lo
que
existe a
evolucionar,
en un
encadenamiento
del
átomo al
ángel,
según la
respuesta
de un
espíritu
a Kardec
(2013,
q. 540).
Los
espíritus
superiores
esclarecen
a Kardec
(2013,
q. 85 y
86) que
el mundo
normal
primitivo
es el
mundo
espírita,
eterno
preexistente
y
sobreviviente
a todo.
El mundo
corporal
es
secundário
y puede
hasta
incluso
dejar de
existir,
o nunca
haber
existido,
sin que
eso
alterasse
la
existencia
del
mundo
espírita.
El
objetivo
de la
encarnación
del
espíritu
es
alcanzar
la
perfección
(op. Ct.,
q. 132),
pero lo
que es
eterno,
en
nosotros,
es el
alma, o
espíritu
encarnado.
El
cuerpo
tiene
vida
efímera.
El
espíritu
Emmanuel
nos
disse
que cada
existencia
es como
“un
libro”
que
estamos
escribiendo,
y cada
día es
como
“una
página”
de esse
libro.
“Cada
hora es
una
afirmación
de”
nuestra
“personalidade,
a través
de las
personas
y de las
situaciones
que” nos
“buscan”
(XAVIER,
2008, p.
16).
Em
cuanto
no
alcanzamos
la
perfección,
no
tendremos
la
completa
felicidad,
em el
cuerpo
físico,
aunque
reunamos
las
cinco
condiciones
más
codiciadas
por toda
persona:
juventude,
beleza,
salud,
dinero y
poder.
Entre
tanto,
cuando
practicamos
la Ley
de Dios,
estaremos
disfrutando
de la
“felicidad
tan
grande
lo
comporte
[nuestra]
existencia
grosera”,
afirmaron
los
espíritus
superiores
(KARDEC,
2013, q.
921).
¿Qué es
preciso
para ser
felices?
E cuanto
a la
felicidad
em el
mundo
espiritual,
nos
enseñan
los
espíritus
que ella
consiste
en los
Buenos
espíritus.
[...]
conoceran
todas
las
cosas,
en no
sentir
ódio, ni
celos,
ni
envidia,
ni
ambición,
ni
cualquiera
de las
pasiones
que
ocasionan
la
desgracia
de los
hombres.
El amor
que los
une les
es
fuente
de
suprema
felicidad.
No
experimentan
las
necessidades
ni los
sufrimiento,
ni las
angustias
de la
vida
material.
Son
felices
por el
bien que
hacen.
Com
todo, la
felicidad
de los
Espíritus
es
proporcional
a la
elevación
de cada
uno.
Solamente
los
puros
Espíritus
gozan,
es
exacto,
de la
felicidad
suprema,
pero no
todos
los
otros
son
infelices.
Entre
los
malos y
los
perfectos
hay uma
infinidade
de
grados
em que
los
goces
son
relativos
al
estado
moral.
Los que
ya están
bastante
adelantados
comprenden
la
ventura
de los
que los
precedieron
y aspira
a
alcanzarla,
pero
esta
aspiración
les
constituye
uma
causa de
emulación,
no de
celos.
Saben
que de
ellos
depende
el
conseguirla
y para
conseguirla
trabajan,
com todo
com la
calma de
la
consciência
tranquila
y
dichosos
se
consideran
por no
tener
que
sufrir
lo que
sufren
los
malos
(Kardec,
2013, q.
967).
Con base
en lo
expuesto,
concluimos
que, de
momento,
aún no
existe
felicidad
completa
en la
Tierra,
pero
podemos
ser
felices,
tanto
como es
posible,
cuando
nos
liberemos
del
orgullo
y del
egoísmo,
las dos
llagas
de la
humanidad,
conforme
respuesta
de los
espíritus
superiores
a Allan
Kardec
(op. cit.,
q. 785).
Concluyo,
pues,
estos
modestos
informes
con el
siguiente
poema,
dictado
por el
espíritu
Cruz y
Sousa a
Chico
Xavier
(Xavier,
2002, p.
251):
Felices
los que
tienen a
Dios
Entre
ese
mundo de
podredumbre
Y la
vida de
alma
libre,
de alma
pura,
Aún se
encuentra
la
imensidad
oscura
De las
fronteras
de
ceniza y
olvido.
Sólo el
pensador
que
sufre y
anda a
la
búsqueda
De la
verdad y
de la
luz en
el
sentimiento
Puede
guardar
ese
deslumbramiento
De la Fe
— fuente
de
mística
ventura.
¡Feliz
el que
tiene a
Dios en
esa
batalla
De la
miseria
terrena,
que
despedaza
Todo el
anhelo
de amor
o de
bonança!
...
Venturoso
el que
va por
entre
los
dolores
Atravesando
el
océano
de
amargores,
En el
bergantín
sagrado
de la
Esperanza.
Referencias:
HARARI,
Yuval
Noah.
Sapiens:
uma
breve
história
da
humanidade.
8. ed.
Porto
Alegre,
RS:
L&PM,
2015.
KARDEC,
Allan.
O
livro
dos
espíritos.
Tradução
de
Guillon
Ribeiro.
93. ed.
histórica.
Brasília:
FEB,
2013.
XAVIER,
Francisco
Cândido.
Palavras
de
Emmanuel.
10. ed.
Rio de
Janeiro:
FEB,
2008.
______.
Parnaso
de
além-túmulo:
poesias
mediúnicas.
Ed.
comemorativa.
16. ed.
Rio de
Janeiro:
FEB,
2002.
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