Puntos
fundamentales en
el servicio
social espírita
No es la primera
vez, y
ciertamente no
será la última,
que esta revista
examina el tema
promoción social
espírita, título
del Especial
escrito por
Gebaldo José de
Sousa, uno de
los relieves de
la presente
edición.
Hay en las obras
espíritas
referencias
innúmeras sobre
la importancia
de la llamada
asistencia
social, una de
las actividades
desarrolladas
por las Casas
Espíritas que
mucho tienen
contribuido para
asegurar al
Espiritismo el
respeto que él
adquirió junto a
la sociedad
exactamente por
ese trabajo.
Hogares para
huérfanos,
albergues,
guarderías,
establecimientos
para ancianos
sin apoyo,
trabajo de
asistencia a
niños y familias
carentes y hasta
mismo a los
internos del
sistema de la
prisión – he
aquí
instituciones y
actividades que,
bajo el nombre
espírita, son
bastante
conocidas en
Brasil.
De los libros en
que el tema ha
sido tratado,
como los que
forman la
llamada serie
Nuestro Hogar,
de autoría de
André Luiz
(Espíritu),
extrajimos cinco
puntos que nos
parecen
fundamentales
cuando tratamos
del servicio o
de la asistencia
social prestados
a la luz del
Espiritismo:
“El Evangelio de
Jesús (le
dijo a André
Luiz aquélla que
fue su madre
terrena)
nos acuerda que
hay una gran
alegría en dar
que en recibir.
(…) Da siempre,
hijo mío. Sobre
todo, jamás
olvides dar de
ti mismo, en
tolerancia
constructiva, en
amor fraternal y
divina
comprensión. La
práctica del
bien exterior es
una enseñanza y
un llamado, para
que lleguemos a
la práctica del
bien interior.
Jesús dio más de
sí, para el
engrandecimiento
de los hombres,
que todos los
millonarios de
la Tierra
congregados en
la tarea,
sublime aunque,
de la caridad
material. No te
avergüences de
amparar los
enfermos con
llagas y
esclarecer los
locos que
penetren las
Cámaras de
Rectificación
(…). Trabaja,
hijo mío,
haciendo el
bien. Siempre
que puedas,
olvida el
entretenimiento
y busca el
servicio útil.”
(Nuestro
Hogar, cap. 36,
pág. 198.)
“En los círculos
inferiores, hijo
mío (le dijo
su madre),
el plato de sopa
al hambriento,
el bálsamo al
leproso, el
gesto de amor al
desilusionado,
son tareas
divinas que
nunca quedarán
sin ser
acordadas en la
Casa de Nuestro
Padre.” (Obra
citada, pág.
197.)
“Aún hace poco
tiempo (le
dijo Laura a
André Luiz)
oí un gran
instructor en el
Ministerio de la
Elevación
asegurar que, si
pudiera, iría
materializarse
en las esferas
carnales, a fin
de decir a los
religiosos, en
general, que
toda caridad,
para ser divina,
necesita
apoyarse en la
fraternidad.”
(Nuestro Hogar,
cap. 39, pág.
218.)
“Jesús (le dijo
a André Luiz su
amigo Vicente,
que también
fuera médico)
no fue solamente
el Maestro, fue
Médico también.
Dejó en el mundo
el modelo de la
cura para el
Reino de Dios.
Él proporcionaba
socorro al
cuerpo y
ministraba fe
para el alma.
Nosotros, sin
embargo, mi caro
André, en muchos
casos
terrestres, ni
siempre
aliviamos el
cuerpo y casi
siempre matamos
la fe.” (Los
mensajeros, cap.13,
pág. 74.)
“En los orígenes
del Cristianismo
(le dijo
Irene a André
Luiz), la
mayoría de los
necesitados
entraría en
contacto con
Jesús a través
de la sopa
humilde o del
techo acogedor.
Lavando
leprosos,
tratando locos,
asistiendo
huérfanos y
ancianos
desamparados,
los
continuadores
del Cristo daban
trabajo a sí
propios, se
dedicaban a los
infelices,
esclareciéndoles
la mente, y
ofrecían
lecciones de
substancial
interés a los
legos de la fe
viva. Como no
ignoran, estamos
haciendo en el
Espiritismo
evangélico la
recapitulación
del
Cristianismo.”
(Trabajadores
de la Vida
Eterna, cap. XII,
pág. 190.)
A todos los que
alegan que la
simple
asistencia
social no
resuelve el
problema de la
miseria, del
hambre y de las
desigualdades
sociales, y por
eso no confieren
a esa actividad
la importancia
que ella merece,
acordemos la
siempre oportuna
lección que
Jesús nos
transmitió y
Mateo, el
evangelista,
registró:
“Cuando el Hijo
del hombre venga
en su gloria, y
todos los santos
ángeles con él,
entonces se
asentará en el
trono de su
gloria; y todas
las naciones
serán reunidas
delante de él, y
apartará unos de
los otros, como
el pastor aparta
de los chivos
las ovejas; y
pondrá las
ovejas a su
derecha, pero
los chivos a su
izquierda.
Entonces dirá el
Rey a los que
estén a su
derecha: Venid,
benditos de mi
Padre, poseéis
por herencia el
reino que os
está preparado
desde la
fundación del
mundo; porque
tuve hambre,
y me disteis de
comer; tuve
sed, y me
disteis de
beber; era
extranjero,
y me
hospedasteis;
estaba desnudo,
y me
vestisteis;
enfermé, y
me visitasteis;
estuve en la
cárcel, y
fuisteis verme.”
(Mateo,
25:31-36.)
¿Es necesario,
delante de tan
expresivas
recomendaciones,
agregar algo
más?
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