La llave para
comprensión
del
Evangelio
Décio Iandoli
Júnior, nuestro
entrevistado en
la presente
edición, al
responder a la
pregunta sobre
lo que más le
llama la
atención en la
Doctrina
Espírita, acuñó
una frase simple
y profunda:
La razón, la
lógica y el
pensamiento
organizado y
cristalino con
que asuntos tan
complejos y
difíciles fueron
tratados por
Allan Kardec,
dejando siempre
el espacio para
la evolución del
pensamiento, o
sea, una base
sólida y
estructurada de
manera muy
segura, lista
para recibir el
conocimiento
científico en la
medida en que es
producido.
Debemos
acordarnos que
no solamente la
codificación
Kardeciana es la
base de la
Doctrina
Espírita, pero
también, y
principalmente,
el Nuevo
Testamento,
componiendo
ambos el
Cristianismo
redivivo.
Para muchos de
nosotros tal
afirmación es
casi
escandalosa,
porque el
contenido de la
nueva alianza no
parece admitir
la razón, la
lógica, el
pensamiento
cristalino. Pero
es de
preguntarse si
todos leemos la
Buena Nueva, y
¿cuántos la
meditamos y
continuamos
leyendo y
releyendo la
palabra. Y,
principalmente,
cuántos de
nosotros la
comprendemos?
Kardec da
algunas
definiciones de
Espiritismo,
como, por
ejemplo, una
ciencia de
observación.
Pero una se
destaca: el
Espiritismo es
la llave para
comprenderse el
Evangelio.
Muchos puntos
del Evangelio,
de la Biblia
y de los
autores sacros
en general sólo
son
ininteligibles,
pareciendo
algunos hasta
irracionales,
por falta de la
llave que nos
faculte
comprender su
verdadero
sentido. Esa
llave está
completa en el
Espiritismo.
(El Evangelio
según el
Espiritismo,
Introducción, I)
“Cuanto al
fundamento,
nadie puede
poner otro sino
aquél que está
puesto, que es
Jesucristo”
(1Cor 3, 11).
Hay, como se ve,
un fundamento
sobre el cual se
puede erigir el
edificio de la
fe raciocinada:
Jesús. Y la
llave para bien
comprenderlo la
encontramos en
la Doctrina
Espírita.
Jesús es la
piedra rechazada
por el pueblo de
Israel, que se
tornó la piedra
angular, el
fundamento del
edificio. Por lo
tanto, la piedra
angular es el
amor, y todo lo
que se construye
por arriba son
interpretaciones
y aplicaciones
prácticas de las
diversas
manifestaciones
del amor. Mismo
la investigación
material se basa
en el amor,
porque es amor
la atracción
fundamental de
los átomos y de
los astros, como
lo es también la
construcción
molecular, como
también las
células, los
tejidos, los
órganos.
Proponer la
primacía de
Jesús sobre la
base espírita no
es una cuestión
de principio, ni
de anterioridad;
es simplemente
estar de acuerdo
con la ley de
causa y efecto.
Si el
Espiritismo
necesitó de
diecinueve
siglos para su
manifestación,
fue porque
envenenaron la
fuente cristiana
con prejuicios
filosóficos y
científicos,
dejando el amor
sin
manifestación.
La piedra
angular siempre
estuvo allá,
pero por arriba
sólo había
basuras.
El apóstol
Santiago dice
que, si tenemos
dificultades
para comprender
el texto de las
escrituras,
pidamos en
oración que el
conocimiento se
presentará
(Santiago
1:5-8).
Y el
conocimiento que
hoy se presenta
es el propio
Espiritismo.
En la tradición
brasileña,
Kardec es
reconocido como
el más fiel
discípulo de
Jesús.
Muchos autores
hablaron de
moderno
espiritualismo,
pero nadie, que
no sea Kardec,
resistió al
tiempo, con un
cuerpo de
doctrina sólido
y digno de ser
la base sobre la
cual tantos y
tantos
desdoblamientos
están siendo
realizados.
Las obras de
Emmanuel, tan
adoradas cuanto
malentendidas,
de André Luiz,
de Manoel
Philomeno de
Miranda (¿qué
sabríamos sobre
obsesión sin
él?) y de muchos
otros autores
encarnados son
manifestaciones
declaradamente
Kardecianas.
Kardec es la
base, Jesús, el
fundamento.
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