Introducción
El
capítulo XXIII del Libro
de los Médiums (LM) [1]
trata de un tema
importante para el
movimiento espírita, que
es la obsesión. Definida
por Kardec, en el ítem
237 del capítulo arriba,
como “el dominio que
algunos Espíritus logran
adquirir sobre ciertas
personas”, la obsesión
es analizada desde su
forma más simple (llamada
obsesión simple) hasta
la situación más grave
en que la voluntad de
aquel que sufre esa
influencia se hace
demasiado débil para
evitarla. La obsesión
nunca es practicada por
un buen Espíritu, y
cuando los malos
Espíritus dominan un
individuo, “se
identifican con el
Espíritu de este y lo
conducen como si fuera
um verdadero niño.”
Por esa razón, Kardec
considera que la
obsesión es el más
difícil escollo de la
práctica del
Espiritismo. Si de un
lado la obsesión es algo
con lo cual debemos
preocuparnos, de otro,
las soluciones para
evitarla son bien
simples como la que fue
presentada por los
buenos Espíritus en el
ítem 252 del LM, al cual
remitimos al Lector
interesado.
No
es nuestro propósito
aquí repetir el
contenido del referido
capítulo del LM acerca
de la obsesión. Nuestro
objetivo es hacer una
importante observación
al relacionar la forma
de obsesión llamada
fascinación, a un
comportamiento que viene
surgiendo en el medio
espírita, cual sea el de
negar o rechazar el
conocimiento científico
ortodoxo y actual en
nombre de defender
ciertas ideas, teorías o
prácticas espíritas que
no son respaldadas por
la Ciencia. Veremos,
adelante, que Kardec no
estuvo ajeno a ese tipo
de problema y que él aún
hace diversas
recomendaciones de cómo
proceder ante novedades
que surgen en el medio
espírita que parecen
deslumbrar por la
apariencia científica,
pero que no tienen, de
hecho, respaldo de la
Ciencia.
¿Qué es
fascinación?
Primero, recordemos el
concepto de fascinación.
Diferente de la obsesión
simple, la fascinación “Es
una ilusión producida
por la acción directa
del Espíritu sobre el
pensamiento del médium y
que, de cierta manera,
le paraliza el
raciocínio,
relativamente a las
comunicaciones.”
(Kardec, ítem 239, LM
[1]). Como explica
Kardec, el problema con
la fascinación es que el
médium no cree que sufre
esa influencia
perniciosa, y que “el
Espíritu tiene el arte
de inspirarle confianza
ciega, que le impide ver
el embuste y de
comprender el absurdo de
lo que escribe, aún
cuando ese absurdo salte
a los ojos de toda
gente. La ilusión puede
aún ir hasta el punto
del hacer creer sublime
el lenguaje más
ridículo.” (ídem).
Un factor que nos
interesa aquí es el
comentario de Kardec de
que de esa influencia “no
se hallan exentos ni
los hombres de más
espíritu, los más
instruidos y los más
inteligentes bajo
otros aspectos,...”
(ídem, negrita mías).
Kardec considera muy
graves las consecuencias
de la fascinación porque
pueden llevar a la
persona a “aceptar
las doctrinas más
extrañas, las teorías
más falsas, como si
fueran la única
expresión de la verdad.
Aún más, puede llevarlo
a situaciones ridículas,
comprometedoras y hasta
peligrosas.” (ídem).
La táctica de los
Espíritus que se prestan
a la fascinação consiste
de hacerse parecer un
buen Espíritu al usar
hayamos cómo “caridad,
humildad, amor de Dios”
que, como dice Kardec,
“le sirven como que de
carta de crédito, sin
embargo, a través de
todo eso, deja pasar
señales de
inferioridade, que sólo
el fascinado es incapaz
de percibir.” (ídem,
grifo del original). Por
temer las personas que
tiene conocimiento un
poco más profundizado,
esos Espíritus inspiran
“a su intérprete el
alejamiento de
quienquiera que le pueda
abrir los ojos.” (ídem).
Ese último aspecto
también es de nuestro
mayor interés en el tema
de este artículo.
Perfil del Espíritu
fascinador
En
el ítem 246 del capítulo
XXIII del LM, Kardec
describe el perfil de un
tipo de Espíritu obsesor
que dominado por el
orgullo, tiene la
pretensión de transmitir
un falso saber. Ese tipo
de perfil es justamente
lo que genera la
fascinación: además de
no tener escrúpulos en
la utilización de
nombres respetables, “Buscan
deslumbrar por medio de
un lenguaje pomposo, más
pretensioso que
profundo, erizado de
términos técnicos y
relleno de las
retumbantes palabras ––
caridad y moral.”
(Kardec, ítem 246, LM
[1], grifos míos). Y
más: “La moral, sin
embargo, para esos
Espíritus es simple
pasaporte, es lo que
menos los preocupa. Lo
que quieren, por encima
de todo, es imponer sus
ideas por más
disparatadas que sean.”
(ídem, negritas mías).
Vemos arriba que en la
fascinación, en medio de
conceptos y términos
buenos, el Espíritu
engañador hace la
sugerencia de ideas “disparatadas”
a través de la
utilización de “términos
técnicos”. Usan de
términos respetados como
“caridad y moral”
para hacernos pensar que
él, el Espíritu
comunicante, es bueno y
que los términos
técnicos o las ideas
disparatadas que ellos
divulgan serían avances
en el conocimiento. La
importancia, por lo
tanto, de hacerse pasar
toda comunicación
mediúmnica bajo el crivo
de la razón fue
presentada de modo bien
claro por Kardec en el
ítem 248 del LM.
Es
en el ítem 250 del LM
que encontramos un
comentario de Kardec que
indica la relación entre
la fascinación y el
respeto a la Ciencia. En
este ítem, para ayudar
al médium fascinado,
Kardec propone la
aclaración de los
errores contenidos en
las ideas del Espíritu
obsesor. Él dice: “La
única cosa a hacerse con
la víctima es
convencerla de que está
siendo embaucada y
reducirle la obsesión al
caso de la obsesión
simple.” (ítem 250, LM
[1]
Dificultad en lidiar con
el médium fascinado
Kardec reconoce la
dificultad de conseguir
liberar a un médium
fascinado hasta tal
punto que él, muchas
veces, se hace “sordo
a toda suerte de
raciocínio, pudiendo
llegar hasta, cuando el
Espíritu comete alguna
gruesa herejia
científica, a ponerlo
en duda sobre si no es
la ciencia que se halla
en error.” (ídem,
negritas mías). ¡Aquí
está el hilo entre la
fascinación o respeto
que debemos tener por el
conocimiento formal de
la Ciencia! Cuando, en
nombre de creer en una
idea, llegamos al punto
de negar el conocimiento
bien establecido de la
Ciencia, estamos
corriendo el riesgo de
estar fascinados por la
idea o su autor.
Aunque el análisis de
Kardec, arriba, diga
respecto a la influencia
perniciosa de Espíritus
desencarnados,
observamos que la
situación es idéntica si
la fascinación
proveniese de un
encarnado. Cuando, en
nuestro medio espírita,
abrimos mano del
ejercicio de la fe
razonada en nombre de
defender ideas sólo
porque ellas son
oriundas de compañeros
que respetamos, abrimos
una brecha a la
fascinación. Eso
ocurre principalmente
con conceptos, teorías y
prácticas que se dicen
científicas y que son
propuestas al movimiento
espírita. A continuación,
exponemos algunas
recomendaciones
importantes de Kardec.
En la biografía de
Kardec incluida en la
edición de la Federación
Espírita Brasileña de la
obra Que Es el
Espiritismo [2] (QE), en
um discurso a los
espíritas lioneses,
Kardec hace una
importante recomendación
acerca de Espíritus
fascinadores en el
sentido descrito en el
LM, es decir, de los que
usan palabras como
caridad, fraternidad y
humildad,
para hacer pasar “los
más groseros absurdos”.
La recomendación hecha
por Kardec
Kardec dijo: “Es
preciso, pues,
evitar lo dejarse
seduzca por las
apariencias,
tanto de la parte de los
Espíritus, como
de la de los hombres;
ahora, yo lo confieso,
ahí está una de las
mayores dificultades;
(...). Para escapar a
la cilada, es preciso,
antes de todo, huir
al entusiasmo que ciega,
al orgullo que
lleva a ciertos médiums
a creerse los únicos
intérpretes de la verdad;
es preciso que todo
sea fríamente examinado,
maduramente pesado,
confrontado, y, si
desconfiamos del propio
juicio, lo que es muchas
veces más prudente,
es preciso recurrir a
otras personas,
(...).” (cursivas en
negrita y subrayado,
míos). Es decir, Kardec
recomienda un examen muy
criterioso de todas las
ideas y novedades, sean
ellas oriundas de
Espíritus desencarnados,
“como la de los hombres”
como subrayamos arriba,
es decir, sean ellas
oriundas de hermanos
nuestros encarnados.
En
la Revista Espírita (RE)
de Julio de 1868 [3],
Kardec recomienda: “Por
el hecho del Espiritismo
asimilar todas las ideas
progresistas, no
se sigue que se haga
campeón ciego de todas
las concepciones nuevas,
por más seductoras que
sean a la primera vista,
con el riesgo de
recibir, más
tarde, un
desmentido de la
experiencia y de
exponerse al
ridículo de
haber patrocinado una
obra inviable.”
(cursivas en negrito,
míos). Aquí vemos el
cuidado de Kardec con
relación a las novedades,
y que no es porque el
Espiritismo es una
doctrina progresista,
que aceptará, sin
criterio, cualquier idea
nueva, cualquier idea o
teoría que sólo parece
tener sentido. Kardec se
preocupó con la
exposición del
Espiritismo y del
movimiento espírita al
ridículo de divulgar
ideas que parecen buenas,
“seductoras a la primera
vista” como él dijo,
pero que no tiene base
científica.
En
eso, cuando una idea
nueva basada en
conceptos de la Ciencia
surge en el medio
espírita, además del
bueno sentido, el
criterio de validez de
las respectivas áreas de
la Ciencia deben ser
adoptadas en el análisis
de la idea. Si no
sabemos analizar esas
ideas con conocimiento
profundo de esas
ciencias, es bueno que
consultemos a más de un
especialista. Eso
significa que “todo
sea fríamente examinado,
maduramente pesado,
confrontado” como
dijo Kardec en QE.
Es
preciso cuidado com las
novedades
Evitar dar publicidad a
una novedad en nombre
del Espiritismo es una
forma de cuidar para que
el Espiritismo no corra
el riesgo de “exponerse
al ridículo” de
haber incentivado una
idea inviable. En eso,
el rigor científico
tiene un papel
fundamental para evaluar
la idea nueva que use
conceptos científicos, y
ella sólo debe ser
divulgada en nombre del
Espiritismo cuando la
Ciencia, de hecho, la
aprobara y comprobara.
Eso es exactamente lo
que Kardec dice en la
referencia de la RE de
Julio de 1868: “He ahí
por qué no acepta
inmediatamente las ideas
nuevas, aún las
que le parezcan justas,
sino bajo mucha reserva,
y de manera
definitiva sólo cuando
llegaran al estado de
verdades reconocidas.”
(cursivas en negrita
mías).
He
ahí la recomendación
sabia y prudente de
Kardec com relación a
las novedades,
especialmente aquellas
que envuelven conceptos
de la Ciencia.
Hay
en el movimiento
espírita, un poco de
entusiasmo en la
adopción de teorías,
prácticas e ideas que
parecen ser científicas,
pero no lo son de hecho.
Reconocemos públicamente
la buena intención de
aquellos que proponen
esas ideas, teorías y
prácticas, pero la
recomendación de Kardec
es bien clara: que
busquemos analizar de
modo que “todo sea
fríamente examinado,
maduramente pesado,
confrontado”.
Ejemplos de análisis de
algunas teorías antiguas
y recientes son dados en
las referencias [4, 5,
6, 7]. Se incluyen aquí
temas que aunque sean
serios y de interés
científico, no son de la
esencia del Espiritismo
como, por ejemplo,
prácticas alternativas
de medicina, tratamiento
y cura; el estudio de
objetos voladores no
identificados; y
doctrinas otras que
utilizan conceptos
científicos como los de
la Física Quántica.
La prudencia es siempre
loable
Así, invitamos el Lector
a observar como ha
observado las objeciones
científicas que pueden
ser hechas con relación
a ideas espiritualistas
que “parecen justas”
pero que no son capaces
de “encarar la razón
cara a cara” de la
Ciencia en la actualidad.
¿Será que estamos
actuando como el médium
fascinado que pone “en
duda sobre si no es la
ciencia que se encuentra
em error”
(ítem 250, LM [1]?
No
nos consideramos dueños
de la Verdad, pero es
por eso mismo que la
Doctrina Espírita nos
invita al ejercicio de
la fe razonada. Vivimos
en un momento de avance
científico y
tecnológico, donde la
calidad en la
divulgación del
Espiritismo no puede
sufrir con un tipo de “celo
más ardiente que
reflexionado”
(Kardec, Revista
Espírita, Julio 1860
[8]). Un celo
ardiente es aquel
que piensa estar
ayudando por entusiasmo,
pero que por no ser
reflexionado, puede
engañarse y comprometer
el ideal que se desea
defender y divulgar.
Para quien piensa que,
tal vez, eso sea un
exceso, y que esa
postura cuidadosa sea
prejudicial al progreso
del Espiritismo, veamos
nuevamente el
pensamiento de Kardec
con relación la
divulgación de novedades:
“El exceso en todo es
prejudicial, pero, en
semejante si, vale
más pecar por exceso de
prudencia que por exceso
de confianza.”
(Capítulo “Impresiones
Generales”, Viaje
Espírita en 1862 [9],
grifos en negrito, míos).
Por fin, esa postura
refleja simplemente una
de las más sabias
recomendaciones del
Evangelio Según el
Espiritismo (ESE):
“Fe inquebrantable sólo
es la que puede encarar
de frente la razón, en
todas las épocas de la
Humanidad” (Kardec, ítem
7 del cap. XIX de ESE
[10]).
Referências
bibliográficas:
[1] A. Kardec, O
Livro dos Médiuns,
Editora FEB, 71a
edição, Rio de Janeiro
(2003).
[2] A. Kardec, O Que
É o Espiritismo,
Editora FEB, 56a
ed. Brasília (2013).
[3] A. Kardec, “A
Geração Espontânea e
A Gênese”,
Revista Espírita, Jornal
de Estudos Psicológicos,
Julho, p. 285 (1868)
Editora FEB.
[4] A. F. da Fonseca,
“Análise da Teoria
Corpuscular do
Espírito”. Publicados
nos links seguintes:
http://eradoespirito.blogspot.com.br/2012/12/13-analise-de-teoria-corpuscular-do.html
http://eradoespirito.blogspot.com.br/2012/12/23-analise-de-teoria-corpuscular-do.html
http://eradoespirito.blogspot.com.br/2013/01/33-analise-de-teoria-corpuscular-do.html
[5]
A. F. da Fonseca,
“Análise Científica da
Teoria da Apometria”,
FidelidadESPÍRITA
118, p. 9 (2013).
Link para obter uma
cópia autorizada deste
exemplar da revista:
http://nossolarcampinas.org.br/site/wp-content/uploads/2015/02/Apometria.pdf
[6] A. F. da Fonseca, “O
que a física quântica
tem a ver com o
espiritismo? (versão
ampliada)”, Correio
Fraterno, link:
http://correiofraterno.com.br/index.php?option=com_content&view=article&id=1279:o-que-a-fisica-quantica-tem-a-ver-com-o-espiritismo-versao-ampliada&catid=14:entrevista&Itemid=2
[7] A. F. da Fonseca,
“Uma análise científica
de algumas afirmações de
A Grande Síntese”,
Jornal de Estudos
Espíritas 2,
010203 (2014). Acesso
gratuito através do
link:
https://sites.google.com/site/jeespiritas/volumes/volume-2---2014/resumo---art-n-010203
[8] A. Kardec,
“Observação Geral, após
Exame Crítico das várias
Comunicações Espontâneas
do Espírito Charlet, na
Sociedade de Paris”,
Revista Espírita, Jornal
de Estudos Psicológicos,
Julho, p. 325 (1860)
Editora FEB.
[9] A. Kardec, Viagem
Espírita em 1862,
Editora O Clarim, 2a
edição, Matão (1968).
[10] A. Kardec, O
Evangelho segundo o
Espiritismo, Editora
FEB, 120a
edição, Rio de Janeiro
(2002).
|