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Año 10 - N° 490 - 6 de Noviembre de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

 
Caminos de Damasco
 

Como dice Leya Fernandes Reis, entrevistada de esta edición, su aproximación del Espiritismo fue mediada por el dolor y por dos amigos. No encontrando respuestas en su creencia religiosa – el catolicismo – al respecto de la muerte de su hermano, se dejó llevar por el cariño y discreción de los dos amigos espíritas que la aconsejaron.

Todos nosotros recibimos un llamamiento, seamos espíritas o legos. Un día nos encontramos en los brazos espirituales que nos conducen al nuestro Camino de Damasco.

Esos nuestros amigos, que nos aman profundamente, nos llevan, poco a poco, a partir de dolores crueles o ánimo revigorado, hasta el conocimiento de la voluntad de Jesús sobre nosotros y nos despiertan del sueño profundo de la indiferencia, o de la perversidad, o del culto de las cosas materiales. Entonces, ellos aprovechan un momento oportuno de reflexión. Puede ser el tedio, puede ser la necesidad de consuelo, de esperanza o de arrepentimiento.

Delante de la presencia de Jesús, Paulo – aún Saulo – sintió un dolor punzante. Era el arrepentimiento tocando su corazón empedernido, abriéndolo por la fuente de lágrimas y sin cualquier obstáculo entre la nueva vida y el hombre viejo.

Paulo simplemente dijo: “Señor, ¿qué quiere que yo haga? Actitud de gran humildad, despuntando de un corazón de piedra que comenzaba a ablandar al toque del sufrimiento.

En esos eventos sencillos, se destaca la Providencia Divina que, haciendo Paulo ciego, lo prepara para volver a ver y mirar un nuevo camino en busca del hombre nuevo.

Nosotros tenemos en el sufrimiento el propulsor de la humildad. Un gesto de humildad basta para que nos conectemos con nuestros protectores. Desde ahí entonces nuestras ideas se renuevan, adquirimos fuerzas y coraje para luchar el buen combate en contra nuestras imperfecciones. Cuanto más luchamos,  más humildes nos tornamos. Entonces comprendemos que nosotros luchamos con sólo un enemigo, que no viene del exterior. Nuestra lucha no es contra enemigos; nuestra lucha es contra nosotros mismos.

Por eso es necesario conocerse. La verdad nos liberta. ¿Qué verdad? La verdad sobre nosotros mismos. Si hiciésemos como Agustín, Obispo de Hipona, analizando nuestros actos, palabras y prejuicio, tendremos medios de conocernos a los pocos.

Muchas actitudes que pasan desapercibidas, cuando no reflexionamos sobre ellas, pueden ser fruto del egoísmo, orgullo, vanidad. Conociendo cuales son nuestros objetivos, nuestros fines y nuestros medios, tenemos elementos para combatir los vicios que aún nos molestan y corroen.

Si tuviésemos grupos de apoyo como los alcohólicos anónimos, en los cuales pudiésemos compartir vivencias, analizar en conjunto nuestros actos, deseos y objetivos, buscando en las experiencias compartidas los medios de corregir comportamientos a partir del diálogo, tendríamos mucho a ganar para el conocimiento de nosotros mismos.   

El llamamiento de Agustín se dio a través de un canto donde un niño cantaba “Tome y lea, tome y lea”, con una melodía que jamás oyera, teniendo buscado en vano los cantos de niños que oyera en la escuela. Él comprendió que debería abrir por casualidad el libro que tenía en manos, libro de las cartas de Paulo, donde leyó: “Comportémonos honestamente, como de día, no viviendo en orgías y borracheras, en concubinato y libertinaje, en peleas y celos. Al contrario, revestid del Señor Jesucristo y no os preocupéis en satisfacer los apetitos de la carne.” (Romanos 13:13-14.) 

Era la respuesta de que necesitaba para dejar de lado las costumbres mundanas y seguir  Jesús.

Llamados somos  en todos los momentos. Ese llamamiento es la voz de nuestra conciencia, en común acuerdo con la voz de nuestros protectores.

Si nos quedásemos vigilantes, prestando atención en las ideas que se forman en nuestras mentes, siendo buenas, entonces podremos confiar que, siguiéndolas, estaremos oyendo del Señor: “¡Levántate! Entre en la ciudad y allá será dicho lo que conviene hacer”.




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita