Visión
psicológica del
Espiritismo
El artículo
especial de este
número,
Espiritismo &
Evolución,
de Rogério
Coelho, debe ser
recibido no sólo
como un análisis
de ese
importante tema,
sino, sobre
todo, como una
exhortación.
“Vivenciar el
Espiritismo no
se trata sólo de
ejercitar
prácticas
doctrinarias,
aunque ellas
puedan ser
imprescindibles.
Ese ejercicio
sirve como
profiláctico y
como
aprendizaje, sin
embargo es
necesario
incorporar
verdades eternas
que deben ser
utilizadas en la
convivencia
social, en los
diversos papeles
de la vida.”
(Rogério Coelho,
Espiritismo &
Evolución.)
El Espiritismo
es una vivencia;
es una filosofía
práctica. Él
sólo se realiza
en el
comportamiento,
en el
pensamiento, en
la palabra. De
esta manera, no
se puede ser
espírita en la
teoría, ni
solamente en los
estudios. Hay
espíritas que
llevan la vida
estudiando, pero
que se esquivan
de todas las
invitaciones
para compartir
sus
conocimientos.
Por otro lado,
hay aquellos que
se contentan con
la tribuna sin
mejorarse a
través del
“remangar las
mangas” en el
trabajo de
campo.
“Ciertamente que
el Espiritismo
logrará llevar
el ser humano al
estado de
felicidad que él
anhela, no sólo
después de la
muerte, sino
también cuando
encarnado, por
intermedio de
las
transformaciones
libertadoras que
desea.” (Rogério
Coelho,
Espiritismo &
Evolución.)
La felicidad
posible en la
Tierra se
encuentra en la
práctica del
bien, en la
buena
conciencia, en
la reforma
íntima
continuada y en
la pose del
necesario. Nos
acordemos de las
bienaventuranzas.
Humildad,
pacificación,
blandura,
misericordia,
resistencia,
paciencia en las
persecuciones.
Bienaventurados
aquellos que son
perseguidos por
causa de la
justicia, o sea,
felices todos
nosotros que
estamos en
expiación por
causa de la
justicia de la
ley de causa y
efecto.
“El Espiritismo
nos enseña a
cultivar la
semilla del Bien
en nosotros
mismos y en
nuestro prójimo,
no sólo como
norma de
conducta
religiosa, sino
como principio
de vida.”
(Rogério Coelho,
Espiritismo &
Evolución.)
Somos
sembradores. “De
Dios viene la
semilla, el
suelo, el clima,
la savia y la
orientación para
el desarrollo
del árbol, como
también dimanan
de Dios la
inteligencia, la
salud, el coraje
y el
discernimiento
del cultivador,
pero somos
obligados a
reconocer que
alguien debe
plantar.”
(Emmanuel,
Siega de luz,
cap. 39.)
“El Espiritismo
permite que nos
conozcamos –
holísticamente –
como Espíritus
Inmortales que
somos y revela
la Verdad cuyo
conocimiento nos
liberta de la
celda estanco de
la ignorancia y
del egoísmo,
donde vivimos
por siglos
incontables, y
según Emmanuel,
allá
continuaríamos a
vivir si la
misericordia
divina no nos
tuviese enviado
Jesús y Kardec
para
rescatarnos.”
(Rogério Coelho,
Espiritismo &
Evolución.)
Ya fue dicho que
el Viejo
Testamento fue
la rogativa de
un pueblo a Dios
por salvación.
Jesús fue la
respuesta y, con
ella, nos
prometió el
Consolador, el
Espíritu de la
Verdad, para nos
conducir a la
verdad que nos
libertará de la
inferioridad que
nos es
característica.
Muchos de
nosotros vagamos
por regiones
oscuras antes
que merezcamos
el rescate de
amigos
compasivos y,
llevados a
ciudadelas de
amor, merecer la
oportunidad de
una nueva
reencarnación.
Traemos un
pasado
tenebroso, y de
eso nos
olvidamos al
reencarnar.
Además, muchas
veces nos
encontramos
bastante
evolucionados
tan solamente
porque adherimos
a una creencia
libertadora,
aunque
lamentablemente
distantes de las
condiciones
propuestas por
Jesús: “Si
alguien desea
venir después de
mí, renuncie a
sí mismo, tome
su cruz y
sígame”.
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