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Año 10 - N° 491 - 13 de Noviembre de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

Visión psicológica del Espiritismo


El artículo especial de este número, Espiritismo & Evolución, de Rogério Coelho, debe ser recibido no sólo como un análisis de ese importante tema, sino, sobre todo, como una exhortación.

“Vivenciar el Espiritismo no se trata sólo de ejercitar prácticas doctrinarias, aunque ellas puedan ser imprescindibles. Ese ejercicio sirve como profiláctico y como aprendizaje, sin embargo es necesario incorporar verdades eternas que deben ser utilizadas en la convivencia social, en los diversos papeles de la vida.” (Rogério Coelho, Espiritismo & Evolución.)

El Espiritismo es una vivencia; es una filosofía práctica. Él sólo se realiza en el comportamiento, en el pensamiento, en la palabra. De esta manera, no se puede ser espírita en la teoría, ni solamente en los estudios. Hay espíritas que llevan la vida estudiando, pero que se esquivan de todas las invitaciones para compartir sus conocimientos. Por otro lado, hay aquellos que se contentan con la tribuna sin mejorarse a través del “remangar las mangas” en el trabajo de campo.

“Ciertamente que el Espiritismo logrará llevar el ser humano al estado de felicidad que él anhela, no sólo después de la muerte, sino también cuando encarnado, por intermedio de las transformaciones libertadoras que desea.” (Rogério Coelho, Espiritismo & Evolución.)

La felicidad posible en la Tierra se encuentra en la práctica del bien, en la buena conciencia, en la reforma íntima continuada y en la pose del necesario. Nos acordemos de las bienaventuranzas. Humildad, pacificación, blandura, misericordia, resistencia, paciencia en las persecuciones. Bienaventurados aquellos que son perseguidos por causa de la justicia, o sea, felices todos nosotros que estamos en expiación por causa de la justicia de la ley de causa y efecto.

“El Espiritismo nos enseña a cultivar la semilla del Bien en nosotros mismos y en nuestro prójimo, no sólo como norma de conducta religiosa, sino como principio de vida.” (Rogério Coelho, Espiritismo & Evolución.)

Somos sembradores. “De Dios viene la semilla, el suelo, el clima, la savia y la orientación para el desarrollo del árbol, como también dimanan de Dios la inteligencia, la salud, el coraje y el discernimiento del cultivador, pero somos obligados a reconocer que alguien debe plantar.” (Emmanuel, Siega de luz, cap. 39.)

“El Espiritismo permite que nos conozcamos – holísticamente – como Espíritus Inmortales que somos y revela la Verdad cuyo conocimiento nos liberta de la celda estanco de la ignorancia y del egoísmo, donde vivimos por siglos incontables, y según Emmanuel, allá continuaríamos a vivir si la misericordia divina no nos tuviese enviado Jesús y Kardec para rescatarnos.” (Rogério Coelho, Espiritismo & Evolución.) 

Ya fue dicho que el Viejo Testamento  fue la rogativa de un pueblo a Dios por salvación. Jesús fue la respuesta y, con ella, nos prometió el Consolador, el Espíritu de la Verdad, para nos conducir a la verdad que nos libertará de la inferioridad que nos es característica.

Muchos de nosotros vagamos por regiones oscuras antes que merezcamos el rescate de amigos compasivos y, llevados a ciudadelas de amor, merecer la oportunidad de una nueva reencarnación. Traemos un pasado tenebroso, y de eso nos olvidamos al reencarnar. Además, muchas veces nos encontramos bastante evolucionados tan solamente porque adherimos a una creencia libertadora, aunque lamentablemente distantes de las condiciones propuestas por Jesús: “Si alguien desea venir después de mí, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame”.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita