las respuestas a
esta entrevista.
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¿Cómo se volvió
espírita?
Nací en un hogar
que estaba en
transición del
Catolicismo al
Espiritismo.
Frecuenté el
catecismo y
realicé la
llamada primera
comunión,
conforme la
práctica
católica, e iba
a misa los
domingos siempre
de la mano de
una vecina que
era muy
religiosa y que
hacía eso con
mucho cariño.
Las cosas de la
Iglesia, los
actos
litúrgicos,
cantos e himnos
siempre me
emocionaron sin
seducirme, lo
que me lleva a
suponer que la
vida
eclesiástica
debe haber sido
parte de mí en
mis
encarnaciones
anteriores. Me
interesé en el
Espiritismo
cuando ingresé a
la facultad y
compartía el
cuarto con un
amigo que era
espírita, con el
cual las largas
conversaciones y
algunas buenas
discusiones
fortalecieron en
ambos las ideas
espíritas y nos
llevaron a
ingresar en las
juventudes
espíritas. En
esa etapa fui
muy
anticlerical,
pero el tiempo
se encargó de
ajustar mis
tendencias y hoy
no soy solamente
tolerante, sino
que simpatizo
con las diversas
maneras de
relacionarse con
Dios.
¿Y cómo ocurrió
la vinculación
con Nosso Lar?
Nosso Lar surgió
en la Sociedad
Espírita
Obreiros do Bem,
que yo
frecuentaba,
cuando uno de
los compañeros
reclamaba que,
habiendo
recibido la
visita de un
pariente que era
espírita y que
le pidió que lo
llevase a
visitar obras
asistenciales
espíritas de la
ciudad, él
quedó compungido
por no tener
ninguna que
mostrar.
Aquella tarde
decidimos crear
una institución
y como en esa
época muchos
niños mendigaban
por la ciudad
decidimos que la
Institución se
dedicaría a
proteger a
menores
necesitados.
Como fui el
secretario de la
reunión que creó
esa institución
que recibió el
nombre de Nosso
Lar el 2 de
diciembre de
1962, mi
vinculación con
ella fue algo
natural y
actualmente soy
el único
fundador
encarnado y en
plena actividad.
¿Cuál es el
perfil principal
de las
actividades de
la institución?
¿Cuáles son los
principales
departamentos
que mantienen?
Actualmente
Nosso Lar
atiende a 230
niños desde los
4 meses a los 4
años y
desarrolla
diversos
proyectos
siempre
relacionados a
los niños y
jóvenes, como
prácticas
deportivas,
recreación y
ocio con énfasis
en los que
llegan después
del turno
escolar,
maternidad
consciente con
enfoque en la
maternidad de
adolescentes, es
decir, solemos
decir que
cuidamos de los
niños desde
antes que nazcan
y tratamos de
entregarlos
listos para el
mundo.
Paralelamente a
la parte social
desarrollamos la
parte
doctrinaria en
un local muy
cercano en donde
el Centro
Espírita Nosso
Lar mantiene las
actividades
inherentes a la
casa espírita
como COEM,
conferencias,
grupos
mediúmnicos,
cursos,
evangelización,
entre otros.
¿Qué le llama
más la atención
del contenido
espírita?
El demostrar a
cada uno el por
qué está
encarnado y, a
través del
modelo espírita,
cuál es la mejor
manera de
aprovechar al
máximo la
oportunidad que
se le ofrece de
progreso y
felicidad.
De su
experiencia en
la vivencia
espírita, ¿cuál
es el recuerdo
más resaltante
de su
existencia?
Sin la Doctrina
Espírita yo no
habría hecho ni
la tercera parte
de lo que he
hecho hasta
ahora. De la
deuda que tengo
con la Doctrina
Espírita, tal
vez la mayor
haya sido la
oportunidad de
constituir una
familia, un
hogar en el que
tuve por esposa
a un ángel de la
guarda y cuatro
Espíritus que,
como hijos, dejo
como herencia al
mundo.
De su
vinculación con
el movimiento
espírita y las
actividades de
las
instituciones,
¿qué le gustaría
citar?
El movimiento
espírita es como
la semilla buena
que cae en suelo
fértil, que es
el pueblo
brasileño.
Cuando veo temas
espíritas como
parte de las
tramas de
películas y
novelas, cuando
veo en el
lenguaje del
pueblo hablar de
reencarnación,
obsesión y
comunicabilidad
con naturalidad,
veo que el unas
décadas la
doctrina se ha
impuesto por la
lógica y
robustez de los
conceptos que
sostiene.
Sus palabras
finales.
Estamos en el
rumbo correcto.
Tenemos bajos
nuestras manos
una riqueza
enorme y no solo
algunos
talentos. ¿Qué
cuentas le
presentaremos al
Señor de toda
esa riqueza? Si
ya nos ha sido
dado nacer en la
tierra que Chico
Xavier tuvo como
campo de
trabajo, ya
hemos nacido
deudores de la
Misericordia
Divina.
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