La asistencia
espiritual en el
internamiento
hospitalario es
un derecho
individual,
luego se
atribuye también
el deber para el
Hospital e
Institución
Doctrinaria, sea
cuál sea su
filosofía.
Al abordar el
trabajo
asistencial, no
podemos
alejarnos de la
relación salud y
su definición.
La Organización
Mundial de Salud
(OMS) define
salud como un
estado de
completo
bienestar
físico, mental y
social.
El Espiritismo,
sin embargo,
eleva esa
amplitud y
enseña que salud
es el estado de
completo
bienestar
biopsicosocioespiritual,
pues tiene en
consideración
los factores
biológicos,
psicológicos,
sociales y
espirituales que
influyen al ser
humano en su
camino por la
vivencia
terrena; con eso
hace el concepto
más humanizado.
En vez de la
Medicina del
físico, que aún
se ejerce en los
días de hoy, el
Espiritismo
propone un nuevo
proceso, el de
la Medicina del
alma.
La salud pasó,
entonces, a ser
más un valor de
la sociedad que
del individuo.
Es un derecho
fundamental del
ser humano, que
debe ser
asegurado sin
distinción de
raza, religión,
ideología
política o
condición
socioeconómica.
La salud es, por
lo tanto, un
valor colectivo,
un bien de
todos, debiendo
cada uno gozarla
individualmente,
sin perjuicio de
otros y,
solidariamente,
con todos.
La Asistencia
Hospitalaria
Espírita en
Portugal es
efecto de ese
cambio.
El Decreto-ley
nº 253/09 vino a
abrir las
puertas al “derecho
a la asistencia
religiosa y a la
práctica de los
actos de culto”,
obligándose el
Estado a crear “las
condiciones
adecuadas al
ejercicio de la
asistencia
religiosa en las
instituciones
públicas”.
Además de eso,
es relevada a
“especial
importancia” del
acceso a la
asistencia
espiritual y
religiosa en las
instituciones
del Servicio
Nacional de
Salud y “reconocida
como una
necesidad
esencial, con
efectos
relevantes en la
relación con el
sufrimiento y la
enfermedad”,
“contribuyendo
para la calidad
de los cuidados
prestados”.
Nosotros sabemos
que la
enfermedad
siempre tiene
origen
espiritual
Sabemos que aún
existe mucho por
hacer, pero todo
tiene un tiempo,
como los Amigos
Espirituales nos
dicen; entonces
poco a poco
iremos con la
adquisición de
experiencia y
ayuda del
estudio y
conseguiremos
que los médicos
se abran más de
la desconfianza
de la presencia
de los espíritas
en los
Hospitales,
especialmente de
las áreas
psicológicas y
psiquiátricas.
Nosotros no
estamos para
desunir, sino
para aproximar.
Todo asistente
espírita es un
eslabón de la
salud y debe
demostrar que no
somos médicos,
sino un refuerzo
y apoyo de sus
terapias.
La asistencia
espiritual es un
servicio público
que nace en el
corazón de la
comunidad de fe.
La búsqueda de
sentido se hace
aún más intensa
en situación de
fragilidad.
Sabiendo que el
Servicio de
Asistencia
Espiritual y
Religiosa (SAER)
se hace por la
comunión de
varias opciones
de fe, aún
aplicando sus
principios
dispersos, ella
se hace por
demás
importante, pues
más que nunca
con esto estamos
mostrando que,
unidos, más
capacidades de
acción tenemos,
porque el
desafío mayor en
ese campo es
llevar confort
al enfermo y a
la vez respetar
la fe de cada
persona al
traspasar las
barreras del
proselitismo
religioso y la
falta de respeto
a la visión
religiosa del
otro – el
enfermo y su
familia.
Nosotros
espíritas
sabemos que la
enfermedad
siempre tiene
origen
espiritual,
siendo que la
causa podrá
haberse dado en
la existencia
actual o en uma
encarnación
anterior. Jesús
decía existir
relación
espíritu-cuerpo
en las
enfermedades
cuando, al curar
a alguien, le
decía: "Tus
pecados están
perdonados".
Ahora estos
"pecados"
entendamos
"desequilibrios
espirituales”,
cuyo efectos
Jesús suprimia.
Estas relaciones
intereclesiales
nos aproximan al
verdadero
cristiano, y son
una demostración
de la evolución
del hombre rumbo
a la visión
integral.
La ayuda al
enfermo no puede
ser una
persecución a
los adeptos
Es de resaltar
en este trabajo,
en el
internamiento
hospitalario, un
ambiente que
suscita cuidados
aún mayores en
relación a la
cuestión
religiosa y
espiritual.
Además del
derecho a la
libertad de
profesión de fe,
garantizado para
los ciudadanos,
es preciso
garantizar una
relación
recíproca de
respeto delante
de la fe del
otro y la
asistencia
espiritual. El
enfermo está
siempre primero
en cualquier
circunstancia,
el desafío está
en el
acogimiento, ya
que los
ingresados
tienen opción de
elección de la
Filosofía que
que quieren
recibir.
Es comprendido
que experiencia
y el recurso de
la fe
transcienden el
sillón
científico, en
cuanto a los
procesos de
salud, sin
embargo el bueno
sentido y uso de
una fe razonada
transfieren una
dimensión donde
el diálogo e
interacción
entre ambas es
posible, o sea,
entre los
diferentes
estratos de la
concepción de
salud:
profesionales,
internados y
familiares.
No se trata de
ofrecer
asistencia
espiritual según
grupos
religiosos, sino
en consonancia
con la opción
personal del
enfermo y su
familia.
Finalmente, es
un paso más, al
cual los
espíritas tienen
que percibir su
grandeza, sea
por la
responsabilidad,
sea por la
disciplina a ser
empleada en el
trabajo
hospitalario. Y
cuando hablamos
de
responsabilidad,
es preciso que
los grupos
conectados a los
Centros
Espíritas
busquen dar
ejemplo de la
práctica de la
Codificación
Espírita, en una
Comunidad donde
la preparación
de los Equipos
de Asistentes
debe ser bien
estructurada y
con conocimiento
del proceso de
apoyo al
enfermo, como
también de la
higienización
espiritual y
física.
Es importante
percibir que no
hablamos sólo de
la visita al
enfermo, de la
asistencia en la
consulta médica,
sino también de
la atención a
los familiares y
aún al ingresado
y, también, a
los
profesionales de
salud que nos
buscan, para
pedir ayuda.
Todos esos
voluntarios
saben que “Dar
de gracia lo que
de gracia
recibimos”
requiere
entrega,
asiduidad,
saludo de los
preceptos de las
orientaciones de
la gestión
hospitalaria,
pues existen
normas, deberes
y derechos que
tienen que ser
escrupulosamente
atendidos, y la
ayuda al enfermo
no puede ser una
carrera a los
adeptos, sino a
la proliferación
del amor por el
prójimo, sea
cual sea el
credo por el
profesado.
La terapia
comienza luego
por la forma
como nos
relacionamos
Importante es,
también,
esclarecer que
no estamos en
los Hospitales
para curar, ni
para hacer
desobsesiones,
pero sí para
consolar,
orientar,
esclarecer y
levantar el
ánimo del
enfermo. El
trabajo de
índole
espiritual debe
realizarse en
los lugares
correctos, claro
que después de
las indicaciones
que debemos
tomar acerca del
ingresado, para
poder ofrecer el
apoyo de la
terapia
espiritual. La
terapia comienza
inmediatamente
por la forma
como nos
relacionamos y
ayudamos el
blanco de
nuestro trabajo,
ya que sabemos
que, antes de
comenzar ese
trabajo, debemos
hacer nuestra
preparación y,
con certeza, los
Amigos
espirituales
estarán
presentes en
nuestro apoyo.
Entonces se
exige que los
Asistentes
Espíritas tengan
reuniones
constantes,
intercambiando
sugerencias,
mostrando sus
preocupaciones,
a fin de cada
vez más se
preste un
servicio de
apoyo al
enfermo, a sus
familiares y a
los
profesionales de
salud, más
sólido y
adecuado con las
enseñanzas del
Maestro.
Concluyendo,
cuando estemos
hablando a un
enfermo,
tendremos que
verificar la
concepción sobre
la persona y
tener conciencia
de que ella
posee una
dimensión
corporal,
psíquica y
espiritual, las
cuales, a pesar
de exteriormente
independientes,
interiormente se
absorben en un
organismo que se
ordena y domina
por una
naturaleza
propia. Por lo
tanto, el alma
humana es el
centro del ser
que tiene una
naturaleza
tridimensional:
espiritual,
psíquica y
física.
Ese es el punto
esencial – y es
a partir de ese
espacio que se
muestran las
otras partes del
individuo, pues
el alma tiene
sólo un núcleo.
Se puede, por lo
tanto, decir que
toda la trilogia
de la persona
(espiritual,
psíquica y
física) está
preparada para
ese proceso de
desarrollo, pues
la persona
solamente puede
hacerse algo de
aquello que le
incumbe em su
ser personal y
por su
merecimiento.
Bibliografia:
O Evangelho
segundo
Espiritismo,
de Allan Kardec.
Pai da Bioética - Fritz
Jahr
(1895-1953),
art.
“Controvérsias
internas das
igrejas cristãs,
relações
intereclesiais“.
A Assistência
Espiritual e
Religiosa nas
Unidades da
ULSAM -
Decreto-Lei nº
253/2009 /
Portugal.
Victor
Manuel Pereira
de Passos,
escritor e
palestrante, é
membro da
Associação
Espirita Paz e
Amor, em Viana
do Castelo,
Portugal.