Leemos
en la
principal
obra
espírita:
200. ¿Tienen
sexos
los
Espíritus?
“No como
lo
entendeis,
pues los
sexos
dependen
de la
organización.
Hay
entre
ellos
amor y
simpatía,
pero
basados
en la
concordancia
de los
sentimientos.”
201. ¿En
nuestra
existencia,
puede el
Espíritu
que
animó el
cuerpo
de un
hombre
anime el
de una
mujer y
viceversa?
“Seguro;
son los
mismos
los
Espíritus
que
animan a
los
hombres
y las
mujeres.”
202.
Cuando
está
errante,
¿qué
prefiere
el
Espíritu;
encarnar
en el
cuerpo
de un
hombre,
o en el
de una
mujer?
“Eso
poco le
importa.
Lo que
lo guía
en la
elección
son las
pruebas
por las
que haya
de pasar.”
Los
Espíritus
encarnan
como
hombres
o como
mujeres,
porque
no
tienen
sexo. Ya
que les
cumple
progresar
en todo,
cada
sexo,
como
cada
posición
social,
les
proporciona
pruebas
y
deberes
especiales
y, con
eso,
deseo de
ganar
experiencia.
Aquel
que sólo
como
hombre
encarnara
sólo
sabría
lo que
saben
los
hombres.
Ya que
la
homosexualidad
no es
bien
comprendida
por los
propios
compañeros
espíritas,
traemos
la luz
del
libro de
Walter
Barcelos,
“Sexo y
Evolución”,
en el
capítulo
9,
llamado
“Homosexualidad
y
Reencarnación”,
los
siguientes
informes:
— La
homosexualidad
es la
atracción
sexual
entre
personas
del
mismo
sexo. El
homosexual
es
alguien
que
posee
una
identidad
sexual
en
choque
con su
formación
anatómica.
La
homosexualidad
es una
anomalia
de la
personalidad
observada
no
solamente
en este
siglo,
sino en
todas
las
épocas
de la
Humanidad.
El
apóstolo
Pablo
hizo
referencia
a los
abusos
de la
homosexualidad
en Roma,
en su
Epístola
a los
Romanos.
La
diferencia
con el
pasado
lejano
está en
que hoy,
gracias
a los
progresos
inmensos
de los
medios
de
comunicación,
los
avances
de la
ciencia
y el
crecimiento
numérico
del
fenómeno,
este
asunto
es
puesto
em más
evidencia
en todo
el
mundo.
Ciencias
psicológicas
y sus
investigaciones
Las
ciencias
psicológicas
efectuaron
investigaciones
detalladas
y
profundizadas
en la
personalidad
con
inversión
en la
manifestación
sexual.
Analizaron
su
infancia,
su
educación,
sus
tendencias,
aptitudes,
comportamiento,
su medio
ambiente,
la
influencia
de los
padres,
buscando
llegar a
las
causas
de la
homosexualidad,
a fin de
reeducarla.
Siendo
sus
conceptos
únicamente
materialistas,
colocan
todas
las
causas
del
problema
en el
presente,
fundamentadas
en la
educación
errónea
de los
padres,
en la
institución
negativa
de las
escuelas,
en los
ambientes
perniciosos
a la
moral y
también
en algún
desequilibrio
de la
genética,
creyendose
que los
homosexuales
nacen
con un
cromosoma
de más.
A pesar
de todos
esos
esfuerzos,
no
consiguieron
llegar a
las
causas
reales
sino
solamente
a los
desencadenadores
inmediatos.
Tendencias
homosexuales
y
reencarnación
Las
causas
profundas
de la
homosexualidad
no
tienen
origen
en el
hoy,
sino en
las
vidas
pasadas,
y
solamente
la Ley
de la
Reencarnación
puede
explicarlas.
En la
vida
actual,
lo que
ocurre
no es
crear la
homosexualidad,
sin
embargo
estimular
su
manifestación
y
desequilibrio,
pues las
características
sexuales
profundos
ya nacen
con el
Espíritu,
adquiridos
en
experiencias
sexuales
en la
estela
de las
reencarnaciones,
a través
de los
milenios.
El
Espíritu
Emmanuel
nos
habla
sobre
las
investigaciones
psicológicas
y la
reencarnación:
“La
homosexualidad,
también
hoy
llamada
transexualidad,
en
algunos
círculos
de
ciencia,
definiéndose,
en el
conjunto
de sus
características,
por
tendencia
de la
criatura
para una
comunicación
afetiva
con otra
criatura
del
mismo
sexo, no
encuentra
explicación
fundamental
en los
estudios
psicológicos
que
tratan
del
asunto
en bases
materialistas,
pero es
perfectamente
comprensible,
a la luz
de la
reencarnación.”
(17.21)
Sabemos
que el
Espíritu
tanto
puede
reencarnarse
en
cuerpo
de
hombre
como de
mujer;
lo que
le
interesa
es la
adquisición
de
experiencias,
el
rescate
de las
deudas y
el
perfeccionamiento.
Veamos
lo que
nos
hablan
los
Espíritus
de la
Codificación,
en la
Cuestión
201:
“¿En una
nueva
existencia,
puede el
Espíritu
que
animó el
cuerpo
de un
hombre
anime el
de una
mujer y
viceversa?
“Decerto;
son los
mismos
los
Espíritus
que
animan a
los
hombres
y las
mujeres.”
La
reencarnación
es la
explicación
única
para el
fenómeno
de la
inversión
de la
sexualidad
de la
criatura
humana,
dentro
de la
lógica,
del
bueno
sentido
y de la
justicia.
La
reencarnación
es la
explicación
única
para el
fenómeno
de la
inversión
de la
sexualidad
de la
criatura
humana,
dentro
de la
lógica,
del buen
sentido
y de la
justicia.
El
Espíritu
ya
existía
antes de
esa
existencia
actual.
Cuando
él
reencarna,
trae
consigo,
en su
subconsciencia,
un
acervo
inmenso
de
experiencias
sexuales,
valores
morales,
tendencias,
cualidades
y
defectos
adquiridos
en
múltiples
existencias
anteriores.
La
personalidad
sexual
está
registrada
en la
mente
El sexo,
antes de
manifestar
en el
cuerpo,
ya se
encuentra
archivado
en el
Espíritu.
La sed
real del
sexo
está
guardada
en la
mente, o
sea, en
el
Espíritu,
como nos
dice
André
Luiz:
“(...)
el sexo
reside
en la
mente, a
expresarse
en el
cuerpo
espiritual,
y
consecuentemente
en el
cuerpo
físico,
por
santuario
creativo
de
nuestro
amor
ante la
vida
(...) “.
(23.18-1
P)
Aún
André
Luiz
reafirma:
“La sede
del sexo
no se
halla en
el
cuerpo
grosero,
sino en
el alma,
en su
sublime
organización.”
(26.11)
El
Espíritu
es
femenino
o
masculino,
en
virtud
de las
experiencias
innumerables
repetidas
por los
siglos,
ejerciendo
las
mismas
funciones,
reencarnando
en un
mismo
tipo de
cuerpo
físico.
Su mente
estará
grandemente
enriquecida
de
cualidades
específicas,
determinando
su
individualidad.
Es lo
que nos
explica
el autor
de
“Acción
y
Reacción”
“(...)
El sexo,
en la
esencia,
es la
suma de
las
cualidades
pasivas
o
positivas
del
campo
mental
del ser.
Es
natural
que el
Espíritu
acentuadamente
femenino
se
demore
siglos y
siglos
en las
líneas
evolutivas
de la
mujer y
que el
Espíritu
marcadamente
masculino
se
detenga
por
largo
tiempo
en las
experiencias
del
hombre.”
(18.15)
Esclarecidos
de que
el sexo
es
mental,
es
psicológico,
veamos
ahora la
explicación
de los
Espíritus
en tres
situaciones
en las
cuales
hacen
surgir
la
homosexualidad.
Las tres
situaciones
en que
ocurre
la
homosexualidad
PRIMER
CASO —
Espíritu
con
mente
acentuadamente
femenina,
reencarna
en
proceso
de
expiación,
en
cuerpo
masculino.
El
cuerpo
masculino
va a
contrariar
y crear
muchas
dificultades
para la
manifestación
de los
impulsos
y
tendencias
de la
mente
femenina,
El
Espíritu
reencarnado,
no
aceptando
su nueva
posición,
hará
todo lo
posible
para
moldear
el
cuerpo
masculino,
a fin de
atender
su
sensibilidad
femenina.
La
inversión
no es de
la
mente,
sino del
cuerpo
físico
pasajero.
Veamos
ahora la
causa
del por
qué el
Espíritu
femenino
reencarna,
en
proceso
expiatorio,
en
cuerpo
de
hombre.
André
Luiz
continúa
iluminándonos:
“(...)
la mujer
criminal
que,
tras
arrastrar
al
hombre
al
libertinaje
y a la
delinquencia,
crea
para sí
misma
una
terrible
alienación
mental
más allá
del
sepulcro,
requisitando,
casi
siempre,
la
internação
en
cuerpo
masculino,
a fin de
que, en
las
telas de
la
desdicha
de su
emotividad,
sepa
edificar
en su
ser el
respeto
que al
hombre,
delante
del
Señor”.
(18.15)
El
Espíritu
con
mente
femenina,
por la
reencarnación,
habitando
en
cuerpo
masculino,
continuará
expresando
su
personalidad,
su
carácter,
sus
tendencias,
aptitudes
y
sensibilidad
femenina.
No es la
mente
femenina
que se
esclaviza
a las
imposiciones
del
cuerpo
masculino,
pero, sí,
este es
que
obedece
a las
órdenes
absolutas
de la
mente
femenina.
El
Espíritu
femenino,
vistiendo
transitoriamente
un
cuerpo
masculino,
va a
presentar
su
afecto y
simpatía,
no
propiamente
por una
mujer,
pero sí
por otro
hombre,
pues, en
la
esencia,
es una
mujer.
Siente
atracción
sexual
por el
mismo
sexo en
cuanto
al
cuerpo,
pero no
en
cuanto a
la
estructura
psicológica
—pues
esas son
realmente
diferentes.
El
mentor
de Chico
Xavier
afirma:
“(...)
la
individualidad
en
tráfico,
de la
experiencia
femenina
para la
masculina
o
viceversa,
al
vestir
el
cuerpo
físico,
demostrará
fatalmente
los
trazos
de la
feminidad
en que
habrá
estacionado
por
muchos
siglos,
en que
pese al
cuerpo
de
formación
masculina
que lo
segregue,
verificándose
análogo
proceso
con
referencia
a la
mujer en
las
mismas
circunstancias”.
(17.21)
SEGUNDO
CASO —
Espíritu
con
mente
marcadamente
masculina
en
proceso
de
expiación,
reencarna
en un
cuerpo
femenino.
Si es la
mente
que
comanda
el
cuerpo,
es
lógico
que el
Espíritu
irá a
manifestarse
a través
del
cuerpo
femenino,
con
todos
sus
características
masculinas,
a pesar
de que
el
cuerpo
es
diferente
de sus
impulsos
mentales.
La
masculinidad
psicológica
irá a
moldear
el
cuerpo
femenino
para el
comportamiento
de
hombre,
dentro
de lo
posible.
Veamos
las
causas
de por
qué el
Espíritu
masculino
reencarna
en
cuerpo
morfologicamente
femenino,
dentro
de los
estatutos
de la
Justicia
Divina.
Nos
explica
el
médico
del
mundo
espiritual:
“(...)
en
muchas
ocasiones,
cuando
el
hombre
tiraniza
a la
mujer,
sustrayéndose
los
derechos
y
cometiendo
abusos,
en
nombre
de su
pretendida
superioridad,
se
desorganiza
él mismo
hasta
tal
punto
que,
inconsciente
y
desequilibrado,
es
conducido
por los
agentes
de la
Ley
Divina
al
renacimiento
doloroso,
en un
cuerpo
femenino,
para
que, en
el
extremo
malestar
íntimo,
aprenda
a
venerar
en la
mujer a
su
hermana
y
compañera,
hija y
madre,
delante
de Dios
(...) “.
(18.15)
TERCER
CASO —
Espíritus
cultos y
sensibles
con la
mente
acentuadamente
femenina
o
marcadamente
masculina,
reencarnan
en
cuerpos
diferentes
de su
estructura
psicológica,
para
ejecución
de
tareas
especializadas
en el
campo
del
desarrollo
intelectual,
moral y
espiritual
de la
Humanidad.
El
Espíritu
André
Luiz
continúa
explicándonos:
“(...)
los
grandes
corazones
y los
bellos
caracteres
que, en
muchas
circunstancias,
reencarnan
en
cuerpos
que no
les
corresponden
a los
más
recónditos
sentimientos,
posición
solicitada
por
ellos
mismos,
en el
objetivo
de
operar
con más
seguridad
y valor,
no sólo
el
perfeccionamiento
moral de
sí
mismos,
como
también
la
ejecución
de
tareas
especializadas,
a través
de
estados
peligrosos
de
soledad,
en favor
del
campo
social
terrestre
que se
vale de
la
renuncia
constructiva
para
acelerar
el paso
en la
comprensión
de la
vida y
en el
progreso
espiritual”.
(18.15)
(Este
artículo
será
concluído
en la
próxima
edición.)