Estos son los métodos
creados por Dios para impulsar y avanzar nuestra
evolución, y, en la posición de coordinador de este
particular instituto de enseñanza del Universo, pues
existen millones de otros, ocupando la cátedra mayor, se
sabe también que está Jesús, el Bondadoso Director.
Es de la ley celestial la obligatoriedad de pasar por
muchas visas buscando nuestra propia perfección, tantas
vidas como fueran necesarias de modo a conducirnos al
blanco final: la absoluta perfección moral.
El número de pruebas es
inmenso, por cuanto hay muchas virtudes para conquistar
e incontables materias a dominar, de forma a construir
el sólido equilíbrio deseado entre las alas del
sentimento y de la inteligencia, garantizando de esa
forma una evolución constante.
Basta observar, en el primer caso, como es difícil vivir
en la plenitude apenas una particular virtude a lo largo
de la existência. De hecho, creemos, no hay Espíritus
encarnados que puedan alegar domínio completo de muchas
virtudes, de lo que sabemos sólo el Administrador de
este establecimiento de enseñanza las conquistó en la
totalidad.
En el segundo caso,
¿reflexionemos en cuántas especialidades de ingeniería o
incluso en el área de medicina existen hoy en día? Em el
passado eran poquísimas, entre tanto el número viene
creciendo continuamente, eso sólo para citar dos áreas
del conocimiento humano. Todas estas matérias también
deberán ser por nosotros aprendidas, dominadas.
A primera vista, se cree ser ese progreso infinito, pero
este entendimento no corresponde a la realidade, pues el
desarrollo moral e intelectual tiene un termino1:
169. ¿El número de encarnaciones es el mismo para todos
los Espíritus? “No; aquel que camina deprisa se ahorra
muchas pruebas. Todavia, esas encarnaciones sucesivas
son siempre muy numerosas, porque el progresso es
casi infinito.” (Resaltamos)
En cuanto no incorporamos
todo ese aprendizaje, pasamos por varias pruebas y
expiaciones, con una especial observación: sólo expiamos
debido a nuestra elección de evolución no haber
contemplado apenas el caminho del bien, posibilidad esta
prevista plenamente en el orden divino2:
262. ¿Cómo puede el Espíritu, que, en su origen, es
simple, ignorante y sin experiencia, escoger una
existencia con conocimiento de causa y ser responsable
por esa elección?
“Dios le suple la inexperiencia, trazándole el caminho
que debe seguir, como haces con un niño, desde el
nacimiento. Con todo, poco a poco, a medida que su libre
albedrío se desarrrolla, Él lo deja libre para escoger y
sólo entonces es que muchas veces el Espíritu se
extravia, tomando el mal caminho, por no oír los
consejos de los Buenos Espíritus. Es a eso es que se
puede llamar la caída del hombre. ” (Resaltamos)
Observese este trecho en
la respuesta de los Espíritus: muchas veces le ocurre
extraviarse; si es así, en otras tantas veces,
ocorre de no extraviarse, siguiendo desde el inicio
apenas el caminho correcto. Esa esclarecedora razón
explica el hecho de haber tantas maldades en esta
escuela, pues en el colegio Tierra están reunidos
alumnos que optaron por no seguir decididamente, en el
ejercicio libre del uso de su libre albedrío, apenas el
camino del bien. Son en media estudiantes rebeldes y
repetidores de las lecciones suministrada por el
Director Jesús dos mil años atrás. En consecuencia, como
ya cometimos muchos deslices, la conocida expresión
“multitud de pecados”, la cuenta desde nuestro origen,
con perjuicio al prójimo y a nosotros mismos, debemos
expiar, o rescatar, esas situaciones indeseadas del
pasado – se enfatiza siempre – creadas por nosotros
mismos.
Siendo así la mecánica
divina, una pregunta podría ser suscitada: ¿Cómo puedo
saber, o distinguir, cuando estoy pasando por una prueba
o una expiación y cuál es la diferencia entre ellas, de
modo a mejor conducir nuestros diversos desafios
existentes en el desarrollar de la vida?
Analizando la duda bajo el
punto de vista de la Doctrina, sabemos de hecho una
cuestión a expresar apenas nuestra vana curiosidad en
saber especificamente bajo cuáles condiciones se suceden
los muchos hechos de la vida, si son verificaciones o
rescates, consecuentemente irrelevante, según la visión
doctrinaria.
Nosotros, Espíritus aun
imperfectos, no precisamos necesariamente saber si
estamos pasando por una prueba escogida en la
erraticidad3 o, de otro modo, si vivimos una
expiación, pues lo que necesitamos con seguridad es
simplemente superar las dificultades, no importa si
estas tienen su origen en una prueba o en una expiación;
el objetivo es vencer, o vencernos delante de los
cuadros agúdos y no siempre agradables que caracterizan
nuestras existencias, situaciones comunes en un típico
mundo de pruebas y expiaciones, en vía de regenerarse.
A propósito, es siempre oportuno, podemos recordar, por
ejemplo, este registro em outra obra del Codificador4:
“No hay que creer, no obstante, que todo sufrimiento
soportado en este mundo denote la existencia de una
determinada falta. Muchas veces son simples pruebas
buscadas por el Espíritu para concluir su depuración y
activar su progreso. Así, la expiación sirve siempre de
prueba, pero no siempre la prueba es una expiación.
O sea, estamos siempre siendo probados, sea por la
prueba propriamente dicha escogida anteriormente, sea
por la expiación, solicitada o impuesta; esta última
servirá en todo el tiempo también de prueba, y si es
bien soportada dará al alumno la nota de aprobación.
Muchas veces creemos haber
superado las pruebas nuestras fuerzas, nos reconocemos
no preparados y nos sentimos incapaces de cargarlas.
Esta conclusión, aparentemente acertada, no es verdadera,
no encuentra respaldo em las leyes divinas, por cuanto,
observando bien el cuadro presente, con imparcialidad,
se puede facilmente concluir haber aumentado nuestras
pruebas, volviéndolas de esta manera insoportables desde
nuestro punto de vista, sin embargo eso se dio como
resultado de conductas impropias y actitudes
intempestivas tomadas frecuentemente por todos nosotros.
Variados sufrimientos y amarguras enfrentadas a lo largo
de esta existencia se originan em conductas y acciones
adoptadas distanciadas del buen camino, o sea, de las
directrices divinas, en esta propia vida; tienen pues,
origen en el presente y no en el pasado distante. En
consecuencia, la vida responde con nuevos sinsabores y
contratiempos aun durante la vida actual. Y si no
hubiera repercusión aun en esta existencia, estas faltas
del presente se presentarán como expiaciones del
passado, en nuestras vidas futuras; es todo muy simple.
De esa forma, si deseamos un futuro mejor, oremos y
vigilemos ahora. Esta máxima, si es bien aplicada, nos
puede ahorra muchos percances y atribulaciones en el
porvenir.
Outro importante aspecto a considerar es la certeza de
que, si vivimos las pruebas y expiaciones con rebeldia,
disgusto, murmurando o reclamaciones, dudando de la
justicia del Creador, la verificación o el rescate
pierden la función y el sentido; por consiguiente, la
vida nos invitará o nos obligará, en un futuro próximo,
a pasar por nuevas ..., hasta salir plenamente
víctoriosos. Este sistema de enseñanza es perfecto, pues
perfecto es el Padre.
Delante de estas
esclarecedoras explicaciones ofrecidas por la Doctrina,
nos cabe aceptar las vicisitudes de la vida como
oportunidades de aprendizaje, en nuestro próprio favor,
ya que Dios obra siempre con bondad y misericordia, no
nos solicitando esfuerzos mayores de lo que podemos
soportar; de eso no tengamos la menor sombra de duda.
Y como Dios es Padre, y no Gerente, no considera
cualquier falta como irremisible, o sea, imperdonable.
Siendo ella cual fuera, Él nos concederá incontables
oportunidades para alcanzar el éxito no obtenido en esta
existencia, contodo tengamos en mente que muchas veces
nuevas verificaciones ocurrirán en situaciones menos
favorables de lo que aquellas experimentadas ahora, caso
contrario no se realiza el processo de educación del
Espíritu.
Todo depende de nosotros mismos, está en nuestras manos.
Hagamos ahora, no posterguemos aceleremos el proceso en
curso de regeneración del planeta, pues somos los
artífices de este cambio.
Referências:
3
KARDEC, Allan. El Libro de los Espíritus. Trad. Evandro
Noleto Bezerra. 3. Ed. Conmemorativa del
Sesquicentenário. Brasilia: FEB, 2007. Q. 169.
2 ________.________.
Q.262.
3
Erraticidad: estado de los
espíritus errantes, esto es, no encarnados, durante los
intervalos de sus diversas existências corpóreas (Allan
Kardec – Instrucciones Prácticas sobre las
manifestaciones espíritas – Vocabulario espírita).