Especial

por Americo Domingos Nunes Filho

Espiritismo y Cristianismo

De vez en cuando, surgen algunas publicaciones sin entendimiento con la codificación espírita, clamando que la Doctrina Espírita nada tiene que ver con el Cristianismo. Cuando ese pensamiento emerge de grupos religiosos dogmáticos e intolerantes, hasta lo entendemos; con todo, llama más la atención cuando la fuente original se titula espiritista.

Interesante es afirmar, principalmente, para los versados en los textos de “El Nuevo Testamento” que el Cristo no hace significación de personas, no importandole el movimiento religioso que lo sigue, pero, sí, el hecho de que donde estuvieran dos o tres reunidos en su nombre él estará en medio de ellos (Mateo XVIII: 20). Por tanto, lo que caracteriza ser cristiano es el episodio de alguien estar junto a otros, todos sintonizados con Jesús y, principalmente, praticando sus enseñanzas. La caridad legítima fue ejemplificada por el Cristo, haciendo del amor al semejante un impositivo mayor para que la centella divina en nosotros, el llamado “Reino de Dios”, cada vez más se expande y se exteriorize. Adepto del Cristianismo, de hecho, es alguien que refleja al Maestro en el prójimo, no haciendo Jesús ninguna referencia a la religión, ni incluso a su sacrificio en la cruz, conforme está incluido en el llamado “sermón profético” (Mateo XXV: 34-40).

Consecuentemente, el lema espírita “Fuera de la caridade no hay salvación” es esencialmente cristiano, correspondiente, de hecho, a las enseñanzas del Cristo. Ya el Catolicismo, por ejemplo, afirma que “Fuera de la Iglesia no hay salvación”, no valorando los textos del Evangelio citados arriba y presentándose antagónico también a la razón y al progreso, necesitando esa equivocada sentencia de urgente rectificación, principalmente por la afirmación de que fuera de la Iglesia no se encuentra unión con el Maestro. No podemos olvidar que las bases de ese credo, en el transcurrir de milenios, se encontraron minadas por el absolutismo clerical aliado al poder temporal, responsables por la degeneración del Cristianismo de los tiempos primeros, como, igualmente, de los millares de asesinatos cometidos al mando de los clérigos, “en nombre de Dios”, a través de las Cruzadas y de la Inquisición.

Si la caridade en acción corresponde al trabajo superior del verdadero cristiano y la Doctrina Espírita es calcada exactamente en el "amar al prójimo como a sí mismo", deducimos que la creencia basada en la codificación del inolvidable Allan Kardec es esencialmente cristiana y su transcendental visión de la realidade social es indiscutiblemente religiosa.

El Evangelio es rico en menciones al trabajo caritativo, enseñado y ejemplificado por el Maestro Jesús: “Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y retribuirá a cada uno conforme sus obras (Mateo 16, 27); “Así también la fe, si no tuviera las obras, está muerta en sí misma. Pero “dirá alguién: Tu tienes la fe, y yo tengo las obras; muestráme tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:18); “La fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26); “¿De qué adelanta, mis queridos hermanos, que alguien proclame su fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? (Santiago 2:14); “Ves de esa forma que tanto la fe como las obras estaban obrando juntas, y la fe fue perfeccionada por las obras” (Santiago 2:22); “Siendo así, todo árbol bueno produce buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mateo 7:17) e “Incluso que yo posea el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aun tenga una fe capaz de mover montañas, si no tuviera amor, nada seré” (1 Coríntios 13:2).

Por tanto, vivir al Cristo es practicar, con certeza, lo que él ejemplificó, exactamente la caridad en acción. El sacrificio en la cruz da sustento y representa ánimo a los que están igualmente pasando por el dolor, en la presente encarnación o en la dimensión espiritual.

Practicante del Cristianismo es justamente quien considera a Jesús como su Maestro y se esfuerza para seguirlo; los espiritistas, por consiguiente, igualmente, pueden ser denominados como discípulos actuales de Cristo. Algunas personas, en pequeño número, niegan el aspecto cristiano de la Doctrina Espírita, argumentando que Kardec es quien apuntó el Espiritismo para esa dirección, desconociendo lo que fue revelado por los sabios mentores de la codificación espírita. De veras importante señalar que no haya confusión entre lo que es “Cristianismo de los hombres”, en enfrentamiento bien infeliz con el majestuoso “Cristianismo de Jesús”. De forma alguna confundir el Cristianismo especificamente con el Catolicismo o cualquier creencia dogmática.

Prontamente, sin citar lo que vino de Kardec, traemos algunos mensajes reveladores de los espíritus superiores que fueron dictados al codificador, revelando el Espiritismo como adepto de la Dctrina del Cristo:

1 - "Jesus es el tipo más perfecto que Dios ha ofrecido al hombre para servirle de guía y de modelo". (Espíritus Superiores, “El Libro de los Espíritus”, P. 625);

2 - "Estamos incumbidos de preparar el reino del bien que Jesús anunció" (Espíritus Superiores, El Libro de los Espíritus, pregunta 627, pág. 309, FEB); 

3 - "Todas las verdades se encuentran en el Cristianismo, los errores que en el se enraizaron son de origen humano... (“ El “Espíritu de Verdad”, “El Evangelio Según el Espiritismo”, cap. VI, n° 5);

4 – “Se aproxima la hora en que te será necesario presentar el Espiritismo cual el es, mostrando a todos dónde se encuentra la verdadera doctrina enseñada por Cristo. Se aproxima la hora en que, la faz del cielo y de la Tierra, tendrás que proclamar que ‘el Espiritismo es la única tradición verdaderamente cristiana’ y ‘la única institución verdaderamente divina y humana". (Espíritu Superior a Allan Kardec, “Obras Póstumas”);

4- "Cuenta con nosotros y cuenta sobre todo con la gran alma del Maestro de todos nosotros, que te protege de modo muy particular (“ Obras “Póstumas”, pág. 308, FEB). 

5- “Sois guiados por el verdadero Genio del Cristianismo, yo os digo; es porque el propio Cristo preside a los trabajos de toda naturaleza que están en vías de cumplimiento para abrir la era de renovación y de perfeccionamiento que os predicen vuestros guías espirituales” (Espíritu Chateaubriand- “Revista Espírita”, 1860, febrero, “El Tiempo Presente”);

6- “No podríais creer cuan orgulloso estoy en distribuir, a todos y a cada uno, los elogios y los encorajamientos que el Espíritu de Verdade, nuestro Maestro, bin-amado, me ordenó conceder a vuestras piadosas cohortes” (Espíritu Erasto, “Revista Espírita”, 1861, octubre);

7- “Predicad la buena doctrina, la doctrina de Jesús, la que el propio Divino Maestro enseña en sus comunicaciones, que no hacen sino repetir y confirmar la doctrina de los Evangelios. Aquellos que vivirán verán cosas admirables, yo os-lo digo (“ Revista Espírita, 1863, septiembre, José);

8- “El divino Salvador, el justo por excelencia, dice, y sus palabras no pasarán: “Ni todos los que dicen: ¡Señor! ¡Señor! Entrarán en el reino de los cielos; entrarán solamente los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos. ¡Que el Señor de bendiciones os bendiga; que el Dios de luz os ilumine; que el árbol de la vida os ofrezca abundantemente sus frutos! ¡Creed y orad!”(“OESE, cap. XVIII, ítem 16, Simón, Bordéus, 1863);

9- “Jesús llamaba así la infancia intelectual de la criatura formada: los débiles, los esclavizados y los viciosos. Él nada podría enseñar a la infancia física, presa a la materia, sometida al yugo del instinto, aun no incluida en la categoria superior de la razón y de la voluntad que se ejercen en torno de ella y por ella (... Él fue el foco que ilumina las tinieblas, la claridad matinal que toca a despertar; fue el iniciador del Espiritismo, que a su turno atraería para Él, no a los niños, sino a los hombres de buena voluntad” (“OESE”, cap. VIII, ítem 18, Juan Evangelista);

10- “El Espiritismo está destinado a representar importantísimo papel en la Tierra: le cabe reformar la legislación, por vía de regla contraria a las leyes divinas, le cabe rectificar los errores de la historia y apurar la religión del Cristo, transformada, en las manos de los sacerdotes, en comercio y en vil tráfico. Instituirá la verdadera religión, la religión natural, la que parte del corazón y va, directamente a Dios, sin dependencia de las obras de la sotana o de los escalones del altar. Extinguirá para siempre el ateísmo y el materialismo, la que a que han sido arrastrados ciertos hombres por los abusos constantes de los que se dicen ministros de Dios y predican la caridad con una espada en cada mano sacrificando su codicia y al espíritu de denominación los más sagrados derechos de la humanidad” (“Obras Póstumas”, "Futuro del Espiritismo”, Un Espíritu);

11- “¡Espíritas! El gran nombre de Jesús debe fluctuar como una bandera arriba de vuestras enseñanzas. Antes que fueseis, el Salvador llevaba la revelación en su seno, y su palabra, medida prudentemente, indicaba cada una de las etapas que hoy rercorréis” (“Revista Espírita”, diciembre de 1864, Juan Evangelista).

Aquí dejamos apenas algunos mensajes de los Instructores del Más Allá que revelaron a Kardec el carácter cristiano de la Doctrina Espírita. Por tanto, el Espiritismo profesa el Cristianismo porque así fue instituido y, verdaderamente, alguien sólo puede denominarse espiritista cuando respeta y confiesa la exposición codificada por el magnánimo Kardec.

Sabemos que muchos compañeros que niegan esa directriz, así lo hacen porque aun traen dentro de sí las secuelas de los torturantes hechos, ocurridos, por ejemplo, en las Cruzadas o en la Inquisición, siendo las víctimas que desencarnaron viendo en el pecho de sus crueles verdugos la imagen de la cruz. Muchos, inclusive, igualmente no siendo más materialistas, no aceptan al Cristo, intentando hasta desconocer su sublime presencia entre nosotros. Hacen todo lo posible para ignorarlo o no concedieron autenticidad a sua briosa existencia física, tan fuertemente basada en la mediumnidad de sus discípulos.

Los espíritas, genuinamente, son los proselitos de Jesús y de Kardec y fuimos constituídos "ministros de un nuevo testamento, no de la letra que mata, sino del espíritu que vivifica" (2 Corintios 3:6). A partir del conocimiento amplio de ese "Evangelio Eterno", las leyes de Dios no serán apenas acogidas, sino vividas en el corazón de los hombres (Jeremías 31:33). 

Entonces, estamos delante de la razón amalgamada con la fe, el saber científico unido a la religión, no más una creencia asentada en fundamentos míticos o místicos y, sí, el verdadero "religare", la profunda comunión con Dios, sin jerarquías y sin dogmatismos, conforme predicó el Maestro, hablando a la mujer samaritana, junto a la fuente de Jacob:  "Dios es espíritu; e importa que Lo adoren en espíritu y en verdad" (Juan 4:24).


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita