Espíritus protectores
Presentamos en esta edición
el tema
nº
96
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147
temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Qué son ángeles?
2. ¿Hay relación entre los
ángeles y las entidades
espirituales designadas por
los nombres de “ángel de la
guarda”, “ángel guardián” o
“protector espiritual”?
3. ¿Qué diferencia hay entre
“protector espiritual”,
Espíritu familiar y Espíritu
simpático?
4. ¿El protector espiritual
está siempre al lado de su
progenitor?
5. ¿Los salvajes también
tienen protectores
espirituales? ¿Y las
ciudades y naciones?
Texto para la
lectura
Los ángeles son seres que
recorrieron todos los grados
de la evolución
1. Para entender lo que
representan los “ángeles de
la guarda” o los
“protectores espirituales”
en nuestra vida, es preciso
en primer lugar rememorar el
significado de la palabra
ángel. Como ya vimos, de
acuerdo con el Espiritismo
aquellos a quien llamamos
ángeles son criaturas de
Dios que ya recorrieron
todos los grados de la
evolución. Unos – revela la
cuestión nº 129 de El Libro
de los Espíritus – aceptaron
su misión sin murmurar y
llegaron más deprisa a su
destino; a otros llevaron
más tiempo.
2. Las religiones, en su
gran mayoría, sino en su
totalidad, hablan de ángeles
y, aunque les den nombres
diversos, nos sitúan en una
posición superior con
relación a la Humanidad. Los
ángeles serían, para casi
todas ellas, intermediarios
entre Dios y los hombres,
una idea evidentemente
negada por los
materialistas, que no
admiten nada más allá de la
materia y, por eso, ponen a
los ángeles entre las
ficciones y alegorías que
seducen el ser humano.
3. Según la Doctrina
Espírita, el alma es creada
simple e ignorante, y poco a
poco se desarrolla, se
perfecciona y se adelanta en
la jerarquía espiritual,
hasta alcanzar el estado de
Espíritu puro o
ángel. Los ángeles no
son más, por tanto, que las
almas de los hombres
llegados al grado de
perfección accesible a la
criatura humana.
4. Como la Humanidad no se
limita a la Tierra, antes
mismo de la formación de
nuestro planeta ya existían
Espíritus que, habiendo
recorrido las numerosas
etapas de la evolución,
alcanzaron la condición de
Espíritus puros. Como sus
existencias corpóreas
pasaron en otra época,
bastante lejanas, es
evidente que, al conocerlos,
el hombre supone que tales
seres hubiesen sido creados
así, ya perfectos desde el
conocimiento.
La misión del protector
espiritual es como la de un
buen padre
5. Las entidades
espirituales designadas por
los nombres como “ángel de
la guarda” o “protector
espiritual” nada tiene, con
todo, que ver con los
ángeles propiamente dichos.
Los protectores
espirituales, que Dios
concedió a cada una de sus
criaturas, son Espíritus
como nosotros mismos, aun en
el camino de la evolución, y
no Espíritus puros, llegados
al ápice de la evolución,
aunque muchos protectores
espirituales sean Espíritus
de alta envergadura moral.
6. Existen diferencias entre
“protector espiritual,
Espíritu familiar y
Espíritus simpático. Los
Espíritus familiares, son
los que se ligan a ciertas
personas por lazos más o
menos perdurables con el fin
de serles útiles, dentro de
los límites del poder
de que disponen. Pueden ser
buenos, aunque muchas veces
son poco adelantados y, por
eso, se ocupan de las
particularidades de la vida
íntima de las personas, sólo
actuando por orden o con
permiso de los Espíritus
protectores.
7. Los Espíritus simpáticos
son los que se sienten
atraídos para nuestro lado
por afectos particulares y
también por una cierta
semejanza de gustos y de
sentimientos, tanto para el
bien como para el mal.
8. Espíritu protector, ángel
de la guarda o buen genio es
el Espíritu que tiene por
misión acompañar al hombre
en la vida y ayudarlo a
progresar. Él es siempre de
naturaleza superior con
relación a su protegido. Su
misión es como la de un
padre con relación al hijo:
guiarlo por la senda del
bien, auxiliarlo con sus
consejos, consolarlo en sus
aflicciones, levantarle el
ánimo en las pruebas de la
vida. El protector
espiritual se dedica a su
protegido desde su
nacimiento hasta la muerte,
y muchas veces lo acompaña
en la vida espiritual,
después de su
desencarnación.
9. A los que piensan que es
imposible a Espíritus
verdaderamente elevados
dedicarse a una tarea tan
laboriosa, y de todos los
momentos, dicen los
instructores espirituales
que ellos influencian
nuestras almas estando, a
veces, a millones de leguas
de distancia, por cuanto
para ellos el espacio no
existe e, incluso viviendo
en otro mundo, ellos pueden
conservar la unión con
nosotros. Cada ángel de la
guarda tiene, pues, a su
protegido y vela por el,
como un padre vela por su
hijo, sintiéndose feliz
cuando lo ve en el buen
camino o triste cuando sus
consejos son despreciados.
Todos los hombres unidos a
la Tierra tienen su
protector espiritual
10. Una vez que aceptó la
tarea, el protector
espiritual se obliga a velar
por su protegido.
Evidentemente, antes de
asumirla, puede el escoger,
como protegido, a un ser que
le sea simpático. Así es
que, en cuanto para unos la
misión que les compete es un
placer, para otros
constituye tan solamente un
deber. El protector
espiritual no queda, sin
embargo, constantemente al
lado de su protegido, pues
hay circunstancias en que su
presencia no es necesaria.
Cuando ve que sus consejos
son inútiles, él puede
apartarse, pero jamás
abandonar por completo a su
protegido, buscando siempre
hacerse oír. Y volverá, con
seguridad, junto a su
protegido, mientras este le
llame.
11. Si, no obstante, en el
curso de su misión, él
necesita apartarse para
cumplir otras tareas,
incompatibles con aquella,
será sustituido por otro
Espíritu, de tal manera que
nadie, en momento alguno,
queda desprovisto de
protección espiritual,
excepto cuando la criatura
puede guiarse por sí misma,
caso en que no tendrá más
necesidad del ángel de la
guarda; pero eso – informa
la cuestión nº 500 de El
Libro de los Espíritus – no
ocurre en la Tierra.
12. La acción de los
Espíritus que nos quieren
bien es siempre regulada de
manera a dejarnos el libre
albedrío. Es la sabiduría de
Dios que así lo exige, por
cuanto si no tuviésemos
responsabilidades no
adelantaríamos en la senda
que debe conducirnos al
Creador.
13. El protector espiritual,
como vimos anteriormente, se
siente feliz cuando ve
sus cuidados coronados de
éxito. Conseguir tal hazaña
es para el un triunfo, como
un preceptor triunfa con los
éxitos de su discípulo. Pero
él sufre con los errores de
su protegido, y los lamenta,
aunque su aflicción nada
tenga con las angustias de
la paternidad terrena, ya
que sabe que hay remedio
para el mal y que lo que hoy
no se hizo se hará mañana.
14. Concluyendo, podemos
asegurar, con base en lo que
enseña el Espiritismo, que
cada hombre, incluso el
salvaje, tiene un Espíritu
que vela por él, y lo mismo
se da con las sociedades,
las ciudades y las naciones,
las cuales tienen Espíritus
protectores especiales,
porque marchan para un
objetivo común y tienen
necesidad de una dirección
superior.
Respuestas a
las cuestiones propuestas
1. ¿Qué son los ángeles?
R.: De acuerdo con el
Espiritismo, aquellos a
quienes llamamos ángeles son
criaturas de Dios que ya
recorrieron todos los grados
de la evolución. Unos,
conforme la cuestión nº 129
de El Libro de los
Espíritus, aceptaron su
misión sin murmurar y
llegaron más deprisa a su
destino; otros llevaron más
tiempo.
2. ¿Hay relación entre los
ángeles y las entidades
espirituales designadas por
los nombres de “ángel de la
guarda”, “ángel guardián” o
“protector espiritual”?
R.: No hay. Las entidades
espirituales designadas por
los nombre de “ángel de la
guarda”, “ángel guardián” o
“protector espiritual” nada
tiene que ver con los
ángeles propiamente dichos.
Los protectores
espirituales, que Dios
concedió a cada una de sus
criaturas, son Espíritus
como nosotros mismos, aun en
el camino de la evolución, y
no Espíritus puros, llegados
al ápice de la evolución,
aunque muchos protectores
espirituales sean Espíritus
de alta envergadura moral.
3. ¿Qué diferencias hay
entre “protector
espiritual”, Espíritu
familiar y Espíritu
simpático?
R.: Espíritu protector,
ángel de la guarda o buen
genio es el Espíritu que
tiene por misión acompañar
al hombre en la vida y
ayudarlo a progresar. Él es
de naturaleza superior con
relación a su protegido. Su
misión es como la de un
padre con relación al hijo:
guiarlo por la senda del
bien, auxiliarlo con sus
consejos, consolarlo en sus
aflicciones, levantarle el
ánimo en las pruebas de la
vida. Espíritus familiares
son los que se unen a
ciertas personas por lazos
más o menos perdurables con
el fin de serles útiles,
dentro de los límites del
poder de que disponen.
Pueden ser buenos, sin
embargo muchas veces son
poco adelantados y, por eso,
se ocupan de las
particularidades de la vida
íntima de las personas,
actuando solo por orden o
con permiso de los Espíritus
protectores. Espíritus
simpáticos son los que se
sienten atraídos a nuestro
lado por afectos
particulares y también por
una cierta semejanza de
gustos y de sentimientos,
tanto para el bien como para
el mal.
4. ¿El protector espiritual
está siempre al lado de su
protegido?
R.: No. El protector
espiritual no está
constantemente al lado de su
protegido, pues hay
circunstancias en que su
presencia no es necesaria.
Además, cuando ve que sus
consejos son inútiles, se
puede apartar, pero jamás
abandonar por completo a su
protegido, buscando siempre
hacerse oír.
5. ¿Los salvajes también
tienen protectores
espirituales? ¿Y las
ciudades y las naciones?
R.: Sí. El salvaje también
tienen a un Espíritu que
vela por él, y lo mismo se
da con las sociedades, las
ciudades y las naciones, las
cuales tienen Espíritus
protectores especiales,
porque marchan para un
objetivo común y tienen
necesidad de una dirección
superior.
Bibliografia:
O Livro dos
Espíritos,
de Allan
Kardec, questões 129, 491 a
519.
O Céu e o
Inferno,
de Allan
Kardec, Primeira Parte, cap.
VIII, itens 1 a 14.