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Año 3 116 – 19 de Julio del 2009

MARIA ENY ROSSETINI PAIVA 
menylins@terra.com.br    
Lins, São Paulo (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Invasión de Espíritus
del umbral

Un análisis del movimiento joven de la década de 1960,
con sus consecuencias

 “Hasta allá, sin embargo, ellos defenderán palmo a palmo el terreno. Habrá por lo tanto, una lucha inevitable, pero lucha desigual, porque es el pasado decrépito que cae, en trampas, contra el futuro juvenil”. (Allan Kardec, en La Génesis, cap. XVIII, ítems 24 a 26, refiriéndose a las luchas contra la renovación social, en las fases de pico de la historia de la humanidad.)

Marta oía nuevamente el argumento de la INVASIÓN DE ESPÍRITUS DEL UMBRAL. Mientras oía, recordaba...

A los 15 años, la sesión espírita que frecuentaba, el año de 1954, era orientada por el Espíritu del Padre de Compostela. La médium, una ama de casa, que poseía sólo hasta la cuarta serie del primer grado, cuando mediumnizada, hablaba en la segunda persona del plural, utilizando el tratamiento de vosotros, sin errores. El hecho impresionaba a abogados y políticos que, frecuentadores a los trabajos, jamás observaron un desliz en los discursos:

 “Preparaos, decía el Padre de Compostela, millones de Espíritus umbralinos están reencarnados ahora. Serán Espíritus rebeldes, difíciles de educar. Os dejarán abismados con sus actos. Las familias no sabrán lo qué hacer. La espiritualidad podrá auxiliarlos, aproximándolos a la visión espiritual. Son Espíritus que tienen la oportunidad de probar su moralidad, para que no sean expulsados del planeta. Ellos os obligarán a vivir buscando resolver sus abusos. Pasaréis por profundas transformaciones. Cuando viváis esos hechos, acordaos de mi mensaje”.

Una década después, Marta tenía 25 años, ya cursara la Facultad. Hube Percibido la emergencia de esa generación. Hube Convivido con rebeldes, hippies, revolucionarios, observando la acción de los umbralinos. Ellos impulsaron cambios reales en el arte, en la música, en la literatura, en el teatro, en la política, en las costumbres. Verdaderas revoluciones en el planeta. Muchos desequilibrios, exageraciones, pero el resultado era interesante. Algunos artistas y políticos buscaron lo espiritual, a través de incursiones en el orientalismo, en la consulta a las médiums de la época y en el estudio de culturas mediúmnicas. Intelectuales y artistas estudiaban las sociedades indígenas descendientes de primitivos habitantes de América o de otros pueblos y sus relaciones con lo espiritual.

Acabada la época de la rebeldía, Marta, habiendo estudiado en las Universidades los movimientos históricos en la Tierra, hubo buscado aplicarlos a los estudios hechos por Kardec sobre el asunto, en el capítulo XVIII de La Génesis. Ahora entendía que la generación rebelde y umbralina había hecho realmente su prueba. A la vez realizó importantes cambios en la moral y en las costumbres tradicionales, revelando la hipocresía farisaica de las religiones, la moral falsa impregnada por los intereses políticos, en el Cristianismo.

Discutir los valores de las familias, la libertad sexual, las cuestiones de la miseria, las revoluciones, volver a ver biografías de personajes antes respetados, alterar la perspectiva de la historia, aprobar el divorcio, cambiar la música y el teatro, en especial. Todo fue alterado, por la influencia de esa generación de Espíritus rebeldes que en el fondo buscaban como todo espíritu “paz y amor”, por caminos diferentes, y mostraban la suspensión de pagos de nuestros métodos antiguos de alcanzar esos ideales.

Notó que ese ciclo histórico de progreso de los Espíritus y de la sociedad había terminado. La sabiduría divina hubo aprovechado la generación rebelde y sin rumbo en su contacto con la vida material, forzando el cambio de la estructura social para rumbos de mayor libertad. Otro ciclo lentamente surgía.

Marta sabía ahora, que un nuevo ciclo se hubo iniciado, a partir más o menos de 1970 y que ahora los cambios necesarios serían mucho más que sólo una “revolución sexual y de costumbres” de la década de 1960.

Percibía con mayor agudeza de que antes que el Espiritismo tenía una ética libre de las hipocresías históricas y una historia demasiado corta, para tantos desvíos que caracterizaban los movimientos espiritualistas diversos.

Ahora, en ese nuevo ciclo histórico, que se iniciaba al final del tercer milenio, tendríamos problemas más importantes para resolver.

¿Cómo podría la Doctrina Espírita “secundar el movimiento de regeneración social” como quería Kardec, en el ítem 25 del Capítulo XVII, de La Génesis?

                                                         *

 La antigua preocupación con los avisos espirituales acerca de una encarnación colectiva de Espíritus umbralinos adentró la conversación formal entre Marta y José.

Julio del 2005. Marta estaba sentada cómodamente en una importante editora espírita, conversando con un señor de semblante suave y ojos bondadosos, que le decía haber oído de un guía espiritual esa revelación.

– Estoy interesada en esa revelación. ¿Qué le dijeron los guías espirituales sobre esa invasión de Espíritus umbralinos?

– Que esos Espíritus son muy atrasados y que darían mucho trabajo. El señor José, importante ejecutivo jubilado, revelaba la palabra de los mentores con mucha reverencia.

- ¿Y ellos no explican lo que nos competía hacer?

– No, querida mía. Sólo me auxiliaron a entender porqué la violencia crece aquí en Río de Janeiro, porqué las chabolas aumentan y porqué los niños no aprenden más a leer, cuando antiguamente, nosotros los niños pobres, con padres analfabetos y profesores sin Facultad, salíamos todos alfabetizados en el segundo semestre de la primera serie de lo fundamental.

Marta cambió la postura relajada. El señor, cuya bondad estaba expresada en los ojos suaves, había asuntos en los cuales Marta se había especializado. ¿Oiría bien? ¿Él decía que el mal desempeño de los niños en la escuela era debido a su inferioridad espiritual? ¿Que la violencia en las ciudades grandes era producto de Espíritus umbralinos, volcados al mal? Santo Dios... Era preciso por lo menos plantar alguna duda.

Con mucho cuidado, Marta respetando la mente ingenua y bondadosa del Sr. José, argumentó:

– Prefería entender de otra forma la alusión a esos Espíritus umbralinos. Trabajo en la educación desde los dieciocho años. Me jubilé luchando por la enseñanza en Brasil. Creo que los umbralinos reencarnados no son los chabolistas y jóvenes semianalfabetos. Son otros.

Delante de la curiosidad de José, ella prosiguió:

– A partir de la década de 1960 hubo un movimiento político en Brasil, iniciándose por la Universidad, y con especial énfasis en los Cursos de Psicología y de Educación, que a propósito comenzó a cambiar nuestra enseñanza, partiendo de las Universidades, hasta el segundo grado.

De 1980 a 1990, el proceso, ya con veinte años, cambió de rumbo, y pasó a interferir directamente, en especial en el Sur y Sudeste de Brasil, en el área de alfabetización, jubilando métodos antiguos e implantando novedades que impedían a nuestros alumnos  ser alfabetizados.

- ¿Y nadie hizo nada para reaccionar? – Indagó José.

– Bien, la política fue genialmente implantada. En el Estado de San Paulo, sólo una región tuvo Consejos Municipales de Educación que se rechazaron a continuación de esa orientación. En esa región, hasta hoy, los niños son alfabetizadas con 4 o 5 años, sin ningún método que los violente, y sin que se exijan de los padres cualquier auxilio. ¿Será que en esas ciudades los umbralinos no reencarnaron o las autoridades tuvieron sabiduría política para enfrentar la “revolución para analfabetizar”, que invadía las Universidades, bajo el disfraz de una nueva metodología?

– ¿Quiere decir que la señora no cree que nuestros niños de la obra que administro no aprenden más a leer porque son Espíritus atrasados?

– No pienso eso, creo que los Espíritus atrasados e inferiores son los dueños del poder y en diversos países montaron a propósito ese plan verdaderamente de las “tinieblas”. Le digo que tales métodos ya fueron probados en países muy adelantados, haciendo que las nuevas generaciones pierdan el dominio del lenguaje, teman hablar en público. ¿Sabía que el mayor miedo de nuestros hermanos americanos no es el de la muerte, sino el de hablar en público? ¿Cree que eso sea por casualidad?

José oía y su aire desencantado conmovía a Marta:

– Percibo que, por ser un gran administrador, está pensando en lo que yo digo, sabe que los dirigentes de una empresa, como los de un país, pueden hacer lo que yo estoy diciéndole. Crea. Hicieron eso con muchos países y, a partir de 1980, con nuestra enseñanza fundamental. ¿Sabe por qué quitan de nuestros niños la capacidad de usar el lenguaje, leer y escribir con fluidez y los limitan a lo visual, la TELE, vídeos y DVDs?

– Imagino que así les quitan la posibilidad de hacer discursos, hablar en público, liderar, leer temas y autores revolucionarios y, principalmente, cambiar la sociedad.

– No sólo eso. Limitan nuestros jóvenes que no entienden más los textos simples. Se cansan delante de libros con más de un centenar de páginas, son incapaces de analizar un texto, recompilando las ideas principales. Los jóvenes espíritas piensan que leer a Kardec es difícil, apenas entienden a André Luiz y se hacen presas fáciles de médiums enfermos o ignorantes, que producen fenómenos, pero sin contenido filosófico o moral, o, lo que es peor, con orientaciones morales peligrosas.

- Quien no sabe hablar, no entiende lo que lee, no piensa, no lucha por sus derechos, ¡es masa fácil de manipular!

– Enhorabuena, José, usted realmente es brillante. Entendió todo el proceso. Resta que no se acomode, no desista, sino que luche para que por lo menos sus niños aprendan a leer, escribir, lean poesía, prosa, discutan, hagan teatro, hablen en público. Tenemos en San Pablo una escuela espírita para niños necesitados, cuyos alumnos no son alfabetizados por esos métodos y “papam” casi todos los empleos de la ciudad, a hacer test. Dominio de la lengua, querido.

El viejo ejecutivo miró a Marta bien a los ojos y dijo:

- Sabe, su palabra duele mucho aquí – y apuntó al corazón. – Es dura de oír… Hace mal a la gente.

Marta entendió. Destruyó con sus argumentos muchas ilusiones. Es difícil para los buenos que perciban que hacen el juego de los grandes manipuladores de los pueblos y encuentran explicaciones “espirituales” y “reencarnatorias” para sus planes inteligentes e inmorales. Se apiadó de José. Nunca había notado antes que hablando así mostraba a los buenos su impotencia delante de la inteligencia malévola de los jefes de las tinieblas y que eso, en vez de incentivarlos a luchar, traía mucho sufrimiento...

Se limitó a decir:

– Lo siento mucho, pero es preciso encarar la realidad. Si Anchieta y Nóbrega creyeran que los Espíritus que consideraban paganos y primitivos eran incapaces de entender la grandeza del latín y de la alfabetización, ciertamente no habrían hecho el Colegio de San Pablo. No creerían en el potencial de los salvajes. Siempre que fallamos en la educación la culpa no será de los que consideramos inferiores, o sea, del niño, de sus padres, de su ambiente. Siempre será nuestra, que no sabemos los medios de alcanzar sus Espíritus, ni buscamos descubrirlos, cambiando nuestro enfoque en la acción o perfeccionando nuestras técnicas y métodos.  


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita