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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 3 126 – 27 de Septiembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Obsesión y locura


Presentamos en esta edición el tema nº 126 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿La locura es siempre el resultado de una lesión cerebral?

2. ¿La obsesión puede llevar al individuo a la locura?

3. ¿Cuál es básicamente la diferencia entre locura y obsesión?

4. ¿La acción persistente del obsesor puede producir lesiones en su víctima?

5. ¿Por qué Jesús conseguía con una simple orden deshacer los casos de obsesión relatados por los evangelistas?

Texto para la lectura 

La locura se manifiesta de dos maneras distintas

1. La obsesión no es locura, pero puede provocarla. La ciencia médica, sin embargo, no tiene en consideración este hecho porque, por rigor, aún no admite la supervivencia del alma. La reticencia en la admisión del fenómeno obsesivo lleva a la sociedad científica, por eso, a considerar el problema de la locura limitadamente. Como enseñaba Dr. Bezerra de Menezes, hasta hoy, la ciencia sólo conoce la locura que resulta, de un modo permanente, de la perturbación del pensamiento, con su sede en el cerebro.

2. Las causas y las formas pueden variar, pero el estado patológico del individuo es siempre el mismo: la locura caracterizada por la perturbación mental y con sede en el cerebro. Sin que el cerebro sufra, no puede haber, para la ciencia, el fenómeno psíquico-patológico de la locura, aunque dentro de la sociedad científica – si bien no admitido claramente – exista también la constatación de la locura sin el comprometimiento cerebral

3. Cuando los médicos consiguen detectar lesiones en el cerebro, pueden establecer una conducta clínica, sea terapéutica, sea quirúrgica. Si, sin embargo, la locura se manifiesta y no se encuentran lesiones físicas en el sistema nervioso, se hace difícil, si no imposible, establecer un tratamiento médico adecuado. Esa es la razón por la cual, según los especialistas en el asunto, lo más difícil en el trato del problema es establecer con precisión el diagnóstico.

4. La locura – esclarece el Dr. Bezerra de Menezes – se manifiesta de dos maneras distinguidas: con y sin lesión cerebral. En base a eso, él sugiere que haya, para casos distintos, tratamientos diferentes. Los problemas orgánico-cerebrales deben ser tratados por médicos. En los casos en que el problema no es de orden material, se debe proceder de manera a tener en cuenta las causas extra-físicas actuantes.

La obsesión, cuando no es tratada, puede llevar a la locura

5. El cerebro es meramente un órgano físico, no el centro de la inteligencia humana. Él es, y así debe ser visto, un instrumento material de que se sirve el alma cuando está unida al cuerpo físico. Es el alma quien piensa, razona, imagina. El cerebro es meramente vehículo de su manifestación. Si el cerebro trae alguna perturbación o lesión, es natural que el desempeño del alma sea afectado, por no poder ella manifestarse adecuadamente valiéndose de un instrumento damnificado.

6. La obsesión, cuya causa inmediata es la influencia de un agente externo a la persona, es cosa diversa, aunque traiga para el individuo que la padece complicaciones que dificultan y hacen más complicado el problema. Ella en sí no constituye la locura, pero su progresión para estadios más adelantados, y sin el debido tratamiento, puede llevar a casos de locura.

7. Ese pensamiento nos fue legado por Allan Kardec, que en “El Libro de los Médiums” afirma que entre los que son tenidos como locos muchos hay que son sólo subyugados por Espíritus, necesitados, por lo tanto, de un tratamiento moral y espiritual, mientras que con los tratamientos corporales equivocados pueden volverse verdaderos locos.

8. Así, en los casos de obsesión lo que va a determinar la perturbación en la transmisión del pensamiento es la interposición de fluidos del obsesor entre el agente (alma) y el instrumento (cerebro), con lo que queda interrumpida la comunicación regular entre los dos. El alma piensa correctamente, pero su pensamiento sólo se manifiesta de manera truncada, imperfectamente, debido a la barrera creada por los fluidos emanados del obsesor.

Tanto en la locura como en la obsesión el Espíritu puede estar lúcido

9. Según el Dr. Bezerra de Menezes, tanto en la locura como en la obsesión el Espíritu puede estar lúcido, pero se verifica una irregularidad en la transmisión o manifestación del pensamiento. Esa irregularidad es debida, en el primer caso (locura), a la incapacidad material del cerebro para recibir y transmitir fielmente los pensamientos del alma del paciente. En el segundo caso (obsesión), todo se limita a no poder tales pensamientos llegar íntegramente al cerebro, con miras a la interposición de fluidos irradiados por el perseguidor espiritual.

10. Debemos considerar, aún, que la acción persistente y malhechora de un Espíritu sobre otro podrá, con el paso del tiempo, producir lesiones físicas, a veces irreversibles.

11. Citadas largamente en el Nuevo Testamento, las obsesiones y las posesiones eran muy comunes en la época de Jesús. He ahí algunos ejemplos bastante conocidos:

a. Marcos (1:21-27) y Lucas (4:31-37) narran la cura que Jesús proporcionó a un   “endemoniado” en Cafarnaún

b.  Mateo (10:32-34) relata la cura de un “mudo endemoniado”

c.  Mateo (12:22-28) habla de un individuo que, subyugado por su obsesor, quedó mudo    y ciego.

12. En todas esas narrativas se destaca la figura impar de Jesús, que con su bondad y fuerza moral liberaba a todos ellos – obsesados y obsesores – curándolos, ya que la inmensa superioridad de Cristo le daba tal autoridad sobre los Espíritus imperfectos, que le bastaba ordenar que se retiraran y ellos de inmediato obedecían.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿La locura es siempre resultado de una lesión cerebral?

R.: No.

2. ¿La obsesión puede llevar al individuo a la locura?

R.: Sí. Su progresión para estadios más adelantados, y sin el debido tratamiento, puede llevar a casos de locura.

3. ¿Cuál es básicamente la diferencia entre locura y obsesión?

R.: Tanto en la locura como en la obsesión se verifica una irregularidad en la transmisión o manifestación del pensamiento. Esa irregularidad es debida, en el primer caso (locura), a la incapacidad material del cerebro para recibir y transmitir fielmente los pensamientos del alma del paciente. En el segundo caso (obsesión), todo se limita a no poder tales pensamientos llegar íntegramente al cerebro, con miras a la interposición de fluidos irradiados por el perseguidor espiritual.

4. ¿La acción persistente del obsesor puede producir lesiones en su víctima?

R.: Sí.

5. ¿Por qué Jesús conseguía con una simple orden deshacer los casos de obsesión relatados por los evangelistas?

R.: Tal hecho se debía su inmensa superioridad sobre todas las demás personas, tanto los obsesados como los llamados obsesores.

 

Bibliografia:

O Livro dos Médiuns, de Allan Kardec, cap. 23, item 254. 

A Gênese, de Allan Kardec, cap. 15, itens 33 e 34.

A Loucura sob novo prisma, de Adolfo Bezerra de Menezes, 4a. edição, pp. 11, 163 e 164.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita