Es conocida del
lector la
conclusión de
una
investigación
realizada por la
Universidad de
Texas (Estados
Unidos), según
la cual la
práctica de una
religión tiende
a alejar al
joven de las
drogas y de las
actividades que
ponen su salud
en riesgo, una
vez que la fe
religiosa
aumenta la
autoestima y
ayuda a prevenir
enfermedades de
fondo emocional.
Abonados por
tres centros de
investigación –
la Universidad
del País Vasco
(España), la
Universidad de
Los Andes
(Colombia) y la
Fundación
Oswaldo Cruz
(Brasil) –
estudios
posteriores
a la referida
investigación
vinieron a
mostrar que el
dependiente
químico no se
forma en la
calle y que la
tendencia para
el uso de la
droga comienza a
desarrollarse en
casa, pero – en
compensación –
una buena
educación puede
prevenirla.
La innovación de
esos estudios
fue no haber
examinado la
cuestión de las
drogas solamente
por el ángulo
del joven que se
hace
dependiente. Se
buscó también
saber lo que
piensan los
jóvenes que no
consumen
entorpecedores y
lo que hace que
ellos, a pesar
de tantos
llamamientos, no
se sientan
atraídos por las
drogas.
La respuesta
encontrada,
tanto en Brasil,
como en Colombia
o en España, fue
una sólo: en los
hogares donde
existen diálogo,
afecto y amparo
los hijos no
sienten
necesidad de
buscar refugio
en las drogas.
Estimular los
principios
espirituales, en
contraposición a
los valores
materiales, es
uno de los
recursos
propuestos por
los
especialistas
para la
prevención de
ese mal. La
persona que
tenga de la vida
una noción más
clara no tendrá
- salvo en una
situación de
extremo
desequilibrio –
motivo para
ahogar en las
drogas sus
dificultades,
una vez que
sabrá que las
vicisitudes
existen para ser
vencidas y no
para abatirnos.
Diálogo abierto
con los hijos,
afecto, cariño,
presencia
constante,
ambiente
familiar
atractivo y
amparador y
buenos ejemplos
– he ahí lo que
los estudios
recomiendan.
Con respecto al
alcohol y al
tabaco, aunque
se trate de
drogas lícitas y
de uso general,
es bueno que los
padres eviten
consumirlas, si
no quieren que
los hijos hagan
lo mismo. Además
de eso,
las reglas de la
convivencia
familiar deben
ser claras, de
tal modo que,
cuando los
padres
establezcan
alguna
prohibición,
nadie alimente
dudas sobre sus
razones.
La importancia
de observaciones
como estas es
muy grande,
sobre todo
porque,
provenientes de
centros de
estudios
desvinculados de
cualquier
religión,
confirman lo que
las religiones
cristianas han
buscado enseñar
y muchas veces
no consiguen.
La existencia
terrena es un
estadio
evolutivo,
enseña el
Espiritismo. Ese
estadio es
rellenado de
pruebas,
vicisitudes y
desafíos. Pero
hasta los niños
saben que no se
vencen las
dificultades
huyendo de ellas
y que, en base a
eso, no existe
alternativa: es
preciso
enfrentarlas y
vencerlas.
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