Conducta
espírita y vivencia
evangélica
Presentamos en esta edición
el tema
nº
147
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Cual es la finalidad
inmediata y esencial del
Espiritismo?
2. Informado y convencido de
que la existencia en la
Tierra constituye una
experiencia evolutiva por
medio de la cual perfecciona
los sentimientos, ¿cómo debe
obrar el espírita
consciente?
3. ¿Usted está de acuerdo
con este pensamiento:
“Estudiar a Kardec para
conocer y divulgar el
Espiritismo, he ahí el
compromiso de hoy que
debemos imponernos a
nosotros mismos, encarnados
o desencarnados?
4. Los estudiosos entienden
que el Espiritismo y
Cristianismo son, en verdad,
términos de una misma
ecuación. En ese sentido,
¿cuál es la misión del
Espiritismo?
5. ¿Usted concuerda con la
idea de que, ayudando al
hombre a entender la
finalidad del conocimiento,
el Espiritismo nos abre la
posibilidad de un mundo
mejor?
Texto para la lectura
Estudiar a Kardec es un
compromiso que debemos
imponernos a nosotros mismos
1. El Espiritismo tiene por
finalidad inmediata y
esencial la transformación
moral del hombre para mejor,
razón por la cual le faculta
una identificación perfecta
con los objetivos reales de
la vida, que no se resumen a
los tímidos límites de la
existencia corporal, pues se
extienden mucho más allá.
2. Informado y convencido de
que la existencia en la
Tierra constituye una
experiencia evolutiva por
medio de la cual perfecciona
los sentimientos, el hombre
consciente busca lapidar las
aristas
morales y resarcir los
gravámenes derivados de la
falta de vigilancia,
haciéndose candidato a
futuros renacimientos
bendecidos a través de la
realización benéfica de un
comportamiento saludable y
correcto.
3. Ese es uno de los motivos
por el cual debemos
preservar el precioso legado
con que Kardec brindó a la
Humanidad, preparando para
todos nosotros un futuro
mejor, aunque sea preciso
para
eso el sacrificio de parte
de los verdaderos espíritas.
Estudiar a Kardec para
conocer y divulgar el
Espiritismo, he ahí el
compromiso de hoy que
debemos imponernos a
nosotros mismos, encarnados
y desencarnados.
4. La Doctrina Espírita, en
la visión del Codificador,
es compromiso superior para
con la vida y requiere
respeto a la vida y una
conducta ejemplar y activa.
La misión del Espiritismo es
la del Consolador prometido
por Jesús
5. Espiritismo y
Cristianismo son, en verdad,
términos de una misma
ecuación. La investigación
de la inmortalidad sin la
filosofía estructurada en la
moral cristiana no tiene
sentido.
Destituida de ética, la
investigación del paranormal
acaba relegada a un plano
secundario, como se dio con
la ciencia metapsíquica, de
igual manera que la
filosofía sin el apoyo de
los hechos equivale a un
cuerpo sin alma.
6. Con la llegada de Kardec
y el advenimiento del
Espiritismo renació el
Cristianismo primitivo, se
restablecieron las
comunicaciones espirituales,
y la revelación actuó en el
mundo de las letras, de la
filosofía, de la ciencia y
de la fe.
7. El Espiritismo dispone de
todos los elementos para
renovar el Cristianismo y, a
la vez, avanzar con la
Ciencia y la tecnología,
aliando la fe y la razón, la
ciencia y la religión, tal
como previó Kardec.
8. La misión del Espiritismo
es la del Consolador
prometido por Jesús, que
permanecerá para siempre
entre los hombres de
sentimiento y de razón
equilibrados, impulsando la
mentalidad del mundo para
una condición superior.
Nadie está excluido del
camino rumbo a la perfección
9. Por intermedio de la voz
de los seres redimidos, el
Consolador esparce las luces
divinas por todos los
rincones de la Tierra,
restableciendo la verdad y
levantando el velo que cubre
las enseñanzas, a fin de que
los hombres despierten para
la era grandiosa de la
comprensión espiritual con
Cristo.
10. Ciertamente gran
contingente de estudiosos
espíritas han planteado una
situación especial de
evidencia para el
Espiritismo estrictamente
científico, pugnando por el
olvido de los tesoros
evangélicos. Algunos han
llegado al extremo de
condenar la
práctica de la plegaria. La
invocación de las enseñanzas
de Jesús les provoca
extrañeza al corazón. Son
discípulos que olvidaron sus
orígenes y olvidaron el
cariño de las manos
dedicadas que les guiaron
los pasos vacilantes del
principio.
11. Quieren ellos fenómenos
y prosélitos. Evidentemente,
nadie podrá excluir las
características científicas
en el examen trascendente
del intercambio entre los
vivos de la Tierra y los
vivos del Infinito, por
cuanto toda indagación seria
es justa y todo análisis
concienzudo produce buenos
frutos.
12. La gran cuestión de
todos los tiempos no es, sin
embargo, conocer solamente,
sino entender la finalidad
del conocimiento. Y en ese
sentido el Espiritismo
constituye la puerta de la
esperanza para un mundo
mejor, confirmando la
enseñanza bíblica de que
somos dioses y que todo lo
que Jesús hizo podremos
hacer también, lo que prueba
que la ley del progreso es
para todos y no excluye a
nadie en el camino rumbo a
la perfección.
Respuestas a las cuestiones
propuestas
1. ¿Cuál es la finalidad
inmediata y esencial del
Espiritismo?
Su finalidad inmediata y
esencial es la
transformación moral del
hombre para mejor.
2. Informado y convencido de
que la existencia en la
Tierra constituye una
experiencia evolutiva por
medio de la cual perfecciona
los sentimientos, ¿cómo debe
actuar el espírita
consciente?
Él debe buscar la
eliminación de sus aristas
morales y resarcir los
gravámenes derivados de la
falta de vigilancia,
haciéndose candidato a
futuros renacimientos
bendecidos por medio de un
comportamiento saludable y
correcto.
3. ¿Usted concuerda con este
pensamiento: “Estudiar a
Kardec para conocer y
divulgar el Espiritismo, he
ahí el compromiso de hoy que
debemos imponer a nosotros
mismos, encarnados y
desencarnados”?
Sí. La Doctrina Espírita, en
la visión del Codificador,
es compromiso superior para
con la vida y requiere
respeto a la vida y una
conducta ejemplar y activa.
4. Los estudiosos entienden
que Espiritismo y
Cristianismo son, en verdad,
términos que una misma
ecuación. ¿En ese sentido,
cuál es la misión del
Espiritismo?
La misión del Espiritismo es
la del Consolador prometido
por Jesús, que permanecerá
para siempre entre los
hombres, impulsando la
mentalidad del mundo para
una condición superior.
5. ¿Usted concuerda con la
idea de que, ayudando el
hombre a entender la
finalidad del conocimiento,
el Espiritismo nos abre la
posibilidad de un mundo
mejor?
Sí, por cuanto el Consolador
esparce las luces divinas
por todos los rincones de la
Tierra, restableciendo la
verdad y levantando el velo
que encubre las enseñanzas,
a fin de que los hombres
despierten para la era
grandiosa de la comprensión
espiritual con Cristo.
Actuando
así, el Espiritismo
constituye la puerta de la
esperanza para un mundo
mejor, confirmando la
enseñanza bíblica de que
somos dioses y que todo lo
que Jesús hizo podremos
hacer también, lo que prueba
que la ley del progreso es
para todos y no excluye
nadie en la caminada rumbo a
la perfección.
Bibliografia:
O Evangelho
segundo o Espiritismo,
de Allan
Kardec, prefácio e cap. VI,
item 5.
Cristianismo
e Espiritismo,
de Léon
Denis, p. 256.
O Consolador,
de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, questão no
352.
Seara do Bem,
por diversos Espíritos,
psicografado por Divaldo P.
Franco, pp. 90 a 97.
Sementes de
Vida Eterna,
por diversos
Espíritos, psicografado por
Divaldo P. Franco, p. 113.
Dicionário da
Alma,
por Autores diversos, p.
149.
Palavras de
Emmanuel,
de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, p. 84.
Pontos e
Contos,
de Irmão X,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, pp. 141 a
144.