El Evangelio según Lucas
Tercer
libro del Nuevo Testamento
Lucas (Discípulo de
Pablo)
(Parte 12)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link:
http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. En el llamado sermón
profético, ¿qué hechos
asustadores fueron
anunciados por Jesús y a que
se refieren?
2. ¿En qué circunstancia
Jesús recomendó el celebre
“orad y vigilad”?
3. En Jerusalén, Jesús
enseñaba de día, en el
templo. ¿Dónde pasaba él las
noches?
4. ¿En qué lugar Jesús
comentó su última cena de
pascua con sus discípulos?
5. Al revelar, durante la
cena de pascua, que sería
traicionado por uno de los
doce, Jesús dije una frase
que se hizo célebre. ¿Qué
dijo el Maestro?
Texto para la lectura
50. Dad a César lo que es
de César, y a Dios lo que es
de Dios - Los príncipes
de los sacerdotes y los
escribas comprendieron que
la parábola de los viñateros
infieles se refería a ellos
y, por eso, buscaban echar
mano de él en aquella misma
hora, pero temían al pueblo.
Decidieron entonces enviar
espías, que se fingieran
justos, para atraparlo en
alguna palabra y, así,
pudieran denunciarlo a la
autoridad romana. Fue así
que, aproximándose a Jesús,
le dijeron: “Maestro,
nosotros sabemos que hablas
y enseñas bien y rectamente,
y que no consideras la
apariencia de la persona,
mas enseñas con verdad el
camino de Dios. ¿No es
lícito dar tributo a César o
no?” Jesús percibió la
astucia de ellos, pero,
exhibiendo una moneda en la
mano, indagó: “¿De quién son
esta imagen y la
inscripción?” -- “De César”,
respondieron ellos. Jesús
entonces les dijo: “Dad,
pues, a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de
Dios”. Maravillados con esa
respuesta, ellos se
callaron, ocasión en que
algunos saduceos, que no
creían en la resurrección,
le preguntaron con quien, el
día de la resurrección,
quedaría la mujer que, de
acuerdo con la ley de
Moisés, se había casado
siete veces, teniendo como
esposos siete hermanos.
Respondiéndoles, Jesús
enseñó: “Los hijos de este
mundo se casan,
y se dan en boda; pero los
que sean tenidos por dignos
de alcanzar el mundo
venidero, y la resurrección
de entre los muertos, ni han
de casar, ni ser dados en
boda; porque ya no pueden
morir más; pues son iguales
a los ángeles, y son hijos
de Dios, siendo hijos de la
resurrección”. “Ahora, Dios
no es Dios de muertos, sino
de vivos; porque para él
viven todos.” (Lucas,
20:19 a 20:40.)
51. Cristo es mayor que
David, dice el salmista
- Los israelitas
acostumbraban a designar
Cristo como hijo de David. A
causa de eso, Jesús les
preguntó: “¿Cómo dicen que
Cristo es hijo de David?” Y
añadió, recordándoles lo que
el rey David escribió en el
libro de los Salmos: Dijo el
Señor a mi Señor: Te sientas
a mi derecha, hasta que yo
ponga a tus enemigos por
banco de tus pies: “¿Si
David le llama Señor, como
es él su hijo?” Enseguida,
como todo el pueblo lo oía,
dijo Jesús a sus discípulos:
“Guardaos de los escribas,
que quieren andar con
vestidos largos; y aman los
saludos en las plazas, y las
principales sillas en las
sinagogas y los primeros
lugares en los banquetes;
que devoran las casas de las
viudas, haciendo, por
pretexto, anchas oraciones.
Estos recibirán mayor
condena”. (Lucas, 20:41 a
20:47.)
52. La oferta de la pobre
viuda tiene más peso que las
ofertas de los ricos -
Mirando como los ricos
lanzaban sus ofertas en el
arca del tesoro, Jesús vio a
una pobre viuda lanzar allí
dos pequeñas monedas; y
dijo: “En verdad
os digo que lanzó más que
todos, esta pobre viuda;
porque todos aquellos
echaron para las ofertas de
Dios de lo que les sobraba;
pero esta, de su pobreza,
echó todo el sustento que
tenía”. (Lucas, 21:1 a
21:4.)
53. Judas concierta con
los sacerdotes la entrega de
Cristo - Se aproximaba
la fiesta de los ázimos, y
los príncipes de los
sacerdotes y los escribas
andaban buscando cómo lo
matarían, porque temían la
reacción del pueblo. Satanás
entró, sin embargo, en
Judas, que tenía por
sobrenombre Iscariotes y
pertenecía al grupo de
apóstoles. Judas fue, y
habló con los sacerdotes y
los capitanes, revelando
cómo les entregaría la
preciosa víctima. Ellos se
alegraron con la propuesta y
convinieron en darle dinero.
Judas concordó, y buscaba
tan-solamente la oportunidad
para entregárselo sin
alborozo. (Lucas, 22:1 a
22:6.)
54. Quién quiera ser el
mayor, sea el menor -
Durante la última cena de
pascua, los discípulos
comenzaron también a
discutir sobre cuál de ellos
parecía ser el mayor. Jesús,
aprovechando la enseñanza,
les dijo: “Los reyes de los
gentíos dominan sobre ellos,
y los que tienen autoridad
sobre ellos son llamados
benefactores. Pero no seréis
vosotros así; antes el mayor
entre vosotros sea como el
más pequeño; y quien
gobierna como quién sirve.
¿Pues cuál es mayor: quién
está a la mesa, o quien
sirve? ¿Posiblemente no es
quien está a la mesa? Yo,
sin embargo, entre vosotros
soy cómo aquel que sirve. Y
vosotros sois los que habéis
permanecido conmigo en mis
tentaciones. Y yo os destino
el reino, como mi Padre me
lo destinó, para que comáis
y bebáis a mi mesa en mi
reino, y os sentéis sobre
tronos, juzgando las doce
tribus de Israel”. En la
secuencia, como Pedro le
había dicho estar listo
para seguirlos incluso a la
prisión y a la muerte, Jesús
lo advirtió, diciendo: “Te
digo, Pedro, que no cantará
hoy el gallo antes que tres
veces niegues que me
conoces”. (Lucas, 22:24 a
22:34.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. En el llamado sermón
profético, ¿qué hechos
asustadores fueron
anunciados por Jesús y a
quién se refieren?
Inicialmente, Jesús dijo:
“Ved no os engañen, porque
vendrán muchos en mi nombre,
diciendo: Soy yo, y el
tiempo está próximo. No
vayáis, por lo tanto, detrás
de ellos. Y, cuando oigáis
de guerras y sediciones, no
os asustéis. Porque es
necesario que esto ocurra
primero, pero el fin no será
inmediatamente”. Enseguida,
añadió: “Se levantará nación
contra nación, y reino
contra reino; y habrá en
varios lugares grandes
terremotos, y hambres y
pestilencias; habrá también
cosas espantosas, y grandes
señales del cielo. Pero
antes de todas estas cosas
echaran mano de vosotros, y
os perseguirán, entregándoos
a las sinagogas y a las
prisiones, y conduciéndoos a
la presencia de reyes y
presidentes, por amor de mi
nombre. Y os ocurrirá esto
para testimonio”.
Dicho esto, concluyó el
Maestro: “Entonces, los que
estén en Judea, huyan para
los montes; los que estén en
medio de la ciudad, salgan;
y los que en los campos no
entren en ella. Porque días
de venganza son estos, para
que se cumpla todas las
cosas que están en las
escrituras. ¡Mas ay de las
embarazadas, y de las que
críen aquellos días! porque
habrá gran aprieto en la
tierra, e ira sobre este
pueblo. Y caerán al filo de
la espada, y para todas las
naciones serán llevados
cautivos; y Jerusalén será
pisada por los gentíos,
hasta que los tiempos de los
gentíos se completen. Y
habrá señales en el sol y en
la luna y en las estrellas;
y en la tierra angustia de
las naciones, en perplejidad
por el bramido del mar y de
las ondas. Hombres
desmayando de terror, en la
expectación de las cosas que
sobrevendrán al mundo; por
cuanto las virtudes del
cielo serán sacudidas. Y
entonces verán venir el Hijo
del hombre en una nube, con
poder y gran gloria. Ahora,
cuando estas cosas comiencen
a ocurrir, mirad para arriba
y levantad vuestras cabezas,
porque vuestra redención
está próxima”. (Lucas,
21:6 a 21:28.)
2. ¿En qué circunstancias
Jesús recomendó el celebre
“orad y vigilad”?
La recomendación fue dada
cuando Jesús narró la
siguiente parábola: “Mirad
para la higuera, y para
todos los árboles; cuando ya
han reventado, vosotros
sabéis por vosotros mismos,
viéndolas, que cerca está ya
el verano. Así también
vosotros, cuando veáis
ocurrir estas cosas, sabed
que el reino de Dios está
cerca. En verdad os digo que
no pasará esta generación
hasta que todo ocurra.
Pasará el cielo y la tierra,
pero mis palabras no han de
pasar. Y mirad por vosotros,
no ocurra que vuestros
corazones se carguen de
glotonería, de embriaguez, y
de los cuidados de la vida,
y venga sobre vosotros de
improviso aquel día. Porque
vendrá como un lazo sobre
todos los que habitan en la
faz de toda la tierra.
Vigilad, pues, en todo el
tiempo, orando, para que
seáis tenidos por dignos de
evitar todas estas cosas que
han de ocurrir, y de estar
en pie delante del Hijo del
hombre”. (Lucas, 21:29 a
21:36.)
3. En Jerusalén, Jesús
enseñaba de día, en el
templo. ¿Dónde pasaba él las
noches?
De día él enseñaba en el
templo, y a la noche,
saliendo, quedaba en el
monte llamado de los Olivos.
(Lucas, 21:37 y 21:38.)
4. ¿En qué lugar Jesús comió
su última cena de pascua con
sus discípulos?
Los discípulos, refiriéndose
a la cena de pascua, le
preguntaron: “¿Dónde quieres
que la preparemos?” Jesús
les dijo: “He ahí que,
cuando entréis en la ciudad,
encontraréis un hombre,
llevando un cántaro de agua;
lo seguís hasta la casa en
que él entre. Y diréis al
padre de familia de la casa:
El Maestro te dice: ¿Dónde
está el aposento en que he
de comer la pascua con mis
discípulos? Entonces él os
mostrará un grande cenáculo
amueblado; ahí haced
preparativos”. Fue
en ese lugar que el Maestro
comió su última cena.
(Lucas, 22:7 a 22:20.)
5. Al revelar, durante la
cena de pascua, que sería
traicionado por uno de los
doce, Jesús dije una frase
que se hizo célebre. ¿Que
dijo el Maestro?
Estas fueron las palabras de
Jesús: “He ahí que la mano
del que me traiciona está
conmigo a la mesa. Y, en
verdad, el Hijo del hombre
va según lo que está
determinado; ¡pero ay de
aquel hombre por quién es
traicionado!” (Lucas,
22:21 a 22:23.)