La imposición de
las manos
y su
eficacia
Existe en el
medio espirita
personas que
defienden, en
lugar de la
simple
imposición de
las manos, el
movimiento de
ellas para la
aplicación del
llamado pase
magnético, una
práctica tan
común y
generalizada en
las
instituciones
espiritas.
Aunque ese tema
no sea de los
más relevantes,
ahí está algo
que tiene la
costumbre a
veces de causar
trastornos en
determinadas
situaciones,
sobre todo
cuando el
espirita,
habituado con
una determinada
técnica, pasa a
frecuentar una
institución que
proponga
sistemática
diferente.
La divergencia
de entendimiento
en ese asunto
es, pues, fácil
de comprender.
Muchos se
olvidan de que
el pase aplicado
por nosotros
espiritas
pertenece, de
acuerdo con la
terminología
adoptada por
Allan Kardec, a
la llamada
acción magnética
mixta,
semiespiritual o
humano-espiritual,
en la cual,
combinado con el
fluido humano,
el fluido
espiritual le
imprime
cualidades de
que él necesita.
El asunto es
tratado por
Kardec en La
Génesis, cap.
XIV, ítem 33.
En esas
circunstancias,
dice el
Codificador del
Espiritismo, el
concurso de los
Espíritus es
generalmente
espontáneo, pero
puede, en gran
número de casos,
ser provocado
por un pedido
del
magnetizador,
que en nuestro
medio se quedó
popularizado con
el nombre de
médium pasista.
Este, antes de
la imposición de
las manos, hace
generalmente
una oración en
que pide la
ayuda de los
protectores
espirituales.
Aprendemos en
El Libro de los
Médium, cap.
14, ítem 176,
que son
exactamente eses
Espíritus que,
asociando sus
fuerzas
fluídicas a las
fuerzas del
médium,
dirigen el
fluido que va a
ser derramado
sobre el
paciente,
compitiendo al
médium pasista
tan sólo
proyectar sus
fuerzas
fluídicas sobre
el paciente,
quedándose a
cargo del amigo
espiritual la
tarea de
dirigirlas.
Evidentemente,
bien diversa es
la acción
magnética
realizada
directamente por
los Espíritus,
sin
intermediarios
encarnados, en
la que Kardec
dio el nombre
magnetismo
espiritual. El
movimiento de
las manos por
parte de los
Espíritus es
algo
comprensible,
una vez que,
viendo el
problema
específico del
enfermo, incluso
sus órganos
internos, pueden
dirigir sobre
esas partes el
fluido en
movimiento. Nos
acordemos que,
como enseña
El Libro de los
Médium, son
ellos, los
Espíritus, que
dirigen el
llamado fluido
magnético.
Otro hecho que
también suscita
la divergencia
en realce es que
muchos espiritas
actualmente
encarnados se
iniciaron en el
Espiritismo
cuando era aún
muy fuerte en
nuestro país la
orientación de
Edgard Armond a
respecto de los
pases
estandarizados.
En la propia
estructura del
COEM – Centro de
Orientación y
Educación
Mediúnica, obra
creada por dos
médicos,
Alexandre Sech y
Célio Trujilo
Costa, y un
notable
profesor, Ney de
Meira Albach, la
primera versión
de los estudios
acerca del pase
era en el
sentido de los
pases
estandarizados,
orientación que
fue alterada
cuando Herculano
Pires trató del
asunto y produjo
un libro pequeño
en tamaño pero
enorme en el
contenido,
intitulado
“Obsesión, el
pase, el
adoctrinamiento”.
Quien consultar
las primeras
apostillas del
COEM verá la
preocupación que
había hasta
entonces con la
postura física y
el movimiento de
los brazos y
manos,
considerada
fundamental a la
eficacia de la
terapia.
Existen
espiritas, y
ciertamente eso
debe ocurrir con
algunos médium,
que sienten una
influencia más
fuerte del
Espíritu amigo
que los auxilia
en el pase y,
movidos por esa
influencia,
mueven las manos
siguiendo una
intuición
especial, que
pocas personas
sienten, y
vienen de ahí,
del hecho de no
ser generalizada
y común tal
intuición, la
recomendación de
ser adoptada la
simple
imposición de
las manos, una
vez que, no
sabiendo cual es
el problema
específico del
enfermo, no
existe razón
ninguna para que
movamos al acaso
nuestras manos.
Delante de eso,
comprendiendo
perfectamente
los que
defienden
pensamiento
contrario, somos
enteramente a
favor de lo que
Herculano Pires
expone en su
obra arriba
referida, porque
fue él, hasta el
momento, quien
mejor explicitó
la mecánica del
pase en nuestro
medio. “El pase
espirita – dice
Herculano – es
simplemente la
imposición de
las manos, usada
y enseñada por
Jesús, como se
ve en los
Evangelios.” Y
su eficacia está
toda, entera, en
la asistencia
espiritual del
médium y no en
la técnica que
él utilice.
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