¿Para qué sirve
la prensa
espirita?
¿Para qué sirven
las revistas y
los periódicos
espiritas? ¿Les
compite algún
papel en defensa
de los
postulados
espiritas?
Estas preguntas
nunca fueron tan
actuales como
hoy, cuando nos
encontramos en
un momento
difícil en que
la confusión y
la duda imperan
en varios
sectores de la
actividad
espirita,
motivadas de
manera especial
por una
profusión de
libros y de
ideas que han
sido
transmitidos sin
los cuidados y
los criterios
recomendados por
Kardec y por
figuras
eminentes de la
codificación
espirita.
¿Cómo un libro
espirita es
ofrecido sin
restricción al
gran público, es
licito a la
prensa espirita
comentarlo y
mencionar, por
si acaso, sus
posibles
equívocos
doctrinarios?
La respuesta es,
obviamente,
afirmativa, y
fue exactamente
esa la postura
de Kardec
cuando, al
examinar la obra
de Roustaing,
conservó en ella
los puntos que
considerara
prematuros.
Nos reportamos a
Kardec porque
una de las
razones alegadas
por los que
defienden el
mutismo de la
prensa espirita
delante de tales
cuestiones es el
miedo de la
polémica, tema a
que el
Codificador se
refirió con
clareza en la
Revista
Espirita,
volumen relativo
al año de 1858,
pág. 305, cuando
afirmó que había
un genero de
polémica de lo
cual siempre se
apartaría: la
que puede
degenerar en
personalismo,
aduciendo, sin
embargo, que
existía una
polémica a la
que jamás
retrocedería: la
discusión seria
de los
principios
espiritas.
Escribió el
Codificador del
Espiritismo:
El análisis
meticuloso, el
examen riguroso,
la crítica
sensata de las
comunicaciones
espiritas son
puntos conocidos
de todos
nosotros que
estudiamos la
Codificación
Kardequiana.
1. Afuera las
cuestiones
morales, sólo se
debe acoger con
reservas lo que
viene de los
Espíritus, y
jamás sin
examen. (Revista
Espirita de
1860, pp.233 y
234).
2. Ni todo
mensaje de
origen
espiritual
merece ser
divulgada por la
prensa, por
cuanto que en
3.600 mensajes
recibidos del
plan espiritual
no más que 300
servirían a la
publicidad y de
estos solamente
100 (menos de 3%
del total)
presentarían un
mérito
incontestado.
(Revista
Espirita de
1863, pp. 153
hasta 155).
3. Publicar sin
examen, o sin
corrección, todo
cuanto viene de
los Espíritus es
dar prueba de
poco
discernimiento.
El examen
riguroso es,
pues,
fundamental
antes de
publicarse
cualquier cosa.
(Revista
Espirita de
1859, pág. 316).
El Espíritu de
Erasto, que tuvo
papel destacado
en la obra de la
codificación,
era - como
sabemos - aún
más riguroso con
relación al
examen de las
comunicaciones
espiritas. “Más
vale rechazar
diez verdades -
dijo él - que
admitir una sólo
mentira, una
sólo teoría
falsa.” (Revista
Espirita de
1861, pág. 257).
“Si algún médium
diera motivo
legítimo de
sospecha,
debemos rechazar
sus
comunicaciones,
pues hay una
serpiente oculta
en el césped”,
aquí está lo que
propuso,
deseando con eso
enfatizar la
necesidad de que
analicemos con
rigor todas las
comunicaciones.
(Revista
Espirita de
1861, pp. 257 y
258).
En otra ocasión,
en carta
dirigida a los
espiritas de
Lyon, en la cual
advertía a los
lioneses acerca
del peligro de
la fascinación,
repitió el
consejo que
diera en Paris:
“Es mejor
rechazar diez
verdades
momentáneamente
de que admitir
una sólo
mentira, una
única teoría
falsa”. (Revista
Espirita, pp.
323 y 324).
Confusión
semejante a la
que observamos
actualmente en
nuestro medio
parecía estar
ocurriendo en
Francia de
aquella época,
hecho examinado
por Erasto en un
mensaje
denominado “Los
Conflictos”,
en que afirma
haber en aquel
momento una
recrudescencia
de fenómenos
obsesivos,
resultado de la
lucha que,
inevitablemente,
deben sostener
las ideas
nuevas. “De
todos los lados
- dijo él -
surgen médium
con supuestas
misiones,
llamados, al que
dicen, a tomar
en manos la
bandera del
Espiritismo y
sembrarla sobre
las ruinas del
viejo mundo,
como si nosotros
viniésemos
destruir,
nosotros que
vinimos para
construir.” Y
agregó: “Casi
todos los
médium, en su
inicio, son
sometidos a esa
peligrosa
tentación”.
(Revista
Espirita de
1863, pp. 381
hasta 383).
Los espiritas
deberían, por lo
tanto,
permanecer
atentos, no sólo
a los ataques de
los adversarios
encarnados, pero
también a las
maniobras, aún
más peligrosas,
de los
adversarios
desencarnados.
“Fortificaros,
pues, en
estudios sanos
y, sobre todo,
por la practica
del amor y de
la caridad, y
reforzaros en
oración. Dios
siempre ilumina
a los que se
consagran a la
propagación de
la verdad,
cuando están de
buena-fe y
desprovistos de
toda ambición
personal”, dijo
Erasto, que en
seguida agregó:
“Jamás juzguéis
una comunicación
mediúnica por el
nombre que la
firma, pero sólo
por su contenido
intrínseco”.
(Revista
Espirita de
1863, pp. 383 y
386).
Delante de tan
juiciosas
palabras, no se
entiende el
comportamiento
de determinados
médiums
responsables por
obras
contaminadas por
errores, que
atribuyen a una
mera persecución
o excesiva mala
voluntad a las
críticas y
análisis hechas
a los libros por
ellos dados a
lumbre.
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