Ensayo sobre la
Muerte
(Parte 2)
Además de lo que
escribió el
Espíritu Irmão
X, tenemos aún
sobre el tema
alimentación, la
sana
recomendación de
Emmanuel, que
fue mentor del
añorado Chico
Xavier, el cual,
en la obra “O
Consolador”,
afirma: “La
ingestión de las
vísceras de los
animales es un
error de enormes
consecuencias,
del cual
derivaron
numerosas
adicciones de la
nutrición
humana. Es de
lastimar
semejante
situación, aún
porque, si el
estado de
materialidad de
la criatura
exige la
cooperación de
determinadas
vitaminas, esos
valores
nutritivos
pueden ser
encontrados en
los productos de
origen vegetal,
sin la necesidad
absoluta de los
mataderos y
frigoríficos”.
(Obra citada,
cuestión 129.)
Creemos que la
afirmación de
Emmanuel es
bastante clara y
objetiva. Los
recursos que
necesitamos
pueden ser
encontrados en
productos
vegetales. El
advenimiento
científico y
tecnológico
propicia al ser
humano moderno
la capacidad de
extraer tales
recursos de la
naturaleza, de
donde se sigue
que no son más
necesarias las
terribles
muertes a que
son sometidos
los pobres
animales. Por
fin, el Espíritu
André Luiz,
también por la
sublime
mediumnidad de
Chico Xavier, en
la obra “Nosso
Lar”, nos
narra los
problemas
causados por la
alimentación en
el mundo
espiritual. Nos
afirma ese
Espíritu que en
un determinado
periodo de la
historia de la
colonia “Nosso
Lar” los
recién-desencarnados
“querían mesas
llenas, bebidas
excitantes,
dilatando viejas
adicciones
terrenas”.
(Nuestro Hogar,
pág. 55.)
Solamente un
ministerio, el
denominado
“Ministerio de
la Unión
Divina”, se
mantuvo incólume
a las
tentaciones de
los vicios que
los Espíritus
recién liberados
de la
indumentaria
carnal para allá
llevaban. En
suma, fue
necesito un
trabajo hercúleo
del gobernador
de la colonia
para organizarla
ante el caos.
Hubo diversas
protestas,
intento de
invasiones de
los hermanos
infelices que
habitaban el
Umbral etc.
Hubo, también,
la necesidad de
la convocación
de Espíritus
benefactores que
enseñan a los
Espíritus
recalcitrante a
alimentarse
correctamente y
con equilibrio.
Desapegarse de
los bienes
materiales es
una medida
también valiosa
Algunos amigos
ya tuvieron
deseos de
decirnos cuando
ejemplificamos
el caso de
“Nuestro Hogar”:
“Cuando yo
esté del otro
lado, yo voy a
preocuparme con
eso”. Pero
es imperioso
entendamos que
la muerte no
trae cambios
extraordinarios.
Al contrario,
continuamos
siendo lo que
siempre fuimos,
sólo que en otra
vibración
energética.
Por eso, la
alerta de esos
Espíritus para
que tengamos
fuerza de
voluntad para
modificar
adicciones
lamentables que
aún cargamos, de
lo contrario
tendremos
grandes
dificultades en
la erraticidad.
Así, el
alcoholismo, el
tabaquismo, la
ingestión
carnívora, la
sexo-latría, la
drogadicción,
los excesos de
todo orden
constituyen
graves
obstáculos para
el envolvimiento
del recién
liberado.
Otro apunte
relevante de
Hermano X es
este: “Si
usted posee
algún dinero o
tiene alguna
posesión
terrestre, no
aplace
donaciones, si
está realmente
inclinado a
hacerlas.
Grandes hombres,
que admirábamos
en el mundo por
la habilidad y
poder con que
concretaban
importantes
negocios,
aparecen, junto
a nosotros, en
muchas
ocasiones, a la
manera de niños
desesperados por
no conseguir
maniobrar los
talones de
cheque”.
(Obra citada,
pág. 23.)
Se trata de una
alerta
importantísima,
porque nada
llevaremos de
material al
mundo
espiritual. Sólo
los
conocimientos
adquiridos, las
amistades o
desafectos, los
valores morales,
finalmente.
Entonces, ¿por
qué tanto
egoísmo de
nuestra parte?
Mientras tantos
hermanos se
debaten con el
hambre, la sed,
el frío en la
noche tenebrosa
del mundo,
nosotros nos
empachamos con
nuestros
excesos;
consumimos cada
vez más y más;
acumulamos
objetos
materiales que
muchas veces no
usamos y que
quedan olvidados
en nuestros
armarios
destinados a la
destrucción del
tiempo o del
óxido…
Es un fuerte
llamamiento de
ese Espíritu
para que
comencemos a
deshacernos de
las cosas
materiales. Y es
preferible igual
las donaciones,
para aquellos
que poseen altas
sumas en dinero
o bienes
materiales, sean
hechas aún en
vida material,
sin conciencia
de culpa, con
desprendimiento
y amor, para que
no haya
contratiempos
desagradables
cuando el gran
viaje.
Incluso el amor
debe ser con
moderación. Él
nos dice: “...
no se apegue
demasiado a los
lazos
consanguíneos.
Ame a su esposa,
sus hijos y sus
parientes con
moderación, en
la certeza de
que, un día,
usted estará
ausente de ellos
y de que, por
eso mismo,
actuarán casi
siempre en
desacuerdo con
su voluntad,
aunque le
respeten la
memoria”.
(Obra citada,
pág. 23.)
Esta es una
enseñanza de
difícil
ejecución porque
muchas veces
nuestro “amor”
es rellenado por
el egoísmo. Pero
debemos
comprender que
quién ama
verdaderamente
libera y es
capaz de
renunciar para
la felicidad
ajena. De este
modo, nuestro
amor debe ser
comedido, en la
seguridad de que
un día nos
reencontraremos
y que también
pertenecemos a
una familia
mucho mayor,
bajo la égida
del Creador.
Por fin, el
Hermano X nos
insta a vivir la
religión que
abrazamos, sea
ella cuál sea.
La
responsabilidad
de quien ya
conoce el camino
del bien es
mayor y, del
otro lado, la
conciencia será
la gran jueza de
nuestros actos.
Además, no
podremos alegar
falta de
conocimiento,
porque todas las
religiones
llevan al Padre,
enseñan el amor.
Vivirlo en la
práctica
constante del
bien es nuestra
función aquí en
la Tierra.
Debemos
practicar el
bien sin la
presunción de
querer agradar a
todos, porque ni
el maestro
Nazareno logró
hacerlo. El
trabajo
edificante borra
cualquier
amargura,
cualquier
problema y nos
enseña a servir
en la obra de la
Creación. No
fue, pues, sin
motivo que el
preclaro
Codificador
estableció que
“¡fuera de la
caridad no hay
salvación!”.
¿Inhumación o
Cremación?
Se pierde en las
páginas del
tiempo de la
Humanidad el
origen de la
cremación. Las
antiguas
civilizaciones
la realizaban
respetando sus
respectivas
costumbres y
creencias.
Es una
problemática
compleja para la
sociedad
occidental aún
caracterizada
históricamente
por la
pusilanimidad y
el materialismo.
Discusiones a
parte, compete
al propio
interesado, en
vida, realizar
su pedido
formalmente a la
familia y, si es
posible,
registrarlo en
un notario. Sin
embargo, si no
fuera posible,
cabe a la
voluntad
familiar el
destino de los
despojos,
respetando los
principios
religiosos,
éticos y morales
del
desencarnado.
En la
comprensión
espírita, se
sabe que se debe
dar un tiempo
considerable en
los casos de
cremación. Como
mínimo 72 horas.
Porque no todos
los Espíritus se
despojan
fácilmente del
cuerpo, lo que
puede acarrear
tormentos en el
más allá para el
alma aún poco
evolucionada,
como se da con
la mayoría de
nosotros.
Llegará un día
en la evolución
terrestre que no
más ocuparemos
espacios
gigantescos con
cadáveres, bajo
pena de sufrir
los efectos de
tal
procedimiento
(contaminaciones
del suelo y de
las mortajas
húmedas,
ocupación de
vasta área que
podría ser
utilizada para
otro fin etc.).
Adoraremos el
respeto y el
cariño a los que
partieron, en la
intimidad del
corazón,
enviándoles
buenos
pensamientos. Y
ellos – los
desencarnados –
en contrapartida
se sentirán
bastante felices
de vernos
resignados y
compelidos a la
caridad, porque
donaríamos sus
pertenencias a
los más
necesitados
materialmente,
despojándonos de
los atavismos.
Informes de
Elizabeth Kübler-Ross
La notable
psiquiatra
Elisabeth Kübler-Ross
fue la
precursora del
tratamiento
humanizado a los
pacientes
terminales.
Nació ella en
1926, en Suiza.
Y se encaminó en
el campo de la
Medicina. Fue a
partir de ella
que se comenzó a
pensar sobre la
dignidad de los
enfermos que
atravesarían lo
invisible. Su
misión fue dar
dignidad a los
pacientes y,
también, cantar
la inmortalidad
de la vida al
medio académico.
En la obra “La
Rueda de la
Vida”
encontramos un
curioso pasaje
narrado por ella
misma. Veamos:
(...) “El
misterio
inmediatamente
se esclareció.
Mi amiga y su
marido, un
arquitecto
conocido, vivían
en una linda
casa de estilo
español. Así que
entré, me
abrazaron y
demostraron
alivio por haber
conseguido yo
llegar. ¿Había
alguna
posibilidad de
que no
consiguiera?
Antes que
tuviera tiempo
de preguntar
cual era el
problema, me
llevaron para la
sala y me
hicieron sentar
en una silla. El
marido de mi
amiga se sentó
delante de mí y
balanceó el
cuerpo para
adelante y para
atrás hasta
entrar en
trance. Lancé
una mirada
indagadora para
mí amiga.
─
El es médium –
dijo.
Al oír eso, tuve
seguridad de que
la confusión
inmediatamente
se esclarecería
y volví mi
atención para el
marido de ella.
Sus ojos estaban
cerrados, tenía
una expresión
muy seria en el
rostro y, cuando
el Espíritu tomó
cuenta de él,
parecía que
había envejecido
cien años.
─
Dio cierto traer
a usted hasta
aquí – dijo, con
una voz ahora
extraña, de una
persona más
vieja, y cargada
de urgencia.
─
Es fundamental
que usted no
posponga más. Su
trabajo sobre la
muerte y el
morir está
terminado.
Ahora, está en
la hora de
iniciar su
segunda tarea.
Escuchar
pacientes o
médiums nunca
fueron problema
para mí, pero
comprender lo
que decían a
veces llevaba
algún tiempo.
─
¿Qué está
queriendo decir,
cual es mi
segunda tarea? –
pregunté.
─
Está en la hora
de decir usted
al mundo que la
muerte no existe
– afirmó.
A pesar de saber
que la función
de los guías es
únicamente
ayudarnos a
cumplir nuestro
destino y las
promesas que
hicimos a Dios,
yo protesté.
Necesitaba de
más
explicaciones.
Necesitaba saber
por qué me
habían escogido.
A fin de
cuentas, era
conocida en todo
el mundo como la
Mujer de la
Muerte y del
Morir. ¿De qué
modo volvería
atrás y diría a
todos que la
muerte no
existe?
─
¿Por qué yo? –
pregunté.
─
¿Por qué no
escogieron a un
pastor o alguien
así?
El Espíritu
demostró señales
de impaciencia.
Observó que
había sido yo
misma quien
había escogido
el trabajo que
realizaría en
esta vida en la
Tierra.
─
Estoy sólo
diciendo a usted
que está en la
hora – dijo. Y
enseguida
enumeró una
lista enorme de
razones por las
cuales yo era la
persona
destinada a
realizar aquella
tarea: Tendría
que ser una
persona
conectada a la
medicina y a la
ciencia, no a la
teología o a la
religión, pues
estas no
hicieron lo que
deberían a pesar
de haber tenido
oportunidades
más que
suficientes en
los últimos dos
mil años.
Tendría que ser
una mujer y no
un hombre. Y
alguien que no
tuviera miedo. Y
alguien que
tuviera acceso a
mucha gente y
fuera capaz de
transmitir la
sensación de
estar hablando
personalmente
con cada uno.
─
Es todo. Está en
la hora –
concluyó.
─
Usted tiene
mucho que
asimilar.
Esto era
indiscutible.
Tras una taza de
té, mi amiga, su
marido y yo,
agotados física
y
emocionalmente,
fuimos para
nuestros
cuartos. Al
quedar sola, vi
que había sido
llamada allí por
aquella razón
específica. Nada
ocurre por
casualidad.”
(Obra citada,
pp. 233 a 235.)
Los cinco
estados del
dolor de la
muerte
La doctora
Kübler-Ross
estableció en
sus
investigaciones
un modelo que
quedó denominado
como Modelo
Kübler-Ross
o los Cinco
Estados del
Dolor de la
Muerte:
1. Primer
estado –
Negación o
Aislamiento: Es
un mecanismo de
defensa de la
mente delante
del dolor de la
muerte. Varían
de individuo
para individuo
la duración y la
intensidad de
ese dolor y,
también, como
las personas a
su alrededor
encaran tal
situación Es una
defensa del ego.
Se trata de un
momento muy
delicado que
exige una
educación
espiritual de
todos nosotros,
para que
aprendamos a
aceptar los
Designios del
Sempiterno.
2. Segundo
estado – Rabia:
Es un momento en
que el instinto
de preservación
de la vida nos
arma, muchas
veces sin saber.
Es un reflejo de
nuestra
educación basal
deficiente. Es,
pues, la
agresión con
aquellos que
están próximos a
nosotros. Es la
agresión contra
nosotros mismos
y contra el
Creador. Es la
impotencia
delante de una
situación
inexorable. Es
el
cuestionamiento
muchas veces
enfermo: “¿Por
qué conmigo, si
hay tanta gente
mala para
morir?”. Es un
momento que
exige bastante
paciencia de los
familiares y
amigos. Y
también, varía
en su
durabilidad de
persona a
persona.
3. Tercer
estado –
Intercambio:
Debido a la
inseguridad
psicológica, la
persona que se
encuentra a las
puertas de la
muerte se deja
contaminar por
el intercambio.
Intenta hacer un
“intercambio”
con el Creador.
Delante de la
incapacidad de
ofrecerle algo
mejor, la
persona promete
dedicarse a la
caridad, a los
asilos, a la
niños
necesitados,
hospitales,
iglesias,
templos
religiosos,
abandonar
adicciones etc.
La persona
implora a Dios
para que le de
más tiempo sobre
la Tierra y en
cambio le daría
una vida recta
en la práctica
del bien.
4.
Cuarto estado
– Depresión: El
desanimo, el
desinterés, el
llanto y otros
son reflejos del
cuadro
psicológico
denominado
depresión. Todos
nosotros
sentimos alguna
vez en mayor o
más pequeño
grado esos
síntomas delante
de una
“pérdida”. La
persona que se
ve impotente
delante de la
verdad
inequívoca de la
muerte pasa por
ese estado, que
perdura conforme
su conducta
mental y las
enseñanzas que
posiblemente
haya recibido.
5.
Quinto estado
– Aceptación:
Es un momento de
serenidad ante
la verdad. La
Medicina moderna
viene destinando
su atención a
los cuidados de
esos pacientes y
sus familiares,
para que tengan
un momento de
tranquilidad y
paz; sin
desesperación.
(Continuará
en la próxima
edición.)
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