Continuamos con el
Estudio Metódico del
Pentateuco Kardeciano,
que focalizará las cinco
principales obras de la
Doctrina Espírita, en el
orden en que fueron
inicialmente publicadas
por Allan Kardec, el
Codificador del
Espiritismo.
Las
respuestas a las
preguntas presentadas,
fundamentadas en la 76ª
edición publicada por la
FEB, basadas en la
traducción de Guillon
Ribeiro, se encuentran
al final del texto.
Preguntas
para debatir
A.
¿Existe el período de la
infancia en otros
mundos?
B. ¿Gozan
los Espíritus de la
plenitud de sus
facultades desde el
inicio de su formación?
C. ¿Puede
un Espíritu vencer en
una única existencia
todos los grados de la
perfección?
D. ¿Puede
una persona en las
futuras encarnaciones
descender a un punto más
bajo del ya alcanzado
anteriormente?
E. ¿Quién
es más adelantado: El
Espíritu de un adulto o
el de un niño?
Texto para la lectura
106. Aún
encarnando en otro
mundo, la inteligencia
del Espíritu nunca se
pierde.
(L.E.,
180)
107. La
infancia es, en todas
partes, una transición
necesaria.
(L.E., 183)
108. Los
mundos también están
sometidos a la ley del
progreso. Todos
comenzaron como el
nuestro, en un estado
inferior, y la misma
Tierra experimentará una
transformación
semejante,
convirtiéndose en un
paraíso terrenal cuando
los hombres se vuelvan
buenos. (L.E., 185)
109.
Cuando llega al estado
de Espíritu puro y no
necesita más
encarnaciones, la
envoltura que reviste el
Espíritu se vuelve de
tal manera etérea, que
para nosotros es como si
no existiese.
(L.E.,
186)
110. En
su primera encarnación,
el estado del alma es
como el estado de
infancia en la vida
corporal; su
inteligencia apenas
aflora; ella se ensaya
para la vida.
(L.E.,
190)
111. Las
almas de nuestros
salvajes están en un
estado de infancia
relativa, pues son almas
ya desarrolladas,
dotadas de pasiones.
(L.E., 191)
112. Las
pasiones son una señal
de desarrollo, pero no
de perfección. Son una
señal de actividad y de
la conciencia del yo,
mientras que en el alma
primitiva la
inteligencia y la vida
se encuentran en estado
de germen. (L.E., 191-a)
113. El
hombre, en sus nuevas
existencias, puede
descender más abajo de
lo que ya había
alcanzado en su posición
social, pero no como
Espíritu, porque el alma
no puede degenerar.
(L.E., 193 y 194)
114. La
marcha de los Espíritus
es progresiva y jamás
retrocede.
(L.E., 194-a)
115. Los
Espíritus mejoran por el
sufrimiento de las
tribulaciones del la
existencia corporal. La
vida material es pues,
una especie de tamiz o
depuratorio por el cual
deben pasar todos los
Espíritus para llegar a
la perfección. De esta
manera alcanzan, en un
tiempo más o menos largo
y según sus esfuerzos,
la meta a la cual se
dirigen. (L.E., 196)
116. El
Espíritu es todo; el
cuerpo es sólo una
vestidura que se pudre.
(L.E., 196-a)
117. La
duración de la vida de
un niño que muere a
tierna edad puede ser,
para su Espíritu, el
complemento de una vida
interrumpida antes del
término debido, y su
muerte es frecuentemente
una prueba o una
expiación para los
padres.
(L.E., 199)
118. No
es razonable considerar
la infancia terrenal
como un estado de
inocencia, dado que se
ven niños dotados de los
peores instintos, en una
edad en que la educación
no puede todavía ejercer
su influencia. Esa
perversidad precoz
proviene de la
inferioridad de su
Espíritu.
(L.E., 199-A)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A.
¿Existe el período de la
infancia en otros
mundos?
Sí. En
todas partes la infancia
es una transición
necesaria, pero no en
todos los globos es tan
torpe como lo es en
nuestro mundo.
(El
libro de los Espíritus,
pregunta 183)
B. ¿Gozan
los Espíritus de la
plenitud de sus
facultades desde el
inicio de su formación?
No,
porque para el Espíritu,
como para el hombre,
también hay infancia. En
su origen, la vida del
Espíritu es sólo
instintiva. Apenas tiene
conciencia de sí mismo y
de sus actos. La
inteligencia se
desarrolla sólo poco a
poco.
(Obra
citada, preguntas 189,
190, 191 y 191-a.)
C. ¿Puede
un Espíritu vencer en
una única existencia
todos los grados de la
perfección?
No, pues
lo que el hombre juzga
perfecto, está lejos de
la perfección. Hay
cualidades que desconoce
y no puede comprender.
Podrá ser tan perfecto
como le permita su
naturaleza terrenal,
pero eso no es la
perfección absoluta.
Sucede con el Espíritu
lo que se comprueba con
el niño que, por muy
precoz que sea, debe
pasar por la juventud
antes de llegar a la
edad de la madurez; y
también con el enfermo
que tiene que pasar por
la convalecencia para
recobrar la salud.
Además, el Espíritu debe
progresar en ciencia y
en moral. Si solamente
adelantó en un sentido,
es importante que avance
en el otro para alcanzar
el extremo superior de
la escala.
(Obra citada, preguntas
192, 192-a y 194-a.)
D. ¿Puede
una persona en las
futuras encarnaciones
descender a un punto más
bajo del ya alcanzado
anteriormente?
En
relación a la posición
social, sí. Como
Espíritu no, puesto que
no puede degenerar. La
marcha de los Espíritus
es progresiva, jamás
retrocede. Ellos se
elevan de manera gradual
en la jerarquía y no
descienden de la
posición a la que
ascendieron. En sus
diversas existencias
corporales, pueden
descender como hombres,
pero no como Espíritus.
Así, el alma de un
potentado de la Tierra,
puede más tarde animar
al más humilde obrero y
viceversa, porque entre
los hombres las
categorías están
frecuentemente en razón
inversa de la elevación
de las cualidades
morales. Herodes era rey
y Jesús, carpintero.
(Obra
citada, preguntas 193 y
194.)
E. ¿Quién
es más adelantado: El
Espíritu de un adulto o
el de un niño?
Depende.
Será más
adelantado aquél que
haya vivido más y
adquirido mayor
experiencia, sobre todo
si progresó. Es pues
perfectamente posible
que el Espíritu de un
niño sea más
evolucionado que el de
su padre.
(Obra
citada, preguntas 197,
197-a y 198.)
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