Continuamos con el
Estudio Metódico del
Pentateuco
Kardeciano, que
focalizará las cinco
principales obras de
la Doctrina
Espírita, en el
orden en que fueron
inicialmente
publicadas por Allan
Kardec, el
Codificador del
Espiritismo.
Las
respuestas a las
preguntas
presentadas,
fundamentadas en la
76ª edición
publicada por la
FEB, basadas en la
traducción de
Guillon Ribeiro, se
encuentran al final
del texto.
Preguntas para
debatir
A.
¿Como se explican, a
la luz del
Espiritismo, los
casos de catalepsia
y letargia?
B.
¿Qué es el
sonambulismo y cuál
es la causa de la
clarividencia
sonambúlica?
C.
¿Qué nos enseña el
Espiritismo sobre el
éxtasis?
D.
¿En qué consiste el
fenómeno llamado
segunda vista,
también conocido
como doble vista?
E.
¿Pueden los
Espíritus ver lo que
hacemos? ¿Pueden
también leer
nuestros
pensamientos?
Texto para la
lectura
228.
En la letargia y la
catalepsia, el
Espíritu se
encuentra consciente
pero no puede
comunicarse. Y por
los sentidos del
alma, ve y oye lo
que pasa a su
alrededor.
(L.E., 422)
229.
En estos estados, el
Espíritu no puede
comunicarse porque
el estado del cuerpo
material se opone a
ello. Tal hecho
prueba que existe en
el hombre algo más
que el cuerpo,
puesto que el cuerpo
no está funcionando
y el Espíritu
continúa la acción.
(L.E., 422-a)
230.
En la letargia, el
cuerpo no está
muerto, pues hay
funciones que se
siguen realizando:
la vitalidad se
encuentra en estado
latente, como en la
crisálida, pero no
se extingue. Ahora
bien, el Espíritu
está ligado al
cuerpo en tanto éste
vive. Una vez rotos
los lazos por la
muerte real y la
disgregación de los
órganos, la
separación es
completa y el
Espíritu no vuelve
más. Cuando un
hombre aparentemente
muerto vuelve a la
vida, es porque la
muerte no estuvo
consumada.
(L.E., 423)
231.
Es posible reanudar
los lazos a punto de
romperse y devolver
a la vida un ser
que, sin este
recurso, moriría.
Esto ocurre con
frecuencia y el
magnetismo es muchas
veces, en estos
casos, un medio
poderoso porque da
al cuerpo el fluido
vital que le falta y
que no era
suficiente para
mantener el
funcionamiento de
los órganos. (L.E.,
424)
232.
La letargia y la
catalepsia tienen el
mismo principio, que
es la pérdida
momentánea de la
sensibilidad y del
movimiento. En una,
la suspensión de las
fuerzas vitales es
general, dando al
cuerpo todas las
apariencias de la
muerte. En la otra,
está localizada y
puede afectar sólo
una parte del
cuerpo. La letargia
siempre es natural;
la catalepsia es a
veces espontánea,
pero puede ser
provocada y
desactivada
artificialmente por
la acción magnética.
(L.E., 424,
comentario de
Kardec)
233.
He aquí la
naturaleza del
fluido magnético:
fluido vital,
electricidad
animalizada, que son
modificaciones del
fluido universal.
(L.E., 427)
234.
No existen cuerpos
opacos, sino para
vuestros órganos
groseros. La materia
no ofrece obstáculos
al Espíritu, puesto
que la atraviesa
libremente. Es por
esto que el
sonámbulo puede ver
a través de los
cuerpos considerados
opacos. (L.E., 429)
235.
No es dado a los
Espíritus
imperfectos ver y
conocer todo; además
de esto, cuando
están ligados a la
materia, no gozan de
todas sus facultades
de Espíritu. Dios
concedió al hombre
la facultad de la
clarividencia
sonambúlica con un
fin útil y serio, y
no para que él
aprenda lo que no
debe saber. Es por
esto que los
sonámbulos no pueden
ver todo.
(L.E., 430)
236.
El sonámbulo puede
poseer más
conocimientos de los
que le reconocéis en
la presente
existencia;
solamente están
adormecidos. Cuando
entra al estado que
llamas crisis,
los recuerda pero
siempre de manera
incompleta. Él
conoce otras cosas,
pero no puede decir
de dónde le viene
ese conocimiento. La
experiencia muestra
también que los
sonámbulos reciben
avisos e
instrucciones de
otros Espíritus, que
suplen su
insuficiencia. He
ahí la razón por qué
en el sonambulismo
dicen cosas por
encima de su
aparente capacidad.
(L.E., 431)
237.
El desarrollo de la
clarividencia
sonambúlica depende
de la organización
física y de la
naturaleza del
Espíritu encarnado.
Hay disposiciones
físicas que permiten
al Espíritu
liberarse de la
materia con mayor o
menor facilidad.
(L.E., 433)
238.
Las facultades que
el sonámbulo
disfruta son
parecidas a las del
Espíritu
desencarnado, pero
es necesario tener
en cuenta la
influencia de la
materia a la que él
se encuentra unido
todavía.
(L.E., 434)
239.
La mayoría de los
sonámbulos puede ver
muy bien a los otros
Espíritus; esto
depende del grado y
la naturaleza de la
lucidez de cada uno.
Pero, a veces ellos
no comprenden el
hecho y los toman
por seres
corporales. El mismo
efecto se produce en
el momento de la
muerte, entre los
que se consideran
todavía vivos. Nada
a su alrededor les
parece haber
cambiado; les
parece que los
Espíritus tienen
cuerpos semejantes a
los nuestros, y
ellos toman la
apariencia de sus
propios cuerpos como
cuerpos reales.
(L.E., 435)
240.
En la visión a
distancia, es el
alma la que ve, no
el cuerpo. Las
sensaciones de calor
o de frío que ella
experimenta derivan
del hecho de que, no
habiendo dejado
completamente al
cuerpo, permanece
unida a él por el
lazo que los une, y
ese lazo es el
conductor de las
sensaciones.
(L.E., 436 y 437)
241.
El uso que el
sonámbulo hace de su
facultad influye
mucho en el estado
de su Espíritu
después de la
muerte, así como
ocurre con el buen o
malo uso de todas
las facultades que
Dios concedió al
hombre.
(L.E., 438)
242.
El extático puede
engañarse con mucha
frecuencia, sobre
todo, cuando quiere
penetrar aquello que
debe permanecer como
un misterio para el
hombre, porque
entonces se abandona
a sus propias ideas
o se convierte en
juguete de los
Espíritus
mentirosos, que se
aprovechan de su
entusiasmo para
fascinarle. (L.E.,
444)
243.
Aquél que estudia
los fenómenos del
sonambulismo y el
éxtasis, de buena fe
y sin prevenciones,
no puede ser
materialista ni
ateo.
(L.E., 446)
244.
La enfermedad, la
proximidad de un
peligro, una gran
conmoción, pueden
desarrollar la
segunda vista. El
cuerpo se encuentra
a veces en un estado
particular, que
permite al Espíritu
ver lo que no podéis
ver con los ojos del
cuerpo.
(L.E.,
452)
245.
No siempre las
personas dotadas de
segunda vista tienen
conciencia de esto.
Quiere decir que
para ellas esto es
algo muy natural, y
muchas de estas
personas creen que
si todos se
observasen en este
sentido, se darían
cuenta que son como
ellas. (L.E., 453)
246.
La segunda vista
puede, en ciertos
casos, dar la
presciencia de las
cosas y también los
presentimientos,
porque existen
muchos grados de
esta facultad y el
mismo individuo
puede tener todos
los grados o sólo
algunos.
(L.E., 454-a)
247.
Los fenómenos del
sonambulismo natural
se producen
espontáneamente y
son independientes
de cualquier causa
exterior conocida.
El estado designado
con el nombre de
sonambulismo
magnético no difiere
del sonambulismo
natural, sino por el
hecho de ser
provocado, mientras
que el otro es
espontáneo. (L.E.,
455)
248.
Las causas de la
clarividencia del
sonambulismo
magnético y del
sonambulismo natural
son la misma: un
atributo del alma.
El sonámbulo ve en
todas partes adonde
su alma puede
trasladarse,
cualquiera que sea
la distancia.
(L.E.,
455)
249.
En el estado de
desprendimiento en
que se encuentra el
Espíritu del
sonámbulo, entra con
más facilidad en
comunicación con los
otros Espíritus,
encarnados o no.
Esta comunicación se
establece por el
contacto de los
fluidos que componen
los periespíritus y
sirven de
transmisión al
pensamiento, como el
hilo conductor a la
electricidad.
(L.E., 455)
250.
El éxtasis es el
estado en el cual la
independencia entre
el alma y el cuerpo
se manifiesta de
manera más sensible.
En el sueño y en el
sonambulismo, el
alma vaga por los
mundos terrenales;
en el éxtasis, ella
penetra un mundo
desconocido, el de
los Espíritus
etéreos, con los
cuales entra en
comunicación sin
poder, sin embargo,
exceder ciertos
límites. (L.E., 455)
251.
La emancipación del
alma se manifiesta a
veces en estado de
vigilia y produce el
fenómeno designado
con el nombre de
segunda vista, que
da a los que la
poseen la facultad
de ver, oír y sentir
más allá de los
límites de nuestros
sentidos. Se
comprueba que los
órganos de la visión
son ajenos al
fenómeno, al
verificarse que la
visión persiste aún
con los ojos
cerrados. (L.E.,
455)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A.
¿Como se explican, a
la luz del
Espiritismo, los
casos de catalepsia
y letargia?
La
letargia y la
catalepsia derivan
de la pérdida
temporal de la
sensibilidad y del
movimiento, por una
causa fisiológica
todavía no
explicada. En una,
la suspensión de las
fuerzas vitales es
general y da al
cuerpo todas las
apariencias de la
muerte. En la otra,
la suspensión está
localizada, pudiendo
afectar una parte
más o menos extensa
del cuerpo, de
manera que permite
que la inteligencia
se manifieste
libremente, lo que
impide que se la
confunda con la
muerte. La letargia
es siempre natural;
la catalepsia es a
veces magnética.
(El
Libro de los
Espíritus, preguntas
422 a
424.)
B.
¿Qué es el
sonambulismo y cuál
es la causa de la
clarividencia
sonambúlica?
El
sonambulismo natural
es un estado de
independencia del
Espíritu, más
completo que en el
sueño, en el que sus
facultades adquieren
mayor amplitud. De
esto deriva la
clarividencia
sonambúlica. El alma
tiene en ese caso
percepciones de las
que no dispone en el
sueño, y puede por
lo tanto, ver lo que
ocurre a distancia.
Cuando los hechos
del sonambulismo se
producen es porque
el Espíritu,
preocupado por una u
otra cosa, se
entrega a una acción
cualquiera, para
cuya ejecución
necesita utilizar su
cuerpo. Entonces, se
sirve de éste como
se sirve de una mesa
o de otro objeto
material en el
fenómeno de las
manifestaciones
físicas, o como
utiliza la mano del
médium en las
manifestaciones
escritas.
(Obra
citada, preguntas
425, 426, 428 y
432.)
C.
¿Qué nos enseña el
Espiritismo sobre el
éxtasis?
Según
el Espiritismo, el
éxtasis es un
sonambulismo más
depurado. El alma
del extático es aún
más independiente.
El Espíritu del
extático puede
penetrar otros
mundos y comprender
la felicidad de
quienes los habitan,
de donde le nace el
deseo de permanecer
allá. Hay, sin
embargo, mundos
inaccesibles a los
Espíritus que
todavía no están
purificados lo
suficiente.
(Obra citada,
preguntas 439, 440,
441, 442 y 443.)
D.
¿En qué consiste el
fenómeno llamado
segunda vista,
también conocido
como doble vista?
Lo
que se llama doble
vista es el
resultado de la
liberación del
Espíritu, sin que el
cuerpo esté dormido.
La doble vista es la
vista del alma.
(Obra citada,
preguntas
447, 448, 449, 450 y
450-a.)
E.
¿Pueden los
Espíritus ver lo que
hacemos? ¿Pueden
también leer
nuestros
pensamientos?
Sí.
Ellos pueden ver lo
que hacemos, puesto
que constantemente
nos rodean. Cada
uno, sin embargo,
sólo ve aquello a lo
que presta atención
y no se ocupa de lo
que le es
indiferente. Ellos
pueden también
conocer nuestros más
secretos
pensamientos. No
podemos ocultarles
ni los actos ni los
pensamientos. Cuando
pensamos que estamos
solos y ocultos, es
común que tengamos a
nuestro lado una
multitud de
Espíritus que nos
observan.
(Obra
citada, preguntas
456,
457, 457-a y 458.)
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