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La
homosexualidad
en la visión
espírita
(Parte 1) |
Allan Kardec
aclara la
cuestión en la
Revista
Espírita.
Emmanuel
esclarece sobre
el tema en Vida
y Sexo y Chico
Xavier
opina sobre el asunto
Vamos a comenzar
el desarrollo de
ese tema con la
pregunta
formulada por
Allan Kardec,
Codificador del
Espiritismo, en
la cuestión 200
del Libro de los
Espíritus, ¿si
los Espíritus
tienen sexo?
Los Benefactores
Espirituales
respondieron:
"No como lo
entendéis, pues
que los sexos
dependen de la
organización.
Hay entre ellos
amor y simpatía,
más basados en
la concordancia
de los
sentimientos”.
Los Espíritus
dieron esa
respuesta a
Kardec, en razón
del concepto que
el hombre tiene
de estar el sexo
conectado a la
organización
física. El
hombre
distingue lo
masculino y lo
femenino como
manifestación de
la forma y según
el papel
ejercido en la
función
reproductora.
Sin embargo, no
extiende su
pensamiento
sobre la
verdadera fuente
de las energías
sexuales. Para
él, de modo
general, el sexo
es sólo
instrumento de
placer. Algunos
hay, sin
embargo, que
buscan el sexo
para la
reproducción,
por motivos
diversos, pero
siempre
asociados a la
búsqueda del
placer de los
sentidos.
Es verdad que el
uso del sexo es
una ley natural
en la esfera
material, como
observa el
Espíritu
Alexandre, en el
capítulo 13 de
la obra
Misioneros de la
Luz, que
trata de la
reencarnación:
"no hay
creación sin
fecundación. Las
formas físicas
descienden de
las uniones
físicas Las
construcciones
espirituales
proceden de las
uniones
espirituales. La
obra del
Universo es hija
de Dios. El
sexo, por lo
tanto, como
calidad positiva
o pasiva de los
principios y de
los seres, es
manifestación
cósmica en todos
los círculos
evolutivos,
hasta que
vengamos a
alcanzar el
campo de la
Armonía
Perfecta, donde
esas cualidades
se equilibran en
el seno de la
Divinidad”.
El tema en la
Revista Espírita
El Codificador
del Espiritismo,
en la Revista
Espírita de
enero de 1866,
en el artículo
publicado “¿Las
Mujeres Tienen
Alma?”, a
finales del 13º
párrafo, dice:
“(...) A los
hombres y
mujeres, son así
asignados
deberes
especiales,
igualmente
importantes en
el orden de las
cosas; son dos
elementos que se
completan uno
por el otro.
Sufriendo el
Espíritu
encarnado la
influencia del
organismo, su
carácter se
modifica
conforme las
circunstancias y
se dobla a las
necesidades y a
las exigencias
impuestas por el
mismo organismo.
Esta influencia
no se borra
inmediatamente
después de la
destrucción del
involucro
material, así
como no pierde
instantáneamente
los gustos y
hábitos
terrenos.
Después, puede
ocurrir que el
Espíritu recorra
una serie de
existencias en
el mismo sexo,
lo que hace que,
durante mucho
tiempo, pueda
conservar, en el
estado de
Espíritu, el
carácter de
hombre o de
mujer, cuya
marca en él
quedó impresa.
Solamente cuando
es llegado a un
cierto grado de
adelantamiento y
de
desmaterialización
es que la
influencia de la
materia se borra
completamente y,
con ella, el
carácter de los
sexos. Los que
se nos presentan
como hombres o
como mujeres, es
para recordarnos
la existencia en
que los
conocemos. Si
esa influencia
se repercute de
la vida corporal
a la vida
espiritual, lo
mismo se da
cuando el
Espíritu pasa de
la vida
espiritual para
la corporal. En
una nueva
encarnación
traerá el
carácter y las
inclinaciones
que tenía como
Espíritu. Si
fuera avanzado,
será un hombre
avanzado; si
fuera atrasado,
será un hombre
atrasado.
Cambiando de
sexo, podrá
entonces esa
impresión y, en
su nueva
encarnación,
conservar los
gustos, las
inclinaciones y
el carácter
inherente al
sexo que acaba
de dejar. Así se
explican ciertas
anomalías
aparentes,
notadas en el
carácter de
ciertos hombres
y de ciertas
mujeres.
Así, no existe
diferencia entre
el hombre y la
mujer, sino en
el organismo
material, que se
aniquila con la
muerte del
cuerpo. Mas en
cuanto al
Espíritu, al
alma, el ser
esencial,
imperecedero,
ella no existe,
porque no hay
dos especies de
almas. Así quiso
Dios, en su
justicia, para
todas las
criaturas. Dando
a todas un mismo
principio, fundó
la verdadera
igualdad. La
desigualdad sólo
existe
temporalmente en
el grado de
adelantamiento;
pero todos
tienen derecho
al mismo
destino, al cual
cada uno llega
por su trabajo,
porque Dios no
favoreció a
nadie a costa de
los otros”
(...).
Emmanuel en Vida
y Sexo
Por medio de la
psicografia de
Chico Xavier, el
benefactor
espiritual
Emmanuel, en el
capítulo 21 del
libro Vida y
Sexo, teje
comentarios en
torno a la
homosexualidad,
iniciando con la
pregunta 202 de
El Libro de los
Espíritus:
“— Cuando
errante, ¿qué
prefiere el
Espíritu:
encarnar en el
cuerpo de un
hombre, o en
el de una
mujer?”
La respuesta de
los
Benefactores
Espirituales a
esa indagación
fue la
siguiente:
“— Eso poco le
importa. Lo que
lo guía en la
elección son las
pruebas por las
que haya de
pasar.”
Tras destacar
inicialmente esa
cuestión de El
Libro de los
Espíritus, el
Espíritu
Emmanuel
considera:
“La
homosexualidad,
también hoy
llamada
transexualidad,
en algunos
círculos de
ciencia,
definiéndose,
en el
conjunto de
sus
características,
por tendencia de
la criatura para
la comunión
afectiva con
otra criatura
del mismo sexo,
no encuentra
explicación
fundamental en
los estudios
psicológicos que
tratan del
asunto en bases
materialistas,
pero es
perfectamente
comprensible, a
la luz de la
reencarnación”.
Observado el
hecho, más con
prejuicios de la
sociedad,
constituida en
la Tierra por la
mayoría
heterosexual,
que con las
verdades simples
de la vida, ese
mismo hecho va
creciendo de
intensidad y de
extensión, con
el propio
desarrollo de
la Humanidad, y
el mundo ve, en
la actualidad,
en todos los
países, extensas
comunidades de
hermanos en
experiencia de
esa especie,
sumando millones
de hombres y
mujeres,
solicitando
atención y
respeto, en pie
de igualdad al
respeto y a la
atención debidos
a las criaturas
heterosexuales.
La colectividad
humana
aprenderá,
gradualmente, a
comprender que
los conceptos de
normalidad y de
anormalidad
dejan mucho que
desear cuando se
trate
simplemente de
señales
morfológicas,
para erguirse
como agentes más
elevados de
definición de la
dignidad humana,
ya que la
individualidad,
en sí, exalta la
vida comunitaria
por el propio
comportamiento
en la
sustentación del
bien de todos o
la deprime por
el mal que causa
con la parte que
asume en el
juego de la
delincuencia.
Fenómeno de la
bisexualidad
“La vida
espiritual pura
y simple se rige
por afinidades
electivas
esenciales; sin
embargo, a
través de
milenios y
milenios, el
Espíritu pasa
por filas
inmensa de
reencarnaciones,
ahora en
posición de
feminidad, ahora
en condiciones
de masculinidad,
lo que sedimenta
el fenómeno de
la bisexualidad,
más o menos
pronunciado, en
casi todas las
criaturas.
El hombre y la
mujer serán, de
ese modo, de
manera
respectiva,
acentuadamente
masculino o
acentuadamente
femenina, sin
especificación
psicológica
absoluta.
En base a eso,
la
individualidad
en tráfico, de
la experiencia
femenina para la
masculina o
viceversa, al
envergar el
cuerpo físico,
demostrará
fatalmente los
trazos de la
feminidad en que
habrá
estacionado por
muchos siglos,
en que pese el
cuerpo de
formación
masculina que lo
segregue,
verificándose
análogo proceso
con referencia a
la mujer en las
mismas
circunstancias.
Obviamente
comprensible, en
vista de lo
expuesto, que el
Espíritu en el
renacimiento,
entre los
hombres, puede
tomar un cuerpo
femenino o
masculino, no
sólo
atendiéndose al
imperativo de
gravámenes
particulares en
determinado
sector de
acción, como
también en lo
que concierne a
obligaciones
regenerativas.
Consecuencia de
los abusos
“El hombre que
abusó de las
facultades
genésicas,
arruinando la
existencia de
otras
personas con
la destrucción
de uniones
constructivas y
hogares
diversos, en
muchos casos es
inducido a
buscar nueva
posición, en el
renacimiento
físico, en
cuerpo
morfológicamente
femenino,
aprendiendo, en
régimen de
prisión, a
reajustar los
propios
sentimientos, y
la mujer que
obra de igual
modo es
impulsada a la
reencarnación en
cuerpo
morfológicamente
masculino, con
idénticos fines.
Y, aún, en
muchos otros
casos, Espíritus
cultos y
sensibles,
aspirando a
realizar tareas
específicas en
la elevación de
agrupaciones
humanas y,
consecuentemente,
en la elevación
de sí mismos,
ruegan de los
Instructores de
la Vida Mayor
que los asisten
al propio
ingreso en el
campo físico, en
vestimenta
carnal opuesta a
la estructura
psicológica por
la cual
transitoriamente
se definen.
Escogen con eso
vivir
temporalmente
ocultos en la
armadura carnal,
con lo que se
garantizan
contra
arrastramientos
irreversibles,
en el mundo
afectivo, de
manera a
perseverar, sin
mayores
dificultades, en
los objetivos
que ahí trazan.
Amparo educativo
“Observadas las
tendencias
homosexuales de
los compañeros
reencarnados en
esa franja de
prueba o de
experiencia, es
forzoso se les
de el amparo
educativo
adecuado, tanto
en cuanto se
administra
instrucción a la
mayoría
heterosexual. Y
para que eso se
verifique en
líneas de
justicia y
comprensión,
camina el mundo
de hoy para más
alta comprensión
de los problemas
del amor y del
sexo, por
cuanto, al
frente de la
vida eterna, los
errores y
aciertos de los
hermanos de
cualquier
procedencia, en
los dominios del
sexo y del amor,
son analizados
por la misma
elevada medida
de Justicia y
Misericordia.
Eso es porque
todos los
asuntos en esa
área de la
evolución y de
la vida se
especifican en
la intimidad de
la conciencia de
cada uno.”
Chico Xavier
responde
En el libro
La Tierra y el
Sembrador,
el médium
minero, al serle
preguntado:
“¿Cómo nuestros
Amigos
Espirituales
conceptúan el
problema
homosexual?”,
respondió lo
siguiente:
El problema de
la
homosexualidad
siempre existió
en todas las
naciones, sin
embargo, con la
extensión
demográfica en
el Planeta, el
asunto adquirió
características
de gran
intensidad, o de
más intensidad,
porque, en los
últimos 50 años,
la ciencia
psicológica se
ha preocupado
detenidamente y
con razón, en lo
que se refiere a
los ingredientes
más íntimos de
nuestra
naturaleza
personal.
“Estamos
efectuando el
descubrimiento
de nosotros
mismos, más allá
de los patrones
psicológicos
conocidos o
milimetrados por
los
conocimientos
que poseemos,
dentro de los
preceptos
respetables, que
nos rigen el
comportamiento
social y humano.
En el caso, es
justo observar
que los
impositivos de
la disciplina y
de la educación
deben ofrecernos
barreras
constructivas
para que el
abuso no
destruya
cualesquiera
beneficios
establecidos en
leyes.
Causas de las
tendencias
“Creemos que las
tendencias a la
homosexualidad
surgen en la
criatura después
de muchas
existencias de
esa misma
criatura en las
condiciones de
feminidad o
viceversa.
Pensamos así, en
la base de la
reencarnación,
por cuanto,
además de las
señales
morfológicas, la
individualidad
es la
propia
individualidad
en sí, con todas
sus experiencias
de las
existencias
anteriores. En
vista de eso, la
homosexualidad
puede ser
examinada hoy
proporcionando
al hombre vasto
campo de
estudios, en
cuanto a la
naturaleza
bisexual del
Espíritu.
“El tema es, sin
embargo, objeto
para simposios
de científicos,
e instructores
de la Humanidad,
hasta que
podamos
encontrar la
fórmula exacta
para decidir del
punto de vista
legal, en cuanto
al destino de
nuestros
compañeros en un
sexo o en otro,
que traen la
inversión por
clima de trabajo
a ser
laboriosamente
valorizado por
la persona que
se hace
portadora de
semejante
condición para
determinadas
tareas.
“Sabemos que
grandes
civilizaciones,
como por
ejemplo, la
civilización
greco-romana,
tras alcanzar
avance
espectacular en
el campo de la
inteligencia, al
perquirirem la
naturaleza
compleja del
hombre,
encontraron
problemas de
sexo muy
profundos, que
los legisladores
de entonces no
quisieron o no
pudieron
reconocer. Esos
problemas, sin
embargo,
explotando sin
la cobertura de
preceptos
legales, en
plenitud de
indagación en
las
manifestaciones
afectivas,
cooperaron en la
decadencia de
ambas
civilizaciones,
griega y romana,
que se perdieron
en el tiempo,
bajo el punto de
vista de
respetabilidad y
dominio.
“Esperemos que
los Mensajeros
de la Vida Mayor
inspiren
nuestros dignos
representantes
de la Ciencia y
de la Justicia
en la Tierra
para que la
solución del
problema
aparezca
oportunamente,
favoreciendo la
paz y la
concordia en los
varios campos de
evolución de la
Humanidad. “ (El
presente
artículo será
concluido en la
próxima edición
de esta revista.)
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