Retrospectiva de la primera parte
La primera parte
de este artículo
fue iniciada con
la cuestión nº
200 de El
Libro de los
Espíritus,
en que Allan
Kardec pregunta
si los Espíritus
tienen sexo.
Como vimos, los
Benefactores
Espirituales
dijeron que “no
como
entendemos”, y
después de eso,
con base en un
artículo de
Allan Kardec,
publicado en la
Revista Espírita
de enero de
1866,
presentamos la
causa de la
homosexualidad.
Enseguida, para
mayores
esclarecimientos
sobre el tema,
transcribimos el
capítulo 21 del
libro Vida y
Sexo, bajo
el título
“Homosexualidad”,
por el Espíritu
Emmanuel, el
cual inicia sus
comentarios con
la cuestión 202
de El Libro
de los Espíritus.
En esa cuestión
el Codificador
del Espiritismo
pregunta a los
Instructores
Espirituales si
el Espíritu
prefiere
encarnar en el
cuerpo de un
hombre o de una
mujer. La
respuesta de
ellos fue la
siguiente: “Eso
poco le importa.
Lo que lo guía
en la elección
son las pruebas
por las que haya
de pasar”.
Ese capítulo,
dividimos en
cuatro ítems:
fenómeno de la
bisexualidad;
consecuencia de
los abusos; el
porqué del
cuerpo opuesto a
la estructura
psicológica y
amparo
educativo.
Después,
transcribimos la
respuesta de
Chico Xavier, al
serle preguntado
“como nuestros
amigos
espirituales
conceptúan el
problema de la
homosexualidad”,
dividiéndola,
también, en tres
ítems: causas de
las tendencias;
problemas del
sexo y la
civilización
greco-romana.
André Luiz en el
libro Acción
y Reacción
Dando
proseguimiento
al desarrollo
del tema,
presentaremos de
la obra
Acción y
Reacción,
psicografiada
por el médium
Chico Xavier,
esclarecimientos
formulados por
el Benefactor
Espiritual André
Luiz en el
capítulo 15, que
tiene por título
“Anotaciones
Oportunas”. En
el, él relata
que Hilario, su
compañero de
estudios en la
espiritualidad,
en cierta
oportunidad
indagó del
Asistente Silas
sobre los
problemas
inquietantes de
la inversión
sexual.
“Silas se dio
prisa en aclarar
y dijo:
— No será
preciso alargar
elucidações.
Considerándose
que el sexo, en
la esencia, es
la suma de las
cualidades
pasivas o
positivas del
campo mental del
ser, es natural
que el Espíritu
acentuadamente
femenino tarde
siglos y siglos
en las líneas
evolutivas de la
mujer, y
que el Espíritu
marcadamente
masculino se
detenga por
largo tiempo en
las experiencias
del hombre.
Pero, en muchas
ocasiones,
prosiguió Silas
diciendo, cuando
el hombre
tiraniza a la
mujer,
desviándose los
derechos y
cometiendo
abusos, en
nombre de su
pretendida
superioridad, se
desorganiza el
mismo hasta tal
punto que,
inconsciente y
desequilibrado,
es conducido por
los agentes de
la Ley Divina a
un renacimiento
doloroso, en
cuerpo femenino,
para que, en el
extremo malestar
íntimo, aprenda
a venerar en la
mujer a su
hermana y
compañera,
hija y madre,
delante de Dios,
ocurriendo
idéntica
situación a la
mujer criminal
que, tras
arrastrar al
hombre al
libertinaje y a
la delincuencia,
crea para sí
misma terrible
alienación
mental más allá
del sepulcro,
necesitando,
casi siempre, el
ingreso en un
cuerpo
masculino, a fin
de que, en las
telas de la
desdicha de su
emotividad, sepa
edificar en su
ser el respeto
que debe al
hombre, ante el
Señor.
En esa
definición, sin
embargo, no
incluimos los
grandes
corazones y los
bellos
caracteres que,
en muchas
circunstancias,
reencarnan en
cuerpos que no
les corresponden
a los más
recónditos
sentimientos,
posición
solicitada por
ellos mismos, en
la intención de
operar con
más seguridad y
valor, no sólo
el
acrisolamiento
moral de sí
mismos, como
también la
ejecución de
tareas
especializadas,
a través de
estadios
peligrosos de
soledad, en
favor del campo
social terrestre
que se les vale
de la renuncia
constructiva
para acelerar
el paso en la
comprensión de
la vida y en el
progreso
espiritual.”
André Luiz en el
libro Sexo y
Destino
El Benefactor
Espiritual André
Luiz también
aborda en la
obra Sexo y
Destino,
psicografiada
por Chico
Xavier, la
cuestión de la
homosexualidad,
en el capítulo
IX de la segunda
parte, al
participar de un
encuentro para
estudios en el
Instituto de
Renovación
“Almas
Hermanas”,
dirigido por el
Instructor
Espiritual
Félix, para
Espíritus
necesitados de
reeducación
sexual después
de la
desencarnación.
Relata André
Luiz que Félix,
explicando sobre
las ideas que
diversos
participantes
presentaban,
relató, en
síntesis, que en
la
Espiritualidad
Superior el sexo
no es
considerado
únicamente por
una baliza
morfológica del
cuerpo de carne,
distinguiendo
macho y hembra,
definición
unilateral que,
en la Tierra,
aún se hace
seguir de
actitudes y
exigencias
tiránicas,
heredadas del
comportamiento
animal.
Entre los
Espíritus
desencarnados, a
partir de
aquellos de
evolución
mediana, el sexo
es de categoría
por atributo
divino en la
individualidad
humana, cual
ocurre con la
inteligencia,
con el
sentimiento, con
el raciocinio y
con otras
facultades,
hasta ahora
menos aplicadas
en las
técnicas de la
experiencia
humana. Mientras
más se eleva la
criatura, más se
capacita que el
uso del sexo
demanda
discernimiento
por las
responsabilidades
que acarrea.
Cualquier
conexión sexual,
instalada en el
campo emotivo,
engendra
sistemas de
compensación
vibratoria, y el
compañero que
hiere al otro,
hasta el punto
en que suscitó
los desastres
morales
consecuentes,
pasa a responder
por una deuda
justa.
Todo desmando
sexual
damnificando
conciencias
reclama
corrección,
tanto como
cualquier abuso
del raciocinio.
El hombre que
abandone la
compañera sin
razón o la mujer
que así proceda,
generando
desequilibrios
pasionales en la
víctima, crea
cierta carga
cármica en el
propio camino,
pues nadie causa
perjuicio a
otros sin
perjudicarse a
sí mismo.
Renovando
conceptos
Félix vaticinó
que la Tierra,
poco a poco,
renovará
principios y
conceptos,
directriz y
legislación, en
cuestión de
sexo, bajo la
inspiración de
la Ciencia, que
situará el
problema de las
relaciones
sexuales en el
lugar que le es
propio. Se
empeñó en
repetir que en
la Superficie
Planetaria
los temas
sexuales son
tenidos en
cuenta en la
base de las
señales físicas
que diferencian
el hombre de la
mujer y
viceversa; sin
embargo, ponderó
que eso no
define la
realidad
integral, por
cuanto,
rigiendo esos
marcos,
permanece un
Espíritu
inmortal, con
edad a veces
multimilenaria,
concluyendo
consigo la suma
de experiencias
complejas, lo
que obliga a la
propia Ciencia
terrena a
proclamar,
presentemente,
que masculinidad
y feminidad
totales son
inexistentes en
la personalidad
humana, del
punto de vista
psicológico.
Hombres y
mujeres, en
espíritu,
presentan cierto
porcentaje más o
menos elevado
de
característicos
virilidad y
feminidad en
cada individuo,
lo que no
asegura
posibilidades de
comportamiento
íntimo normal
para todos,
según la
conceptuación de
normalidad que
la mayoría de
los hombres
estableció para
el medio social.
Tendo Nieves,
uno de los
participantes de
la reunión,
formulado una
consulta sobre
los
homosexuales, el
Instructor Félix
demostró que
incontables
Espíritus
reencarnan en
condiciones
inversas, sea en
el dominio de
luchas
expiatorias o en
obediencia a
tareas
específicas, que
exigen duras
disciplinas por
parte de
aquellos que las
solicitan o que
las aceptan.
Refirió aún que
hombres y
mujeres pueden
nacer
homosexuales o
ínter sexos (un
ser que posee
órganos de los
dos sexos), como
son susceptibles
de retomar el
vehículo físico
en la condición
de mutilados o
inhibidos en
ciertos campos
de
manifestación,
completando que
el alma
reencarna, en
esa o en aquella
circunstancia,
para mejorar y
perfeccionarse y
nunca bajo el
destino del mal,
lo que nos
obliga a
reconocer que
los delitos,
sean cuáles
sean, en
cualquier
posición, corren
por nuestra
cuenta.
A La vista de
eso, Félix
destacó que en
los foros de la
Justicia Divina,
en todos los
distritos de la
espiritualidad
superior, las
personalidades
humanas tachadas
por anormales
son consideradas
tan necesitadas
de protección en
cuanto las otras
que disfrutan la
existencia
garantizadas por
las ventajas de
la normalidad,
según la opinión
de los hombres,
observándose que
las faltas
cometidas por
las personas de
psiquismo
juzgado anormal
son examinadas
en el mismo
criterio
aplicado a la
culpas de
personas tenidas
por normales,
notándose, aún,
que en
muchos casos los
desatinos de las
personas
supuestas
normales son
considerablemente
agravados, por
menos
justificables
ante
acomodaciones y
primacías que
usufructúan, en
el clima estable
de la mayoría.
Orientación de
Chico Xavier
En el libro
Kardec Prosigue,
el médium
minero, al serle
preguntado si
“¿El homosexual
se debe aceptar
o debe luchar
contra sus
tendencias?”,
respondió lo
siguiente:
“Ya leí, de un
analista de
mérito, que toda
amistad y que
toda conexión
espiritual, del
punto de vista
afectivo, es
parcela de
homosexualidad
en el hombre y
en la mujer;
pero, el
homosexual no
podrá dejar la
naturaleza de
que es portador
de un momento
para otro como
si él
estuviera
condenado a no
trabajar, a no
servir, cuando
nosotros sabemos
que hay tanto
enfermero, tanto
profesor, tanta
señora digna que
ejecutan los
deberes que le
compiten con
mucha eficiencia
y devotadamente.
Ahora, el
homosexual en sí
debe evitar la
pederastia
(relación sexual
entre hombres);
la pederastia,
sí, es un
problema
suscitado por el
ansia del hombre
de experimentar
sensaciones,
pero la
homosexualidad
está vinculada a
un proceso
afectivo entre
los hombres y
mujeres
del planeta, de
modo que es un
estado natural
en que las almas
se afinan para
hacer el bien.
Ya la pederastia
es muy
diferente.
Cuando nosotros
hablamos de
homosexual, nos
acordamos
inmediatamente
de cuadros
infelices, pero
la verdad es que
la
homosexualidad
está en toda
persona que
tiene un amigo o
que tiene
deberes de
fraternidad, de
asistencia para
con el prójimo.
La pederastia
que es el gran
problema que
debemos evitar y
entender como
siendo una
condición
innecesaria y
mismo imprudente
de parte de
todos los
hombres.
Y vamos a dar al
asunto el color
que el asunto
trae consigo:
todo hombre debe
evitar la
pederastia; toda
mujer puede
estar
perfectamente
fuera del
lesbianismo
(relación sexual
entre mujeres),
porque nuestra
formación nos
lleva siempre
para el camino
del que ya
fuimos y a veces
nosotros vinimos
para no ser más
lo que ya fuimos
y sí para
aprender a
considerar lo
que debemos
ser.”
Conclusión
Delante de lo
que fue expuesto
en las Partes 1
y 2 de este
artículo,
presentamos una
síntesis del
asunto abordado:
1 El
Espíritu no
tiene sexo.
2- El
Espíritu puede
escoger encarnar
en un cuerpo de
hombre o de
mujer.
3- El sexo,
en esencia, es
la suma de las
cualidades
pasivas o
positivas del
campo mental del
ser.
4- Abusos del
hombre para con
la mujer, y
viceversa,
provocan
desequilibrios y
necesidad de
encarnación en
otra polaridad
sexual, para
valorar la
condición
masculina o
femenina.
5- También
existen
inversiones
solicitadas por
almas grandiosas
para la
ejecución de
tareas
específicas que
exigen renuncia
de sí mismo.
6- En la
Espiritualidad
Superior el sexo
no es
considerado
únicamente por
una baliza
morfológica del
cuerpo de carne,
distinguiendo
macho y hembra.
7- Entre los
Espíritus
desencarnados, a
partir de
aquellos de
evolución
mediana, el sexo
es tenido por
categoría por un
atributo divino
en la
individualidad
humana.
8- El uso
del sexo demanda
discernimiento
por las
responsabilidades
que acarrea.
9- Todo
desvío sexual
damnificando
conciencias
reclama
corrección,
tanto como
cualquier abuso
del
razonamiento.
10- La
realidad
integral,
rigiendo los
marcos masculino
y femenino, es
del Espíritu
inmortal, con
edad a veces
multimilenaria,
encerrando
consigo la suma
de experiencias
complejas.
11- Los
Espíritus
reencarnan en
condiciones
inversas, sea en
el dominio de
luchas
expiatorias o en
obediencia a
tareas
específicas, que
exigen duras
disciplinas por
parte de
aquellos que las
solicitan o que
las aceptan.
12- Todo hombre
debe evitar la
pederastia; toda
mujer puede
estar
perfectamente
fuera del
lesbianismo,
porque nuestra
formación nos
lleva siempre
para el camino
de lo que ya
fuimos y a veces
nosotros venimos
para no ser más
lo que ya fuimos
y sí para
aprender a
considerar lo
que debemos ser.