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Educación en la
edad dorada
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La edad dorada
puede ser
encarada con
optimismo y
serenidad y,
sobre todo, como
una gran
oportunidad
educativa
Considerando la
inversión de la
pirámide
poblacional
surge una
necesidad. En
esas
condiciones, hay
que pensar en la
educación en la
edad dorada,
aquella que es
capaz de generar
en la
sensibilidad la
reverencia y la
ternura. Delante
de la nueva
demanda, los
educadores se
enfrentarán con
los que se
encuentran en
esa franja
etária. En esa
etapa
inicialmente
ocurre la crisis
de la
jubilación.
Existen crisis
anteriores como
la de la
adolescencia, la
de los treinta y
la de los
cuarenta.
Nos interesa
examinar la edad
dorada y con
ella la
trayectoria de
personas para
pensar y
reflejar. En esa
fase se
consolida la
madurez natural
trayendo en su
interior el
desapego, que
apunta en la
dirección de
nuevos valores y
también la
oportunidad
educativa.
Pensemos la
“crisis de la
jubilación”.
Este momento
crucial produce
efectos
relacionados con
el estilo de
vida presentado
por la
individualidad.
Podemos
encontrar
personas
obsesivamente
comprometidas
con sus tareas,
habiendo fuerte
vinculación,
incluyendo días
u horas
reservadas al
descanso.
Observamos
también que,
además de la
vinculación al
trabajo, este
también
posibilita a
otros
profesionales
acceso a la
satisfacción
ocasionada por
la interacción
interpersonal,
con dependencia
a los miembros
del grupo. La
jubilación puede
presentar
efectos
destructivos
para este estilo
de vida que ve
en el trabajo la
única fuente de
satisfacción. Si
consideráramos
que la actividad
laboral no es la
única
dimensión de la
vida humana
seremos capaces
de desarrollar
otros tipos de
proyectos y será
más fácil luchar
contra el apego
al cargo.
Hay personas
capaces de
desarrollar
redes sociales
fuera del
ambiente de
trabajo y
parecen no
sentir
dificultades,
cuando van a
dejar de
contribuir para
el producto
interior bruto.
Aquellas que
poseen más
autonomía
generalmente son
muy creativas y
demuestran
facilidad de
establecer
relaciones,
cuando estas son
necesarias, y
también
capacidad de
asumir nuevos
papeles.
Otras hay que
son capaces de
establecer pocas
vinculaciones en
toda su vida, de
trabajar con
relativa
facilidad en
favor del propio
desarrollo
personal y
sustituir
actividades
perdidas por
otras nuevas.
Parecen
protegerse bien,
en el sentido de
no
expresar sus
necesidades de
dependencias.
Esas pueden
soñar con la
jubilación, pues
creen que ese
momento puede
convertirse en
nuevas
oportunidades de
crecimiento,
aunque amen lo
que hacen.
Educación es un
proceso y buenos
resultados
son
posibles de
encontrar
Los educadores
pueden ayudar a
percibir que la
edad dorada
puede ser
encarada con
optimismo y
serenidad y,
sobre todo,
mostrar la
jubilación como
una gran
oportunidad
educativa, sin
inactividad.
Forzoso es
reconocer la
dificultad de
luchar con el
poder neurótico
(1) y
con las mentes
insensibles e
ignorantes. Sin
embargo, no
podemos olvidar
que educación es
un proceso y que
buenos
resultados son
posibles de
encontrar. Será
trabajo arduo
una vez que este
condicionamiento
es hecho por la
propia sociedad,
que considera el
final de la
vida, la muerte,
cuando el
individuo deja
de trabajar. Un
comentarista nos
recordó que a
diferencia de
Inglaterra, que
posee dos mil,
Brasil posee
veinticinco mil
cargos de
confianza. Ellos
no van a
jubilarse nunca
en los cinco mil
ayuntamientos
amigas. Eso nos
advierte para
que podamos
recordar que no
estarán
interesados en
el tema que
estamos
discutiendo.
Aunque
encontremos en
el mundo
realidades
diferentes,
sociedades
diversas, en ese
proceso
educativo
podemos hacer
observaciones
que merecen ser
consideradas, no
importa cual sea
la población
blanco.
En primer lugar
debemos formular
objetivos que
puedan
comprender la
figura del ser
integral, la
totalidad de la
persona humana,
con naturaleza
compuesta por
dominios
diversos y que
pasan por lo
transversal,
inter-obrando
entre sí.
Tendremos que
atender a la
inteligencia
cognitiva, a la
inteligencia
emocional, al
dominio
psicomotor y,
también, a la
espiritualidad.
Para
determinados
individuos,
parar de
trabajar parece
hacer la vida
sin sentido, por
eso un proyecto
de educación
para la
jubilación
tendrá que dotar
de sentido esta
fase de la vida
y estimular la
adopción de un
nuevo estilo de
vida. Tendremos
que atender a la
salud, a la
economía, a las
relaciones
interpersonales
y familiares.
Este proceso
buscará abrir
nuevos
horizontes,
ofrecer
alternativas,
actividades
culturales
volcadas para la
edad específica.
No saber qué
hacer con el
tiempo, ahora
totalmente
libre, puede
conducir a la
peligrosa
ociosidad.
Algunos caen en
la mano de
aprovechadores y
son lesionados,
aunque eso sea
de los males el
más pequeño.
Algunos definen
la vejez como:
“aquella cosa
que sólo se
percibe en los
otros”.
Hay un poco de
verdad, cuando
encontramos
adolescentes de
cabellos blancos
o camuflados.
Es bueno que
recordemos que
apenas el 5%
están viviendo
en asilos de
ancianos
La falta de
actividad
planeada puede
ser un
destructor
físico, psíquico
y espiritual. De
esa forma, se
hace necesario
elaborar un
proyecto de vida
que se ajuste a
las reales
posibilidades.
Podemos ser
optimistas y
pensar en etapas
no muy largas,
llevando la vida
como si fuéramos
a morir en un
futuro
relativamente
próximo. Un día
la gente
acierta. Pero
debemos
considerar que
es hecho
comprobado que
la humanidad ha
ampliado su
media de vida.
Así podemos
reflejar en los
cambios del modo
de vivir, de
pensar y de
conducirse
delante del
envejecimiento
que es
universal,
intrínseco
(endógeno en el
origen) y
progresivo.
Vamos a recordar
también que sólo
el 5% están
viviendo en
asilos de
ancianos y que
la Organización
Mundial de Salud
apunta para la
vejez sólo
después de los
setenta y cinco
años y, aún, que
podemos y
debemos realizar
cirugías
plásticas
espirituales,
para no quedar
parecidos con
aquella bruja
del cuento
infantil.
La mayor parte
de los ancianos
no presenta
señales
considerables de
decadencia de
las aptitudes
físicas y
mentales, lo que
les permite vida
social,
económica y
espiritual
productiva.
Ticiano pintaba
a los 75 años y
Miguel Ángel a
los 89 trabajaba
en Pietá.
Deberemos, en
cuanto a
sociedad,
promover la
seguridad
psicológica y
espiritual.
Vamos a utilizar
ahora del
antipático
recurso de la
cita personal y
anticipo mis
disculpas.
Consideremos que
experiencia
vivida no puede
ser transmitida;
que no existen
dos trayectorias
idénticas y la
ausencia de dos
jubilaciones
iguales. Por
otro lado,
consideremos que
existen fases en
la vida que
pueden
generalizarse y
que los ejemplos
animadores son
recientes y
accesibles.
Vamos
socorrernos de
un trabajo
publicado en
plena crisis de
los cuarenta y
de otro algunos
años tras la
crisis de la
jubilación.
Hacerse viejo es
proceso natural
e irreversible,
que puede ser
favorable o
desfavorable.
Sentimos
insatisfacción
al percibir la
capacidad física
disminuyendo,
sin embargo la
capacidad
intelectual
puede aumentar,
así como la
experiencia de
vida.
Podemos
demostrarlo
utilizando dos
épocas
diferentes de la
misma
existencia.
Ciertamente
determinado
producto, de
esfuerzo
intelectual, no
podría ser
obtenido por el
joven, a pesar
de disponer de
toda la
capacidad
física, aunque
una persona
envejecida
pudiera llegar a
un producto
idéntico. Ese
razonamiento nos
remite a la
experiencia de
vida.
Es preciso que
aceptemos la
crítica y la
realidad
de que
no hicimos casi
nada
Experiencia de
vida es aquello
que hoy nos hace
percibir que en
los años sesenta
había en el
mundo una
propuesta
política volcada
para el bien
colectivo y nos
explica aún la
miopía del joven
en la sociedad
individualista
del 2011.
Es la
experiencia
vivida, en los
laboratorios de
salud pública,
que nos hace
apelar para la
prudencia, para
la diligencia y
para la pericia,
en la
Bacteriología
Clínica, aún
estando de ella
físicamente
alejados.
En la década de
1980 nos
preocupamos en
hacer un
diagnóstico
rápido de una
enfermedad que
tenía la tasa de
mortalidad
aumentada en la
proporción de la
demora del
resultado de su
examen. No
meditábamos de
la posibilidad
de la existencia
de técnicos
incapaces de
percibir
que no luchaban
sólo con un tubo
de ensayo, sino
con vidas. No
estábamos
alertados porque
no habíamos sido
bien instruidos,
ni en la
post-graduación,
en lo relativo a
proceso en los
tribunales ni
aún habíamos
pasado por los
bancos de la
facultad de
derecho.
La primera
preocupación fue
resuelta el año
de 1985, 16 años
tras la
graduación en
las ciencias
biomédicas y en
plena crisis de
los cuarenta. La
segunda fue
publicada 14
años tras la
crisis de la
jubilación.
Esto es
resultado de la
planificación,
no muy
ambicioso, que
comenté
anteriormente. “Podemos
ser optimistas y
pensar en etapas
no muy largas,
recordando que
la humanidad ha
ampliado su
media de vida,
lo que es un
hecho comprobado.”
El crítico más
duro podrá decir
que no fue un
gol muy bonito y
ahí me hará
recordar del
presidente que
utilizaba de
ejemplos
recogidos del
fútbol y dejar
hablar al
Maestro Dadá:
“No existe gol
feo.
Feo es no hacer
gol”.
Incluso así, que
podamos aceptar
la crítica y la
realidad de que
no hicimos – o
somos – casi
nada. Sólo no
podremos dejar
de resistir a la
tentación de no
comenzar a
trabajar en el
bien.
En la edad
dorada cogemos
frutos de las
diversas
semillas
lanzadas y el
lector debe
entender nuestra
alegría cuando,
tras tantos
años,
encontramos esta
cita en la
literatura. No
estamos exentos,
pues sabemos que
representa un
átomo del grano
de arena de esa
playa de las
ciencias
biomédicas
(2).
Esperamos que la
contribución de
2010 (3)
no sea olvidada
en el futuro,
aunque ya haya
producido frutos
en el presente.
Mario Lago
aleccionó: “Hice
un acuerdo de
coexistencia
pacífica con el
tiempo”
Otro y más
importante
ejemplo de
planificación
puede ser
encontrado en la
propia sociedad
brasileña. La
biografía nos
permite
verificar cuan
feliz y
productiva puede
ser la edad
dorada. Mario
Lago aleccionó:
“Hice un acuerdo
de coexistencia
pacífica con el
tiempo. Él no me
persigue ni yo
huyo de él. Un
día la gente se
encuentra”.
El escritor
francés,
residiendo en
Lyón, nos ofrece
precioso ejemplo
para pensar en
la edad dorada y
su proceso de
educación, al
biografiar a una
persona pública
fácil de
examinar por el
conjunto de su
obra
inteligente. Con
perfecto dominio
de la lengua
portuguesa,
y visitando
varias veces
Brasil, nos
ofrece una
perla. No es una
“mera
compilación,
sino una serena
y desapasionada
interpretación
de hechos”. Uno
de estos hechos
no era de
nuestro
conocimiento y
por eso lo
escogemos para
relatar a los
que poseen
mentes abiertas.
Rolando
Ramaccioti busca
Laerte Abnelli.
“Chico, allá en
Uberaba, pidió
que usted
diseñara una
carátula para su
nuevo libro.” No
conociendo a
Chico y siendo
activo, Laerte
no desea
colaborar en la
divulgación de
creencia que no
comparte y
responde
negativamente.
Chico le escribe
reiterando el
pedido.
Enseguida, de
pasada por São
Paulo, es
recibido con una
hora marcada.
Habló de la
infancia del
artista,
referencia en
cuestión de
publicidad en
Brasil. Narró
hechos de que
Laerte no
recordaba más, y
también toda su
vida. El artista
estupefacto da
su testimonio en
libro posterior.
“Fui testigo de
una cosa (...)
¡Perfume! Mucho
perfume: de
rosas. No sólo
delicioso aroma.
¡Garoava!
¡Abundantemente!
Tan intenso que
mis cabellos
estaban mojados.
Y varios días
después, lavados
diariamente,
olían a rosas. Y
mi traje que
guardé en el
armario, siguió
perfumado por
meses y meses
seguidos...”
Siete años
después, sin que
Laerte tenga
noticias de
Chico, le ocurre
otro hecho
inusitado. No
tengo coraje de
privar el lector
del placer de
verificar, en el
libro
(referencia),
como se
transfiere de la
fe en el
nihilismo a la
realidad del
alma inmortal.
El autor de este
artículo es
Licenciado en
Pedagogía.
Notas:
(1) Apego ao
cargo. O poder
neurótico.
http://www.espiritualidades.com.br/Artigos
(2) KING Agar
B, Base (Dansk
Standard) -
Mikrobiyoloji
www.mikrobiyoloji.org/TR/yonlendir.aspx?
.. 24 set. 2011
- FORMIGA, L.C.D.:
New possibilies
for the
laboratory
diagnosis of
diphtheria.
BrazilianJ.Med.Biol.Res.,
18; 401-402
(1985). KING,
E.O., WARD, M.K.,
RANEY.
(3) Um “Centro
de Referência”
na UERJ.
Prevenindo
demandas
judiciais
http://jus.com.br/revista/texto
Livro
(referência):
Ponsardin,
Mickaél. O homem
e o médium.
Conselho
Espírita
Internacional,
2010. 315 p.
http://www.ceilivraria.com.br/Livros
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