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Año 5 241 – 1º de Enero de 2012 


 

Traducción
Elza F. Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

Objetivos del Año Nuevo


Es común, siempre que se inicia un nuevo año, hacerse un balance de lo que ocurrió en el periodo recién terminado y de los objetivos a conquistar en los doce meses siguientes. 

Hay los que, en ocasiones como esa, se prenden más a los objetivos materiales de la existencia, siendo de número reducido aquellos que – al lado de esas preocupaciones  - cuidan también de los aspectos metafísicos o espirituales de la experiencia humana.

En tales momentos es importante acordarnos de las finalidades de nuestra presencia en el mundo. El motivo es simple: si no llevamos en consideración ¿el por qué de nuestro pasaje por la Tierra, como establecer las metas que serán atingidas?

Ya fue dicho aquí, por más de una vez, que nuestro pasaje por la experiencia de la reencarnación tiene como finalidad, en última instancia, el progreso. No solamente el progreso individual, pero el mejoramiento colectivo, en lo cual estamos inseridos.

El asunto es enfocado en la cuestión 132 d´El Libro de los Espíritus, en que Allan Kardec indagó: ¿Cuál el objetivo de la encarnación de los Espíritus”?.

Los inmortales contestaron: “Dios les impone la encarnación con el fin de hacerlos llegar a la perfección. Para unos, es expiación; para otros, misión. Pero, para alcanzaren esa perfección, tienen que sufrir todas las vicisitudes de la existencia corporal: en eso es que está la expiación. Busca aún otro fin la encarnación: lo de poner el Espíritu en condiciones de soportar la parte que le toca en la obra de la creación. Para ejecutarla es que, en cada mundo, utiliza el Espíritu un instrumento, de armonía con la materia esencial de ese mundo, a fin de ahí cumplir, de aquel punto de vista, los órdenes de Dios. Es así que, concurriendo para la obra general, él propio se adelanta.

Terminada una experiencia reencarnatoria, se hace necesaria la evaluación, señalándose, entonces, los huecos a rellenar, los vicios a combatir, el trabajo a realizar en la experiencia siguiente. 

Abel Gomes, en mensaje psicografado por el médium Francisco Cândido Xavier, alude al hecho, como el lector puede conferir en el libro Hablando a la Tierra, págs. 34 y siguientes.

“En la existencia del cuerpo, empezamos o reempezamos determinada tarea. Mucho más allá de la tumba, continuamos la buena obra encetada o somos esclavos del malo que practicamos en la Tierra”, he aquí uno de los trechos del mensaje.

“Gran parte de semejantes restantes de la lucha humana – informa Abel Gomes – estacionan en los propios hogares en que desencarnaron, atados a las lágrimas, a los desvaríos o a los pensamientos de amargura e indignación, de tristeza o indisciplina de aquellos que les compartieron las experiencias, y se nutren, como vampiros naturales, en el organismo domestico.”

Según Abel Gomes, los deberes cumplidos en el seno domestico significan ingreso en el apostolado por la redención humana. “Los pocos hombres y mujeres que se ausentan del mundo, conservando una consciencia tranquila para con los parientes y encariñados, penetran, de inmediato, en misiones más amplias en el auxilio a la Humanidad.”

Llamamos, sin embargo, la atención del lector para estas tres importantes informaciones que Abel Gomes insirió en el citado mensaje:

  • Ni todos se retiran de la Tierra en posición de héroes.
  • La perfecta sublimación es obra de los siglos incesantes.
  • La pérdida de los minutos debe ser considerada como siendo la más lamentable y ruinosa de todas.

Considerando las advertencias arriba, cuidemos para que 2012 no reedite los equívocos de los años anteriores, pero que sea un año provechoso en que nuestra caminata en el rumbo de la sublimación no sufra percances o desvíos por nuestra propia culpa.  


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita