¿Puede el
cristiano hacer
reparo a la
Biblia?
Hay entre los
católicos y
evangélicos
quien juzgue que
no, que el
cristiano no
puede desmerecer
las Escrituras,
y, con base en
ese presupuesto,
sacan del
Espiritismo la
calidad de
religión
cristiana
porque, en el
entendimiento de
ellos, dos de
los principales
pensadores
espiritas –
Kardec y Denis –
tendrían negado,
en sus escritos,
la inspiración
divina de la
Biblia.
Utilizar textos
bíblicos para
refutar las
enseñanzas que
componen la
doctrina
espirita es una
práctica
antigua. ¡La
Biblia es, para
esas personas,
una obra
intocable,
divina,
irreprensible!
Eso es extraño
porque, como se
sabe, las
Escrituras
publicadas por
las editoras
protestantes,
repitiendo
conducta
atribuida a los
judíos, no
contienen los
libros de
Judith, Tobías,
Libros I y II de
los Macabeos,
Sabiduría,
Eclesiástico,
Baruc y parte
del libro de
Ester.
¿Rechazar parte
de la Biblia
transforma las
religiones que
así actúan no
cristianas?
¿Las religiones
derivadas de la
Reforma no son
cristianas?
¿Cuándo
católicos y
evangélicos
dejan de cumplir
el rito de la
circuncisión,
constante de las
leyes mosaicas,
dejan por eso,
de ser
cristianos?
Las preguntas
arriba sirven
sólo para
enseñar que una
persona o una
doctrina pueden
desaprobar parte
de la Biblia y
ni por eso
perder la
condición de ser
cristiana.
Jesús también
hizo serias
restricciones a
prácticas que en
el Antiguo
Testamento
recibieron el
status de ley,
como la
observancia del
día de sábado.
La revocación de
la ley del ojo
por ojo; la
propuesta del
amor a los
enemigos; o no
al apedreamiento
de la mujer
adultera; el
tratamiento
digno que dio a
los leprosos,
que el Antiguo
Testamento
determinaba que
fuesen banidos,
he aquí algunos
ejemplos de un
nuevo orden,
incompatible con
las
prescripciones
mosaicas, eso
es, con la
llamada Biblia.
*
La implicación
que algunos
religiosos
tienen para con
el Espiritismo
no es fruto sólo
de prejuicio,
pero también de
ignorancia de lo
que viene
ocurriendo en
los propios
arrabales del
Cristianismo.
En Brasil, el
fraile
Boaventura
Kloppenburg, el
más tenaz
adversario del
Espiritismo en
nuestro país; en
Italia, el cura
Gino Concetti,
comentarista del
Osservatore
Romano, órgano
oficial del
Vaticano; en
Francia, el cura
François Brune,
autor del libro
“Los Muertos nos
Hablan” – todos
ellos admiten
los hechos
mediúmnicos y
las relaciones
entre nosotros y
los muertos. El
cura Brune
admite hasta
mismo la
reencarnación,
uno de los
principios
básicos de la
doctrina
espirita.
En entrevista a
la Red Globo de
Televisión y a
la agencia de
noticias Ansa,
Gino Concetti
tornó pública,
en 1997, la
nueva postura de
la Iglesia con
relación a la
mediumnidad y
las relaciones
entre nosotros y
los Espíritus.
Afirmó entonces
el cura Concetti
que la Iglesia
no sólo admite
la comunicación
con los
fallecidos, como
reconoce que
tener un
contacto con el
alma de los
entes queridos
que ya partieron
para la vida de
ultratumba
pueden aliviar a
los que tengan,
por ventura, se
quedado
perturbados con
ese trance.
“Según el
catecismo
moderno –
explicó el
teólogo – Dios
permite a
nuestros caros
difuntos que
viven en la
dimensión
ultraterrestre
enviar mensajes
para guiarnos
en ciertos
momentos de la
vida.
Tras las nuevas
descubiertas en
el dominio de la
psicología
acerca del
paranormal, la
Iglesia decidió
no más prohibir
las experiencias
del diálogo con
los fallecidos,
bajo la
condición de que
ellas sean
llevadas con una
finalidad seria,
religiosa y
científica”.
No debe causar
ninguna
sorpresa, por lo
tanto, lo que el
fraile
Boaventura
Kloppenburg
escribió en su
libro
“Espiritismo y
Fe”, donde
afirma que, tal
como los
espiritistas,
los católicos
admiten:
a) que los
fallecidos no
rompen sus lazos
con los que aún
viven en la
Tierra;
b) que ellos
pueden, por lo
tanto,
socorrernos y
ayudarnos;
c) que los
Espíritus
desencarnados
pueden
manifestarse o
comunicarse
perceptiblemente
con nosotros;
d) que tales
manifestaciones
pueden ser de
dos tipos:
espontáneas y
provocadas.
Las espontáneas
son las que
tienen su origen
o iniciativa en
el mucho más
allá de la
tumba, como la
del ángel
Gabriel (Lucas,
1:26-38). Las
provocadas son
las que tienen
su iniciativa en
el mundo físico,
como, por
ejemplo, el caso
del rey Saúl,
que evocó Samuel
por medio de la
pitonisa de
Endor (Samuel,
28:3-25).
Con respecto al
cura François
Brune,
acordémonos –
como dijimos en
este mismo
espacio en la
edición pasada –
que él admite
que los muertos
nos hablan y lo
hacen de
innumeras
maneras, como
demostró en los
libros “Los
Muertos nos
Hablan” y “Línea
Directa con la
Vida
Ultratumba”,
publicados en
Brasil por la
Edicel.
Merece resaltar
que ninguno de
ellos es
disidente del
catolicismo; al
contrario, son
personas de
expresión y en
actividad en el
seno de la
Iglesia.
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