Iniciamos
hoy el estudio metódico
de “El Libro de los
Médiums”, de Allan
Kardec, la segunda de
las obras que componen
el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. ¿A
partir de qué momento
sucedieron los progresos
del Espiritismo?
B. Para
hablarle a alguien sobre
el Espiritismo es
necesario tener primero
una base. ¿Cuál es esa
base?
C. ¿Qué
dice el Espiritismo
acerca de lo
sobrenatural y lo
maravilloso?
D.
¿Cuántas clases de
espíritas hay y cuáles
son?
Texto para la lectura
1. La
práctica del Espiritismo
está rodeada de muchas
dificultades y no
siempre está exenta de
los inconvenientes que
sólo un estudio serio y
completo puede evitar.
(Introducción, pág. 6)
2. Causa
mala impresión en las
personas principiantes o
mal preparadas el
contacto con
experiencias hechas con
ligereza y sin
conocimiento de causa.
Tales experiencias
tienen también el
inconveniente de
fortalecer una idea muy
falsa del Mundo de los
Espíritus y de dar
cabida a burlas; he ahí
por qué de esas
reuniones rara vez los
incrédulos salen
convertidos y poco
dispuestos a ver un lado
serio en el Espiritismo.
(Introducción, pág. 6)
3. La
duda concerniente a la
existencia de los
Espíritus tiene como
causa principal la
ignorancia de su
verdadera naturaleza.
(L.M., ítem 1)
4. La
idea de la existencia
del Espíritu está
fundada, necesariamente,
en la existencia de un
principio inteligente
fuera de la materia. Por
consiguiente, tomamos
como punto de partida la
existencia, la
supervivencia y la
individualidad del alma,
que el Espiritualismo
demuestra teórica y
dogmáticamente, y el
Espiritismo comprueba de
manera evidente. (Ítem
1)
5. Si
admitimos la existencia
y la individualidad del
alma después de la
muerte, es necesario
admitir también: 1º -
que ella es de
naturaleza diferente a
la del cuerpo; 2º - que
ella goza de una
conciencia de sí misma,
puesto que le atribuimos
la alegría o el
sufrimiento. (Ítem 2)
6. Las
almas encuentran su
dicha o su desdicha en
sí mismas; su suerte
está subordinada a su
estado moral. La reunión
de almas simpáticas y
buenas es una fuente de
felicidad. Según su
grado de purificación,
penetran y entrevén
cosas que se ocultan a
las almas groseras. Las
almas llegan al grado
supremo mediante sus
propios esfuerzos y
después de una serie de
pruebas; los ángeles son
almas que han llegado al
grado más alto, al que
todos podemos alcanzar,
mientras que los
demonios son las almas
de los malvados todavía
no purificadas, pero que
pueden llegar, como las
otras, a la más alta
cumbre de la perfección.
(Ítem 2)
7. Estas
almas que pueblan el
espacio son precisamente
lo que denominamos
Espíritus; los Espíritus
no son otra cosa que las
almas de los hombres
despojados de su
envoltura corporal. No
se puede, pues, negar la
existencia de los
Espíritus sin negar la
existencia de las almas.
(Ítem 2)
8.
Encontramos en el
fenómeno de las
manifestaciones
espíritas la prueba
evidente de la
existencia y
supervivencia del alma.
(Ítem 3)
9. En el
hombre hay tres
elementos: el Espíritu,
el cuerpo y el
periespíritu. El
Espíritu es el ser
principal, porque es el
ser pensante y
superviviente; el cuerpo
es sólo un accesorio,
una envoltura, una
vestimenta que el
Espíritu deja cuando se
ha gastado; el
periespíritu es una
envoltura semimaterial,
que une el Espíritu al
cuerpo. Por la muerte,
el Espíritu se despoja
de la primera envoltura,
pero no de la segunda.
(Ítem 3)
10. La
envoltura semimaterial,
llamada periespíritu,
que toma la forma
humana, constituye para
el Espíritu un cuerpo
fluídico vaporoso que,
aunque invisible para
nosotros en su estado
normal, posee algunas
propiedades de la
materia. (Ítem 3)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿A
partir de qué momento
sucedieron los progresos
del Espiritismo?
El
Espiritismo hizo grandes
progresos desde que
surgió, pero los hizo
especialmente inmensos
desde que entró en el
camino filosófico,
porque fue apreciado por
personas esclarecidas.
Hoy no es más un
espectáculo; es una
Doctrina de la cual ya
no se ríen los que se
burlaban de las mesas
giratorias. Al
esforzarnos por
conducirlo y mantenerlo
en este terreno, tenemos
la convicción de
conquistar para él más
partidarios útiles que
provocando, a tontas y a
locas, manifestaciones
de las cuales se podría
abusar. Todos los días
tenemos la prueba de
esto por el número de
adeptos conseguidos por
la simple lectura de El
Libro de los Espíritus.
(El Libro
de los Médiums,
Introducción.)
B. Para
hablarle a alguien sobre
el Espiritismo es
necesario tener primero
una base. ¿Cuál es esa
base?
Antes de
entablar cualquier
discusión espírita, es
importante averiguar si
el interlocutor admite
la existencia del alma y
la de Dios. Esa es la
base de todo el
edificio. Si le responde
negativamente o con
evasivas (“No sé; yo
querría que fuese así,
pero no estoy seguro”) a
las preguntas: ¿Crees en
Dios? ¿Crees tener un
alma? ¿Crees en la
supervivencia del alma
después de la muerte?,
sería totalmente inútil
ir más lejos, porque tal
intento sería lo mismo
que demostrar las
propiedades de la luz a
un ciego. Ahora bien,
las manifestaciones
espíritas no son otra
cosa que los efectos de
las propiedades del
alma. Si el individuo no
admite la existencia de
ésta, estaremos
perdiendo el tiempo, a
no ser que usemos otro
orden de ideas.
(L.M.,
ítem 4)
C. ¿Qué
dice el Espiritismo
acerca de lo
sobrenatural y lo
maravilloso?
A los
ojos de los que ven la
materia como el único
poder de la Naturaleza,
todo lo que no puede ser
explicado por las leyes
de la materia es
maravilloso o
sobrenatural. Para
ellos, maravilloso es
sinónimo de superstición
y sobrenatural es lo
contrario a las leyes de
la Naturaleza. El
Espiritismo no acepta
todos los hechos que son
atribuidos a lo
maravilloso y a lo
sobrenatural. Lejos de
eso, demuestra la
imposibilidad de muchos
de ellos y lo ridículo
de ciertas creencias que
son, propiamente
hablando, el efecto de
una superstición. Todos
los fenómenos espíritas
tienen por principio la
existencia del alma, su
supervivencia al cuerpo
y sus manifestaciones.
Estos fenómenos, basados
en una ley de la
Naturaleza, no tienen
nada de maravilloso ni
de sobrenatural, en el
sentido vulgar de esas
palabras. Los hechos
verídicos son
considerados
sobrenaturales sólo
porque quien así los
califica no conoce su
causa. Al determinar su
causa, el Espiritismo
los hace ingresar
nuevamente en el dominio
de los fenómenos
naturales.
(L.M., ítems 10, 13 y
14.)
D.
¿Cuántas clases de
espíritas hay y cuáles
son?
Existen
cuatro clases
principales: 1ª) los
espíritas
experimentadores,
que creen pura y
simplemente en las
manifestaciones y
encuentran que el
Espiritismo es una
simple ciencia de
observación; 2ª) los
espíritas imperfectos,
que también comprenden
la parte filosófica de
la Doctrina y admiran la
moral que deviene de
ella, pero no la
practican. La influencia
del Espiritismo sobre su
carácter es
insignificante o nula;
no cambian en nada sus
hábitos y conservan la
avaricia, el orgullo, la
envidia o los celos que
los caracterizaban
antes; 3ª) los
verdaderos espíritas,
o mejor dicho, los
espíritas cristianos,
que no se contentan con
admirar la moral
espírita, sino que la
practican aceptando
todas sus consecuencias.
Convencidos de que la
existencia terrena es
una prueba pasajera,
trabajan para sacar
aprovecho de estos
breves instantes para
caminar por la senda del
progreso, esforzándose
en hacer el bien y
reprimir sus malas
inclinaciones. La
caridad es, en todo, la
norma de su conducta;
4ª) los espíritas
exaltados, que
aceptan fácilmente y sin
reflexión todo lo que
viene del plano
espiritual. Exagerados
en su creencia, revelan
una confianza ciega y a
veces pueril en las
cosas del mundo
invisible. Ellos son los
menos indicados para
convencer, porque de muy
buena fe, son engañados
ya sea por los Espíritus
mistificadores o por las
personas que explotan su
credulidad. (L.M.,
ítem 28)
|