Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas
para debatir
A. ¿Hay
inconveniente en ver a
los Espíritus todo el
tiempo?
B. ¿Cómo
pueden los Espíritus
hacerse visibles?
C. ¿Por
qué no vemos a los
Espíritus que deseamos
ver?
D. ¿Cuál
es el principio de las
manifestaciones
visuales?
Texto
para leitura
111. Una
propiedad inherente a la
naturaleza etérea del
periespíritu es la
penetrabilidad. Ninguna
materia le hace
obstáculo: las atraviesa
todas, como la luz
atraviesa los cuerpos
transparentes. (Ítem
106)
112. El
periespíritu, como ya
fue dicho, es el
principio de todas las
manifestaciones. Su
conocimiento fue la
llave de la explicación
de una gran cantidad de
fenómenos y permitió que
la Ciencia Espírita dé
ese largo paso,
quitándole todo el sello
de maravillosa. (Ítem
109)
113.
¿Cómo puede el cuerpo
vivir mientras el
Espíritu está ausente?
El cuerpo vive la vida
orgánica, que es
independiente del
Espíritu, y la prueba es
que las plantas viven y
no tienen Espíritu. Pero
es preciso agregar que,
durante la vida, el
Espíritu nunca se
encuentra completamente
separado del cuerpo. Los
médiums videntes y los
Espíritus reconocen el
Espíritu de una persona
viva por una estela
luminosa, que termina en
el cuerpo, fenómeno que
no se da en absoluto
cuando éste está muerto,
porque entonces la
separación es completa.
(Ítem 118)
114.
Aislado del cuerpo, el
Espíritu de una persona
viva puede, como el de
un muerto, mostrarse con
todas las apariencias de
la realidad y hasta
adquirir una
tangibilidad momentánea.
Es el fenómeno conocido
por el nombre de
bicorporeidad. (Ítem
119)
115. San
Alfonso de Ligorio fue
canonizado antes del
tiempo requerido, por
haberse mostrado
simultáneamente en dos
lugares diferentes, lo
que se consideró como
milagro. San Antonio de
Padua se encontraba
predicando en Italia,
cuando su padre en
Lisboa iba al suplicio.
En el momento de la
ejecución, San Antonio
apareció y demostró la
inocencia del acusado.
Se comprobó que en aquél
instante San Antonio
predicaba en Padua.
(Ítem 119)
116. El
Espíritu de San Alfonso,
interrogado por Kardec,
explicó que el Espíritu
al encontrarse
desprendido de la
materia, según su grado
de elevación, puede
hacerse tangible. (Ítem
119, pregunta 2)
117.
Tácito refiere que
Vespasiano recibió en
Alejandría la visita de
Basilide, uno de los más
eminentes egipcios de su
época, que él sabía que
se estaba enfermo en un
lugar distante de
Alejandría. En el
momento de la visita de
Basilide, éste se
encontraba a ochenta
millas de distancia,
según pudo ser
comprobado después por
los emisarios de
Vespasiano. (Ítem 120)
118.
Tiene, pues, dos cuerpos
el individuo que se
muestra simultáneamente
en dos lugares
diferentes. Pero sólo
uno de ellos es real, el
otro es una simple
apariencia. El primero
tiene la vida orgánica,
el segundo tiene la vida
del alma. De ahí resulta
que el cuerpo aparente
no podría ser muerto,
porque no es orgánico,
no está formado de carne
y hueso. Desaparecería
en el momento en que lo
quisieran matar. (Ítem
121)
119. El
Espíritu puede dar a su
periespíritu todas las
apariencias y, mediante
una modificación en la
disposición molecular,
puede darle la
visibilidad, la
tangibilidad y la
opacidad. El
periespíritu de una
persona viva, aislado
del cuerpo, es
susceptible de
experimentar las mismas
transformaciones. Ese
cambio de estado se
opera por la combinación
de los fluidos. (Ítem
123)
120. La
diferencia de peso que
se observa a veces en
los fenómenos de
transfiguración, se
explica así: El peso
intrínseco del cuerpo no
varía porque no aumenta
en él la cantidad de
materia. Sufre, sin
embargo, la influencia
de un agente exterior
que puede aumentar o
disminuir su peso
relativo. (Ítem 123)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Hay
inconveniente en ver a
los Espíritus todo el
tiempo?
Habría
tanto inconveniente en
vernos constantemente en
presencia de los
Espíritus como en ver el
aire que respiramos, o
las miríadas de animales
microscópicos que
pululan a nuestro
alrededor y sobre
nosotros. Al estar en
todo momento rodeado de
Espíritus, el hombre
quedaría perturbado con
su visión incesante, lo
que dificultaría sus
acciones y le quitaría
la iniciativa en la
mayor parte de los
casos, mientras que
juzgándose solo, actúa
con más libertad. Dios
sabe mejor que nosotros
lo que nos conviene y,
si permite que veamos a
los Espíritus en ciertos
casos, es para dar una
prueba de que no todo
muere con el cuerpo y de
que el alma conserva su
individualidad después
de la muerte. (Ítem 100,
preguntas 7 y 8)
B. ¿Cómo
pueden los Espíritus
hacerse visibles?
El
principio es el mismo
que el de todas las
manifestaciones; se debe
a las propiedades del
periespíritu, que puede
sufrir diversas
modificaciones, a
voluntad del Espíritu.
En nuestro mundo, los
Espíritus sólo pueden
manifestarse con la
ayuda de su envoltura
semimaterial y es así
que aparecen algunas
veces con la forma
humana u otra diferente,
ya sea en los sueños, ya
sea incluso en el estado
de vigilia. Por la
combinación de los
fluidos del médium y de
él mismo, se produce en
el periespíritu del
desencarnado una
disposición particular
que no tiene analogía
para nosotros y que lo
hace perceptible. (Ítem
100, preguntas 21 a 23)
C. ¿Por
qué no vemos a los
Espíritus que deseamos
ver?
Los
Espíritus no tienen
siempre la posibilidad
de manifestarse a la
vista, ni siquiera en
sueños, a pesar del
deseo que los encarnados
tienen de verlos. Causas
independientes de su
voluntad pueden
impedirlo. Muchas veces
es también una prueba
cuyo más ardiente deseo
no puede apartar. (Ítem,
100, pregunta 15)
D. ¿Cuál
es el principio de las
manifestaciones
visuales?
El
periespíritu, como ya
vimos, es el principio
de todas las
manifestaciones; su
conocimiento nos dio la
llave de una porción de
fenómenos e hizo dar un
paso inmenso a la
Ciencia Espírita,
quitándole todo el
carácter maravilloso.
Por su naturaleza y en
su estado normal, el
periespíritu es
invisible y tiene esto
en común con diversos
fluidos que sabemos que
existen y que sin
embargo jamás hemos
visto; pero puede
también, como ciertos
fluidos, sufrir
modificaciones que lo
vuelvan perceptible a la
vista, ya sea por una
especie de condensación,
o bien por un cambio en
su disposición
molecular; es entonces
que se nos aparece bajo
una forma vaporosa. La
condensación (es
necesario no tomar esa
palabra al pie de la
letra puesto que la
empleamos sólo a falta
de otra y a título de
comparación) puede ser
tal que el periespíritu
adquiere las propiedades
de un cuerpo sólido y
tangible, retomando
instantáneamente su
estado etéreo e
invisible. Podemos
comprender tal cambio de
estado por lo que se
pasa con el vapor, que
puede pasar de la
invisibilidad al estado
brumoso, luego líquido,
después sólido y
viceversa. Esos
diferentes estados del
periespíritu son el
resultado de la voluntad
del Espíritu y no de una
causa física exterior,
como en los gases.
Cuando se nos aparece,
es porque pone su
periespíritu en el
estado necesario para
volverse visible, pero
para ello no es
suficiente sólo su
voluntad, porque la
modificación del
periespíritu se opera
por su combinación con
el fluido propio del
médium; ahora bien, esa
combinación no siempre
es posible, lo que
explica por qué la
visibilidad de los
Espíritus no es general.
Así, no basta que el
Espíritu quiera
mostrase, y tampoco es
suficiente que una
persona quiera verlo; es
necesario que los dos
fluidos puedan
combinarse, que haya
entre ellos una especie
de afinidad, que la
emisión del fluido de la
persona sea suficiente
para operar la
transformación del
periespíritu y, por
último, que el Espíritu
tenga permiso de
mostrarse a una
determinada persona.
(Ítems 105 y 109)
|