Existen espíritas que
proponen actualización
en algunos puntos de la
Codificación. Se basan
en los avances
científicos y en las
propias palabras del
maestro Kardec de que la
doctrina necesita estar
a la par con la ciencia.
Justo, muy justo. Forma
parte de la práctica del
bueno sentido predicada
y demostrada por el
Codificador. Sin embargo
hay
situaciones en que
debemos tener mucha
cautela. La Codificación
completó el día 18 de
abril sólo 155 años.
Durante ese periodo
muchas otras obras ya
surgieron,
principalmente las de
André Luiz y compañeros
que se dedican a los
estudios científicos,
los cuales vienen
demostrando la
actualidad de Kardec. Si
fuéramos cambiando aquí
y allá, dentro de los
conceptos de que
disponemos en la
actualidad, puede ser
que hayamos que rehacer
todo de nuevo, porque la
ciencia no siempre tiene
la palabra final sobre
los asuntos que ella
investiga. Una verdad de
ahora cambia mañana,
como la historia de la
ciencia nos muestra. De
entre las propuestas de
revisión presentadas,
vamos a analizar un
hecho que bien puede
refrendar nuestras
palabras de arriba.
En el libro “La
Génesis”, cap. VI, ítem
26, existe una citación
sobre satélites
naturales existentes en
nuestro sistema solar.
Investigamos tres
traducciones. Primero,
la traducción de Guillon
Ribeiro, de la FEB: “El
número y los satélites
de cada planeta han
variado de acuerdo con
las condiciones
especiales en que ellos
se formaron. Algunos no
dieron origen a ningún
astro secundario, como
se verifica con
Mercurio, Venus y Marte,
mientras que otros como
la Tierra, Júpiter,
Saturno etc. formaron
uno o varios de esos
astros secundarios”.
Vamos ahora a la
traducción de Albertina
Escudeiro Seco, de la
editora CELD: “La
cantidad y la situación
de los satélites de cada
planeta variaron según
las condiciones
específicas en que ellos
se formaron. Algunos
planetas como Mercurio,
Venus y Marte no dieron
origen a ningún astro
secundario, mientras que
otros, como la Tierra,
Júpiter, Saturno, etc.,
formaron uno o más”. Por
fin vamos a citar la
traducción de Víctor
Tollendal Pacheco con
presentación y notas de
José Herculano Pires, de
la editora LAKE: “La
cantidad y el estado de
los satélites de cada
planeta variaron según
las condiciones
especiales en las cuales
fueron formados. Algunos
planetas como Mercurio,
Venus y Marte no dieron
origen a ningún astro
secundario, mientras que
otros formaron diversos,
como la Tierra, Júpiter,
Saturno, etc.” En las
ediciones de la FEB y de
la CELD fueron colocadas
notas a pie de página
diciendo: FEB: “En 1877,
fueron descubiertos dos
satélites de Marte:
Fobos y Deimos”. Y por
la editora CELD: “En
1877, fueron
descubiertos los dos
satélites de Marte:
Fobos y Deimos. Ver
fotos de Marte en las
pp. 680/681 y también en
las pp. 682, 683 y 684.
(N.R.)”.
Según la ciencia,
existen hoy tres
hipótesis de
formación
de nuestra Luna
Interesante es que José
Herculano Pires no
colocó ninguna nota.
Para él la información
estaba correcta ¿y por
qué estaba? Esta es la
pregunta. Recordemos que
J. Herculano Pires fue
considerado como uno de
los mayores intérpretes
del pensamiento de
Kardec y fue definido
por Emmanuel, por
intermedio de Chico
Xavier, como (El
metro que mejor midió a
Kardec).
Entendemos el valor y
dedicación de esos
compañeros que se
dedican a hacer
traducciones y/o editar
grandes obras de
maestros de otras
tierras. De hecho, es un
trabajo arduo ese de
adecuar a nuestra lengua
algo que fue escrito en
otra gramática, aún
siendo el francés una
lengua latina. Pero, si
de tres, uno difiere, un
signo toca, es preciso
saber lo que es.
Entonces vamos a
investigar.
Según la ciencia,
existen hoy tres
hipótesis de formación
de nuestra Luna, a
saber:
• Coa-creación.
Propone que la Luna se
formó al tiempo que la
Tierra a partir de la
Nebulosa
Proto-Planetaria Solar.
• Fisión.
Propone que el material
que formó la Luna se
separó de una Tierra ida
en fusión por efecto de
la rotación.
• Captura.
Propone que la Luna era
un pequeño planeta
capturado por el campo
gravitacional de la
Tierra. Tal vez un
planeta desaparecido y
denominado Theia, con
aproximadamente el
tamaño de Marte. Todo
esto habría ocurrido muy
próximo al tiempo de la
creación del planeta
Tierra.
Ya ahí vemos que la
ciencia aún no detenta
una información
definitiva. Está en fase
de investigaciones,
exámenes y debates. Así
cabe a nosotros
espíritas que recurramos
a la espiritualidad, ya
que, con ella tenemos
posibilidades de
esclarecer el asunto.
Veamos lo que dice
Emmanuel, en el libro “A
Camino de la Luz”, cap.
1,
Génesis Planetaria: “En
esa computación de
valores cósmicos en que
trabajan los obreros de
la espiritualidad bajo
la orientación
misericordiosa de
Cristo, se delibera la
formación del satélite
terrestre. El programa
de trabajos a realizarse
en el mundo requería el
concurso de la Luna, en
sus más íntimos
detalles. Ella sería el
ancla del
equilibrio terrestre en
los movimientos de
translación que el globo
efectuaría en torno a la
sede del sistema; el
manantial de fuerzas
ordenadoras de la
estabilidad planetaria
y, sobre todo, el orbe
naciente necesitaría de
su luz polarizada, cuyo
suave magnetismo
actuaría decisivamente
en el drama infinito de
la creación y de la
reproducción de todas
las especies, en los
variados reinos de la
Naturaleza”.
(Editora FEB – 9ª. Ed. –
cap. 1 – pág. 20.)
Fobos es, en el Sistema
Solar, el satélite que
orbita
más próximo del
planeta madre
Emmanuel dice: “... se
delibera la formación
del satélite terrestre”.
Al frente va relatando
el proceso de
diferenciación de la
materia ponderable para
dar origen al hidrógeno,
dejando claro un trabajo
impar de los
trabajadores de Jesús
bajo los auspicios del
Maestro. Entonces,
podemos concluir que la
Luna fue formada a
partir de la Tierra y
que la tal colisión del
objeto Theia no existió.
Es sólo una propuesta
científica y hecho sobre
el cual ella aún no
concluyó, que ningún
astrónomo afirma, que
nadie toma para sí la
palabra final.
Bien, ¿por qué estamos
refiriéndonos a nuestra
Luna, si la cita está en
Marte? Volvamos a los
textos de La Génesis” y
hagamos un recorte: “...
Algunos no dieron origen
a ningún astro
secundario, como se
verifica con Mercurio,
Venus y Marte...”,
Editora FEB.
“...
Algunos planetas como
Mercurio, Venus y Marte
no
dieron origen a ningún
astro secundario”,
editora CELD y “...
Algunos planetas como
Mercurio, Venus y Marte
no dieron origen a
ningún astro
secundario”, editora
LAKE. Noten que en todos
ellos existe la misma
cita: no dieron
origen.
Hicimos una
investigación comparada
sobre nuestra Luna y
Fobos y Deimos, las
lunas de Marte. Existen
hechos curiosos a saber:
el diámetro de nuestra
Luna es de 3.480 Km.,
mientras que el diámetro
de Fobos es de 7,5 Km. y
el de Deimos 10 km.
Sabemos que la distancia
entre la Tierra y la
Luna es de cerca de
384.405 km.
Fobos es, en todo el
Sistema Solar, el
satélite que orbita más
próximo al
planeta-madre: menos de
seis mil kilómetros por
encima de la superficie
marciana y Deimos queda
cerca de 20.000 Km. por
encima de la superficie
de aquel planeta. Deimos
es el satélite más
pequeño conocido del
Sistema Solar. Su baja
densidad (1.8) es del
mismo orden
que la de Fobos (1.9),
lo que indica deban
tener composiciones
semejantes –
probablemente una mezcla
de silicato e hielo,
análoga a la de los
asteroides del tipo C.
Afirman los científicos
que nuestra Luna es,
proporcionalmente, el
mayor satélite natural
del Sistema Solar.
Los astrónomos en la
actualidad no tienen
tanta certeza si los
satélites de Marte
fueron formados en aquel
planeta, como nuestra
Luna fue originaria de
la Tierra, en las
anotaciones de Emmanuel
y en las posibilidades
científicas arriba
presentadas. Notemos que
Camille Flammarion, al
concebir mediúmnicamente
la comunicación de
Galileo, escribió que
algunos planetas como
Mercurio, Venus y Marte
no dieron origen a
ningún astro secundario.
Así, siendo Fobos y
Deimos asteroides
capturados del cinturón
existente entre Marte y
Júpiter, como la ciencia
actual cree ser, no hube
formación de ellos en
Marte. ¿Concuerdan?
Entonces no consigo
entender dónde está el
error en el libro “La
Génesis” de Allan
Kardec. ¿Será que está
faltando alguna línea
mejor de interpretación
del texto?
Sabemos que las lunas de
Marte fueron
descubiertas
en 1877 por
Asaph Hall
Algunos compañeros están
divulgando el hecho como
un fallo de control de
Kardec de la
comunicación mediúmnica
o mismo animismo del
médium y aún error de
Galileo (Espíritu) que
dictó el texto a Camille
Flammarion.
Sabemos que la
Codificación fue
supervisada por el
Espíritu de la Verdad
que, con certeza, no
permitiría un error de
esta dimensión. Porque
serían tres entidades de
notoria sensatez y
conocimientos a errar:
Galileo, Flammarion y
Kardec. Sabemos que las
lunas de Marte fueron
descubiertas en 1877 por
Asaph Hall,
por lo tanto sólo 9 años
tras el lanzamiento de
“La Génesis”. Con
absoluta certeza, el
Espíritu de la Verdad
era conocedor de eso y
evitaría cualquier error
por parte de los
responsables por la
Codificación. Bajo la
criba del maestro lionés
incontables
comunicaciones fueron
refutadas ¿y por qué
esta de tamaña
importancia dentro de
los conceptos
científicos pasó
desapercibida? Es tan
fácil decir que el otro
se equivocó, ¿no es eso
así? En algunos casos,
hasta placentero, como
no creo sea aquí.
Proponemos así el sondeo
del tiempo y de las
confirmaciones y la
cautela y el bueno
sentido en el acto de
divulgar apresuradamente
hechos y postulados que
aún están en estudios.
En este caso, no tenemos
dudas de que Fobos y
Deimos pueden ser el
mismo asteroide
capturado y no formado
en Marte. Hay hasta una
hipótesis
que de aquí a 50
millones de años, Fobos
si choca con el planeta,
transformándose quién
sabe en un anillo.
Percibimos, de esta
forma, que este asunto
aún está en el campo de
los sondeos. Siendo así
siendo, nadie puede dar
la palabra final. De
nuestra parte, quedamos
con Kardec y “La
Génesis” y afirmamos
hoy, con él,
que Marte no formó
satélites, como la
Tierra, Júpiter, Saturno
etc., conforme está
escrito, hasta que los
aparatos espaciales
lanzados en aquel mundo
confirmen la formación
de Fobos y Deimos en el
seno de Marte.
Este y demasiados
asuntos que envuelven
propuestas de revisión
doctrinaria deben ser
bien leídos, estudiados
e investigados antes.
Somos hoy los dignos
representantes de la
Codificación en el plano
físico. Aún estamos el
siglo II del
Espiritismo, por lo
tanto formamos parte de
los espíritas
primitivos. No debe,
pues, haber
consideraciones
diferentes entre
nosotros. Bueno que los
espíritas científicos
opinen sobre el caso.
Bueno que el asunto sea
debatido no con la
intención de ver quién
anda con la razón y sí
para que dudas como
estas no pairen en el
movimiento. Estamos
recibiendo diariamente
muchos hermanos venidos
de otros credos. Ellos
no pueden sentir que
tenemos interpretaciones
diferentes.
No debemos olvidar que
la ciencia modifica sus
conceptos todo el tiempo
Si algún hermano o
hermana tiene la certeza
de que “La Génesis” u
otro libro de la
Codificación en algún
punto está superado,
debe pronunciarse de
forma científica,
presentando hechos y
datos y no solamente en
el formato de una manera
personal y propia de
interpretar postulados,
y que lo haga con el
aval de sus pares,
también estudiosos y
sensatos, y que tengan
amor y respeto a la
causa espírita.
Cuando me decidí por la
doctrina, en 1978, leí
la Introducción de “El
Libro de los Espíritus”
y me detuve por mucho
tiempo en el ítem VIII,
cuando Kardec propone:
“Añadamos que el estudio
de una doctrina, como es
el caso de la Doctrina
Espírita, que
súbitamente nos lanza en
un orden de cosas tan
nueva y grandiosa, sólo
puede ser hecho de
manera provechosa por
hombres serios,
perseverantes, excluidos
de ideas preconcebidas e
impulsados por un firme
y sincero propósito de
alcanzar un resultado.
¿No podríamos calificar
de esa forma aquellos
que juzgan a priori,
livianamente y sin haber
visto todo, aquellos que
no realizan sus estudios
con la continuidad, la
regularidad y ni el
reconocimiento
necesarios”
Él nos dijo que
necesitamos evolucionar
con la ciencia, pero nos
concita a la cautela, al
estudio continuo y con
recogimiento. No sólo
los asuntos referentes a
Marte y sus lunas, como
también en otros puntos
hoy cuestionados por
tantos estudiosos. No
debemos olvidar que la
ciencia está caminando
y modificando conceptos
todo el tiempo. ¿Quién
contestaría a Newton
antes de Niels Bohr,
Albert Einstein y otros?
Dejemos que las
investigaciones
científicas avancen. Con
certeza la
espiritualidad está
atenta y en el momento
correcto nos dará las
orientaciones, de forma
para no tener dudas.
En la década de los
setenta algunos hermanos
de ideal espírita
editaron una obra
revisando el contenido
de la obra de Kardec “El
Evangelio según el
Espiritismo”. Se
vendieron más de treinta
mil ejemplares y aún
dijeron que Chico Xavier
había aprobado el hecho.
J. Herculano Pires
escribió un libro
titulado En la Hora del
Testimonio. Fue el
antídoto contra aquel
equívoco de revisión y
el portavoz del propio
Chico Xavier, en defensa
de él mismo. Vamos a un
pequeño tramo de la
Obra: “Que esos mensajes
y crónicas de la hora
amarga sirvan de ejemplo
a los que, en el futuro,
sean tentados a nuevas
pretensiones vanidosas
de corregir al Cristo,
los Espíritus Superiores
y los textos
insuperables de Allan
Kardec”.
No debemos estar
divulgando conceptos que
confundan
a nuestras
mentes
Acordémonos de la
expresión de Bezerra de
Menezes en una hora
semejante: "¡Pero,
Kardec es insuperable!”
Estaba pensando: será
que si de hecho hubo
equívoco en la
concepción de la Obra
“La Génesis”, el
Espíritu de la Verdad
¿no habría aprovechado
aquel momento en que
muchos se empeñaban en
revisar y aprovechando
la
extraordinaria
mediumnidad de Chico
Xavier para corregir lo
que de hecho necesitara
hasta entonces? ¿Y no
nos colocara los
posibles avances de la
ciencia? Hoy tenemos la
mediumnidad de Divaldo
Franco y otros médiums
de conocida reputación
como intérpretes ilesos
y coherentes, ¿por qué
no los utilizan?
Amigos y hermanos, es
decir sólo una propuesta
para reflexiones.
Nosotros la hicimos y la
estamos dividiendo con
todos. Lejos de nosotros
la idea o el deseo de
andar con la verdad.
Sólo no vimos, en el
caso de las lunas de
Marte, motivos ni aún
para las anotaciones de
pie de página que se ven
en dos editoras. Esto
sin críticas,
sólo como observaciones.
Quién tenga una
propuesta más
actualizada y que no
genere polémica de
interpretaciones, por
favor pronunciarse. Sólo
así edificaremos en
nuestro movimiento
espírita las bases
fuertes y sinceras de
que él necesita para
cumplir su papel en el
seno de las sociedades.
Si, de hecho, la
Codificación está
superada por la ciencia
en algunos puntos y que
causen malestar a
compañeros que militan
en los medios
académicos, ¿por qué no
crear, entonces, un
consejo de espíritas
conectados a la ciencia
y de notoria
participación en el
movimiento para un pleno
bajo los auspicios de
una institución
respetable y con la
asistencia sin sofismas
de la espiritualidad? Lo
que no se debe hacer es
quedar divulgando aquí,
allí y en otras partes
conceptos que confundan
mentes necesitando
aprender. Necesitamos
cuidarnos. Volvamos a un
texto de la citada obra
de J. Herculano Pires:
“Los pretendidos
reformadores de Kardec
ni siquiera
conocen su obra, no
penetraron aún en el
conocimiento de la
armoniosa estructura de
la Doctrina y con eso no
revelan la mínima
condición cultural,
intelectual y espiritual
para sus intentos de
superación doctrinaria”.
Concluimos sugiriendo
que un consenso de
notables estudiosos y
profundizados en los
textos doctrinarios
sería el ideal.
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