De las dos, una: o nos
lanzamos, por intermédio
de lo que en los
desvelar los pilares
lógicos de la
Codificación Espírita,
las cimas superiores de
comprensión de qué es el
Universo en dimensiones
cada vez más avanzadas,
muchas de las cuales,
por ahora, inimaginables
en expresión y contexto
de vida - o
contraponemos nuevos y
peligrosos dogmas,
petrificados en el
ámbito estricto de la
letra, por debajo de
otros dogmas de cuño
religioso y filosófico,
¡cuyos efectos
estancadores em cuánto
nocivos a la evolución
humana son gravemente
sentidos hasta los días
de hoy en el planeta
Tierra!
Por
medio de la Codificación
de Allan Kardec, la
Espiritualidad nos dio a
conocer la punta de um
vertiginoso iceberg de
conocimientos
importantes para el
avance de la humanidad
submergidos en los
niveles obstrutivos de
la materialidad
terrestre. Se abrió el
esplendoroso portal de
pasada para realidades
indeciblemente más
amplias, que en
todo sobrepujam las
nociones estratificadas
de lo que alcanzó, hasta
hoy, el limitado cuerpo
de mensuración empírica
del cual por ahora
dispone la ciencia
cartesiana. En ningún
momento, sin embargo,
pretendió esa misma
Espiritualidad, en
cualquier extractos del
cuerpo de las
principales obras de la
Doctrina, delimitar todo
el conocimiento de la
Vida, o la verdad última
acerca de todo a que a
ella se refiere. ¡Al
contrario, fue en
términos claros que dejó
tácita el vasto camino
aún a ser domada durante
nuestro aprendizaje
múltimilenario!
De los mundos habitados
De
aquella fecha, pues,
mencionó la pluralidad
de los mundos habitados
sin abrirnos, al tiempo
del Codificador,
minúcias subyacentes al
tema, porque se hace
evidente que la
envergadura de todo a lo
que a esto se refiere no
cabría, de sí, en la
capacidad de alcance de
las mentalidades de las
generaciones pasadas,
mientras menos aún en el
propósito de esas
magníficas obras –
divisoras de aguas
incontenidas para el
pensamiento y progreso
espiritual humano.
¡Obras esas de forma
alguna estancadas, o
definitivas como
informativo final, en el
longevo camino a lo
largo de la cual
obtendremos fecundos
cuan inédito aprendizaje
del informativo de la
vida espiritual,
inherente a los
incontables mundos, a
aguardarnos en un tiempo
cierto como la única y
absoluta seguridad,
después de los períodos
de nuestro pasaje
vertiginoso por la etapa
corpórea!
¡En
que pese la pluralidade
de los mundos habitados,
que se liberen a tiempo
de las trampas
paralizantes del dogma y
de la ortodoxia los
hermanos de los
movimientos
espiritualistas,
demasiado celosos de los
nuevos aspectos
sorprendentes revelados
gradualmente por las
generaciones sucesivas
de trabajadores
reencarnados, que,
obedientes a
importante misión en
conjunto con mentores de
lo invisible, comparecen
a la actualidad para
hablarnos de las
sublimidades minuciosas
de las ciudades,
colonias, estaciones y
mundos que, vibrando en
patrones escalonados de
energía, de este lado o
además de la
materialidad,
constituyen réplicas
mejoradas o no tanto,
sorprendentes a nuestro
más prodigioso poder
imaginativo! Antes,
matrices depuradas, en
el caso de las estancias
más evolutivas, de todo
con lo que temporalmente
convivimos em los palcos
físicos terrenos!
Si
para gran número de
estudiosos, médiums y
simpatizantes de los
conocimientos espíritas
ya se hace lugar común
la verdad de la
intimidad de la vida en
niveles de energía de
diferenciados lugares
vibratórios,
manifestándose, a partir
de eso, en dimensiones
infinitas, hasta las
cimas etéreas de lo
imponderable, ¿cuál
espanto aún a estos
habría
de causar la descripción
embriagadoras de las
edificaciones y ciudades
densamente pobladas, de
hábitos y contextos
vitales superiores a los
de los tímidos patrones
de la superficie – sea
en Marte, en Alborada,
en Elysium o en Nuestro
Hogar?!
Ya
el Espíritu Eurícledes
Formiga nos relataba, en
su maravilloso La Vida
en el Planeta Feliz,
acerca de la vida
espiritual del grande
maestro de la música
clásica Johann Sebastian
Bach, ¡un habitante de
las dimensiones
invisibles de Marte!
¡Amigos! ¡Sólo hay un
lema a ser adoptado para
que, en este celo
excesivo, no sepultemos
la alborada gloriosa del
Espíritu humano,
suscitada por el entonar
radiante de la
Codificación, en
mortajas de asfixia
semejantes a las
sedimentadas alrededor
de lo que otrora nos
fuera el auténtico farol
legado hace dos milenios
por Jesús, para nuestra
liberación
permanente de los
engaños en la
trayectoria ascendente!
El recuerdo, a cualquier
época, de que el Maestro
de la Judea, de resto
sabedor de la herencia
eterna de nuestros
destinos, enunció a las
mentalidades infantiles
de su tiempo, hoy más
maduradas – sin embargo
en marcha infinita y
siempre necesitadas de
esta alerta indeleble
contra las trampas
traicioneras
de la arrogancia, de las
vanidades y del orgullo
improdutivos y deseosos
de ostentar al mundo la
pretendida verdad
definitiva: "Tengo
aún mucho que deciros,
pero vosotros no lo
podéis soportar ahora;
cuando venga, sin
embargo, el Espíritu de
la verdad, él os guiará
a toda la Verdad" (João,
16) y Hay varias moradas
en la Casa de mi Padre”
( João 14, 2).
¡Recurden! ¡No estamos
solos em el Universo!
Queridos, todos los que
leen habitualmente mis
artículos saben que, de
um tiempo a esta parte,
vengo dedicándome al
estudio de la ufologia,
especialmente bajo la
óptica espírita. En
principio, por el motivo
mayor, que compele
cualquiera a interesarse
por el asunto: las
vivencias de
visualización desde la
infancia. Por lo tanto,
tras varias veces en
que me deparé con
objetos extraños sobre
mi cabeza, decidí que
bastaba, y que era hora
de investigar lo que
estaba ocurriendo. Y, a
partir de esta decisión,
y para resumir el
razonamiento en un
espacio exiguo para el
tanto que el tema
comporta, cada día sólo
crece la certeza de que
es mi deber, como de
todo ufólogo y
espiritualista
consciente, divulgar,
compartir sus
descubrimientos y
conclusiones con el
mayor número posible de
personas. Porque es
evidente – llega a ser
estridente – que algo
poderoso nos arrastra a
esta iniciativa. ¡Algo
que sólo comprendemos
cuando profundizamos en
la investigación sincera
de los fenómenos
ufológicos en escala
creciente alrededor de
todo el planeta!
"Pero esto no me
interesa, es muy
distante de mi realidad
más inmediata!" -
algunos pueden
argumentar. ¡Quiero, de
algún modo, esclarecer
que este modo de pensar
es un engaño. Por la
simple razón, mis
amigos, que este
Universo y este espacio
más próximo a la Tierra
está infestado de vida!
Y no sólo de vida que se
exhibe a diestro y
siniestro
en nuestros cielos, y
que prosigue
tranquilamente en su
curso de extensión
incomensurable infinito
fuera; ¡sino de vida
que, cada vez más,
interacciona con
nosotros, aquí mismo, y
en la más de las veces a
nuestra negación, en
nuestro ámbito
planetário!
Repito:
¡infestado!
Vengo teniendo acceso a
imágenes y a documentos
espantosos; fotos,
vídeos de misiones
espaciales. Me he
deparado com escenas
estremecedoras de ufos a
montones paseando
tranquilamente en el
espacio exterior más
inmediato a la Tierra,
em cuanto al espacio más
profundo de nuestro
Sistema Solar. Y ni me
refiero, aquí, a los
aspectos melindrosos
atinentes a la variedade
de dimensiones y niveles
en los cuales esos
fenómenos se manifiestan
últimamente bien
investigada y analizada
por la facción más
avanzada de los ufólogos
espiritualistas. ¡Me
refiero, queridos, a
Ufos propiamente
dichos y
divisados,
y filmados por las
misiones espaciales, y a
las imágenes captadas a
la manera de cualquier
película producida en
los moldes tradicionales
de aquí de la Tierra!
Una prodigalidad
espantosa de eventos
simultáneos, de mezcla
con otros fenómenos
pidiendo estudio y
explicación: luces,
claridades que se
desplazan de modo
aparentemente
inteligente; formas
circulares a montones
circundando los módulos
espaciales rusos y
americanos; ruinas de
civilizaciones en Marte;
bases extraterrenas; más
Ufos, gigantescos, de
formas y tamaños
incontables;
construcciones
artificiales sobre la
Luna, Europa (luna de
Júpiter), y Marte;
bosques en Marte;
escuadrilhas de naves...
La
sorpresa es que este
tema no es privilegio de
pocos, sino de muchos
estudiosos de otros
países, como en el caso
del canadiense que,
utilizando la tecnología
de su trabajo
profesional con TVs a
cabo, acabó accediendo
nada menos que las
imágenes impresionantes
de varias misiones
espaciales, como la
Myr.
Muchos llegaron también
a la conclusión de que
alguna razón mayor – tal
vez la iminencia de un
contacto contundente con
estas civilizaciones que
nos visitan hace siglos,
dado el crecimiento
espantoso de los hechos
de contacto en las
últimas décadas – está
compeliendo las propias
autoridades, interesadas
en el sigilo, a dar
carta blanca, hasta
cierto punto, al acceso
a estos informes, de la
siguiente forma:
quién quiera
interesarse, que
entonces y finalmente se
entere de la verdad, sin
intervenciones de
nuestra parte. Sin
amenazas u hombres de
negro... (1)
Pero, y aún, alguien hay
que alega que todo lo
que es visto en el
espacio exterior es cosa
producida aquí mismo, en
la escalada de la guerra
espacial tal vez en
marchas ocultas. Y a
esto respondo: ¡¿algún
proyecto secreto de esta
área ya habría
conseguido producir
objetos voladores con
doce kilómetros de
largura?! ¡¿O de la
extensión de la Tierra,
como los
colossos que fueron
fotografiados en las
proximidades de
Júpiter?! ¿Y los miles
de otros ya filmados y
fotografiados en el
espacio profundo, de
características y
constituciones bizarras,
insólitas?! Objetos que
cambian de forma
constantemente, como el
observado por la
tripulación de un vuelo
comercial en Francia,
luces fugaces que
disparan como si se
desmaterializasen, ¿fueron
los casos que envuelven
contactos telepáticos
con seres? ¡¿Dónde se
encuadraría, en eso, el
aún ciertamente corto
alcance de los proyectos
terrenos belicistas en
la producción de naves
espaciales aún muy
materiales, en su
sentido más estricto y
ortodoxo?!
Es a
pretexto de estas
realidades mayores que
vamos tomando contacto
en escala temerosa y
veloz que presto mi
contribución, en el
sentido de implantar una
visión más fiel de lo
que de hecho es la Vida
en el Universo. Y el
recado es este: ¡La
vida es universal, y nos
cerca en todos los
niveles y cuadrantes
cósmicos! ¡Circunda a
todos nosotros, um poco
por encima de
nuestra atmósfera,
espacio adentro, con
espantosa prodigalidad;
en dimensiones
inacesibles a nuestros
sentidos físicos y bien
por encima de nosotros,
eventualmente, en los
incontables casos de los
que ya contactaron o,
como mínimo, ya los
vieran!
Es, por lo tanto, de
nuestro total interés
que al menos tomemos
conciencia de esas
realidades y nos
coloquemos pronto para
con todo lo que puede
estar por ocurrir a
corto o largo plazo,
modificando radicalmente
las estructuras mismas
de nuestra historia,
cultura y civilización
ya truncada en sus
fundaciones, ya que - ¡y
repito! - no está siendo
permitido sin ton ni son
por los detentores de
las maniobras de
encubrimiento que tales
informes estén
gradualmente
alcanzándonos, en ritmo
sutil, ¡pero, a esta
altura, inexorable!
Vida en el Universo –
evidencias incontestable
Hube
veces en que ya me
pregunté si de alguna
cosa vale elaborar
especiales y artículos
sobre este asunto. De
hecho, en determinados
momentos viene la
convicción de que la
humanidad aún está
letárgica para tal.
Inmadura. Anacrónica. Me
ocurre la certeza de que
mucho aún falta, hasta
que sobrevega la
conciencia final de esta
realidad
inevitable, a
aguardarnos más allí
adelante: la vida
universal, sea
extraterrena, espiritual
o multidimensional ¡es
hecho - no
creencia! - ¡como a
veces alegan algunos
absurdamente, de dentro
de la más absoluta
ignorancia de las
evidencias
incontestables que ya se
hacen disponibles para
cualquier más osado, más
empeñado en investigar,
o simplemente em saber!
Afirmo esto respaldada
por vivencias de orden
mediúmnico en cuanto a
investigación de campo.
Tales vivencias es que,
si de un lado, y en un
momento dado, me
transmiten esta
impresión, de otro, sin
embargo, demuestran que
hay mucha gente
queriendo conocer el
asunto y de hecho
interesada. Pero no
interesada lo suficiente
para engajarse en eso
más seriamente.
Es
comprensible. Cada cuál
vive enredado en su
propio contexto de
mundo. Cada uno sigue su
historia personal
repleta de hechos y
acontecimientos diarios
que piden atención
prioritaría,
naturalmente, por encima
de estas elucubraciones
sobre cosas aún
consideradas nebulosas e
inconsistentes en la
percepción de la mayoría.
Es
que, si no llueven
Ufos en los cielos
diurnos o nocturnos a
punto de atraer
macizamente las
atenciones, por otra, el
tumulto inherente a
nuestros tiempos
convulsionados crea un
distanciamento
inevitable de una
realidad que, para la
mayor parte de los
habitantes de la Tierra,
permanece casi
solamente virtualmente
posible. Virtualmente,
confinada en las
esporádicas ocasiones en
que intencionalmente es
apenas abordada por los
medios de masa; en el
testimonio de este o de
aquel conocido que, o
dice que vio "algo
extraño" en los cielos –
apresurándose luego en
resaltar que no puede
afirmar de que hecho se
trataba – o que conoce
alguien que conoce
alguien que vio, o cosa
parecida. ¿Más qué
representa esto para
nuestras preocupaciones
más inmediatistas?...
(Este artículo será
concluído em la próxima
edición de esta
revista.)
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