Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas
para debatir
A. ¿Cuál
debe ser la posición del
médium ante la crítica?
B. ¿Qué
consejo da Kardec para
los casos de antagonismo
entre los grupos
espíritas?
C. ¿Se
puede evocar al Espíritu
de un niño muerto a
tierna edad?
D. ¿Cómo
se transporta el
pensamiento hacia los
Espíritus?
Texto para la lectura
304.
Algunas veces, es
posible modificar las
ideas de una persona en
estado de vigilia,
obrando sobre su
Espíritu durante el
sueño. Infelizmente,
sucede con frecuencia
que al despertar, la
naturaleza corporal
predomina y le hace
olvidar las buenas
resoluciones que haya
tomado. (Ítem 284,
pregunta 47)
305. No
es posible evocar a un
Espíritu cuyo cuerpo
todavía se encuentra en
el seno materno, porque
en ese momento el
Espíritu está en
completa turbación.
(Ítem 284, pregunta 51)
306. Un
Espíritu mistificador
puede tomar el lugar de
una persona viviente que
sea evocada, y eso
ocurre con frecuencia,
sobre todo cuando la
intención del evocador
no es pura. Sucede que
la evocación de las
personas vivientes sólo
tiene interés como
estudio sicológico,
siendo conveniente
abstenerse de ella
siempre que no tenga un
resultado instructivo.
(Ítem 284, pregunta 52)
307. La
evocación de una persona
viviente no siempre está
exenta de peligro,
dependiendo esto de las
condiciones en que se
encuentre la persona,
porque si estuviese
enferma podría aumentar
sus sufrimientos. (Ítem
284, pregunta 53)
308.
Cuando en los momentos
más inoportunos
experimentamos un
irresistible deseo de
dormir, puede ser que
estemos siendo evocados
en algún lugar; sin
embargo, la mayoría de
las veces sólo se trata
de un efecto físico, ya
sea porque el cuerpo
necesita descanso o bien
porque el Espíritu
necesita libertad. (Ítem
284, pregunta 57)
309.
Evocándose
recíprocamente, dos
personas pueden
transmitirse una a otra
sus pensamientos y
comunicarse. Esta
telegrafía humana
será algún día un medio
universal de
comunicación, pero para
eso será necesario que
los hombres se depuren,
a fin de que sus
Espíritus se desprendan
de la materia con mayor
facilidad. Hasta
entonces, continuará
circunscrita a las
almas escogidas y
desmaterializadas, lo
que rara vez se
encuentra en este mundo.
(Ítem 285)
310. Dos
cosas deben considerarse
en las preguntas que se
dirigen a los Espíritus:
la forma y el fondo. En
relación a la forma, las
preguntas deben ser
formuladas con claridad
y precisión, evitando
las preguntas complejas.
El fondo de la pregunta
exige una atención aún
más seria, porque muchas
veces es la naturaleza
de la pregunta lo que
provoca una respuesta
cierta o falsa. Hay
preguntas que los
Espíritus no pueden o no
deben responder. Será,
pues, inútil insistir.
(Ítem 286)
311. Los
Espíritus serios
responden siempre con
placer a las preguntas
que tienen por objetivo
el bien y los medios de
hacer progresar, pero no
atienden a las fútiles.
(Ítem 288, pregunta 1)
312. No
es la pregunta la que
aleja a los Espíritus
ligeros; es el carácter
de quien la formula.
(Ítem 288, pregunta 2)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cuál
debe ser la posición del
médium ante la crítica?
Uno de
los grandes escollos de
la mediumnidad es, como
sabemos, la obsesión y
la fascinación. Los
médiums pueden entonces
engañarse de buena fe
sobre el mérito de las
comunicaciones que
obtienen, y los
Espíritus mentirosos
tienen amplia libertad
cuando lidian sólo con
ciegos. Por eso, alejan
al médium de todo
control, haciendo que
tengan aversión a quien
pudiera esclarecerle.
Después, con la ayuda de
la fascinación y del
aislamiento, conseguirán
que él acepte todo lo
que ellos quieran.
Este acto
no es solamente un
escollo, sino también un
peligro; más aún, un
verdadero peligro. El
único medio de evitarlo
es el control de
personas desinteresadas
y benévolas que,
juzgando las
comunicaciones con
sangre fría e
imparcialidad, pueden
abrirle los ojos y
hacerle percibir lo que
él no puede ver por sí
mismo. Ahora bien, todo
médium que teme este
juicio ya está en camino
de la obsesión; aquél
que cree que la luz se
hace solamente para él
está completamente bajo
el yugo; si él se
resiente con la crítica,
si la rechaza, si se
irrita por ella, no
puede haber duda sobre
la mala naturaleza del
Espíritu que le asiste.
Es por eso que, a falta
de luces propias, el
médium debe modestamente
recurrir a la de los
otros, según estos dos
proverbios muy
conocidos: “cuatro ojos
ven más que dos” y
“nunca se es buen juez
en la propia causa”.
El médium
bien orientado debe
aceptar con gratitud y
hasta solicitar el
examen crítico de las
comunicaciones que
recibe, porque allí está
la mejor garantía contra
la influencia de los
Espíritus mentirosos y
el peligro de la
fascinación.
(El Libro
de los Médiums, ítem
329.)
B. ¿Qué
consejo da Kardec para
los casos de antagonismo
entre los grupos
espíritas?
La
envidia entre los
diferentes grupos
espíritas es una
demostración de mezquina
rivalidad, de amor
propio. Los adeptos
imbuidos de un verdadero
deseo de difundir la
verdad, cuyo fin es
únicamente moral, deben
ver con placer que se
multipliquen las
reuniones y, si existe
competencia entre ellas,
ésta debe ser sobre cuál
hará el mayor bien.
Aquellos que pretendan
estar en posesión de la
verdad, y excluyen a los
otros grupos, deberían
probarlo tomando por
divisa “Amor y Caridad”,
porque tal es la bandera
de todo espírita
verdadero. ¿Existen
grupos que hacen alarde
de la superioridad de
los Espíritus que los
asisten? Que lo prueben
con la superioridad de
las enseñanzas que
reciben y con la
aplicación que de ellas
hacen a sí mismos; he
ahí un criterio
infalible para
distinguir a los que
están en el mejor
camino. Todos los grupos
y las reuniones
espíritas deben, por lo
tanto, concurrir al fin
común, que es la
búsqueda y la
divulgación de la
verdad, aún sea por
medios diferentes; sus
antagonismos,
facilitando armas a los
adversarios, sólo
perjudicarán a la causa
que ellos dicen
defender.
(Obra
citada, ítems 348 y
349.)
C. ¿Se
puede evocar al Espíritu
de un niño muerto a
tierna edad?
Sí, pero
es necesario entender
que, en este caso, el
Espíritu todavía se
halla envuelto en los
lazos de la materia y
conserva en su lenguaje
trazos del carácter
infantil. Una vez
desprendido de la
materia, goza de sus
facultades de Espíritu,
por cuanto los Espíritus
no tienen edad.
(Obra
citada, ítem 282,
pregunta 35.)
D. ¿Cómo
se transporta el
pensamiento hacia los
Espíritus?
El
vehículo del pensamiento
es el fluido universal,
que se encuentra
esparcido por todo el
Universo. Los Espíritus
pueden leer nuestros
pensamientos, y de
cierto modo, ellos
también lo oyen como en
la Tierra oían nuestra
voz.
(Obra citada, ítem 282,
pregunta 5.) |