Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. El
sabio y el inventor
¿nunca son asistidos en
sus investigaciones por
los Espíritus?
B. Si una
persona, al morir, dejó
sus negocios en
problemas, ¿se puede
pedir a su Espíritu que
ayude a resolverlos?
C.
¿Pueden los Espíritus
dar consejos relativos a
la salud?
D. ¿Qué
confianza se puede tener
en las descripciones que
los Espíritus hacen de
los diferentes mundos?
Texto para la lectura
331. De
dos fuentes provienen
las contradicciones: de
los hombres y de los
Espíritus. Las
contradicciones de
origen humano ya fueron
explicadas en el
capítulo referido a los
Sistemas (ítem 36
y siguientes). Se puede
decir que hoy existe
unidad de puntos de
vista en la inmensa
mayoría de los
espíritas, al menos en
lo relacionado a los
principios generales,
salvo pequeños detalles
insignificantes. (Ítem
298)
332. Para
comprender la causa de
las contradicciones de
origen espírita, es
necesario estar
identificado con la
naturaleza del Mundo
Invisible. Parece
extraño, a primera
vista, que todos los
Espíritus no piensen de
la misma manera, pero
eso no puede sorprender
a quienes se hayan
convencido de que es
infinito el número de
grados que ellos tienen
que recorrer antes de
llegar a lo alto de la
escala. (Ítem 299)
333. No
todos los Espíritus han
llegado a la perfección.
Ahora bien, al poder
manifestarse Espíritus
de todas las categorías,
es evidente que sus
comunicaciones traerán
el sello de la
ignorancia o de la
sabiduría que les sea
peculiar. (Ítem 299)
334. Hay
entre los Espíritus,
como se da entre los
hombres, falsos sabios,
semisabios, orgullosos,
presuntuosos y
sistemáticos. Así, las
contradicciones de
origen espírita no
derivan de otra causa
sino de la diversidad en
cuanto a la
inteligencia, a los
conocimientos, al juicio
y a la moralidad de los
Espíritus. (Ítem 299)
335.
Cuando en dos diferentes
centros las opiniones y
las ideas difieren, las
respuestas dadas por los
Espíritus pueden llegar
a ellos tergiversadas,
porque se remiten a los
centros que están bajo
la influencia de
diferentes columnas de
Espíritus. Entonces, no
es la respuesta la que
es contradictoria sino
la manera en que es
dada. (Ítem 301,
pregunta 1)
336. Los
Espíritus realmente
superiores jamás se
contradicen y el
lenguaje que usan es
siempre el mismo, con
las mismas personas.
Sin embargo, puede ser
diferente según las
personas y los lugares.
Pero muchas veces la
contradicción es sólo
aparente: está más en
las palabras que en las
ideas. (Ítem 301,
pregunta 2)
337. El
mismo Espíritu puede
responder de manera
diferente sobre la misma
cuestión, según el grado
de adelantamiento de los
que le evocan, pues no
siempre conviene que
todos reciban la misma
respuesta, por no estar
todos igualmente
adelantados. (Ítem 301,
pregunta 2)
338. Si
alguien tiene una
convicción muy firme
sobre una doctrina,
aunque sea falsa, es
necesario que le
apartemos de esa
convicción, pero poco a
poco. Es por eso que los
Espíritus muchas veces
se sirven de los
términos utilizados
por esa persona: es para
que no sienta de pronto
ofuscada y no deje de
instruirse con ellos.
(Ítem 301, pregunta 3)
339. No
es prudente atacar
bruscamente los
prejuicios. Esa es la
mejor manera de no ser
escuchado. Por esa razón
los Espíritus muchas
veces hablan según la
opinión de los que les
escuchan: Es para
llevarlos poco a poco a
la verdad. Adecúan su
lenguaje a las personas,
como lo haría un orador
más o menos hábil. De
allí que no le hablen a
un chino o a un
mahometano, como le
hablan a un francés o a
un cristiano. Están
seguros de que serían
rechazados. (Ítem 301,
pregunta 3)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. El
sabio y el inventor
¿nunca son asistidos en
sus investigaciones por
los Espíritus?
¡Oh! Esto
es muy diferente. Cuando
llega el tiempo de un
descubrimiento, los
Espíritus encargados de
dirigir su marcha,
buscan
al hombre capaz de
llevarlo a efecto y le
inspiran las ideas
necesarias, pero de
manera que le dejan todo
el mérito de la obra,
por cuanto es necesario
que el hombre las
elabore y las ponga en
práctica. Lo mismo se da
con todos los grandes
trabajos de la
inteligencia humana. Los
Espíritus dejan a cada
hombre en su esfera. A
aquél que sólo es apto
para cavar la tierra no
le harán depositario de
los secretos de Dios;
pero saben sacar de la
oscuridad a aquél que
sea capaz de secundar
sus designios. (Ítem
294, pregunta 29)
B. Si una
persona, al morir, dejó
sus negocios en
problemas, ¿se puede
pedir a su Espíritu que
ayude a resolverlos?
No
podemos olvidar que la
muerte es la liberación
de las inquietudes
terrenales. El Espíritu,
que está dichoso con la
libertad que goza, no
viene de buena voluntad
a retomar la cadena de
la que se liberó para
ocuparse de cosas que ya
no le conciernen, sólo
para satisfacer la
ambición de sus
herederos. Además, los
impedimentos que a veces
la muerte de una persona
deja a sus herederos son
parte de las pruebas de
la vida, y ningún
Espíritu tiene el poder
para liberarnos de ellas
porque se encuentran
comprendidas en los
decretos de Dios. (Ítem
291, pregunta 20)
C.
¿Pueden los Espíritus
dar consejos relativos a
la salud?
La salud
es una condición
necesaria para el
trabajo que se debe
ejecutar en la Tierra,
por lo que los Espíritus
se ocupan de ella con
buena voluntad. Pero
como hay ignorantes y
sabios entre ellos,
conviene que para ello,
como para cualquier otra
cosa, nadie se dirija al
primero que aparezca.
(Ítem 293)
D. ¿Qué
confianza se puede tener
en las descripciones que
los Espíritus hacen de
los diferentes mundos?
Depende
del grado de
adelantamiento real de
los Espíritus que dan
esas descripciones, pues
debemos comprender que
los Espíritus vulgares
son tan capaces de
informarnos al respecto,
como entre nosotros un
ignorante describiría
todos los países de la
Tierra. Los buenos
Espíritus se complacen
en describirnos los
mundos que ellos
habitan, como una
enseñanza para que
mejoremos,
incentivándonos a seguir
el camino que nos puede
conducir a esos mundos.
Para verificar la
exactitud de esas
descripciones, el mejor
medio reside en la
concordancia que exista
entre ellas. Pero debe
tenerse en cuenta que
semejantes descripciones
tienen como finalidad
nuestro mejoramiento
moral y que, en
consecuencia, es sobre
el estado moral de los
habitantes de los otros
mundos que podremos ser
informados mejor, y no
sobre el estado físico o
geológico de tales
esferas. (Ítem 296)
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