Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Como
se pueden presentar las
reuniones espíritas?
B. ¿Cuál
es la utilidad de las
reuniones de estudio?
C. ¿Qué
condiciones son
necesarias para una
reunión espírita?
D. Las
causas de las
perturbaciones en un
grupo espírita ¿se
originan sólo en el seno
de los encarnados?
Texto para la lectura
376. Todo
lo que se ha dicho sobre
las reuniones en general
naturalmente se aplica a
las sociedades espíritas
regularmente
constituidas. El lazo
que debe unir a los
miembros de la Sociedad
o Asociación, sólo
existe entre los que
perciben y comprenden el
objetivo moral del
Espiritismo y lo
aplican a sí mismos.
Entre los que ven en él
hechos más o menos
curiosos, no puede
existir ningún lazo
serio. (Ítem 334)
377. Una
Sociedad donde esos
sentimientos fuesen
compartidos por todos,
donde sus integrantes se
reuniesen con el
propósito de instruirse
con las enseñanzas de
los Espíritus, sería no
sólo viable, sino
también indisoluble.
(Ítem 334)
378. La
dificultad, también
grande, de reunir a un
copioso número de
elementos homogéneos nos
lleva a decir que, en el
interés de los estudios
y por el bien de la
causa misma, las
reuniones espíritas
deben tender antes a la
multiplicación en
pequeños grupos que a la
constitución de grandes
aglomeraciones. Estos
grupos, manteniendo
correspondencia entre
sí, visitándose,
intercambiando sus
observaciones, pueden
formar el núcleo de la
gran familia espírita.
(Ítem 334)
379. En
los grupos poco
numerosos, todos se
conocen mejor y hay más
seguridad en cuanto a la
eficacia de los
elementos que a ellos se
incorporan. El silencio
y el recogimiento son
más fáciles y todo
transcurre como en
familia. Las grandes
asambleas excluyen la
intimidad, por la
variedad de los
elementos que las
componen. La divergencia
de los caracteres, de
las ideas, de las
opiniones, ahí se
manifiesta mejor y
ofrece a los Espíritus
perturbadores más
facilidad para sembrar
la discordia. (Ítem 335)
380.
Además de las personas
notoriamente mal
intencionadas que se
infiltran en las
reuniones, hay los que
por su propio carácter
llevan consigo la
perturbación adonde van:
nunca, por lo tanto,
será excesiva toda la
prudencia para la
admisión de nuevos
miembros. En ese caso,
los más perjudiciales no
son los ignorantes en la
materia, ni los que no
creen: la convicción
sólo se adquiere por la
experiencia y hay
personas que de buena fe
desean esclarecerse.
Aquellos contra los
cuales deben ser tomadas
mayores precauciones son
los de sistemas
preconcebidos, los
incrédulos obstinados,
que dudan de todo, hasta
de lo evidente y los
orgullosos que,
pretendiendo tener el
privilegio de la luz
infusa, tratan en todas
partes de imponer sus
opiniones y miran con
desdén a los que no
piensan como ellos.
(Ítem 338)
381. Es
un error creer que las
reuniones consagradas de
manera especial a las
manifestaciones físicas
no requieran un ambiente
fraternal y seriedad. El
hecho de no requerir
condiciones tan
rigurosas para su
celebración, no quiere
decir que se pueda
asistir a ellas con
ánimo frívolo, y mucho
se engañará quien
suponga que allí el
concurso de los
asistentes sea
absolutamente nulo.
(Ítem 342)
382.
Muchas personas piensan
que “El Libro de los
Espíritus” agotó la
serie de las preguntas
sobre moral y filosofía.
Es un error. (Ítem 343)
383. El
contacto con los
Espíritus elevados nos
permite ampliar el
cuadro de los estudios.
Además de las cuestiones
psicológicas, que tienen
un límite, podemos
proponerles una
inmensidad de problemas
morales que se extienden
hasta el infinito, sobre
todas las situaciones de
la vida, sobre la mejor
conducta a ser adoptada
en tal o cual
circunstancia, sobre
nuestros deberes, etc.
(Ítem 344)
384. Las
comunicaciones
espontáneas proporcionan
una infinidad de temas
de estudio. En esos
casos, se trata de
esperar el tema que le
plazca tratar al
Espíritu. Pero no se
debe olvidar la
necesidad de comentarlas
después, cuidadosamente,
para apreciar todas las
ideas que encierran.
Hecho con rigor, ese
examen constituye la
mejor garantía contra la
intromisión de Espíritus
mistificadores. (Ítem
345)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Como
se pueden presentar las
reuniones espíritas?
Las
reuniones espíritas
requieren condiciones
especiales y nos
equivocaríamos si las
comparáramos con las
sociedades comunes.
Según su naturaleza,
pueden ser frívolas,
experimentales o
instructivas. Las
reuniones frívolas son
las que están integradas
por personas que ven
sólo el lado divertido
de las manifestaciones,
que se divierten con las
gracias de los Espíritus
ligeros y en las que se
preguntan todo tipo de
banalidades, se hace
leer la “buena fortuna”
y otras mil cosas de
este género. Las
reuniones experimentales
son las que tienen por
objeto la producción de
manifestaciones físicas.
Este género de
experiencias tiene una
utilidad innegable,
porque fueron ellas las
que permitieron
descubrir las leyes que
rigen el Mundo
Invisible. Si fueran
dirigidas con método y
prudencia, se obtendrá
mejores resultados. Las
reuniones instructivas
son aquellas de las
cuales podemos extraer
la verdadera enseñanza y
para eso, deben ser
serias, o sea, ocuparse
de cosas útiles,
excluyendo todas las
otras.
(El Libro
de los Médiums, ítems
324 a 327)
B. ¿Cuál
es la utilidad de las
reuniones de estudio?
Las
reuniones de estudio son
de inmensa utilidad para
los médiums y para las
personas que tienen un
deseo serio de
perfeccionarse. La
instrucción espírita no
comprende solamente la
enseñanza moral dada por
los Espíritus, sino
también el estudio de
los hechos: a ella le
incumbe la teoría de
todos los fenómenos, la
investigación de sus
causas y, como
consecuencia, la
comprobación de lo que
es posible y de lo que
no lo es; en una
palabra, la observación
de todo lo que pueda
hacer progresar a la
ciencia.
(Obra
citada, ítems 328 y
329.)
C. ¿Qué
condiciones son
necesarias para una
reunión espírita?
Una
reunión es un ser
colectivo cuyas
cualidades y propiedades
son la resultante de
todas las de sus
miembros y forman una
especie de haz; ahora
bien, ese haz tendrá
tanto más fuerza cuanto
más homogéneo sea. Toda
reunión espírita debe,
por lo tanto, tender a
la mayor homogeneidad
posible. Es necesario
incluso el recogimiento
y la comunión de
pensamientos, siendo un
hecho comprobado por la
experiencia que los
pequeños círculos
íntimos son siempre más
favorables para las
buenas condiciones que
la reunión debe reunir.
Otros factores
importantes son la
regularidad de las
reuniones y las
disposiciones morales de
sus integrantes.
(Obra
citada, ítems 331 a
333.)
D. Las
causas de las
perturbaciones en un
grupo espírita ¿se
originan sólo en el seno
de los encarnados?
No. Los
causantes de las
perturbaciones se
encuentran igualmente en
el Mundo Invisible. Del
mismo modo que hay
Espíritus protectores
para las sociedades, las
ciudades y los pueblos,
existen Espíritus
malévolos que se apegan
tanto a los grupos como
a los individuos. Se
apegan primero a los más
débiles, a los más
accesibles, y tratan de
hacer de ellos sus
instrumentos, para
después intentar
envolver al conjunto.
Todas las veces,
entonces, que una
persona de un grupo
caiga en la trampa, es
necesario decir que hay
un enemigo en el campo,
un lobo en el aprisco y
que debe mantenerse en
guardia, porque lo más
probable es que
multiplicará sus
tentativas. Si no lo
desalientan con una
resistencia enérgica, la
obsesión se hace un mal
contagioso, que se
manifiesta en los
médiums por la
perturbación de la
mediumnidad y en los
otros por la hostilidad
de los sentimientos, la
perversión del sentido
moral y la perturbación
de la armonía.
(Obra
citada, ítem 340.)
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