Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Cuál
es el mejor antídoto
contra la perturbación
en los grupos?
B. ¿Debe
ser usada la oración en
las reuniones espíritas?
C. La
eficacia de la oración
¿está en su fórmula?
D. ¿A qué
deberá el Espiritismo su
más poderosa
propagación?
Texto para la lectura
385. Los
grupos recién creados se
ven a veces
obstaculizados en sus
trabajos por la falta de
médiums. Éstos – no se
puede negar – son uno de
los elementos esenciales
de las reuniones
espíritas, pero no
constituyen una
condición indispensable
y sería un error creer
que sin ellos nada se
puede hacer. Los que
tienen como objetivo el
estudio serio tienen mil
asuntos de qué ocuparse.
(Ítem 347)
386. Las
sociedades religiosas
meditan sobre las
Escrituras. Las
sociedades espíritas
deben hacer lo mismo y
sacarán un gran provecho
para su progreso
organizando conferencias
en las que sea leído y
comentado todo lo que se
diga respecto al
Espiritismo, a favor o
en contra. Además de las
obras espíritas, abundan
los periódicos repletos
de hechos, relatos,
acontecimientos,
ejemplos de virtudes o
vicios, que encierran
graves problemas morales
cuya solución sólo puede
ofrecer el Espiritismo,
lo que constituye
incluso un medio para
probar que él se
relaciona con todas las
ramas del orden social
(ítem 347)
387. La
bandera que enarbolamos
bien alto, es la del
Espiritismo cristiano y
humanitario, en torno al
cual ya tenemos la dicha
de ver congregados a
tantos hombres en todos
los lugares del mundo,
porque comprenden que
allí está el ancla de
salvación, la
salvaguardia del orden
público, la señal de una
nueva era para la
Humanidad. Invitamos a
todas las Sociedades
espíritas a colaborar en
esta gran obra. Que de
un extremo a otro del
mundo ellas se extiendan
fraternalmente las manos
y atrapen al mal en
redes inexpugnables.
(Ítem 350)
388. El
Capítulo XXX de El Libro
de los Médiums está
constituido por la
transcripción íntegra
del Reglamento de la
Sociedad Parisiense de
Estudios Espíritas,
fundada por Kardec el 1º
de Abril de 1858. De
acuerdo con su primer
artículo, queda claro
que en la aludida
Sociedad estaban
prohibidas las
cuestiones políticas, de
controversia religiosa y
de economía social.
(Cap. XXX, artículo
citado)
389. El
Reglamento establece que
las sesiones de la
Sociedad se realizarán
los viernes a las 20
horas. Las sesiones
podrán ser particulares
o generales, pero nunca
serán públicas. (Cap.
XXX, art. 17)
390. En
el diálogo con los
Espíritus, establece el
Reglamento que están
prohibidas todas las
preguntas fútiles, de
interés personal, de
pura curiosidad, o que
tengan el objetivo de
someter a los Espíritus
a pruebas, así como
todas las que no tengan
un objetivo general,
desde el punto de vista
de los estudios. (Cap.
XXX, art. 18)
391. El
mismo Cristo preside los
trabajos que se
encuentran realizándose,
para que os abran la era
de renovación y
perfeccionamiento que
los guías espirituales
os predicen. ¡Coraje,
hermanos! Trabajad para
vosotros y para el
futuro de los vuestros;
trabajad, sobre todo,
para vuestro
mejoramiento personal y
gozaréis en vuestra
primera existencia de
una dicha de la que os
es tan difícil haceros
una idea, como a mí,
hacérosla comprender.
(Cap. XXXI, ítem II,
Chateaubriand)
392. Si
Dios envía a los
Espíritus para instruir
a los hombres, es a fin
de que se esclarezcan
sobre sus deberes, es
para mostrarles el
camino que podrá
abreviar sus pruebas y
así, apresurar su
progreso. Pero al lado
de los Espíritus buenos,
que desean vuestro bien,
hay igualmente Espíritus
imperfectos que desean
vuestro mal. Debéis
poner toda vuestra
atención para saber
distinguirlos. Es fácil
el medio: se trata
únicamente de comprender
que lo que viene de
Espíritu bueno no puede
perjudicar a nadie y que
todo lo que sea malo
sólo puede proceder de
un mal Espíritu. (Cap.
XXXI, ítem IV, Un
Espíritu familiar)
393. Es
bella y santa vuestra
Doctrina. El camino que
se os ha abierto es
grande y majestuoso.
Feliz aquél que llegare
al puerto; cuantos más
prosélitos hubiera
hecho, tanto más le será
tomado en cuenta. Pero
para eso, debe abrazar
la Doctrina sin
frialdad; es necesario
hacerlo con ardor y ese
ardor será duplicado,
por cuanto Dios está con
vosotros siempre que
hacéis el bien. Todos
los que atrajerais serán
otras tantas ovejas que
volverán al redil. (Cap.
XXXI, ítem V, San
Benito)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cuál
es el mejor antídoto
contra la perturbación
en los grupos?
El
antídoto más potente
contra este mal es la
caridad; por eso es la
caridad la que ellos
tratan de sofocar. No se
debe entonces esperar
que el mal se vuelva
incurable para ponerle
remedio, ni siquiera
esperar los primeros
síntomas sino, sobre
todo, es necesario
trabajar para
prevenirlo. Para esto
hay dos medios eficaces,
si se emplean bien: la
oración de corazón, y el
estudio atento de las
primeras señales que
revelen la presencia de
los Espíritus
mentirosos. Si uno de
los miembros siente la
influencia de la
obsesión, todos los
esfuerzos deben tender,
desde los primeros
indicios, a abrirle los
ojos, de manera que el
mal no se agrave, a fin
de llevarle a la
convicción de que está
engañado y el deseo de
apoyar a aquellos que
quieren liberarlo.
(El Libro
de los Médiums, ítem
340.)
B. ¿Debe
ser usada la oración en
las reuniones espíritas?
Sí. Las
reuniones deben comenzar
con la oración, una
especie de plegaria que
facilite la
concentración; pero no
basta pronunciar algunas
palabras para alejar a
los malos Espíritus. La
eficacia de la oración
está en la sinceridad
del sentimiento que la
dicta; está sobre todo
en la unanimidad de la
intención, porque
ninguno
de aquellos que no se
asociara a ella de
corazón, no se podrá
beneficiar, ni
beneficiará a los demás.
(Obra
citada, cap. XXXI, ítem
XVI.)
C. La
eficacia de la oración
¿está en su fórmula?
No. No
existe una fórmula
absoluta para la
oración. Dios es muy
grande para atribuir más
importancia a las
palabras que al
pensamiento. Cuídense,
sobre todo, de no hacer
una de esas fórmulas
banales que se recitan
para aquietar la
conciencia. El
sentimiento es todo; la
fórmula nada
vale.
(Obra
citada, cap. XXXI, ítem
XVI)
D. ¿A qué
deberá el Espiritismo su
más poderosa
propagación?
A las
reuniones verdaderamente
serias; a ellas deberá
el Espiritismo su más
poderosa propagación. Al
unir a los hombres
honestos y de conciencia
recta, esas reuniones
impondrán silencio a la
crítica, y cuanto más
puras sean sus
intenciones, serán más
respetadas por sus
adversarios, porque
cuando la burla ataca al
bien, deja de provocar
risa y se vuelve
despreciable. (Obra
citada, ítem 341.)
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