WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
   
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 305 – 31 de Marzo de 2013

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Evangelio según el Espiritismo

Allan Kardec 

 (Parte 11)
 

Continuamos el estudio metódico de “El Evangelio según el Espiritismo”, de Allan Kardec, la tercera de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en abril de 1864. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Qué ocurre en la vida futura a los hombres ubicados en lo alto de la escala social y están dominados por el orgullo y la ambición?

B. ¿Cuál es la fuente de todos los males humanos?

C. ¿Qué le espera a aquél que se vale de su inteligencia para combatir la idea de Dios?

D. ¿Por qué el niño no se muestra, desde temprano, tal cual es?

Texto para la lectura

114. En verdad os digo: los que cargan sus fardos y asisten a sus hermanos son mis bienamados. Instruíos en la preciosa doctrina que disipa el error de las rebeliones y os muestra el objetivo sublime de la prueba humana. Así como el viento barre el polvo, que también el soplo de los Espíritus disipe vuestros resentimiento contra los ricos del mundo, que son a menudo muy miserables porque se encuentran sujetos a pruebas más peligrosas que las vuestras. (Cap. VI, ítem 6, el Espíritu de Verdad)

115. Amad y orad; sed dóciles a los Espíritus del Señor; invocadle desde el fondo de vuestros corazones. Él, entonces, os enviará a su hijo muy amado, para instruiros y deciros estas buenas palabras: Heme aquí; vengo a vosotros, porque me habéis llamado. (Cap. VI, ítem 7, el Espíritu de Verdad)

116. Dios consuela a los humildes y le da fuerza a los afligidos que se la piden. Su poder cubre la Tierra y, en todas partes, al lado de cada lágrima ha colocado un bálsamo que consuela. La abnegación y el sacrificio son una oración continua y encierran una enseñanza profunda. La sabiduría humana reside en esas dos palabras. (Cap. VI, ítem 8, el Espíritu de Verdad)

117. Tomad pues, por divisa estas dos palabras: sacrificio y abnegación, y seréis fuertes, porque ellas resumen todos los deberes que la caridad y la humildad os imponen. El sentimiento del deber cumplido dará reposo a vuestro espíritu y la resignación. El corazón late mejor, el alma se serena y el cuerpo ya no desfallece, porque el cuerpo se siente menos fuerte cuanto más profundamente es golpeado el espíritu.  (Cap. VI, ítem 8, el Espíritu de Verdad)

118. Al decir que el reino de los cielos es de los sencillos, Jesús quiso decir que a nadie le es concedido el ingreso en ese reino, sin la simplicidad del corazón y la humildad del espíritu, y que el ignorante que posea estas cualidades será preferido al sabio que cree más en sí que en Dios. En todas las circunstancias, Jesús coloca la humildad en la categoría de las virtudes que acercan a Dios, y el orgullo entre los vicios que alejan de Él a la criatura, y esto por una razón muy natural: porque la humildad es un acto de sumisión a Dios mientras que el orgullo es la rebelión contra Él.  (Cap. VII, ítem 2)

119. Dijo Jesús: “Gracias te doy, Padre mío, Señor del Cielo y de la Tierra, porque habéis ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, y por haberlas revelado a los sencillos y a los pequeños”  (Mateo, cap. XI, v. 25). Puede parecer extraño que Jesús de gracias a Dios por haber revelado estas cosas a los sencillos y a los pequeños, que son los pobres de espíritu, y por haberlas ocultado a los sabios y a los prudentes. Pero es necesario entender, que los primeros son los humildes, que se humillan ante Dios y no se consideran superiores a nadie. Los otros son los orgullosos, envanecidos de la sabiduría humana, que niegan a Dios o lo tratan de igual a igual. (Cap. VII, ítems 7 y 8)

120. Lo mismo sucede hoy con las grandes verdades reveladas por el Espiritismo. Algunos incrédulos se admiran de que los Espíritus realicen pocos esfuerzos para convencerlos. La razón es que estos últimos cuidan de preferencia a los que buscan la luz, de buena fe y con humildad, a aquellos que creen poseer toda la luz. (Cap. VII, ítem 9)

121. El poder de Dios se manifiesta en las cosas más pequeñas como en las más grandes. No pone la luz debajo del celemín, sino que la esparce en ondas por todas partes, de manera que sólo los ciegos no la ven. A esos no quiere Dios abrirles los ojos a la fuerza puesto que les agrada tenerlos cerrados. Les llegará su momento, pero es necesario que antes sientan las angustias de las tinieblas y reconozcan que es la Divinidad y no la casualidad quien hiere su orgullo. (Cap. VII, ítem 9)

122. Aquellos que se niegan a reconocer la verdad no tienen todavía la madurez del espíritu para comprenderla, ni corazón para sentirla. El orgullo es la catarata que les nubla la vista. ¿De qué sirve mostrar la luz a un ciego? Es necesario primero que se destruya en él la causa del mal. (Cap. VII, ítem 10)

123. La humildad es una virtud muy olvidada entre vosotros. Sin embargo, sin humildad, ¿podéis ser caritativos con vuestro prójimo? ¡Oh, no! porque este sentimiento nivela a los hombres, al decirles que todos son hermanos, que se deben ayudar mutuamente, y les conduce al bien. Sin humildad, sólo os adornáis con virtudes que no poseéis, como si trajeseis una vestimenta para ocultar las deformidades de vuestro cuerpo. (Cap. VII, ítem 11, Lacordaire)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Qué ocurre en la vida futura a los hombres ubicados en lo alto de la escala social y están dominados por el orgullo y la ambición?

Dijo Jesús: Aquél que se humille será ensalzado y aquél que se enaltezca será humillado. El Espiritismo sanciona esa enseñanza con el ejemplo, mostrándonos en la posición de grandes en el mundo de los Espíritus a quienes eran pequeños en la Tierra, y muchas veces muy pequeños, a los que en la Tierra eran los mayores y los más poderosos. Es que los primeros, al morir, llevaron consigo aquello que constituye la verdadera grandeza en el cielo y que no se pierde nunca: las virtudes, mientras que los otros tuvieron que dejar aquí lo que constituía su grandeza terrena y que no se lleva a la otra vida: la fortuna, los títulos, la gloria, el linaje por nacimiento. Al no poseer nada más que eso, llegan al otro mundo desprovistos de todo, como náufragos que todo han perdido, hasta sus propias vestimentas. Conservaron sólo su orgullo, que hace más humillante su nueva posición, porque ven situados sobre ellos y resplandecientes de gloria a los que ellos pisotearon en la Tierra.

El Espiritismo nos señala otra aplicación del mismo principio en las encarnaciones sucesivas, en las que aquellos que en una existencia ocuparon las más elevadas posiciones, descienden en la existencia siguiente a las peores condiciones, si fueron dominados por el orgullo y la ambición. (El Evangelio según el Espiritismo, capítulo VII, ítems 6 y 12.)

B. ¿Cuál es la fuente de todos los males humanos?

El orgullo, es la fuente de todos los males humanos. (Obra citada, capítulo VII, ítem 12.)

C. ¿Qué le espera a aquél que se vale de su inteligencia para combatir la idea de Dios?

Aquél que se vale de su inteligencia para destruir la idea de Dios y de la Providencia entre sus hermanos es comparable al hombre que levanta contra su señor la azada que le fue confiada para remover el terreno. ¿Tiene derecho al salario prometido? ¿No merece, por el contrario, ser expulsado del jardín? Pues así ocurrirá, porque tal persona atravesará existencias miserables y llenas de humillaciones, hasta que se incline ante Aquél a quien todo debe. La inteligencia es rica en méritos para el porvenir, pero bajo la condición de ser bien empleada. Lamentablemente, muchos la vuelven instrumento de orgullo y de perdición contra sí mismos. (Obra citada, capítulo VII, ítem 13.)

D. ¿Por qué el niño no se muestra, desde temprano, tal cual es?

Todo es sabiduría en las obras de Dios. El niño necesita cuidados especiales, que sólo la ternura materna le puede dar, ternura que crece ante la debilidad e ingenuidad de la criatura. Para una madre, su hijo es siempre un ángel y así es necesario que sea, para cautivar su atención. Ella no hubiera podido tenerle la misma devoción si, en vez de la gracia ingenua, reconociese en él, bajo los rasgos infantiles, un carácter viril y las ideas de un adulto, y mucho menos si conociese su pasado. He ahí por qué el Espíritu del niño viste temporalmente la túnica de la inocencia, la pureza y la sencillez. (Obra citada, capítulo VIII, ítems 3 y 4.)

 
 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita