WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Especial Português Inglês    
Año 7 322 – 28 de Julio de 2013
EUGÊNIA PICKINA
eugeniapickina@gmail.com     
Campinas, SP (Brasil)
 
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Eugênia Pickina

Alzheimer y el Espiritismo: algunas consideraciones


La enfermedad de Alzheimer, descrita clínicamente como una demencia degenerativa primaria, cuyo principal síntoma es la pérdida progresiva de las funciones mentales, afecta en todo el mundo a millones de personas; y la Organización Mundial de Salud (OMS) prevé que el número de casos de demencia entre los ancianos irá a doblarse hasta 2050.

En Brasil, la estimación es que la enfermedad alcance hoy 1,2 millones de personas con más de 65 años. Y el número de casos va a más que doblar hasta 2030, en consonancia con la Asociación Brasileña de Alzheimer (ABRAZ).

Entre las enfermedades que provocan demencia en la población anciana, los especialistas esclarecen que el Alzheimer es el más común, y según la presidente de la ABRAZ, Fernanda Paulino, “la enfermedad no tiene cura, pero el tratamiento en las fases iniciales de la enfermedad puede postergar un año los síntomas y complicaciones”. 

Histórico y concepto - La enfermedad de Alzheimer fue descrita por el psiquiatra neuropatólogo Alois Alzheimer en 1906. Al hacer una autopsia, el médico alemán descubrió en el cerebro muerto lesiones que nadie nunca había visto antes: se trataba de un problema de dentro de las neuronas (las células cerebrales), los cuales aparecían atrofiados en varios lugares del cerebro, y llenos de placas extrañas y hebras retorcidas, enroscadas unas en las otras.

La enfermedad de Alzheimer, también conocida como demencia, erróneamente llamada por la población como “esclerosis” o vejez, es una enfermedad degenerativa del cerebro, cuyas células se deterioran (neuronas) de forma lenta y progresiva, provocando una atrofia del cerebro. En consecuencia, la memoria y el funcionamiento mental son afectados, y otros problemas toman curso como confusión, cambios de humor y desorientación en el tiempo y en el espacio.

Aunque la enfermedad de Alzheimer no sea contagiosa ni infecciosa, ella hace disminuir la capacidad de la persona se cuidarse (de sus necesidades cotidianas), de gestionar su vida emocional, profesional etc. y, por eso, la hace dependiente de la ayuda ajena para realizar hasta incluso las tareas básicas como higiene personal y alimentación.

Causas - La causa de la enfermedad de Alzheimer aún no es conocida por la medicina ortodoxa. Hay diversas teorías, pero de concreto hasta ahora se acepta que sea una enfermedad genéticamente determinada, no necesariamente hereditaria (transmisión entre familiares).

Síntomas - Es posible dividir la enfermedad en tres fases: inicial, intermedia y terminal.

Fase inicial. La enfermedad comienza, generalmente, entre los 40 y 90 años. En el comienzo son los pequeños olvidos, usualmente aceptados por los familiares como parte del proceso normal de envejecimiento, pero que van agravándose de forma gradual. Conocedor de estos olvidos, el individuo puede hacerse confuso, agresivo y aún viviendo disturbios de conducta, ansiedad y depresión.

Se verifica la pérdida de la memoria reciente, dificultad para aprender y retener nuevas informaciones, disturbios de lenguaje, dificultad progresiva para las tareas de la vida diaria, falta de cuidado con la apariencia personal, irritabilidad, desorientación. En esta fase, sin embargo, los pacientes aún  permanecen alertas y presentan buena calidad de vida social.

Fase intermediaria. El paciente se hace incapaz de aprender y retener nuevas informaciones, pasando a depender cada vez más de terceros. Tienen inicio las dificultades de locomoción, la comunicación se hace inviable y pasa a exigir cuidados y supervisión integral, incluso para las actividades rutinarias como alimentación, higiene, vestuario etc. Se inicia también la pérdida del control de la vejiga (incontinencia).

Fase final. El paciente queda incapaz de andar (restringido al lecho), no habla más y vive la pérdida del control de la vejiga y del intestino; hay dificultades para tragar alimentos, evolucionando para uso de sonda intestinal o del estómago. Con eso, crece el riesgo de neumonía, desnutrición y úlceras por estar encamado.

En la mayoría de las veces, con todo, la causa de la muerte se relaciona a factores conectados a la edad avanzada y no necesariamente a la enfermedad propiamente dicha.

En otras palabras, por ser el mal de Alzheimer una enfermedad terminal que causa un deterioro general de la salud, la causa más frecuente es la neumonía, porque a medida que la enfermedad progresa el sistema inmunológico se deteriora, y surge pérdida de peso, que aumenta el riesgo de infecciones de la garganta y de los pulmones.

Diagnóstico - No existe una prueba específica que confirme de manera incuestionable la enfermedad. El diagnóstico cierto de la enfermedad de Alzheimer sólo puede ser hecho por examen del tejido cerebral obtenido por biopsia o necropsia. De este modo, el diagnóstico probable (y no invasivo) es hecho excluyendo otras causas de demencia por la historia (depresión, pérdida de memoria asociada a la edad), exámenes de sangre (hipotiroidismo, deficiencia de vitamina b), tomografía o resonancia (múltiples infartos, hidrocefalia) y otros exámenes. 

Hay algunos marcadores, generalmente identificados a partir del examen de sangre, como la apolipoproteína Y (APOE), cuyos resultados pueden mostrar oportunidad aumentada de enfermedad de Alzheimer y son valiosos en investigación, pero no son útiles para diagnóstico individual. Es obvio que eso no impide que marcadores más sensibles vayan a surgir en el futuro.

Tratamiento - La llamada “medicina ortodoxa” (convencional) considera no tener tratamiento curativo para la enfermedad de Alzheimer, es decir, la terapia busca el control de los síntomas, siendo que las medicaciones más empleadas han sido los anticolinesterásicos, al menos de momento.

Además de eso, sin desobedecer al itinerario propuesto por la medicina ortodoxa, el paciente puede buscar apoyo en la medicina energética (homeopatía y/o terapia floral) y que puede ser administrada como instrumento de prevención de gravedad; sin olvidar la actuación de esta medicina (aquí especialmente la terapia floral) en el alivio del sufrimiento del cuidador de la persona con la enfermedad de Alzheimer.

Alzheimer y Espiritismo - Estudios desarrollados por la Asociación Médico-Espírita de Brasil orientan hipótesis de causas espirituales para el hecho de la enfermedad de Alzheimer, tales como la rigidez de carácter, la culpa, procesos obsesivos graves, la depresión y los sentimientos enfermizos – odio y amargura – especialmente cuando son mantenidos a medio y largo plazo.

Medidas preventivas - Las medidas preventivas más recomendadas son el cuidado con la salud física y emocional, el trabajo intelectual, inclusive con la sugerencia de prácticas como rompecabezas, palabras-cruzadas, actividades artísticas, aprendizaje de idiomas, entre otras, y, especialmente, el interés por una vida psicológica, nutrida por valores y objetivos elevados – en nítida oposición a un existir auto-centrado.  

Aún, mientras la necesidad de trabajo intelectual exige la atención con tareas cognitivas y mnemónicas, los procesos obsesivos, los cuadros depresivos y la rigidez de carácter (intolerancia, impaciencia etc.), entre otras, por su parte reclaman la necesidad de asumir el individuo la propuesta de auto-iluminación – de esta manera, y para nosotros espíritas, eso implica el estudio doctrinario (y las lecturas edificantes), la frecuencia, si es posible semanal, a la casa espírita para tratamiento con pases y agua fluidificada y el ejercicio de la caridad, que, al lado de la oración, fortalece nuestra inmunidad espiritual.

Por fin, las graves dificultades emocionales sirven bien a la praxis de la psicoterapia. Esta última promueve el auto-examen y, de forma lúcida,  ayuda en la superación de los dolores del alma, en el dominio esclarecido de los “enemigos” internos.

Informaciones finales - A buen seguro el aumento del número de casos de enfermedad de Alzheimer en la actualidad es una alerta a todos nosotros, principalmente si nutrimos una vida poco fecunda para nuestro propósito evolutivo, es decir, cuando no prestamos atención a los objetivos reales de nuestro programa reencarnatorio.

No podemos ignorar que la enfermedad de Alzheimer, por encima de todo, es una enfermedad que tiene resonancia con una soledad sombría y negativa, por cuanto el portador de esa enfermedad pasa a vivir aislado en sí mismo. Y eso porque ese mal – el mal de Alzheimer – infelizmente “aniquila la vivencia del tiempo para el cuerpo, porque este no obedece al control del Espíritu” (Iso Jorge Teixeira).

De otro lado, es importante destacar que en una entrevista concedida a la Asociación de Divulgadores de Espiritismo de Portugal, en 2009, cuando preguntaron a Divaldo Franco  qué es lo que los Espíritus le decían sobre la cura del cáncer, del SIDA y del Alzheimer, el eminente orador respondió: “me informan que, de momento, esas enfermedades son una necesidad para nuestro proceso de auto-iluminación”.

Así, sin olvidar la condición de nuestro tiempo de transición, deberemos nosotros, los espíritas, mirar el futuro con esperanza y, así, trabajemos para que la salud sea también una de las claras señales del amor en la edificación de un destino humano bello y feliz. 

 

Referências

Doenças genéticas: Alzheimer. LEITE, Leonardo. Disponível em www.ghente.org/ciencia/genetica/alzheimer.htm

Associação Brasileira de Alzheimer – www.abraz.org.br

Associação Médica Espírita de São Paulo (AME) – www.amesaopaulo.org.br 


Nota da autora:
 

La película canadiense “Lejos de ella” (Away from her, 2006) trata de manera sensible el problema de una pareja que pasa a vivir el drama del Alzheimer en su vejez.
 

 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita