Se considera la
existencia de vida
orgánica en diferentes
mundos del Universo uno
de los postulados
básicos de la Doctrina
Espírita. En un
comentario a la
respuesta dada a la
cuestión 55 del Libro de
los Espíritus, Allan
Kardec así se expresa:
Dios pobló de seres
vivos los mundos,
concursando todos esos
seres para el objetivo
final de la Providencia.
Creer que sólo los haya
en el planeta que
habitamos es dudar de la
sabiduría de Dios, que
no hizo cosa alguna
inútil. Cierto, a esos
mundos ha de Él haber
dado un destino más
serio del que
recrearnos la vista. De
hecho, nada hay, ni en
la posición, ni en el
volumen, ni en la
constitución física de
la Tierra, que pueda
inducir a la suposición
de que ella goce del
privilegio de ser
habitada, con exclusión
de tantos miles de
millones de mundos
semejantes.
Ese indiscutible
principio del
Espiritismo se reviste
de discusiones y
controversias,
originadas sobre todo de
informaciones
mediúmnicas,
particularmente sobre
pormenores de las
características físicas
y del modo de vida fuera
de nuestro planeta. En
la época de nuestro
Codificador, algunas
psicografías
excesivamente
fantasiosas generaron
confusión acerca del
asunto. Posteriormente,
mensajes mediúmnicas
versando sobre el tema
fueron blanco de
críticas por
posicionarse en contra
de las evidencias
científicas.
En la edición del
periódico Hoja
Espírita en agosto
de 1976 (texto
reproducido en el libro
Lecciones de
Sabiduría), Chico
Xavier fue interrogado
en cuanto a los
descubrimientos de las
naves espaciales Viking
1 y 2 que mostraron no
existir en Marte vida
tal cual informaban
algunos mensajes
mediúmnicos recibidos
por él. Respondió
nuestro querido Chico
que tales mensajes
mediúmnicos se referían
probablemente a la
vida en la dimensión
espiritual, intensa
en regiones que el
hombre físico designe
como despobladas.
Lo que Chico Xavier dijo
al respecto
– Preguntado
específicamente en
cuanto al mensaje del
Espíritu Humberto de
Campos recibido en 1939,
en el cual el benefactor
desencarnado describe
organizaciones dichas
marcianas con
sofisticada tecnología,
Chico así se expresa:
Humberto de Campos, en
la Espiritualidad,
siempre revela desde el
principio de los
comunicados de él, por
nuestro intermedio,
admirable lucidez. Mucho
más razonable admitir
que el error, en el
asunto, si hubo error,
debe ser atribuido a mi
liviandad o impericia,
en el trato de la
mediumnidad, por cuanto,
en el inicio de la tarea
mediúmnica era yo una
persona con muchas
preocupaciones sobre la
vida en otros planetas.
Prosiguiendo en la
respuesta, Chico vuelve
a referirse a la
posibilidad de que tales
descripciones se
refieran a la
dimensión espiritual,
donde la vida existe en
vibraciones desconocidas
de la ciencia académica.
Y concluye el médium:
A pesar de eso,
conservando esa certeza
íntima e intransferible,
puedo preguntar
tranquilamente a mí
mismo si en 1939, con
una diferencia de
treinta y siete años en
mis experiencias de
trabajo, no habré
interferido
inconscientemente en la
psicografia del mensaje
de nuestro distinguido
escritor, cambiando
nombres o situaciones,
sin la mínima intención
de entrometerme en las
transmisiones que venían
de el.
La admirable respuesta
de Chico denota nobleza
y profunda rectitud de
carácter y una vez más
llama la atención de los
estudiosos de la
Doctrina Espírita para
la compleja interacción
Espíritu/Médium. Siendo
así, todos nosotros, a
no reportar a detalles
de esa posible biología
cósmica, debemos
ponderar bastante, sobre
el riesgo de volvernos
fantasiosos y
divulguemos
informaciones
equivocadas.
Evidencias de vida fuera
de la Tierra
– ¿Qué ha dicho la
ciencia oficial acerca
del tema? Una importante
contribución sobre el
asunto fue dada
recientemente por
Hernani L. S. Maia,
profesor de química de
la Universidad de Minho,
en Portugal, a través
del libro Origen de
la Vida: Recientes
Contribuciones para un
Modelo Científico.
Reproducimos abajo las
principales
consideraciones de esa
obra.
No se encontró, hasta el
momento, ninguna forma
de vida, en el sistema
solar, excluyendo
nuestro orbe. Fragmentos
de suelo recogidos de la
Luna y de Marte nada
encontraron. Fotografías
de diferentes astros
tampoco identificaron
nada. Ningún científico
cree que puedan existir
formas de vida
complejas, inteligentes
(como la humana), en el
sistema solar, pero no
excluyen la posibilidad
de la existencia de
formas rudimentales de
vida, microscópicas.
En cuanto a la evidencia
de vida orgánica fuera
del sistema solar, nada
existe de palpable. Se
cree que un número
considerable de planetas
pueda tener las mismas
características físicas
de la Tierra, en
condiciones de abrigar
formas de vida que
puedan asemejarse a la
nuestra, pero eso no
pasa de conjeturas, sin
ninguna evidencia
científica.
Y en cuanto al sistema
solar, con sus ochos
planetas y algunos
satélites, ¿cuáles son
las evidencias
recogidas?
Son las siguientes:
Primera:
moléculas orgánicas,
como aminoácidos,
azúcares y bases
nitrogenadas existen en
los cometas y en el
espacio interestelar.
Ese fue uno de los
mayores descubrimientos
de las últimas décadas.
Los compuestos químicos
encontrados en los seres
vivos existen fuera de
la Tierra. Cerca de 140
moléculas orgánicas
fueron detectadas
flotando por el espacio
interestelar. Tales
hallazgos llevaron al
resurgimiento de la
hipótesis de la
Panspermia Cósmica,
según la cual la vida en
la Tierra podría haberse
originado en otros
planetas.
La teoría de Leslie
Orgel y Francis Crick –
El astrónomo inglés
Frederick Hoyle defendió
que las “esporas de la
vida” forman parte de
las nubes interestelares
y que los cometas serían
depósitos de estas
esporas,
transportándolas hasta
los planetas cuando
ellos se chocan. Los
microrganismos
originales habrían
llegado a la Tierra a
bordo de un cometa.
A mediados de 1970,
Leslie Orgel y Francis
Crick, dos renombrados
científicos, propusieron
que la vida habría
surgido en la Tierra por
medio de esporas
transportadas por una
nave espacial. Esta nave
habría sido enviada por
seres inteligentes
alienígenas para
colonizar nuestro
planeta. Tal idea fue
blanco de muchas
discusiones y tuvo gran
impacto entre los
amantes de la ficción
científica, en una época
en que se hablaba mucho
de OVNIs y de
extraterrestres. Sin
embargo, no pasaba de
mera especulación, hasta
porque no había ni hay
ninguna evidencia de la
existencia de seres
vivos inteligentes fuera
de la Tierra. Esas ideas
obviamente no encuentran
aceptación en el seno de
la comunidad científica,
sin embargo la
posibilidad de que las
moléculas orgánicas
traídas por meteoritos
puedan estar
relacionadas con la
aparición de los
primeros seres vivos en
la Tierra viene siendo
considerada seriamente.
Ahora, si existen
moléculas orgánicas en
el espacio o circulando
juntamente con los
cometas, la vida podría
haberse originado en
otros lugares.
Curiosamente los
Espíritus Superiores,
respondiendo a la
indagación del número 45
de El Libro de los
Espíritus, dijeron
que los elementos
orgánicos, antes de la
formación de la Tierra,
se encontraban, por así
decir, en estado de
fluido en el espacio, en
medio de los Espíritus o
en otros planetas
esperando la formación
de la Tierra para
comenzar una nueva
existencia en un nuevo
globo.
Segunda:
el descubrimiento de
seres vivos,
principalmente
bacterias, que viven en
condiciones inhóspitas –
denominados
extremófilos.
¿Que es necesario para
que haya vida?
– El descubrimiento de
los extremófilos mostró
que la vida puede
existir fuera de las
condiciones que hasta
entonces se creía fueran
indispensables, como
acidez próxima de la
neutralidad (pH 7),
temperaturas de cerca de
37ºC, fuerza iónica
semejante a la de
nuestra sangre, presión
de una atmósfera,
presencia de oxigeno y
ausencia de radiación.
El descubrimiento de
microrganismos capaces
de violar esa “creencia”
vino a mostrar que la
vida puede existir lejos
de la energía solar y en
ambientes muy diferentes
de aquellos que se
pensaba sean necesarios
a la evolución
biológica.
También en este
particular encontramos
referencias en la obra
kardecista. En los ítems
56 a 58 de El Libro
de los Espíritus,
los Espíritus Superiores
dijeron que, siendo
diferente la
constitución física de
los mundos, igualmente
diferentes deben ser los
seres que habitan esos
mundos.
Tercera:
hay fuertes evidencias
de existencia de agua,
condición primordial
para la vida, como la
conocemos, en otros
astros. Los científicos
están prácticamente
convencidos de que
existe agua en estado
sólido en la Luna, en
Marte y en Europa, uno
de los satélites de
Júpiter. En Europa se
aventura incluso la
posibilidad de que el
agua exista en estado
líquido. Si en la Tierra
son encontrados
micro-organismos que
viven en condiciones tan
desfavorables, es bien
posible que en lugares
como las cascos polares
de Marte los océanos
helados de las lunas de
Júpiter o aún los
posibles mares de metano
y etanol de Titán
(satélite de Saturno)
puedan, ahora, ser
hallados habitantes de
especies extremófilas.
Concluyendo, la ciencia
convencional avanza en
sus investigaciones y
nosotros espíritas
aguardamos serenamente
que llegue el día en que
se proclamará la
existencia de formas de
vida orgánica fuera de
nuestro planeta.
Estamos convencidos de
que ese día llegará.
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