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Año 7 350 – 16 de Febrero de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

 

Delante de Dios


Fue en septiembre de 1996 que vino a lumbre Delante de Dios, la primera obra de autoría de Erick, seudónimo utilizado por el ilustre escritor brasileño, que la transmitió por intermedio de la médium Célia Xavier de Camargo, nuestra compañera de redacción en esta revista y en el periódico “El Inmortal”.

Seis años y medio después, en marzo de 2003, el mismo autor nos regaló con la novela Las Campanas Tocan, igualmente psicografada por Célia Xavier de Camargo, hecho que volvió a repetirse en noviembre de 2013 con el lanzamiento de la novela El Sol volvió a brillar, psicografada por la misma médium.

Leyendo obras así no es difícil percibir la importancia del libro espírita, incluyendo ahí la novela, en la formación de una mentalidad cristiana, absolutamente necesaria en el proceso de cambio del mundo donde vivimos, en lo cual, si atentamos bien para las palabras predichas por Jesús, el Evangelio del reino será, un día, enseñado en todos los lugares. Que ese día está muy lejos, todos sabemos, pero las providencias preliminares para que eso se realice ya fueron iniciadas. 

El contenido de la primera obra de Erick tiene una importancia que el lector ciertamente no imagina. Para comprenderla sería necesario leerla.

La visión que Erick-encarnado tenía de la vida y del mundo es totalmente diversa de la visión de Erick-desencarnado.

Inconformado con las mancillas, las desigualdades y las injusticias de la sociedad terrena, Erick-hombre rechazara, inicialmente, la idea de Dios y, por consecuencia, todo cuanto transcurriese de aquello que llamamos fe.

Después de desencarnado, él percibió con los propios ojos que la vida y el mundo obedecen a un planeamiento meticuloso, y en él es fuerte la presencia del Creador y de los Bienhechores espirituales que la bondad del Padre permite que asistan las personas, las familias y las instituciones, a fin de que no nos apartemos del rumbo que es necesario seguir para que cumplamos bien las obligaciones asumidas.

Uno de los puntos claves del libro Delante de Dios es cuando el ex–ateo y ex-materialista recibe y comprende las informaciones pertinentes a la ley de la reencarnación. Vale la pena reproducir ese pasaje:

Cierto día, durante las clases del curso, el instructor nos hablaba sobre la ley de la reencarnación. Acompañaba la lógica de la exposición y todo me parecía tan claro que no contuve el comentario:
- Las explicaciones que aquí recibimos son sencillas, cristalinas y de una coherencia irrefutable. Tenemos condiciones ahora de analizar la grandeza de Dios y entenderle los propósitos. Pero, yo me pregunto: si estos conocimientos son tan importantes para el Espíritu y para su vivencia, ¿por qué no ministrarlos a los que aún están encarnados? ¿Para la inmensa cuantidad de seres que aún se debaten con las realidades y dificultades de la existencia terrena y que con estas enseñanzas podrían modificar el curso de sus vidas?
El instructor me miraba sereno, mientras oía mis ponderaciones. Después de una pausa, concluí:
-    Creo que tales conocimientos irían revolucionar la faz del mundo. (Delante de Dios, cap.3, pág. 33.)

Fue entonces que el orientador que lo oía sonrió y explicó que tales informaciones ya habían sido llevadas a los hermanos encarnados en la Tierra desde el lejano mes de abril de 1857, con el lanzamiento en Paris de la principal obra de Kardec, El Libro de los Espíritus, hecho que Erick ignoraba por completo, no por jamás tener oído hablar de Espiritismo, pero sí por no dar   ninguna atención a los temas pertinentes a las cuestiones espirituales, como él propio informó:

Sí, ya oyera hablar de Espiritismo, pero jamás le dio importancia. Cualquier asunto que dijera respecto a religión, cualquier que fuera ella, estaba proscrito de mi diccionario. Cuanto a la religión espírita, yo iba más lejos: tenía profundo desprecio e indiferencia por todos aquellos que se decían sus adeptos. (Ídem, íbidem, pág. 35.)

Que existen muchos Ericks por aquí, no tengamos duda. Esperamos, no obstante, que no sea necesario que desencarnen para que cambien la visión con respecto a la vida, al mundo y, principalmente, a Dios, nuestro Creador, a quien todo debemos.




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita