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Año 7 352 – 2 de Marzo de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 
 

Donde hay verdadera fraternidad, el orgullo es una anomalía


No es difícil conocer la cualidad de una fruta cuando estamos en el mercado delante de un puesto de frutas. En el caso de la sandía, para convencer el cliente, muchos vendedores tienen la costumbre de ofrecer un pedazo de la fruta y entonces, al experimentarla, el paladar no deja nadie en duda.

En lo que se refiere a la cualidad de la sociedad donde vivimos, la comparación se hace a través de los ejemplos que deparamos a cada momento.

En el día 12 de febrero, miércoles, en un partido de fútbol disputado en Huancayo, Perú, todas las veces que el jugador Tinga, del Cruzeiro, tocaba en la pelota, los hinchas del equipo Real Garcilaso imitaban sonidos de monos, un episodio de racismo que repercutió en el mundo del fútbol aquí y fuera de Brasil, suscitando hasta mismo una manifestación pública de la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, y del gobierno de Perú, que clasificaron de “lamentable” el incidente.

En el miércoles anterior, día 5, una profesora universitaria, docente en la PUC-Rio, puso en Facebook una foto de un hombre de bermuda y musculosa, agregándole la siguiente frase:  “¿aeropuerto o estación de autobuses?. A los que no saben, explicamos: PUC-Rio es la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro, una institución de enseñanza que prestó y viene prestando relevantes servicios a la educación en nuestro País.

El contenido de los comentarios que fueron colocados en la misma página con relación a la frase de la profesora envolvió, igualmente, críticas a la presencia de pasajeros pobres en los vuelos. “El ‘glamour’ fue para el espacio”, escribió el rector de la Universidad Federal de la Provincia de Rio de Janeiro (UNIRIO), al que la profesora respondió: “¡Caramba, pero para ‘glamour’ le falta muchooo!!!! Está más para estiva”.

En seguida, otra profesora universitaria, también de la PUC-Rio, agregó: “¿Y sabes lo que es peor? Cuando ese tipo de pasajero sienta exactamente a su lado y se queda rozando el brazo velludo en el suyo, porque – es obvio – no respeta (o no cabe) en los límites de su asiento”.

El hecho repercutió en la mencionada red social y fue, de inmediato, censurado por miles de personas, justamente inconformadas con la absurda manifestación de prejuicio social expresa – por increíble que parezca – por tres profesores universitarios. (Para saber más sobre el asunto, basta acceder en http://educacao.uol.com.br/noticias/2014/02/06/professores-universitarios-postam-no-facebook-critica-contra-pobre-en-aviao.htm/.)

                                                         * 

Toda forma de prejuicio – racial, social, religioso – es hija preferida del orgullo, que es, como se sabe, la fuente de todos los males. Por lo menos es así que Adolfo, ex obispo de Argel, escribió en un mensaje publicado en El Evangelio según el Espiritismo, cap. VII, ítem 12, que adelante parcialmente transcribimos:

No podéis ser felices, sin mutua benevolencia; pero, ¿cómo puede la benevolencia coexistir con el orgullo? El orgullo, he aquí la fuente de todos vuestros males.

Aplicaos, por lo tanto, en destruirlo, si no le quisiereis perpetuar las funestas consecuencias. Un único medio se os ofrece para eso, pero infalible: tomad para regla invariable de vuestro proceder la ley del Cristo, ley que tendéis repelido o falseado en vuestra interpretación.

¿Por qué habéis de tener en mayor estima lo que brilla y encanta los ojos, que lo que toca el corazón? ¿Por qué hacéis del vicio en la opulencia objeto de vuestras adulaciones, al paso que desdeñáis del verdadero merito en la obscuridad? Se presente en cualquier parte un rico burlón, perdido de cuerpo y alma, y todas las puertas se le abren, todas las atenciones son para él, mientras al hombre de bien, que vive de su trabajo, mal se dignan todos de saludarlo con aire de protección.

Cuando la consideración dispensada a los otros se mide por el oro que poseen o por el nombre que usan, ¿qué interés pueden ellos tener en corregirse de sus defectos? (Adolfo, obispo de Argel, Marmande, 1862.)

Relativamente al orgullo debemos todos tener presente la siguiente frase que integra los Prolegómenos d’ El Libro de los Espíritus. “El orgullo y la ambición serán siempre una barrera erguida entre el hombre y Dios”.

En cuanto no haya entre nosotros, seres humanos, el sentimiento real de fraternidad, es obvio que el orgullo continuará imperando y, como consecuencia, veremos aquí y allí actos de racismo, como el que ocurrió con el jugador Tinga, y de prejuicio social en contra los no ricos, la que nos referimos arriba.

Cuando, sin embargo, la fraternidad en el seno de los pueblos sea de hecho una realidad, podremos repetir la frase que Allan Kardec insirió en la parte III de la Conclusión d ’El Libro de los Espíritus.“ Donde hay verdadera fraternidad, el orgullo es una  anomalía”. Fue ésa la frase que escogemos para dar título a este texto.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita