Recuerda Jorge Andréa
que el procesamiento de
la aproximación
madre/futuro hijo va a
obedecer a una coyuntura
vibratoria de
afinidades, de
sintonías, de verdadera
hipnosis, con
influencias mutuas
(madre y reencarnante),
de un mecanismo
originario de vidas
pasadas.
Escribió André Luiz:
Hijos y padres,
indudablemente, aún
incluso cuando se
cataloguen distantes
unos de los otros, bajo
el punto de vista moral,
guardan siempre afinidad
magnética entre sí.
i
Eventualmente Espíritus
no vinculados a
determinadas familias
pueden ser encaminados a
ellas, atendiendo a
objetivos que atienden
al progreso de todos.
Kardec comenta a ese
respecto:
Dios permite que, en las
familias, ocurran esas
encarnaciones de
Espíritus antipáticos o
extraños, con el doble
objetivo de servir de
prueba para unos y, para
otros, de medio de
progreso. Así, los malos
se mejoran poco a poco,
al contacto de los
buenos y por efecto de
los cuidados que se les
dispensan. El carácter
de ellos se debilita,
sus costumbres se
filtran, las antipatías
se desvanecen. Es de ese
modo que se opera la
fusión de las diferentes
categorías de Espíritus.
ii
5 - ¿Como reencarnamos?
La ley general de
evolución establece
principios básicos que
guían el proceso
reencarnatorio: un
automatismo
biológico-espiritual
preside el proceso.
Recuerda André Luiz que:
[...] reencarnaciones y
desencarnaciones, de
modo general, obedecen
simplemente a la ley.
Hay principios
biogenéticos orientando
el mundo de las formas
vivas a la del
renacimiento físico, y
principios
transformadores que
presiden a los fenómenos
de la muerte, en todos
los sectores de
manifestación. iii
Esos “principios
biogenéticos”, citados
por el autor espiritual,
siguen, en la especie
humana, una línea más o
menos definida,
particularizada en los
procesos siguientes:
1 – Embotamiento y
debilitamiento general
de la entidad me vías de
reencarnar con
miniaturización de su
cuerpo espiritual.
Un evento constituyente
de la fisiología
reencarnatoria es el
restringimiento del
cuerpo espiritual del
Espíritu reencarnante.
Leon Denis elucida:
La reencarnación se
realiza por aproximación
graduada, por
asimilación de las
moléculas materiales al
periespíritu, el cual se
reduce y se condensa
[...] iv
La condición de sopor y
flaqueza del Espíritu en
vías de reencarnar y la
necesidad imperiosa de
vincularse una vez más a
los fluidos pesados del
planeta se acompañan de
reducción “volumétrica”
del cuerpo espiritual,
que se debe, según André
Luiz, a una disminución
de los espacios
intermoleculares. v
André Luiz, refiriéndose
a la reducción del
periespíritu, dice:
Los candidatos a la
reencarnación, sin
superioridad suficiente
de modo a supervisarla
con su propio criterio y
distantes de la
inferioridad primitiva
que de ellos haría
esclavos absolutos de la
herencia física, son
admitidos a
instituciones-hospitales
en que magnetizadores
desencarnados, bastante
competentes por la
nobleza íntima, si
incumben de aplicarles
fluidos balsámicos que
los adormezcan, por
periodos variables, de
conformidad con la
evolución moral que
enuncien, a fin de que
los principios
psicosomáticos se
adapten a una justa
reducción, en bases a la
sueñoterapia. vi
2 - Vinculación psíquica
a una mujer en
condiciones
reproductivas con quién
guarda relaciones de
afinidad y asimilación
de la entidad
miniaturizada por el
centro genésico de la
futura madre.
Después de la reducción
del cuerpo espiritual,
estando la
individualidad junto al
campo magnético de la
futura madre, el
intercambio fluídico
entre ellos va a
intensificarse. Las
energías psíquicas del
reencarnante pasan a
disminuirse
progresivamente
dirigiéndose para la
región del aparato
genital femenino.
André Luiz esclarece:
La reencarnación, tanto
en cuanto a la
desencarnación, es un
choque biológico de los
más apreciables. Unido a
la matriz generadora del
santuario materno, en
búsqueda de una nueva
forma, el periespíritu
sufre la influencia de
fuertes corrientes
electromagnéticas, que
le imponen la reducción
automática. Constituido
a la base de principios
químicos semejantes, en
sus propiedades, al
hidrógeno, a expresarse
a través de moléculas
significativamente
distanciadas unas de las
otras, cuando es
conectado al centro
genésico femenino
experimenta una
expresiva contracción, a
la manera del indumento
de carne bajo una carga
eléctrica de elevado
poder. Se observa,
entonces, la reducción
volumétrica del vehículo
sutil por la disminución
de los espacios
intermoleculares. Toda
materia que no sirve al
trabajo fundamental de
refundición de la forma
es devuelta al plano
etéreo, ofreciéndonos el
periespíritu ese aspecto
de desgaste o de mayor
fluidez. vii
3 – Generación de un
campo magnético por el
Espíritu reencarnante,
con selección magnética
de los gametos, unión a
la célula óvulo y
generación de la forma
fetal.
La individualidad
reencarnante, con su
cuerpo espiritual
miniaturizado, acoplada
al centro genésico de la
futura madre, genera un
campo magnético, de peso
fundamental, en la
selección de los gametos
que formarán su futuro
cuerpo, en la
fecundación y en el
desarrollo
embrionario/fetal. El
psiquismo del Espíritu
que vuelve a la
superficie planetaria,
retratando su condición
evolutiva, su identidad
personal, sus gustos y
tendencias, virtudes y
adicciones, y su
necesidad de progreso se
proyecta en el espacio
donde los fenómenos
reproductivos se darán,
participando activamente
de la fisiología
reencarnatoria.
¿Cómo actúa, entonces,
el Espíritu? La conexión
inicial de la entidad
reencarnante con su
cuerpo espiritual
miniaturizado será al
óvulo materno (gameto
femenino). Los ovarios
de la mujer poseen cerca
de 400 mil óvulos cuando
la primera menstruación.
Mensualmente, un óvulo
(los ovarios se alternan
cíclicamente), por
influencia de hormonas
liberadas por la
glándula hipófisis,
sufre proceso de
maduración y es liberado
por el ovario, siendo
recogido por la trompa
uterina. Los científicos
admiten, hasta entonces,
que la ovulación sea un
proceso aleatorio, o
sea, no son conocidos
los factores que
determinan cual óvulo,
en detrimento de
otros, sufrirá proceso
de maduración y
liberación. Ese proceso,
sin embargo, no es
aleatorio. El psiquismo
reencarnante, vía su
campo magnético, se
sintoniza con el gameto
femenino cuyo conjunto
de genes se identifica
con sus características
personales, o sea, su
identidad espiritual,
donde se reflejan, de
forma automática, sus
necesidades evolutivas.
Las energías de la
entidad reencarnante
proyectadas en el óvulo
“seleccionado”, va a
magnetizar esa célula,
disparando el mecanismo
fisiológico conocido por
la biología reproductiva
como ovulación.
Proceso idéntico va a
ocurrir en cuanto a la
“selección” del gameto
masculino. En la
ejecución humana,
millones de
espermatozoides disputan
el privilegio de unirse
al gameto femenino al
término de la disputada
carrera, a través del
aparato genital
femenino. ¿Cuál
espermatozoide vencerá
la carrera? ¡El más
apto, afirman los
investigadores! En
verdad, vencerá la
carrera el
espermatozoide que carga
en sus veintitrés
cromosomas los genes que
sintonizan con el
psiquismo reencarnante.
Final del proceso
Al fin de la carrera,
que se da, por regla, en
el tercio posterior de
la trompa uterina,
espermatozoide (cargando
23 cromosomas) y óvulo
(igualmente con sus 23
cromosomas) funden sus
núcleos, dando origen a
la célula huevo, con los
46 cromosomas de la
especie humana. En ese
instante, el Espíritu
reencarnante concentra
sus energías en la
célula que acaba de
formarse, uniéndose,
entonces, de forma más
ostensiva, a la
dimensión material.
Al término de la
fecundación, con la
constitución de la
célula huevo, se inicia
el proceso de
multiplicación celular,
que redundará en la
formación del embrión y
posteriormente del feto.
Según la ciencia
oficial, el desarrollo
de la célula huevo, la
diferenciación de las
células y la migración
de las células para los
específicos órganos se
dan a partir de una
intricada interacción de
un conjunto complejo de
genes, mecanismo ese muy
poco comprendido. Lo que
se verifica, sin
embargo, es que el campo
magnético generado por
el psiquismo
reencarnante participa
activamente en la
formación del embrión y
del feto, actuando en la
diferenciación de las
células y en la
organización estructural
de los tejidos y órganos
del ser en desarrollo.
Obviamente, hay genes
que responden por el
proceso de formación de
los órganos fetales,
pero esos genes, como
todos los otros,
estarían bajo la
influencia de las
poderosas irradiaciones
del psiquismo
reencarnante.
Kardec, examinando el
proceso encarnatorio,
comenta:
Para ser más exacto, es
preciso decir que es el
propio Espíritu que
modela su envoltorio y
lo apropia a sus nuevas
necesidades; lo
perfecciona y le
desarrolla y completa el
organismo, a medida que
experimenta la necesidad
de manifestar nuevas
facultades; en una
palabra, lo talla de
acuerdo con su
inteligencia. Dios le
ofrece los materiales;
le cabe a él emplearlos.
viii
Según Emmanuel, en el
libro Pensamiento y
vida.
[...] las células
germinales, por semillas
vivas, reproducen
nuestros clichés de la
conciencia en el trabajo
impalpable de la
formación de un cuerpo
nuevo. En la cámara
uterina, el reflejo
dominante de nuestra
individualidad
impresiona el grabado
fetal o el conjunto de
principios germinativos
que nos forjan los
cimientos del nuevo
instrumento físico,
sellándonos el destino
para las tareas que
somos llamados a
ejecutar en el mundo, en
cierta cuota de tiempo.
Y André Luiz:
En la mente reside el
mando. La conciencia
traza el destino, el
cuerpo refleja el alma.
Toda agregación de
materia obedece a
impulsos del espíritu.
Nuestros pensamientos
fabrican las formas que
utilizamos en la vida.
ix
Notas:
1.
André Luiz/ Chico
Xavier. Entre a terra
e o céu, cap. 29
2.
Allan Kardec.
O Evangelho segundo o
Espiritismo, cap.
IV, item 19.
3.
André Luiz,/Chico
Xavier. Obreiros da
vida eterna, cap. XI
4.
Léon Denis:
Depois da morte
5.
André Luiz/ Chico
Xavier. Entre a terra
e o céu, cap. 29
6.
André Luiz/ Chico
Xavier: Evolução em dois
mundos, parte I, cap. 19
7.
André Luiz/ Chico
Xavier. Entre a terra
e o céu, cap. 29
8.
Allan Kardec. A
Gênese, cap.
XI, item 11
9.
André Luiz/ Chico
Xavier. Entre a terra
e o céu, cap. 29
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