¿Qué país es
éste?
Vivimos en
Brasil momentos
que pensábamos
jamás se
repitieran. El
desgobierno, la
incompetencia,
la falta de
ética, la
corrupción
generalizada, la
irresponsabilidad,
el
descompromiso,
he aquí factores
que, teniendo
por hondo una
crisis moral sin
precedentes,
generaron la
crisis política
y económica que
se instaló en el
país, anunciando
días difíciles
para todos
nosotros que
aquí vivimos.
A toda acción
corresponde una
reacción; eso es
inevitable. La
siembra es
libre, pero la
cosecha es
compulsoria. Es
por eso que
estamos
cosechando hoy
lo que fue
sembrado y
cultivado en los
últimos años en
nuestra tierra.
En la principal
obra que
escribió, Allan
Kardec se
reportó
indirectamente
al asunto,
cuando analizó
la respuesta
dada por los
bienhechores
espirituales a
la cuestión 685
d’ El
Libro de los
Espíritus.
“Hay un
elemento, que no
se tiene la
costumbre de
hacer que es
pesar en la
báscula y sin lo
cual la ciencia
económica no
pasa de simple
teoría. Ese
elemento es la
educación, no la
educación
intelectual,
pero la
educación moral.
No nos
referimos, sin
embargo, a la
educación moral
por los libros y
sí a la que
consiste en el
arte de formar
los caracteres,
a la que infunde
hábitos, dado
que la educación
es el conjunto
de los hábitos
adquiridos.
Considerándose
el aluvión de
individuos que
todos los días
son lanzados en
el torrente de
la población,
sin principios,
sin freno y
entregues a sus
propios
instintos,
¿serán de
espantar las
consecuencias
desastrosas que
de ahí ocurren?
Cuando ese arte
sea conocido,
comprendido y
practicado, el
hombre tendrá en
el mundo
hábitos de orden
y de previsión
para consigo
mismo y para con
los suyos, de
respeto a todo
lo que es
respetable,
hábitos que le
permitirán
atravesar menos
penosamente los
inevitables días
malos.
El desorden y la
falta de
previsión son
dos llagas
que sólo una
educación bien
entendida puede
curar. Ése es el
punto de
partida, el
elemento real
del bienestar,
el empeño de la
seguridad de
todos.” (El
Libro de los
Espíritus, Parte
tercera, cap.
III, cuestión
685.) (Las
bastardillas son
nuestras.)
Por causa de
eso, la
desesperanza en
todos los
lugares es muy
grande, lo que
está bien
caracterizado en
el poema
“Credo”, de la
profesora y
poetisa cearense
Maria Eunice
Martins Melo
Aragão:
“(…) Sólo no
creo, Brasil,
En tus
políticos,
Demonios tan
ridículos
A infernar el
País.
Y yo te
pregunto,
Brasil,
¿Cuál será tu
futuro?...
Quiero salir de
este oscuro
Y vislumbrar una
luz.
Brasil, mi nuevo
Cristo
traicionado,
Poderoso y
escarnecido
En fin clavado
en la Cruz.”
Nadie ignora que
coyunturas
diversas causan,
efectivamente,
rupturas
periódicas del
orden económico,
sin que se pueda
individualizar
quien sea el
agente causador.
Eso es cíclico.
Eso está unido a
la ley que rige
la economía de
mercado.
En Brasil
ocurre, sin
embargo, algo
bien distinto.
Según nuestro
colaborador
Estênio
Negreiros en un
texto que
escribió sobre
el asunto, la
crisis a que nos
reportamos se
origina de
procedimientos
equivocados o
malintencionados
de un individuo,
de un partido
político, de una
facción
criminosa o de
una institución
corrompida,
actuando
conjuntamente.
“En el presente
momento – dice
Estênio – el
País anda as
vueltas con el
mayor escándalo
político
financiero de
todos el mundo y
de todos los
tiempos, cuyo
epicentro es
nuestra mayor
empresa estatal
– la Petrobras –
que no sale un
día siquiera de
las páginas de
la prensa y de
las pantallas de
todos los medios
de
comunicaciones.
Causa principal
de ese
descalabro: el
procedimiento
corrupto,
inmoral y sin
ética de
centenas de
personas sin
escrúpulos,
representantes
de empresas y de
partidos
políticos, que
se mancomunaron
con el único
objetivo de
asaltar los
cofres de
aquella gigante
del petróleo
para
beneficiarlas
individualmente
o a sus grupos
partidarios.”
Como se eso no
bastase, la
crisis económica
que estaba
camuflada vino a
proposito, la
inflación enseñó
sus garras y,
para tornarse
aún más difícil
la vida de miles
de brasileños,
se agravó la
crisis hídrica,
con sus
consecuencias
perversas, que
son la falta de
agua en los
grifos y el
peligro de
sucesivos
apagones en el
fornecimiento de
energía
eléctrica.
No es, por lo
tanto, sin
sentido la
pregunta
inicial: ¿Qué
país es
éste?
¿Alguien podrá
contestar?
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