El Espiritismo es una
doctrina que demanda
cierta acuidad por parte
de sus adeptos al
respecto a su correcta
interpretación, así como
el hábito de reflexión
acerca de sus
postulados, de modo que
el espírita comprenda la
doctrina tal como nos la
entregaron los
Benefactores de la
Humanidad, hace 157
años. De ahí resulta el
impositivo de la
búsqueda por la
interpretación la más
acertada posible de los
preceptos espíritas,
sobre todo de las obras
que componen la
Codificación. Tal
menester por descontado
no es fácil, porque los
principios fundamentales
de la doctrina [Dios,
inmortalidad del alma,
pluralidad de los mundos
habitados,
reencarnación,
comunicabilidad de los
Espíritus] pueden hasta
ser simples de ser
asimilados, pero la
doctrina como un todo es
una ciencia que, en el
decir de Kardec, no se
aprende jugando, dada la
complejidad y la
grandiosidad de los
asuntos que en ella son
tratados.
Así, es preciso que la
segunda enseñanza dada
por el Espíritu de
Verdad – el “instruiros”
– que encontramos en
El Evangelio según el
Espiritismo, cap.
VI, ítem V, sea puesto
en práctica, para que la
pulcritud de los
postulados espíritas
esté garantizada. Con
eso, no se sugiere,
aquí, que los espíritas
sean individuos
portadores de títulos
académicos. No es esto,
sino que tengamos el
mínimo de coherencia
doctrinaria que, por
extensión, hará que
tengamos igualmente el
mínimo de coherencia en
la vivencia de las
enseñanzas, que es lo
más importante,
normalmente en tiempos
de transición planetaria
por la que pasamos en la
actualidad.
Con el advenimiento de
las obras mediúmnicas
psicografiadas por Chico
Xavier, el Espiritismo
ganó más adeptos. Así,
el movimiento espírita
brasileño ganó en
cantidad, sin embargo
perdió en calidad
doctrinaria, en base al
desnivel existente entre
los prosélitos en lo
concierne a lo que el
Codificador denominó
“madurez del sentido
moral”, que
independiente de la edad
y del grado de
instrucción, sino está
conectada únicamente a
la capacidad del
Espíritu encarnado
comprender la doctrina,
principalmente las
consecuencias morales.
En una Casa Espírita
debe prevalecer la
doctrina espírita
El desnivel en causa, no
es raro, ocasiona
interpretaciones
erróneas de los
preceptos doctrinarios,
resultando,
también, en la falta de
lo que Kardec definió
como “unidad de
principios” – que no
significa pensar de la
misma forma, y sí, tener
los mismos objetivos en
relación a la doctrina
–, la cual, juntamente
con el CUEE [Control
Universal de la
Enseñanza de los
Espíritus] garantizarían
la unión de los
espíritas y una
intrasponible barrera
contra desvíos
doctrinarios. En una
Casa Espírita debe
prevalecer, por encima
de todo, la doctrina
espírita, no la opinión
aislada del trabajador A
o del trabajador B, que
no siempre está en
consonancia con la
Codificación y con las
obras complementarias
psicografiadas por
médiums seguros. Tal
ocurre en razón de los
errores de
interpretación y también
por la falta de estudio
de la Doctrina de los
Espíritus. Conjugado a
estos dos factores,
surge otro: el
analfabetismo funcional,
que infelizmente se
propaga en parte de
nuestras instituciones.
El compañero Geraldo
Campetti Sobrinho, en su
artículo
Analfabetismo Funcional
en el Espiritismo,
así se expresa acerca
del asunto en debate:(1)
La expresión
[analfabetismo
funcional] toma el
sustantivo “analfabeto”
como aquel individuo que
no sabe leer y escribir.
Asociándose el adjetivo
“funcional”, se
construye la comprensión
de que el “analfabeto
funcional” es la persona
que consigue leer y
escribir, sin embargo no
es capaz de comprender
lo que lee y escribe.
Ella descifra letras,
sílabas y palabras, pero
no consigue
interpretarlos o
entender sus
significados. Los
conceptos presentados en
el texto no son
alcanzados por el
lector. Al importar la
interesante expresión al
contexto espírita, nos
cumple averiguar si
también no estamos
delante de otra triste
realidad: una crisis de
“analfabetismo funcional
en el Espiritismo”.
Las enseñanzas espíritas
vienen siendo mal
interpretadas
De esa forma, hemos
observado que, no
obstante la existencia
de grupos de estudio –
los cuales pueden ser la
profilaxis contra esas
interpretaciones
equivocadas, dado que
los llamados
“facilitadores” tengan
sólida formación
doctrinaria – las
enseñanzas espíritas
vienen siendo mal
interpretadas por
algunos espíritas.
Además de eso, hay para
el principiante otro
escollo dentro del
proceso de aprendizaje
de la doctrina espírita.
Ese escollo consiste en
las obras mediúmnicas
que vienen siendo
psicografiadas por
algunos médiums, las
cuales son presentadas
al público lector en
lenguaje vulgar,
liviano, absolutamente
en desacuerdo con el
bueno-sentido que toda
obra espírita –
mediúmnica o no – debe
tener, además de traer
ataques a médiums y
dirigentes espíritas y
tesis ridículas [cómo,
por ejemplo, la
posibilidad de ocurrir
la reencarnación en el
mundo de los
espíritus...]. Sucede
que los autores
desencarnados de esas
obras son Espíritus
pseudos sabios –
conforme definición de
Kardec – que pretenden
confundir y crear
obstáculos en el
movimiento espírita,
generando la discordia,
la desunión, los ataques
indebidos entre
compañeros, etc., y lo
hacen de forma sui
generis, porque de
ordinario inician los
capítulos de esas obras
citando libros de la
Codificación y otros de
inequívoco valor, del
punto de vista
doctrinario. Es la
táctica inteligente de
las Tinieblas que, poco
a poco, van ganando
terreno dentro de las
huestes espíritas, y con
el consentimiento de la
silenciosa comunidad
espírita.
Por vía de consecuencia,
la comprensión y la
propia imagen de la
doctrina espírita acaban
siendo ultrajadas por la
proliferación de esas
obras mediúmnicas anti
espíritas, que muchos
incautos reputan cómo
legítimas. Finalmente,
si el libro fue
adquirido en un librería
espírita, se presume que
ella sea espírita, sobre
todo cuando se trata de
obra mediúmnica – que,
al parecer, posee un
cierto estatus de
superioridad si es
comparada la obra de
autor encarnado, lo que
no se justifica, por
cuanto hay excelentes
obras de autores
encarnados.
¿Hemos examinado lo que
se publica en nombre del
Espiritismo?
De este modo, es
necesaria la
concienciación de los
dirigentes de Casas
Espíritas y de los
responsables por los
librerías y clubes del
libro, en el sentido de
analizar las obras que
llegan, antes de
entregarlas al público
lector, que, en la
mayoría de las veces, no
sabe distinguir lo que
es o no Espiritismo,
dado su parca
profundización en el
estudio de las obras
básicas.
En este mismo diapasón,
cuestiona el
esperantista José
Passini:
(2)
¿Qué responderemos a
aquellos que, al
ingresar en los estudios
de la Doctrina, nos
pregunten sobre eso?
¿Dónde está nuestra fe
razonada? ¿Dónde
está nuestro celo para
con la Doctrina a la que
tanto debemos, en base
[sic] a los nuevos
horizontes que delinean
para nosotros? Vamos a
seguir el sabio
consejo de Pablo (I Tes,
5: 21): "Examinad todo.
¿Retened el bien."?
¿Hemos examinado lo que
se publica en nombre del
Espiritismo? ¿O hemos
dejado correr? ¿Quién es
el responsable por la
fidelidad doctrinaria?
Como he dicho, los
autores desencarnados de
esas obras son Espíritus
pseudosabios. Sobre esas
entidades espirituales,
advierte el Espíritu
Vianna de Carvalho(3):
Esos Espíritus burlones
y pseudosabios deben ser
esclarecidos y
orientados al cambio de
comportamiento, tras ser
demostrado que no les
obedecemos, ni les
aceptamos las
sugerencias enfermas,
mentirosas y pavorosas
con las historias
infantiles sobre las
catástrofes que siempre
existirán, con las
informaciones sobre el
fin del mundo,
con las tramas
interminables a que se
entregan para seducir y
conducir a los ingenuos
que se les someten
fácilmente…
El conocimiento real del
Espiritismo es el
antídoto para esa onda
de revelaciones
atemorizantes, que se
esparce como un tufo
pestilente, intentando
mezclarse a los
paradigmas espíritas que
demostraron desde su
surgimiento la
legitimidad de que son
portadores, confirmando
el Consolador
que Jesús prometió a Sus
discípulos y se
materializó en la
incomparable Doctrina.
¿Dónde el movimiento
espírita es más
dinámico, y por qué?
Atendamos para la
siguiente expresión del
Benefactor arriba
mencionado:
“conocimiento real del
Espiritismo”. Esto
implica necesariamente
la búsqueda por una
formación doctrinaria
consistente.
Para tal, hay una
oportuna recomendación
de Kardec:
(4)
Dijimos que el mejor
medio para que las
personas se esclarezcan
sobre el Espiritismo es,
inicialmente, estudien
su teoría; los hechos
vendrán a continuación,
naturalmente, y serán
comprendidos, cualquiera
que sea el orden en que
las circunstancias los
conduzcan. Nuestras
publicaciones son hechas
con la finalidad de
facilitar ese estudio;
he aquí, para obtener
ese resultado, el orden
que aconsejamos:
La primera lectura que
debe ser hecha es la de
este resumen [Qué es el
Espiritismo], que
presenta el conjunto y
los puntos más dignos de
nota de la Doctrina; con
eso ya se puede hacer
una idea [sic] del
asunto y obtenerse la
certeza de que en el
fondo hay cualquier cosa
seria. En esta rápida
exposición buscamos
indicar los puntos que
deben, particularmente,
prender la atención del
observador. La
ignorancia de los
principios fundamentales
es la causa de las
falsas apreciaciones de
la mayoría de aquellos
que juzgan lo que no
comprenden, o en
consonancia con sus
ideas [sic]
preconcebidas.
Si esta primera
exposición provoca el
deseo de saber más, se
debe leer El Libro de
los Espíritus, donde
los principios de la
Doctrina son
completamente
desarrollados; después
El Libro de los
Médiums, para la
parte experimental,
destinado a servir de
guía a aquellos que
quieren operar ellos
mismos, como a aquellos
que quieren encontrar la
solución de los
fenómenos. Vienen,
enseguida, las diversas
obras donde son
desarrolladas las
aplicaciones y las
consecuencias de la
Doctrina, tales como:
El Evangelio según el
Espiritismo, El
Cielo y el Infierno
según el Espiritismo,
etc. [cursiva nuestra].
Percibiendo, pues, la
relevancia de esas
recomendaciones, el
Consejo Metropolitano
Espírita [hoy, USE
Regional São Paulo]
lanzó, en 1972, la
campaña Comience por el
Comienzo, buscando
popularizar las obras de
Allan Kardec. Hemos
observado que la
Federación Espírita
Brasileña viene llevando
adelante esta campaña,
lo que nos alienta
mucho, ya que
kardecizando a los
adeptos iniciantes,
quedará mucho más fácil
promover la conciencia
doctrinaria, verdadera
panacea a ser utilizada
cuando sea la
instalación de ese
maligno virus llamado
desvío doctrinario.
Interesante notar que en
los lugares donde los
adeptos son más
esclarecidos –
doctrinariamente
hablando – parece que el
movimiento espírita es,
por así decir, más
dinámico, justamente por
qué los espíritas, en
esos locales, comprenden
la grandiosidad del
trabajo espírita, al
contrario de aquellos
donde prevalecen la
irresponsabilidad
doctrinaria y la falta
de estudio, donde los
que se dicen espíritas
están siempre en
búsqueda de novedades,
en un verdadero afán por
la introducción de
nuevos conceptos en el
cuerpo doctrinario del
Espiritismo, los cuales
afrontan sobremanera los
principios y postulados
de este último. Cabe a
los espíritas sinceros
luchar por la
preservación de la
pureza de la doctrina –
sin forzar ninguna
conciencia ni atacar
quienquiera que sea –,
llevar el Espiritismo a
todos los que se
interesan por conocerlo,
enalteciendo la
importancia del estudio
de la Codificación,
teniendo como norte las
sabias palabras del
grande y respetado Léon
Denis: “El Espiritismo
será lo que de él hagan
los hombres”. (5)
¡Pensemos en eso!
REFERÊNCIAS:
(2)
PASSINI, José.
Responsabilidade Nossa.
Disponível em:
http://passiniehessen.blogspot.com.br/2014/07/responsabilidade-nossa-jose-passini.html
(5)
No Invisível,
introdução, p. 12.
BIBLIOGRAFIA:
KARDEC, Allan. O Que
é o Espiritismo:
introdução ao
conhecimento do mundo
invisível pelas
manifestações dos
espíritos, contendo o
resumo dos princípios da
Doutrina Espírita e a
resposta às principais
objeções; tradução de
Albertina Escudeiro Sêco.
1.ed. – Rio de Janeiro:
CELD, 2008.
DENIS, Léon. No
Invisível:
espiritismo e
mediunidade: tratado de
espiritualismo
experimental. – 2. ed. –
Rio de Janeiro: CELD,
2011.
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