El trabajo
espírita
requiere
trabajadores
capacitados
Siempre habrá
trabajo en el
campo del bien,
en la mies de
Jesús. Y cuanto
más bien
preparado el
trabajador,
mejor también
será su trabajo
y mayor el
número de
corazones a ser
amparados.
Muchos centros
espíritas
necesitan de
trabajadores que
comprendan, de
hecho, lo que es
un trabajo
realizado con
bondad, armonía
y humildad,
donde se evite
el personalismo
que abate,
retrasa y
desmotiva el
propósito
bendito del
Espiritismo: el
consuelo por
medio de la luz
del amor.
Debido a esa
preocupación,
Carlos Campetti,
con la
colaboración de
su esposa Vera
Campetti,
escribió el
libro titulado
Trabajo
Mediúminico –
desafíos y
posibilidades.
La obra, de
simple
entendimiento y
objetivando ser
solamente un
material de
apoyo – que
llevó diez años
para ser
producida, pues
su intuito es
ofrecer auxilio
a las personas
interesadas en
practicar la
mediumnidad de
manera más
segura y
productiva,
conforme las
orientaciones de
Jesús y la
codificación de
Allan Kardec –,
busca orientar
trabajadores,
grupos y centros
para que
realicen una
actividad más
sólida y eficaz
en el campo de
la práctica
mediúmnica.
Las obras
básicas del
Espiritismo,
como las
codificadas por
Kardec y otras
notables
escritas por
autores
renombrados y
referentes, nos
dan el
entendimiento
necesario y la
dirección
correcta para la
realización de
los trabajos
hechos en una
Casa Espírita.
Si esas obras
serias y
respetadas
fuesen de verdad
estudiadas y su
enseñanza y su
orientación
fuesen
asimiladas,
sinceramente el
contexto actual
del movimiento
espírita sería
bien diferente,
sería mucho
mejor y más
fructífero.
Delante de eso,
existe también
cierta
preocupación con
la cualidad de
la literatura
espírita
producida
actualmente en
nuestro país,
porque, de la
misma manera que
pueden ocurrir
defectos en el
trabajo
realizado en las
actividades de
un centro, así
puede también
ocurrir en lo
que se refiere a
la tarea del
libro.
Todos sabemos
que, caso haya
un material
confiable, mucho
de positivo
podrá realizarse
en todos los
sectores de la
actividad
espírita. Y –
aún mejor – si
hubiese
disciplina y
amor en la
conducción de
nuestras tareas,
trabajos
benditos podrán
ser alcanzados,
en beneficio de
ambos las
planificaciones
de la vida.
Dr. Bezerra de
Menezes, maestro
de la caridad,
mucho nos tiene
alertado sobre
los peligros que
la falta de
vigilancia y la
acomodación
pueden causar.
Una cuestión que
de eso se
deriva, y como
tal bastante
delicada, es el
interés personal
presente, muchas
veces, entre los
trabajadores de
la Casa Espírita
y común también
en la práctica
mediúmnica.
Necesitamos, por
eso, mantenernos
atentos, pues el
orgullo y la
falta de
vigilancia son,
como nadie
ignora, puertas
abiertas para la
obsesión
individual y
colectiva.
De otra manera,
si la humildad,
la solidaridad,
el entendimiento
y el amor fuesen
la base del
trabajo
realizado, por
cierto los pasos
estarán
siguiendo de
acuerdo con las
grandes
enseñanzas, dado
que no es un
grupo, una
opinión o un
trabajador que
merecen realce,
pero únicamente
el trabajo
vuelto para el
bien que es
posible realizar
en la mies de
Jesús, en la
cual, como Él
mismo declaró,
la tarea es muy
grande pero los
trabajadoresson
pocos.
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