WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
   
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 9 - N° 442 - 29 de Noviembre de 2015 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones Espíritas

Allan Kardec

(Parte 1)
 

Iniciamos en esta edición el estudio del libro Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones Espíritas, obra publicada por Allan Kardec en el año 1858. Las páginas citadas en el texto sugerido para la lectura se refieren a la edición publicada por la Casa Editorial O Clarim, basada en la traducción hecha por Cairbar Schutel.

Preguntas para debatir 

A. ¿Cuáles fueron los dos objetivos que se propuso Kardec al publicar el libro cuyo estudio iniciamos ahora?

B. ¿Qué es aparición? ¿Cómo puede presentarse y cuál es la diferencia entre aparición y visión?

 

C. ¿Cómo podemos conceptuar y clasificar la comunicación espírita?

D. ¿Qué es erraticidad? ¿Podemos afirmar que todos los Espíritus desencarnados son errantes?

Texto para la lectura

1. Esta obra es, por orden cronológico, la segunda de la codificación espírita. “El libro de los Espíritus” fue presentado al mundo en 1857. “Instrucciones Prácticas” salió a la luz en 1858, el mismo año en que fue creada la “Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas” y lanzada la “Revista Espírita”. En agosto de 1860, Kardec comunicó que la obra estaba completamente agotada y que no volvería a ser impresa, siendo sustituida en breve por un nuevo libro, ya en imprenta, mucho más completo y planteado de diferente manera, el cual era nada más y nada menos que “El Libro de los Médiums”, publicado en 1861. Fue Jean Meyer, en 1923, quien decidió publicar la 2ª edición de esta obra. Cairbar Schutel supo de este hecho y, en el mismo año en que “Instrucciones Prácticas” ocupaba las librerías de París, Schutel la entregaba aquí, al lector brasileño, después de traducirla. (Prefacio de la Editorial, págs. 11 y 12.)  

2. Muchos preguntan cómo deben proceder para convertirse en médiums. La solución de este problema es más complejo de lo que parece a primera vista, puesto que depende de conocimientos preliminares de cierta extensión. Para hacer experimentos de física y de química es necesario, en primer lugar, conocer física y química. Lo mismo sucede con la mediumnidad. Como las respuestas a la pregunta inicial no caben en los límites de una correspondencia epistolar, esto determinó la publicación de estas instrucciones, necesariamente más completas que todo cuanto se podría escribir directamente. (Introducción, pág. 13.) 

3. Será absurdo creer que en esta obra se encuentra una receta universal e infalible para la formación de médiums. Aunque todos encierren en sí el germen de las cualidades necesarias para volverse médiums, tales cualidades se presentan en grados muy diferentes y su desarrollo depende de factores que nadie puede hacer nacer a voluntad. Las reglas de la poesía y de la música no convierten en poetas ni en músicos a los que no poseen esa vocación. Lo mismo sucede con respecto a la mediumnidad. (Introducción, págs. 13 y 14.) 

4. No debe causar extrañeza al lector encontrar en esta obra temas que, a primera vista, puedan parecer desubicados de su competencia general. La experiencia demostrará su utilidad. Después de ser estudiados con cuidado, se comprenderán mejor los hechos que verificará en la práctica mediúmnica, y el lenguaje de ciertos Espíritus parecerá menos extraño. Este libro no se dirige exclusivamente a los médiums, sino a todos los que están en condiciones de ver y observar los fenómenos espíritas. (Introducción, pág. 14.) 

5. La ciencia espírita se basa, necesariamente, en la existencia de los Espíritus y su intervención en el mundo corporal. Este hecho es hoy admitido por un número tan grande de personas, que sería superfluo demostrarlo. Siendo nuestro objetivo guiar a las personas que desean ocuparse de las manifestaciones, las suponemos suficientemente informadas tanto sobre este asunto como en lo que respecta a las verdades fundamentales que derivan de ellas. (Introducción, págs. 14 y 15.)  

6. A los que refutan este punto de partida, Kardec les dice: “Ved y observad cuando se presente la ocasión. Si, a pesar de los hechos y del razonamiento, persistís en vuestra incredulidad, consideraremos como tiempo perdido el que hemos empleado en querer sacaros de un error en el cual, sin duda, os complacéis. Respetamos vuestra opinión, respetad la nuestra. Es todo cuanto os pedimos”. (Introducción, pág. 15.) 

7. Se inician estas instrucciones con la exposición de los principios generales de la doctrina. Aunque pudiera parecer más racional comenzar por la práctica, en este caso no es así: hay una convicción moral que sólo el raciocinio puede dar. Aquellos que hayan adquirido las primeras nociones por el estudio de la teoría, comprenderán mejor la necesidad de ciertos preceptos recomendados en la práctica, y mostrarán, en relación a ellos, disposiciones más favorables. Conduciendo a los indecisos al terreno de la realidad, esperamos destruir los prejuicios que pueden perjudicar el resultado que se intenta alcanzar, ahorrar ensayos infructuosos y, finalmente, combatir las ideas supersticiosas que tienen siempre su origen en la noción falsa o incompleta de los fenómenos. (Introducción, págs. 15 y 16.)  

8. Las manifestaciones espíritas son el origen de una multitud de ideas nuevas que no han podido encontrar su representación en el lenguaje usual. De ahí la ambigüedad de los vocablos, origen de interminables discusiones. Con palabras claramente definidas y un nombre para cada cosa, se hace más fácil la comprensión mutua; si se discute es, entonces, con respecto al fondo y no con respecto a la forma. Para alcanzar este objetivo fue elaborado el vocabulario que consta en esta obra. Su organización en orden alfabético permitirá, por otro lado, recurrir más fácilmente a las definiciones e informaciones que son la llave de la bóveda del edificio, y que servirán para refutar, en pocas palabras, ciertas críticas y evitar una cascada de preguntas. (Introducción, pág. 16.)  

9. La especialidad del objetivo indica los límites naturales de esta obra. Al abarcar la ciencia espírita todos los puntos de la Metafísica y de la Moral, y por qué no decirlo, la mayor parte de los conocimientos humanos, no podríamos en un marco tan limitado abordar todos los temas o discutir todas las objeciones. Para los estudios complementarios, se recomienda “El Libro de los Espíritus” y la “Revista Espírita”. En el primero se encontrará la exposición completa y metódica de la doctrina, tal como ha sido dictada por los mismos Espíritus y, en la segunda, además de la relación y apreciación de los hechos, una variedad de asuntos que sólo una publicación periódica permite. La colección de esa revista constituirá el repertorio más completo sobre la materia, en su triple aspecto, histórico, dogmático y crítico. (Introducción, pág. 17.) 

10. El Vocabulario que integra este libro ofrece el concepto de numerosas palabras relacionadas directa o indirectamente con la ciencia espírita, presentados en orden alfabético. En los ítems que siguen, se verá la conceptuación de algunos de ellos, especialmente de los que son utilizados con mayor frecuencia en nuestro medio. (Vocabulario Espírita, pág. 18.) 

Respuestas a las preguntas propuestas 

A. ¿Cuáles fueron los dos objetivos que se propuso Kardec al publicar el libro cuyo estudio iniciamos ahora? 

Indicar los medios para desarrollar la facultad mediúmnica tanto como lo permitan las disposiciones de cada persona y, sobre todo, cuando esa facultad existe, orientar su empleo de manera útil – ése es el primer objetivo.
 

Al lado de los médiums propiamente dichos, existe la multitud, que aumenta cada día, de los que se interesan por las manifestaciones espíritas. Guiar a esas personas en sus investigaciones, señalarles los escollos que pueden y deben necesariamente encontrar en un terreno tan nuevo, iniciarlas en la manera de conversar con los Espíritus, indicarles el medio de obtener buenas comunicaciones – ése es el segundo objetivo de la presente obra. (Introducción, págs. 13 a 15.)

 

B. ¿Qué es aparición? ¿Cómo puede presentarse y cuál es la diferencia entre aparición y visión? 

Aparición es el fenómeno por el cual los seres del mundo incorpóreo se manifiestan a la vista. La aparición puede ser vaporosa o tangible. La aparición vaporosa o etérea es impalpable e intangible; no ofrece ninguna resistencia al tacto. La aparición tangible o estereológica es palpable y presenta la consistencia de un cuerpo sólido.

La aparición difiere de la visión o videncia por ocurrir en estado de vigilia, a través de los órganos visuales y cuando el hombre tiene plena conciencia de sus relaciones con el mundo exterior. La visión se da en el estado de sueño o de éxtasis. Ocurre igualmente en el estado de vigilia, por efecto de la segunda vista o videncia.

La aparición es registrada por los ojos del cuerpo; se produce en el mismo lugar en el que nos encontramos; la visión tiene por objeto cosas ausentes o distantes, percibidas por el alma en su estado de emancipación y cuando las facultades sensitivas están más o menos suspendidas. (Vocabulario Espírita, pág. 20.)

 

C. ¿Cómo podemos conceptuar y clasificar la comunicación espírita?

 

La comunicación espírita es la manifestación inteligente de los Espíritus teniendo por objeto un intercambio continuo de pensamiento entre ellos y los hombres. Se las distingue en: comunicaciones frívolas – las que se refieren a asuntos fútiles y sin importancia;  comunicaciones groseras – las que se traducen por expresiones que ofenden a la decencia; comunicaciones serias – las que excluyen la frivolidad, cualquiera que sea el asunto que traten; y comunicaciones instructivas – las que tienen por objetivo principal una enseñanza dada por los Espíritus sobre las ciencias, moral, filosofía, etc. (Vocabulario Espírita, págs. 21 y 22.)

D. ¿Qué es erraticidad? ¿Podemos afirmar que todos los Espíritus desencarnados son errantes? 

Erraticidad es el estado de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales. La erraticidad no es un signo absoluto de inferioridad para los Espíritus. Hay Espíritus errantes de todas las clases, menos los del primer orden o Espíritus puros, que ya no tienen que experimentar una encarnación y, por ello, no pueden ser considerados errantes. (Vocabulario Espírita, pág. 24.)   

 
 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita