Vosotros sois
dioses…
Atribuida
indebidamente a
Jesús, la frase
que da título a
este texto
pertenece, en
verdad, a un
conocido Salmo a
que el Maestro
se reportó,
conforme es
narrado por
Juan, el
evangelista,
tema ese que fue
tratado en esta
revista en 12 de
julio de 2009 y
que el lector
puede leer
pulsando en este
enlace:
http://www.oconsoladdor.com.br/ano3/115/oespiritismoresponde.html
Son, sin
embargo, de
Jesús las
palabras “sed
perfectos, así
como vuestro
Padre celestial
es perfecto”,
que encontramos
en el siguiente
texto sacado del
Evangelio de
Mateo:
“¿Si amáis
solamente los
que os aman, que
recompensa
tendréis? ¿No
hacen así los
propios
publicanos? ¿Si
saludáis sólo
vuestros
hermanos, que
hacéis de
extraordinario?
¿No hacen eso
también los
paganos? Por lo
tanto, sed
perfectos, así
como vuestro
Padre celeste es
perfecto.”
(Mateo,
5:46-48.)
¿Es posible a
alguien llegar a
la perfección?
Si creemos en lo
que Jesús
enseñó, es obvio
que sí, el ser
humano podrá un
día atingir la
meta para la
cual fue creado.
Ese pensamiento
fue expresamente
formulado en la
respuesta dada a
una pregunta
hecha por Allan
Kardec a los
instructores
espirituales. He
aquí:
-¿Habrá
Espíritus que se
conserven
eternamente en
las esferas
inferiores? “No;
todos se
tornarán
perfectos.
Cambian de
esferas, pero
tardíamente, por
cuanto, como ya
en otra vez
decimos, un
padre justo y
misericordioso
no puede
expulsar sus
hijos para
siempre.
¿Pretenderías
que Dios, tan
grande, tan
bueno, tan justo
fuese peor que
vosotros
mismos?” (El
Libro de los
Espíritus,
cuestión 116.)
El asunto
suscitaría, por
ocasión de la
llamada
codificación de
la doctrina
espírita,
innúmeras
cuestiones, de
las cuales una
toca
directamente,
sin ningún
subterfugio, a
la forma, como
tal objetivo
podrá ser
atingido. He
aquí:
-¿Cómo puede el
alma, que no
alcanzó la
perfección
durante la vida
corpórea, acabar
de depurarse?
“Sufriendo la
prueba de una
nueva
existencia.”
a) ¿Cómo realiza
esa nueva
existencia?
¿Será por su
transformación
como Espíritu?
“Depurándose, el
alma
indubitablemente
experimenta una
transformación,
pero para eso
necesaria le es
la prueba de la
vida corporal.”
b) ¿El alma pasa
entonces por
muchas
existencias
corporales? “Sí,
todos contamos
muchas
existencias. Los
que dicen lo
contrario
pretenden
manteneros en la
ignorancia en
que ellos
propios se
encuentran. Ése
es el deseo de
ellos.”
c) Parece
resultar de ese
principio que el
alma, después de
haber dejado un
cuerpo, toma
otro, o,
entonces, que
reencarna en
nuevo cuerpo.
¿Es así qué se
debe entender?
“Evidentemente.”
(El Libro de
los Espíritus,
cuestión 166.)
En el libro
El Salto del
Gato, obra
de Felinto
Elízio Duarte
Campelo
publicada por la
EVOC – Editora
Virtual El
Consolador en el
último viernes,
día 29, el autor
transcribe un
interesante
diálogo entre su
nieto Ricardo,
entonces con 9
años de edad, y
la madre del
niño. El diálogo
dice respecto a
las diferencias
entre lo que
enseña el
Catolicismo y
las enseñanzas
espíritas. He
aquí un
fragmento:
Madre –
Vamos al
principal. El
Catolicismo
adopta como
dogma de fe la
teoría de que el
alma es creada
por Dios en el
momento de la
concepción, que
el espíritu
tiene una única
encarnación, o
sea, sólo una
vida en la
Tierra y,
dependiendo de
cómo vivió,
después de la
muerte, va para
la ociosidad de
un cielo de
eterna gloria y
contemplación de
la divinidad, o
para el infierno
de sufrimientos
sinfín, sin
remisión. Es la
idea de un Dios
rígido, sin
misericordia.
Ricardo –
¡Un cielo sólo
de contemplación
debe ser muy
aburrido y ese
tal infierno,
una cosa muy
mala que no
tiene nada que
ver con la
bondad de Dios!
¿Cómo es la
versión espírita?
Madre –
El Espiritismo
enseña que los
espíritus son
creados por
Dios, sencillos
y sin sabiduría,
a los cuales son
permitidas
innumerables
vidas en éste o
en otros
planetas de los
billones de
sistemas
planetarios que
pueblan la
inmensidad del
universo.
Ricardo -
¿Y por qué vivir
tantas veces?
Madre –
Para aprendizaje
y para la gran
búsqueda del
perfeccionamiento
hasta llegar a
tener las
cualidades
angelicales.
Dios no condena
ninguno de sus
hijos a la
perdición, al
contrario,
queriendo que no
se pierda uno
sólo de ellos,
les da siempre
nuevas
oportunidades de
corregirse. Es
la ley de
reencarnación.
Así se
manifiestan la
justicia y la
bondad de Dios.
El e-book El
Salto del Gato
puede ser
bajado
gratuitamente,
bastando para
eso acceder la
página en
internet de la
EVOC –
oconsolador.com.br/editora/evoc
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