Consideraciones
sobre
el
suicidio
Lívia B. Formiga
y Luiz Carlos
Formiga, autores
del artículo
especial de esta
edición, “Hay
siempre un
mañana”, abordan
la problemática
del suicidio:
prevención,
cuidado y
escucha.
“El suicidio es
un problema de
salud pública,
epidemiológicamente
relevante y
complejo, para
el cual no
existe una única
causa o una
única razón. (…)
“Escuchar es tan
importante
cuanto la
realización del
examen físico en
el paciente, eso
significa estar
comprometido,
interesado y
vinculado a la
persona, con
toda su
complejidad y
vicisitud.”
(Formiga &
Formiga)
Cuando se habla
en cuidado
estamos
refiriéndonos a
la enfermería o
a las
actividades de
esa misma
naturaleza.
Pero, además del
cuidado con el
cuerpo, existe
siempre el
cuidado con el
cliente a través
de la escucha.
De ese modo, el
enfermero o la
persona que
cuida se
envuelve con el
ser total,
aunque mantenga
un
distanciamiento
adecuado para no
comprometer el
cuidado,
degenerando en
demasiado la
participación
afectiva.
La enfermería
siempre ve el
paciente como un
todo, como un
ser
biopsicosociocultural.
Es necesario
comprender el
ser humano
enfermo en su
plenitud. El
enfermero cuida
del paciente de
manera muy
íntima, por eso
muchas veces
puede haber un
desequilibrio
entre
aproximación y
acercamiento del
profesional con
el paciente. Es
difícil aplicar
el alejamiento
para aquel que
necesita de
cuidados, pues
el recelo del
profesional de
enfermería es
encontrar la
línea tenue
entre el
altruismo y la
indiferencia.
Por eso, muchos
profesionales de
enfermería se
enferman
psicológicamente,
por no encontrar
la ayuda
necesaria para
lidiar con ese
relacionamiento.
La escucha es un
proceso que
consiste en
técnica y
participación
con el individuo
y con la
familia. En ese
proceso, se
busca obtener
elementos que
evidencien hasta
qué punto están
comprometidos
con la
planificación y
con la tentativa
del suicidio,
porque la
familia,
habitualmente,
tiene gran
participación en
la génisis y en
el desarrollo de
la idea suicida.
“Fastidioso, y
en aparente
contradicción
con la esperanza
que surge cuando
nos descubrimos
espíritu
inmortal, es la
citación de los
espíritas en
prevalecer de la
idea, plan y
tentativa de
suicidio.”
(Formiga &
Formiga)
El espírita no
está inmune al
desespero, a la
falta de fe, al
disgusto por la
vida, al
sentimiento de
soledad, a la
desesperanza, a
las enfermedades
mentales. Muchos
no se suicidan
porque saben las
consecuencias.
Pero eso no
cambia el cuadro
de idear el
suicidio y mucho
menos las causas
que lo
determinan.
Pero, mismo con
todo eso en
mente, algunos
son acometidos
de tamaño
desespero que
toman esos
conocimientos
como
irrelevantes.
“Con los buenos
resultados de
tratamiento,
ella descubrirá
que hay siempre
un mañana, que
podemos
resistir,
esperar, pues un
lindo día puede
llegar. Que hay
siempre un
mañana, para
quien vive a
sufrir, que no
cuesta esperar.
Y cuando él
llega la persona
verá entonces
que fue en vano
lo que pasó.
Entonces al
recordar que el
mal se distanció
podrá finalmente
exclamar:
“¡Feliz yo
soy!”. (Formiga
& Formiga)
Es
imprescindible
que haya la
participación de
la familia en el
proceso de
prevención del
suicidio, porque
solamente con
los pacientes
concientizados
es posible hacer
del suicida en
potencial un
paciente, porque
es necesario que
sea él llevado a
tratamiento. Una
vez en
tratamiento, el
suicida en
potencial se
torna receptivo
a las ideas de
consolación y de
expectativa de
días mejores.
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