problemas hasta
el final, con el
acompañamiento
prenatal, y toda
la familia acoge
al Espíritu que
formará parte
del reencuentro
de antiguos
compañeros de
jornada, juntos
nuevamente rumbo
al arduo camino
de la liberación
espiritual, de
la superación de
nosotros mismos. |
Sin embargo,
algunos son
sorprendidos al
constatar que el
recién llegado
de los planos
espirituales
tiene un
problema de
salud. Entonces,
¿cómo actuar?
La médico
reumatóloga
infantil Ana
Paula Vecchim
miembro de la
Asociación
Médico Espírita
de Goiânia, nos
habla sobre el
tema en la
siguiente
entrevista:
¿Cuáles son las
enfermedades
congénitas más
comunes hoy en
día?
Todos los años
entre 5 y 7.9
millones de
niños nacen con
anomalías
congénitas, que
pueden ser por
malformación
física o mental,
o ambas. Se
define como
malformación
genética la
anomalía
estructural
presente en el
nacimiento y,
según los datos
recientes de la
OMS, 276,000
recién nacidos
mueren todos los
años en las
primeras cuatro
semanas de vida
por enfermedades
congénitas. Las
anomalías
cardíacas, de
tipo neural y el
síndrome de Down
son las más
comunes dentro
de los defectos
graves. Las
enfermedades
congénitas
pueden ser de
causa genética,
infecciosa o
ambiental.
Significa que
podemos heredar
esas
alteraciones o
adquiridas
durante la
gestación
después de una
infección viral
de la madre, por
ejemplo, en caso
de la sífilis,
rubeola o
toxoplasmosis
congénita, o
incluso por
falta de
suplementos
vitamínicos en
la gestante.
Dentro de las
causas genéticas
se destacan las
alteraciones en
el número y
estructura de
los cromosomas,
como la trisomía
del 21 (síndrome
de Down), del
18, pero también
los
desplazamientos
de genes
expresadas por
enfermedades
incurables que
afligen al niño
desde su
nacimiento, como
la fibrosis
cística, lo
errores innatos
del metabolismo
y tantas otras.
Esas
alteraciones
ocurren
generalmente
después de la
fecundación en
la fase de
meiosis, durante
la división
celular.
Lo interesante
es que esas
anomalías no son
las grandes
responsables del
óbito neonatal,
en verdad son la
minoría. Si
observamos el
gráfico de la
OMS del 2013,
veremos que más
de la mitad de
los recién
nacidos mueren
por parto
prematuro y
complicaciones
durante el
parto.
¿Esas
enfermedades son
pasibles de cura
a mediano o
largo plazo?
Depende de la
gravedad y el
tipo de lesión.
Las lesiones
estructurales
como
cardiopatía,
mielomeningocele,
pie zambo
congénito, labio
leporino, pueden
ser operadas y
revertidas con
éxito. Otras
alteraciones,
como lesiones
cerebrales y
enfermedades del
metabolismo,
determinadas
genéticamente,
son
irreversibles,
pero muchas de
ellas tienen
tratamiento y
control.
En casos más
graves, ¿se
puede afirmar
que hay
complicaciones
derivadas de
deudas
espirituales?
Nosotros
aprendemos con
André Luiz, en
el libro
Evolución en Dos
Mundos, que
es el Espíritu
inmortal quien
determina con su
sencilla
presencia el
emparejamiento
de los
cromosomas
durante la
división
celular. A
través de su
magnetismo atrae
o modifica los
genes que
necesita para la
ejecución de su
plan
reencarnatorio
con miras a su
progreso
espiritual. Por
lo tanto, es el
Espíritu quien
imprime en las
células del
cuerpo el código
genético que
necesita, siendo
siempre el
resultado de las
elecciones que
haya hecho a lo
largo de su
trayectoria,
felices e
infelices, pero
también de la
importancia de
la tarea que irá
a desempeñar. Un
gran humanista,
benefactor de la
sociedad,
necesitará de
una mayor
atención en la
formación de su
material
genético. En el
libro Entre
el Cielo y la
Tierra,
André Luiz
explica que las
enfermedades
genéticas son
siempre el
“reflejo de la
posición infeliz
a la que nos
conducimos en el
pasado”,
reclamándonos la
reencarnación
como un
tratamiento,
porque el cuerpo
físico sería un
carbón milagroso
que absorbe los
tóxicos que
acumulamos en
nuestro
periespíritu. La
reencarnación en
el cuerpo
enfermo es, en
realidad, una
gran bendición,
una oportunidad
de tratamiento
intensivo para
nosotros que
tenemos la
eternidad por
delante, pero
también de
aprendizaje para
la familia.
Recuerdo a
Camilo, autor
espiritual del
libro
Memorias de un
Suicida, que
llora al ver al
amigo, antiguo
bohemio y culto,
aunque homicida
y suicida,
reencarnado
ciego, sordo,
mutilado y
huérfano en una
casucha; pero es
reprendido por
el benefactor
que le observa:
“¿Por qué solo
ves las ruinas?
¿Te olvidas que
él es un
Espíritu
inmortal, cuyo
destino será
afinarse con los
ritmos
armoniosos de la
ley del Bien y
de la Justicia
universales?”
”Debes recordar
que esa
encarnación es
el tratamiento
que conviene a
casos muy graves
como el de él,
sublime cirugía
que lo llevara
muy pronto a la
convalecencia…”
¿Cuál es su
consejo para los
padres de esos
niños que nacen
con esas
enfermedades?
Nada sucede por
casualidad y
todo sucede para
nuestro bien,
aun cuando no
podamos
percibirlo de
inmediato. Dios
es Padre y no
desampara a sus
hijos. En los
momentos más
difíciles Su
presencia es aún
más real, solo
basta que
volvamos la
mirada hacia lo
alto y que
confiemos en Él,
porque
igualmente Él
confía en
nosotros. Según
Chico Xavier, en
el libro
Jesús en
nosotros,
“Los hijos
excepcionales
son confiados
solamente a las
grandes mujeres
que tienen la
capacidad de
amar al
infinito”. Jesús
confió en usted,
mi hermano, mi
hermana, porque
cree en su
capacidad de
superar sin
medidas, de
amar, de ser
ejemplo, pero
por encima de
todo colocó
ángeles para
ayudarnos en
esta tarea de
amor.
¿En qué puede
contribuir el
Espiritismo, u
otra mirada más
humanizada, para
el
engrandecimiento
de esas
familias?
Entender que la
vida no termina
con la muerte
del cuerpo
físico, que las
desarmonías del
cuerpo son
consecuencias de
un
reordenamiento
del
periespíritu, en
un intento de
armonizase con
la Ley de Amor,
y que no existe
castigo, solo la
Ley de Acción y
Reacción, ayuda
a comprender las
enfermedades sin
rebelión. La
paciencia que
procede de la
fe, de la
confianza en un
Padre que
gobierna el
Universo con
misericordia, es
consecuencia
natural de aquel
que ora,
trabaja, ama y
espera con
resignación,
porque cree en
una vida futura.
Los libros
espíritas, sobre
todo los libros
psicografiados
por Chico
Xavier, traen
tantos ejemplos
que nos enseñan
y nos consuelan.
Aliados a la
oración, el
pase, a la
atención
fraterna, se
puede dar apoyo
a las familias
necesitadas.
Todo pasa.
Aprendamos con
Alcíone,
personaje
central del
libro
Renuncia de
Emmanuel, que
entregaba a
Jesús los
problemas sin
solución en la
Tierra.
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