Lo que se busca
demostrar es el
peligro de una
descaracterización
nacional como
consecuencia de
la fuerte
influencia de
una determinada
cultura,
aceptada, a
veces,
inconscientemente.
Y, al enfocar
los derechos
lingüísticos,
verificamos
actualmente el
surgimiento de
una
concienciación
mayor en el
sentido de la
preservación de
características
propias, no sólo
en pequeños
grupos étnicos,
sino también en
naciones. Esas
características
propias son las
que mantienen la
unidad de un
grupo social,
sea él un
pequeño pueblo,
sea una nación
entera. Y en el
centro de esos
factores
aglutinantes de
un pueblo, de un
grupo étnico, se
encuentra la
lengua, la
lengua como
factor
determinante
para el
mantenimiento de
una unidad
nacional. Y el
nivel de esa
concienciación
acerca del papel
de la lengua
como factor de
mantenimiento de
una etnia es de
tal monta que,
el año de 1996,
en Barcelona,
hubo un congreso
llevado a efecto
por parlantes de
lenguas
minoritarias,
que produjo un
documento
titulado
Declaración
Universal de
Derechos
Lingüísticos.
Dante Alighieri
entendió el
valor de la
lengua como
factor capaz de
promover la
reunificación de
Italia, cuando,
en el siglo XIV,
escribió la
Divina Comedia
en el dialecto
de Toscana, con
vistas a hacerlo
– con algunas
modificaciones –
la lengua de
toda Italia. En
las varias
regiones el uso
de los dialectos
continuó, pero
la adopción de
la “madre
lengua” fue un
hecho en la
comunicación en
nivel nacional.
En el siglo XIX,
la misma idea
tuvo Eliezer
Ben-Jehuda, al
simplificar la
estructura del
Hebraico,
renovándole
también el
vocabulario, a
fin de hacerlo
apto para dar
cuenta del
discurso moderno
y de servir como
lengua nacional
del Estado de
Israel.
Paralelamente a
esa
concienciación
de los valores
nacionales,
estamos, desde
hace algún
tiempo,
asistiendo al
nacimiento de
una conciencia
planetaria. Hoy,
pueblos que aún
no aprendieron a
repartir sus
riquezas ya
reparten y
comparten por lo
menos sus
problemas. La
necesidad de la
preservación de
las condiciones
de habitabilidad
del Planeta está
abriendo más
diálogos del que
han conseguido
las propias
religiones...
¿Por qué una
moneda común y
no una lengua
neutra?
Esa conciencia
de pertenecer a
una comunidad
que se solape a
los estrechos
límites
nacionales
representa una
nueva dimensión
en la propia
historia de la
raza humana.
Pero ella no
podrá realizarse
plenamente a
través de
adoctrinaciones
sólo políticas.
Sólo un contacto
mayor entre
seres humanos es
que ensayará el
surgimiento de
esa tan deseable
conciencia
supranacional.
Sociedades,
agremiaciones,
organizaciones
de ámbito
mundial han
surgido en un
volumen
creciente. Es un
nuevo escalón en
la historia de
la evolución
humana. La
conciencia de
ser social del
Hombre, que
comenzó con el
desarrollo de la
conciencia
tribal, ahora se
dilata,
superando los
límites
nacionales.
En ese
particular, debe
ser resaltado el
notable trabajo
desarrollado en
la Unión
Europea, donde
veintiocho
países conviven,
en la búsqueda
de soluciones
pacíficas para
sus problemas
comunes. Es de
lamentar, sin
embargo, que
justamente en
esa área, tan
prometedora –
tal vez el mayor
intento de
convivencia
pacífica en la
historia de la
Humanidad –, sea
donde se pierden
los más nobles
esfuerzos de
convivencia
inteligente y
verdaderamente
humana, por las
fuertes barreras
lingüísticas que
se le anteponen,
concretadas a
través de
veinticuatro
lenguas.
Barreras
lingüísticas sí,
porque – por la
falta de una
lengua común,
libremente
aceptada por
todos - se
recurre al
servicio de
traducción, que
presenta los
perjuicios ya
aquí
demostrados.
Parece hasta
ironía el hecho
de existir ya
una moneda
común, no
nacional,
libremente
aceptada y no
existir aún el
consenso en
cuanto a la
adopción de una
lengua tan
neutra como la
moneda.
¿Y por qué no se
adopta una
lengua neutra?
Porque, de un
lado, está el
dominio terrible
de países que no
quieren soltar
prenda de la
facilidad de no
tener que
aprender una
nueva lengua,
colocándose,
como manda la
justicia, en
nivel de
igualdad con los
demás; de otro
lado, está el
servilismo y el
espíritu
acomodaticio de
los
representantes
de otros países.
Los perjuicios
que transcurren
de la dificultad
comunicativa
– Claude Piron,
belga, hablador
nativo de
Francés,
psicólogo,
profesor,
políglota,
traductor de la
ONU y de la OMS,
durante varios
años, denuncia
que en las sedes
de la Unión
Europea no hay
fiel observancia
del derecho
lingüístico de
sus
Estados-Miembros.
(...) en la
secretaría,
prácticamente no
se usan las
lenguas
holandesa,
griega,
finlandesa y
otras lenguas
“no fuertes”.
Algunas lenguas
son “más iguales
que las otras”,
o sea cuando
alguien busca
emplearse como
operario de la
Unión Europea, o
sea cuando un
ciudadano o un
parlamentario
debe
relacionarse con
la
administración.2
En el campo
científico, la
situación es
semejante. Los
científicos se
dirigen a
lugares
distantes a fin
de presentar
resultados de
sus
investigaciones,
pero su trabajo
no se desarrolla
con la rapidez y
la eficiencia
esperadas,
delante de la
dificultad
comunicativa.
Mucha
experiencia
preciosa no es
dividida
íntegramente, o
aún se pierde,
por faltar una
lengua común en
encuentros,
simposios,
congresos de
ámbito
internacional.
El mal es más
pequeño cuando
se trata de
comunicar
escritura, a
través de libros
o de periódicos
especializados,
pues hace tiempo
se recurre a
diccionarios y a
traductores.
Pero, en un
congreso
internacional,
donde los
participantes de
las sesiones
comunicativas y
debates
científicos son
originarios de
países diversos,
las barreras
lingüísticas, no
es raro, imponen
grandes
perjuicios al
rendimiento del
encuentro.
En esos
congresos el
atropello a los
derechos
lingüísticos de
los usuarios de
lenguas más
pequeñas es
flagrante. Es
por demás claro
que los
parlantes de la
lengua nacional
– allí elevada a
la condición de
ínter lengua –
disponen de
mucha más
facilidad para
presentar y
debatir sus
ideas.
La advertencia
hecha por el
lingüista Edward
Sapir
– Muchos
participantes de
congresos
mundiales van a
leer, en el
cuarto del
hotel, el texto
de la
conferencia o de
la comunicación
científica oída,
sólo
parcialmente
entendida, pero
ya sin la
oportunidad de
participación en
debate
enriquecedor,
perdido por
falta de
capacidad
comunicativa
directa e
inmediata,
conforme
denunció Edward
Sapir, lingüista
norteamericana,
inmediatamente
parlante nativo
de Inglés: ...
en una reunión
científica
internacional,
hay
invariablemente
la decepción de
verificar que,
en virtud de la
diferencia de
hábitos
lingüísticos, la
dificultad
comunicativa con
científicos
extranjeros hace
el intercambio
de ideas mucho
menos fácil de
lo que fuera
imaginado por
ocasión del
abordamiento 3.
Si, como fue
demostrado, las
lenguas
naturales no se
prestan a la
función de ínter
lengua, sólo
resta la
alternativa del
uso de una
lengua
construida,
neutra, indemne
de vinculación
étnica,
política,
filosófica,
cultural,
finalmente. Esa
condición ideal,
como se
entiende, sólo
podrá ser
conseguida por
un idioma no
vinculado a
pueblo alguno,
un idioma
conscientemente
elaborado para
el papel de
ínter lengua
mundial, a ser
aprendido por
todos los
pueblos, en la
condición de
segunda lengua.
Esa, es la
solución justa y
fácil del
problema, pues
al hallarse
alguien en
presencia de un
interlocutor,
parlante de un
idioma
desconocido,
apelará
inmediatamente
para el
denominador
común, la
segunda lengua.
Ese elemento
comunicativo
mundial ya
existe en el
mundo desde hace
más de un siglo.
Es el proyecto
salido del
cerebro y del
corazón de un
joven idealista
que, en una ante
visión
extraordinaria
de un mundo que
no llegaría a
ver, presentó
una solución
anticipada para
ese crucial
problema humano,
al publicarlo en
1887.
Aunque no fuera
un lingüista
profesional, su
visión
sociolingüística
y universalista
transcendía a la
de los
especialistas.
Sabía que
lanzaba sólo un
proyecto, una
propuesta para
el nacimiento de
una lengua que
representaría un
paso en la
propia historia
de la especie
humana.
El Esperanto es
hoy ampliamente
usado en
internet
– Ese paso en la
historia de la
comunicación
mundial no fue
dado por
imposición de
fuerza exterior
alguna. Él
transcurrió de
la fuerza
evolutiva
inmanente al ser
humano, pues la
comunidad de
ámbito mundial
que adoptó el
proyecto del
joven polaco
como elemento
comunicativo
supranacional le
dio el soplo de
vida, alzándolo
a la condición
de lengua viva,
que, felizmente,
ya conoce un
periodo de
madurez de más
de un siglo.
Esa comunidad
mundial usuaria
del Esperanto,
constituida de
centenares de
miles de
personas,
distribuidas en
más de cien
países,
usufructuaria de
una biblioteca
que cuenta con
más de cuarenta
mil títulos –
muchos de los
cuales no
encontrados en
lenguas
nacionales –,
tiene a la
disposición un
centenar de
periódicos,
cultiva la
literatura, la
música y otras
artes en nivel
de variedad y
riqueza no
encontradas por
los usuarios de
sólo lenguas
étnicas. Además
de eso, tras
haber sido
dirigido por la
radio, desde
hace muchas
décadas, el
Esperanto es hoy
ampliamente
usado en
Internet.
Los usuarios del
Esperanto
participan de
congresos
regionales,
nacionales y
mundiales, estos
constituyendo un
fenómeno
inusitado en el
mundo, por la
reunión de tres
mil
participantes,
de media,
oriundos de
aproximadamente
ochenta países,
todos
comunicándose
naturalmente.
Son los únicos
congresos
mundiales donde
no hay
intérpretes.
Tiene hoy el
Esperanto la
oportunidad
mayor de su
historia, pues
el mundo
necesita de él,
exactamente por
las
características
que siempre lo
distinguieron de
proyectos o de
lenguas
concurrentes. Si
hubo una madurez
del Esperanto
como lengua,
hubo
paralelamente
una madurez de
la conciencia
del problema de
lengua
internacional,
provocado por la
propia evolución
humana.
El Esperanto es
eficiente, sin
ser complejo
– Hoy nadie más,
en sana
conciencia,
puede negarle la
condición de dar
cuenta integral
del discurso
humano,
acompañando esa
inmensa
transformación
ocurrida en el
mundo desde su
aparición. Ya
probó a la
saciedad que su
simplicidad de
aprendizaje y
facilidad de uso
no significan
pobreza de
expresión, como
ocurre en los
"pidgins". El
Esperanto es una
demostración
viva de que
complejidad
lingüística no
significa
superioridad de
desempeño, pues
es simple, sin
ser superficial;
es eficiente sin
ser complejo.
De los
seiscientos
proyectos de
lenguas
artificialmente
elaborados hasta
1962, según
Pierre Burney4,
algunos pocos se
hicieron
lenguas, pero
sólo el
Esperanto
sobrevive.
Es llegado el
momento del
Esperanto, como
llegó el momento
de las notas
musicales, del
sistema métrico,
de los símbolos
de los cuerpos
simples, de las
señales
internacionales
de tráfico, de
las unidades de
medicación de
vitaminas y
proteínas, y de
tantas otras
más, todas
aceptadas
internacionalmente
por gestos de
común acuerdo,
de buen sentido,
sin imposición
alguna.
La comunidad
usuaria del
Esperanto,
aunque esté
formada por la
mayor variedad
étnica, social y
cultural que el
mundo conoció,
constituye un
grupo humano
armónico, que se
reúne en torno a
ideales nobles
de fraternidad,
de comprensión,
de respeto a la
cultura, las
diversidades
étnicas y al
derecho de
expresión de
todos los
pueblos.
Y como estamos
hablando de
derechos
lingüísticos,
esa comunidad
viene a requerir
igualdad de
tratamiento y de
oportunidades
para todas las
lenguas, en el
sentido de ser
reconocido el
derecho
lingüístico de
todos los
pueblos.
¡Es una cuestión
de Justicia!
Bibliografia:
1. MATTHIAS,
Ulrich.
Esperanto o Novo
Latim da Igreja
e do Ecumenismo.
Campinas: 2003
2. PIRON, Claude. La Bona Lingvo. Viena: IEM,
1997.
3. SAPIR, Edward. Linguística como Ciência. Rio de Janeiro:
Livraria
Acadêmica, 1969.
4. BURNEY, Pierre. Les Langues Internationeles. Paris: Presses
Universitaires
de France, 1962